martes, 29 de julio de 2008

LITERATURA LATINOAMERICANA


A mediados de la década de 1970 aparecen en la novela latinoamericana cambios formales, verbales, temáticos y discursivos tan significantes que se puede afirmar que el canon literario instituido por la prestigiosa novelística del "Boom" de los años 60 comienza a ser reemplazado por un nuevo canon, llamado por los críticos "novela postmacondiana" (Valencia Solanilla 1986), "nueva novela" (Swanson 1990; Sklodowska 1991), "novela " (Giraldo B. 1994), novela del "Postboom" (Shaw 1988; Lindstrom 1994) y hasta "novela postmoderna" (Volek 1994; R. L. Williams 1995). NELSON GONZALEZ ORTEGA

No ha sido posible que la editoriales Españolas cambien sus políticas de mercadeo y distribución, lo que nos priva de tener la información suficiente sobre lo que se publica en países diferentes al nuestro, pues los autores en su mayoría solo son editados en sus países de origen. Esta parcelación ha sido nefasta, pero aun así sobra decir que las ferias, la red y los festivales han cumplido con la tarea de divulgación que no hacen las editoras. Es muy grato comprobar que la literatura y la novela en Latinoamérica cuentan con una serie de escritores noveles de excelente calidad y comprobar a la vez, como el fenómeno del Boom, que en su grandeza y momento eclipso a toda una generación, incluso mucho después de su florecimiento, no ha impidido afortunamente el reconocimiento de esta camada de escritores, que gozan de un publico cautivo y traducciones. Dejando al lado a Roberto Bolaños, que constituye un fenómeno fuera de serie, esta claro que el espectro general es amplio y variopinto. Mi gusto y lecturas me permiten señalar en Argentina a Guillermo Martínez, Mempo Gardinelli, Caparros, Juan Terranova, para solo citar algunos. De Perú es indiscutible la calidad de algunos novelistas jóvenes como Daniel Alarcón, Santiago Roncagliolo e Ivan Thays, las novelas de Roncagliolo están muy cerca al género negro, de fácil lectura y perfecta factura. En México Jorge Volpi, es un escritor de grandes ligas, universal, pertenece a la famosa generación del Crack, su última novela “no será la tierra” es una obra protagonizada por tres mujeres de distintas generaciones que narra las "grandes transformaciones" que sufre el siglo XX con el derrumbe de la Unión Soviética, el triunfo del capitalismo y los avances científicos y con la que cierra una tribología sobre el siglo XX. En Colombia Santiago Gamboa es un excelnte ejemplo de la calidad y hondura de ésta nueva generación, acabo de leer el “Síndrome de Ulises” deliciosa, entretenida, ahora publicó “Hotel Pekín”, esperamos disfrutarlo muy pronto. En un excelente momento se encuentra también Rosero, Collazos y Juan Gabriel Vázquez quien con “historia secreta de Costaguana” decanta como novelista, es en lo sumo una novela agradable y atrevida, en las hipótesis que encubre. A proposito Vásquez en un dialogo expresó con acierto con respecto al reto de la literatura latina "Existe esa cosa tan absolutamente latinoamericana: el hecho de que el escritor tiene que dar respuestas", nada más cierto. A la gama de talentos Chilenos se le debe sumar los jóvenes Álvaro Bisama y Alejandro Zambra, de cuba Wendy Guerra, Rolando Menéndez, Ena Lucía Portela y Karla Suárez, Centro América es otro cuento aun más sorprendente. Sobra decir que esta suma de talentos nos tiene muy contentos y es indudable que faltan muchos por citar.

miércoles, 23 de julio de 2008

FERNANDO PESSOA

El poeta es un fingidor que finge constantemente, que hasta finge que es dolor, el dolor que en verdad siente.Y, en el dolor que han leído, a leer sus lectores vienen, no los dos que él ha tenido, sino sólo el que no tiene.Y así en la vida se mete, distrayendo a la razón, y gira, el tren de juguete que se llama el corazón.

"Hay que cultivar el olvido pues el destino no recuerda"


En Hispanoamérica el aniversario del natalicio de Pessoa pasó desapercibido. Este es un poeta excepcional, extraño y con una relación absolutamente encantadora con sus heterónimos. Saramago escribió una novela utilizando uno de estos personajes. “El año de la muerte de Ricardo Reis”, donde a través del mismo recurso crea un historia alucinante, pero que en esencia constituye un homenaje al poeta y su extraña relación con estos seres. Octavio Paz en el libro “Excursiones/incursiones escribió un ensayo lúcido y centrado sobre el poeta Portugués. Dice en uno de sus apartes: “Anglomano, miope, cortes, huidizo, vestido de obscuro, reticente, familiar, cosmopolita que predica el nacionalismo, investigador solemne de cosas fútiles, humorista, que nunca sonríe y nos hiela la sangre, inventor de otros poetas y destructor de si mismo, autor de paradojas claras como el agua y como ella, vertiginosas: fingir es conocerse, misterioso que no cultiva el misterio, misterioso como la luna del medio día, taciturno fantasma del medio portugués: ¿ Quien es Pessoa?”. “De día Pessoa se ganaba la vida como traductor. Por la noche escribía poesía. No escribía "su" propia poesía, sino la poesía de diversos autores ficticios, diferentes en voz, estilo y modos. Publicó bajo varios heterónimos (de los cuales los más importantes son Ricardo Reis, Alberto Caeiro, Álvaro de Campos y Bernardo Soares), e incluso publicó críticas contra sus propias obras firmadas por sus heterónimos. Habiendo vivido la mayor parte de su juventud en Sudáfrica, donde estudió durante su juventud, la Lengua Inglesa tuvo importancia en su vida, pues Pessoa traducía, trabajaba y pensaba en ese idioma. La figura enigmática en que se convirtió motiva gran parte de los estudios sobre su vida y su obra. Murió por problemas hepáticos a los 47 años en la misma ciudad en que naciera, dejando una descomunal obra inédita que todavía suscita análisis y controversias. Paz dice en el ensayo citado con absoluta claridad: “ Pessoa significa "persona" : hay que sobrellevar el destino de ese nombre mientras se piensa que la personalidad es una falacia torturante o una convención vacía; cuando se tiene la convicción de que no es preciso conocerse, pero desconocerse apabulla. Quería sentir con la imaginación, porque la idea de actuar lo angustiaba de pereza, era, más que la polifonía verbal realizada, la encarnación literaria de un destacamento entero de personalidades, prueba de que las sombras y la enajenación no estaban reñidas con una mente constructiva rigurosa. En él arreciaba el temor a la locura: oía voces, sentía que el brazo se le volvía autónomo, lo llenaban de impulsos destructivos, eran nadie o se desdoblaba; se defendía estudiando pero más que nada escribiendo. Acechado por la locura, marcado por la muerte temprana de su padre, la aparición de un usurpador, el exilio inmediato del lugar y la lengua natales, alcohólico y cancerbero del fantasma de la homosexualidad, tradicionalista que languidecía por la ciudad moderna; hizo de la contradicción una vía.” Algunos versos suyos nos ayudarán a recordar su grandeza:

ABDICACIÓN
Tómame, oh noche eterna, en tus
brazos y llámame hijo.
Yo soy un rey que
voluntariamente abandoné mi
trono de ensueños y cansancios
. Mi espada, pesada en brazos
flojos, a manos viriles
y calmas entregué;
y mi cetro y corona yo los dejé
en la antecámara, hechos pedazos.
Mi cota de malla, tan inútil,
mis espuelas, de un tintineo tan fútil,
las dejé por la fría escalinata.
Desvestí la realeza, cuerpo y alma,
y regresé a la noche antigua y serena
como el paisaje al morir el día.

AH! LA ANGUSTIAAh!
La angustia, la abyecta rabia, la desesperación
De no yacer en mí mismo desnudo
Con ánimo de gritar, sin que sangre el seco corazón
En un último, austero alarido!
Hablo -las palabras que digo son nada más un sonido:
Sufro -Soy yo.
Ah, extraer de la música el secreto, el tono
De su alarido!
Ah, la furia -aflicción que grita en vano
Pues los gritos se tensan
Y alcanzan el silencio traído por el aire
En la noche, nada más allí!


EN LA GRAN OSCILACIÓN...
En la gran oscilación
Entre creer y no creer,
El corazón se trastorna
Lleno de nada saber
Y, ajeno a lo que sabía
Por no saber lo que es,
Sólo un instante le cabe
Que es el conocer la fe-
Fe que los astros conocen
Porque es la araña que está
En la tela que ellos tejen,
Y es vida que había ya.