viernes, 5 de septiembre de 2008

GONZALO ARANGO Y EL NADAISMO

PASAJES DE LA LITERATURA COLOMBIANA
La libertad es, en síntesis, un acto que se compromete. No es un sentimiento, ni una idea, ni una pasión. Es un acto vertido en el mundo de la Historia. Es, en esencia, la negación de la soledad. Manifiesto Nadadista.

Se cumplen cincuenta años del lanzamiento del manifiesto nadaista en Colombia. Según Eduardo Escobar, uno de sus apóstoles más connotados “Significaba una revolución en la forma y el contenido del orden espiritual imperante en Colombia. Tenían un extenso programa de subversión cultural (estético, social, religioso), que apoyándose en la duda y en elementos no racionales y teniendo como arma la negación y la irreverencia, el desvertebramiento de la prosa y el inconformismo continuo buscaban el cuestionamiento de la sociedad colombiana.” La enciclopedia Wilkipedia lo define “como movimiento con rasgos contraculturales, tiene sus antecedentes en el dadaísmo y el surrealismo y estableció contactos culturales con la Generación beat, expresó una protesta contra las instituciones tradicionales de la sociedad y la cultura, protesta que filosóficamente se enmarca en lo nihilista”. Oscar Collazos lo tilda de cierto “vanguardismo tardío”, que produjo el ruido necesario en una sociedad clerical y mojigata, para suscitar una pagina histórica sin precedentes de la época, por la imaginación desbordada de sus miembros para atacar los mitos más esenciales sobre los cuales descansaban ciento cincuenta años de rosario e hipocresía de la sociedad Colombiana. Por ello en los jóvenes de la época produjo una fascinación impresionante, empalagosa, sus miembros recorrieron el país como sacerdotes derrumbando lo más sagrado de la sociedad y recogiendo militancia variopinta. El manifiesto nadaista, que es, como la fe de bautizo del movimiento, fue editado por la papelería tipografía amistad de Medellín, en un folleto de 42 paginas, cargado de frases alucinantes, encantadoras, con una innegable influencia del famoso manifiesto surrealista de Bretón y todas las vanguardias Europeas importantes que lo antecedieron. Además de escándalo, rompimientos, interminables rumbas, algunos escritos memorables y una vocación innegable por las letras de una gran mayoría de su militancia espiritual, el nadaísmo nos dejo buenos poetas (Parroquiales la mayoría, no tan universales como quieren hacernos creer) y un nostalgia por una generación absolutamente encantadora. El movimiento es un hito en la historia de nuestras letras, sin importar los juicios sobre su trascendencia desde la perspectiva estética. Las apreciaciones no son unánimes. Para Germán Espinoza por ejemplo, el nadaísmo no tiene la importancia que le dan algunos autores, según él, este fue producto más de la publicidad y la prensa que de algún valor estético real del movimiento y su trascendencia para la literatura nacional no es importante (Destaca tan solo algunos autores, caso especifico Mario Rivero). Eduardo García Aguilar en cambio escribe: “Los nadaístas Gonzalo Arango, Eduardo Escobar, Jotamario Arbeláez y tantos otros, son inolvidables por su labor equivalente en Colombia a la revolución del 68 en Francia o en San Francisco. Merecen estatuas y plazas. Merecen incluso que pronto haya escuelas, estadios, siquiátricos, cárceles y colegios de bachillerato con sus nombres.” Me parece que Colombia no ha sido justa con este aniversario e incluso la ciudad de Medellín se ha quedado corta y se debió programar seminarios y talleres acordes con la importancia del movimiento. Presentare algunos apartes del manifiesto nadadista y proximamente nos acercaremos más a Gonzalo Arango:


IEl Nadaísmo es un estado del espíritu revolucionario, y excede toda clase de previsiones y posibilidades.
IISe ha considerado a veces al artista como un símbolo que fluctúa entre la santidad o la locura. Queremos reivindicarlo diciendo de él que es un hombre, un simple hombre, que nada lo separa de la condición humana común a los demás seres humanos. Y que sólo se distingue de otros por virtud de su oficio y de los elementos específicos con que hace su destino.
El artista es un ser privilegiado con ciertas dotes excepcionales y misteriosas con que lo dotó la naturaleza. En él hay satanismo, fuerzas extrañas de la biología, y esfuerzos conscientes de creación mediante intuiciones emocionales o experiencias de la historia del pensamiento.
Su destino es una simple elección o vocación, bien irracional, o condicionada por un determinismo bio-psíquico-consciente, que recae sobre el mundo si es político; sobre la locura si es poeta; o sobre la trascendencia si es místico.
IIITrataré de definir la poesía como toda acción del espíritu completamente gratuita y desinteresada de presupuestos éticos, políticos o racionales que se formulan los hombres como programas de felicidad y de justicia.
Este ejercicio del espíritu creador originado en las potencias sensibles, lo limito al campo de una subjetividad pura, inútil, al acto solitario del Ser. El ejercicio poético carece de función social o moralizadora. Es un acto que se agota en sí mismo, el más inútil del espíritu creador.
Jean-Paul Sartre lo definió como la elección del fracaso. La poesía es, en esencia, una aspiración de belleza solitaria. El más corruptor vicio onanista del espíritu moderno.
VIRectificamos el viejo concepto americanista de que un pueblo es joven en virtud de sus paisajes. Lo es en razón de sus ideas y de su evolución espiritual. La decrepitud no es un concepto de la vejez del mundo físico, sino la caducidad del espíritu resignado, incapaz de evolucionar hacia nuevas formas de vida y de cultura.América es vieja desde su nacimiento. Por culpa de sus descubridores y su herencia, su nacimiento significó para la Historia una especie de muerte. O más exactamente, un aborto imperfecto para la vida. En tal forma que ella no ha nacido culturalmente por su cuenta, nutriéndose como se nutre de una vejez cansada y esterilizante transmitida por el cordón umbilical de su idioma y de sus creencias.Ante el dilema de ser o de no ser, de elegir una cultura por separada con sentido universal, ¿qué significa para la cultura de América tallar sapos, revivir mitos, incrementar las supersticiones, retener el tiempo olvidado, la prehistoria, si aún no cuenta ni determina nada su cultura en el devenir de las ideas contemporáneas? Detenerse en el pasado con un asombro contemplativo, evidencia el complejo de América ante un mundo evolucionado que decide su destino y su supervivencia histórica y biológica, mediante las actuales revoluciones sociales y conquistas científicas del espacio que se disputan el predomino político de la Tierra.América no puede anclarse en lo regional, en lo folclórico, en la tradición mítica. Eso sería un aspecto de su desarrollo intelectual y artístico pero no puede decidir su destino y su historia sobre estas formas inferiores de su desarrollo.América debe superar el complejo de su infantilismo espiritual. De otra manera nos quedaríamos en la Edad de la Rana y la Laguna, en tanto que la técnica científica ha fijado estrellas en el espacio cósmico.
Ningún pueblo, ningún continente viejo o nuevo puede elegir su destino por separado. La más leve onda del mar de la Historia contemporánea agita con su movimiento el porvenir de los pueblos, y decide su suerte o su desgracia. Una cultura solitaria, desvinculada de los intereses universales, es imposible de concebir. Nadie puede evadirse, ni eludir el papel que representa en el mundo moderno. Todo se relaciona de una manera profunda en esta época en que el simple hombre encarna una misión en la historia: su acción o su indiferencia implican una conducta de inmensas responsabilidades éticas, y al aceptarla o negarla, se salva o se condena.
Ya no podemos aceptar como sentido moral de la existencia, aquel pensamiento agonista de Kierkegaard: "Sea como sea el mundo, yo me quedo con una naturalidad original que no pienso cambiar en aras del bienestar del mundo".
VIIIHemos renunciado a la esperanza de trascender bajo las promesas de cualquier religión o idealismo filosófico. Para nosotros éste es el mundo y éste es el hombre. Otras hermenéuticas sobre estas verdades evidentes carecen de sentido humano. Las abstracciones y las entelequias sobre el Ser del hombre, caen en el domino de la especulación pura y del simbolismo metafísico, producto natural del anhelo del hombre por trascender su entidad concreta, y fijarla en una forma ideal, más allá de todo límite espacial y temporal. Este anhelo corresponde a su naturaleza idealista y poética que quiere cristalizar la esencia del Ser en lo absoluto, en el eterno. Proponer esa ilusión para después de la muerte es la misión de las religiones. Nosotros creemos que el destino del hombre es terrestre y temporal, se realiza en planos concretos, y sólo un dinamismo creador sobre la materia del mundo da la medida de su misión espiritual, fijando su pensamiento en la historia de la cultura humana.
El hombre es lo Absoluto en la medida casual y no necesaria entre el accidente de su principio y de su fin. Este criterio excluye toda posibilidad de trascendencia. El hombre elige sobre sus posibilidades inmediatas esta tierra: la inmanencia. La metafísica es una investigación sobre la muerte y sobre las posibilidades trascendentes de la existencia.
O mejor dicho, es una evasión del Ser hacia el mismo Ser que se conoce. Es por eso la creación de un mundo para sí, completamente ajeno al devenir histórico, que es terreno privativo de la política, que significa compartir el mundo con los otros. Por consiguiente, la única "utilidad" de la metafísica es el pensar sobre la muerte, porque el pensar sobre la vida es, precisamente, la política.
Por su carácter esencial sobre las ideas irreductibles a la vida, la especulación pura no nos interesa como aspiración de trascendencia. Pues nunca esa imagen del mundo que resulta del ejercicio metafísico conduce a soluciones sociales y terrestres de justicia, perfección o felicidad humana. Por el contrario. su consecuencia es la desesperación y el desorden.
XILa libertad es, en síntesis, un acto que se compromete. No es un sentimiento, ni una idea, ni una pasión. Es un acto vertido en el mundo de la Historia. Es, en esencia, la negación de la soledad.
XIIIDestruir un orden es por lo menos tan difícil como crearlo. Ante empresa de tan grandes proporciones, renunciamos a destruir el orden establecido. La aspiración fundamental del Nadaísmo es desacreditar ese orden. Al intentar este movimiento revolucionario, cumplimos esa misión de la vida que se renueva cíclicamente, y que es, en síntesis, luchar por liberar al espíritu de la resignación, y defender de lo inestable la permanencia de ciertas adoraciones.
En esta sociedad en que la mentira está convertida en orden, no hay nadie sobre quién triunfar, sino sobre uno mismo. Y luchar contra los otros significa enseñarles a triunfar sobre ellos mismos.
La misión es ésta: No dejar una fe intacta, ni un ídolo en su sitio. Todo lo que está consagrado como adorable por el orden imperante será examinado y revisado. Se conservará solamente aquello que esté orientado hacia la revolución, y que fundamente por su consistencia indestructible, los cimientos de la sociedad nueva. Lo demás será removido y destruido. ¿Hasta dónde llegaremos? El fin no importa desde el punto de vista de la lucha. Porque no llegar es también el cumplimiento de un destino.

sábado, 30 de agosto de 2008

LA METAFORA

Esta figura es harto estudiada en la literatura como herramienta imprescindible de la poesía y el relato y por los poderes inconmensurables en la comunicación humana, aun asi, no deja de suscitarnos inquietudes por la grandeza del recurso. Wilkipedia, la defina de manera muy simple: “La metáfora es un recurso literario (un tropo) que consiste en identificar dos términos entre los cuales existe alguna semejanza. Uno de los términos es el literal y el otro se usa en sentido figurado”. Borges, siempre escribió apuntaciones muy serias sobre esta figura. Álvaro Salvador, en el portal del centro virtual Cervantes[1], realiza una síntesis puntual del tema en manos de este autor: “Desde «Apuntaciones críticas: la metáfora» (Cosmópolis, Madrid, 1921), hasta «La metáfora» de 1953 (Historia de la eternidad), Borges dará vueltas y vueltas en torno al fetiche de la metáfora, en una serie de trabajos como «Examen de metáforas», «Después de las imágenes», «Página sobre la lírica de hoy», «Las Kenningar», etc. Desde el primer artículo ya advierte las limitaciones que presenta esta estructura poética: su capacidad para reducirse a arquetipos, el hecho de que las metáforas excepcionales —«aquellas que escurren el nudo enlazador de ambos términos en la intelectualización»— son prácticamente inasibles, etc.” Lázaro Carreter nos habla de "metáfora lingüística, léxica o fósil, es decir, la palabra que originalmente fue metáfora, pero que ya ha dejado de serlo y se ha incorporado a la lengua (pluma estilográfica, hoja de papel) y metáfora literaria, que pertenece al habla, como modalidad individual de un escritor o un hablante". En otras palabras, cuando una metáfora llega a ser de uso popular, a lexicalizarse, pierde también su frescura metafórica para convertirse poco a poco en "el sentido correcto de la voz"; tal sería el caso, por ejemplo, de cabeza de ajos, cuello de la botella, la pata de la silla, etc.”[2] El psicoanálisis fundamenta gran parte de su teoría en una expiación de la subjetividad a través de las metáforas: “La metáfora es un recurso que toma Lacan de la retórica para dar cuenta de la represión freudiana, la cual es metafórica, se trata de sustitución. Sin embargo, la teoría freudiana no se agota en la teoría de la represión. Freud va a plantear, a partir de La interpretación de los sueños, de el chiste..., que las operaciones del inconsciente son de cifrado, de sustitución de representaciones, donde hay representaciones que se reprimen y la carga de afecto pasa a otras, sea en el cuerpo, sea en el pensamiento”[3]. El hombre es palabra, pero de igual manera, esta le sirve para ocultarse de sus más esenciales misterios, lo agota en el intrincado rizoma de sus contradicciones. En la literatura, la metáfora constituye una herramienta sine quanon, el vehículo natural que sirve de apoyo de relatos, expresiones poéticas, que siempre buscan describir lo más esencial de la naturaleza humana en la infinita gama de posibilidades. Ahora, cuando aparece el hipertexto como recurso, del cual este artículo es un buen ejemplo, se habla de metáfora viral. Adolfo Vázquez Rocca, analizando la obra de William Burroughs, establece para su caso que “El lenguaje es un virus que se reproduce con gran facilidad y condiciona cualquier actividad humana, dando cuenta de su intoxicada naturaleza. Los textos de Burroughs proliferan sin principio ni fin como una plaga, se reproducen y alargan en sentidos imprevisibles, son el producto de una hibridación de muy diversos registros que no tienen nada que ver con una evolución literaria tradicional”. Este mundo previsto con mucha anticipación por Borges con absoluta lucidez, fundamenta una nueva plataforma desde la cual el mundo virtual, el entrecruzamiento entre textos y metáforas, muy facil ahora con la red, posibilitan un mundo infinito de metáforas al alcance de todos en el ciberespacio.
Dice al respecto el autor citado, “El lenguaje es un virus que se reproduce con gran facilidad y condiciona cualquier actividad humana, dando cuenta de su intoxicada naturaleza”. Andrés Holguín, excelso ensayista y poeta Colombiano, alguna vez escribió un ensayo memorable sobre la “poesía del silencio”, que es un análisis del silencio, del poder de evocación que suscita la pausa, esa comillas que suspenden la palabra y nos traen metáforas cargadas de expresiones donde prevalecen las emociones. Borges al respecto decía: La única posibilidad de ir más allá de los límites de la poesía es el silencio
[1] http://cvc.cervantes.es/actcult/borges/espaarge/06e2.htm

[2] http://www.ensayistas.org/antologia/XIXE/castelar/esclavitud/metafora.htm

[3] http://psicoanalisislacaniano.blogspot.com/2007/05/la-clnica-y-los-nombres-del-padre.html