domingo, 18 de enero de 2009

HISTORIA SECRETA DE COSTAGUANA




Después de “Los informantes “, el escritor colombiano, Juan Gabriel Vásquez, publicó en alfaguara (2007), esta excelente obra, que ratifica el buen momento de la novela en el país. Alguna vez escribi al respecto, recomendándola, pero ahora su relectura, me obliga a extenderme un poco más. En una entrevista entregada a la revista “ Semana” de Colombia el autor expresa la génesis textual: “La posibilidad de que Conrad haya pisado tierra colombiana, y de que haya usado la historia colombiana para escribir una de sus novelas, me tenía que interesar, pero no tenía por qué volverse novela. Pero hay un momento que siempre es misteriosísimo en que una idea interesante se convierte en una novela, y eso me pasó mientras escribía la biografía. El resto fue encontrar la respuesta para la pregunta más importante que se hace un escritor: ¿quién cuenta la historia? Y así llegué a José Altamirano, este hombre sarcástico que dice haber sido traicionado por Conrad y que escribe este libro para vengarse y confesarse: vengarse de Conrad y confesar las traiciones que cometió contra su país y su familia. Luego me di cuenta de que uno de los grandes temas de la novela era la manera en que la historia y la política contaminan la vida privada de la gente común y corriente. Entonces escribí la palabra contaminación en un papel y lo pegué al escritorio, para que me sirviera de brújula, y empecé a escribir.” Escrita en primera persona, lineal, con una excelente factura creativa, evoca muchos de los aspectos de la historia Colombiana del siglo XIX con las libertades que solo la novela permite, la historia se estructura en una hipótesis biográfica que desde hace mucho tiempo ronda: La posibilidad que Conrad haya estado en nuestra patria. También está novela revela la intrincada violencia que nos agobia históricamente:
Quiero olvidarme de toda esa retórica aburridísima de América Latina como continente mágico o maravilloso. En mi novela hay una realidad desmesurada, pero lo que es desmesurado en ella es la violencia y la crueldad de nuestra historia y de nuestra política. “ratifica el autor con vehemencia, que no implica desconocimiento a las influencias del Boon en su obra, pero sí la absoluta independencia de su influencia perversa.
Esta es una obra de ficción, una novela histórica, con las libertades que el género permite, deliciosa, deja entrever además la admiración y la deuda que el autor tiene por Conrad, ese monumento de la literatura universal.

DATOS BIOGRAFICOS

Juan Gabriel Vásquez Es el autor de Historia secreta de Costaguana. Nació en Bogotá, realizó estudios de literatura latinoamericana en la Universidad Sorbona. Actualmente vive en Barcelona. Ha publicado tres libros con Alfaguara: “Historia secreto de todos los santos” (2001), “Los informantes” (2004), 'Historia secreta de Costaguana' (2007). Escribe continuamente en publicaciones latinoamericanas y españolas. Vásquez mantiene una relación ambigua con Colombia, confiesa “a veces se me ocurre que escribo novelas para tratar de entenderla (…) Colombia es lo único que me interesa como novela. Sí, se puede decir que en este momento Colombia es una obsesión”. (Revista Arcadia, Bogotá, núm. 19).

La crítica ha dicho
«Historia, imaginación y aventuras en una espléndida novela que narra el desgarro y el expolio de un ambicioso sueño. Una lúcida y divertida reflexión sobre la Historia y su relación con la gran literatura.»JUAN MARSÉ
«Una odisea de la infelicidad, el encuentro de dos peculiares viajeros, y una fascinante reflexión, en clave colombiana, sobre la historia del dolor que no tiene historia.»
ENRIQUE VILA-MATAS
«Uno de esos placeres que sólo tienen lugar de muy tanto en tanto.» MARCELO FIGUERAS, El Boomeran
«Gran novela. Titánica y Conradiana.»
RAFAEL CONTE, Babelia.
«Novelas como ésta hacen que uno se sienta orgulloso de este oficio.»EUSEBI LAHOZ, El Periódico

sábado, 17 de enero de 2009

ANDREW WYETH

He tomado este articulo de AFP, por considerarlo muy exacto frente a la muerte de este grande de la pintura.

Washington. AP y AFP. El artista Andrew Wyeth, quien representó la melancolía oculta del pueblo y los paisajes del Valle Brandywine de Pensilvania y la costa de Maine en obras como Christinas World, murió ayer a los 91 años.
Wyeth, quien ha sido calificado como uno de los más grandes artistas estadounidenses del siglo XX, sufría una “breve enfermedad” y murió mientras dormía en su casa en Chadd Ford, cerca de Filadelfia, dijo a la AFP la relacionista pública del museo, Laura Englehart.
Andrew Newell Wyeth, nacido el 12 de julio de 1917 en Pensilvania, es conocido por la atmósfera melancólica de sus escenas y por la precisión fotográfica de sus pinturas, generalmente en tonos grises y sepias.
El hijo del afamado pintor e ilustrador de libros N. C. Wyeth, alcanzó la riqueza, la aclamación y una tremenda popularidad.
Sin embargo, también fue criticado por algunos expertos que se refirieron a él como un realista superficial, no como un artista sino como un simple ilustrador.
Su cuadro más célebre es Christina’s World ( El mundo de Cristina , 1948), en el que se ve a una mujer, vestida de rosa, que parece minusválida e intenta subir una colina hacia una casa estilo victoriana.
Costumbrista. Wyeth es considerado uno de los mejores pintores costumbristas de Estados Unidos y fue uno de los primeros artistas contemporáneos que consiguió colgar una obra en la Casa Blanca, en 1970.
Su inspiración son sus lugares de residencia: Pensilvania y Maine (noreste).
Wyeth fue un hombre reservado que pasaba horas caminando solo por el campo. Pintó muchos retratos, pero dijo que no le gustaba que otros lo vieran trabajando.
Gran parte de su obra transmite una sensación de melancolía _ personas envejecidas y plantas secas, muertas _ pero él describía su obra como meditabunda.
Paso mucho tiempo pensando y soñando sobre cosas del pasado y el futuro, la eternidad de las rocas y las colinas, toda la gente que ha existido allí, dijo una vez.
Sus cuadros están sobre todo en el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MOMA), en el de Arte Metropolitano de Nueva York, en el Museo Brandywine River (Chadds Ford, Pensilvania) y en el Museo de Arte de Portland (en Maine).
Wyeth recibió el premio Einstein en 1967 y fue elegido a la Academia de Bellas Artes de París en 1976. Recibió en 1988 la medalla de oro del Congreso, mayor distinción del poder legislativo de EE. UU.
El saliente presidente George W. Bush le otorgó la Medalla Nacional de las Artes en 2007.


LA MARIA DE JORGE ISAAC

Esta novela de Jorge Isaac, es la primera de las cuatro escogidas por este Blog, para su análisis y divulgación, de las que a mi parecer, constituyen lo más representativo del género en Colombia, sin quitarle valor a un innumerable número de obras excluidas, las que ire abordando con el tiempo. De igual manera seguiré entregando novedades y títulos de interés, que por su importancia valgan la pena comentar a nuestros lectores. La María, es por excelencia una novela romántica. A pesar de haber sido publicada en el siglo 19, se deja leer en estos tiempos. Borges al respecto expresó en un artículo magistral sobre el tema: “Oigo innumerablemente decir: "Ya nadie puede tolerar la María de Jorge Isaac; ya nadie es tan romántico, tan ingenuo”. Esa vaga opinión (o serie de vagas opiniones) puede subdividirse en dos partes: la primera declara que esa novela es ahora ilegible segunda -audazmente especulativa- propone una razón, una explicación. Primero el hecho; después, la razón verosímil. Nada más convincente, más probo. Sólo dos objeciones puedo hacer a ese fuerte cargo: a) la María no es ilegible; b) Jorge Isaac no era más romántico que nosotros. Espero demostrar lo segundo. En cuanto a lo primero, sólo puedo dar mi palabra de haber leído ayer sin dolor las trescientas setenta páginas que la integran, aligeradas por "grabados al cinc". Ayer, el día 24 de abril de 1937 de dos y cuarto de la tarde a nueve menos diez de la noche, la novela María era muy legible. Si al lector no le basta mi palabra, o quiere comprobar si esa virtud no ha sido agotada por mi, puede hacer él mismo la prueba, nada voluptuosa por cierto, pero tampoco ingrata.” Su lectura esencialmente es agradable, entretenida, cargada de descripciones exuberantes sobre el paisaje Colombiano. “Jorge Isaac logra crear un clímax romántico, dominado por la exaltación de la naturaleza, la categorización sentimental, el tono larmoyant, el convencionalismo social, la presencia del «infierno verde» de la selva, la estructuración del mundo rural, el convencionalismo paternalista frente a los grupos étnicos indios y negros.”[1] No existe ninguna sorpresa sobre el final de esta historia, lo inevitable no se oculta y esta sentencia matizada a través de un lenguaje barroco, siempre suscita sentimientos contradictorios para el lector, como si quisiéramos torcerle el cuello al fatídico desenlace, muy pesar de esto, nunca se pierde el interés, su lectura es fluida. Borges dilucido este efecto con exactitud: “El novelista, ahora, suele manejar la sorpresa. Jorge Isaac, en María, prefirió trabajar con la anticipación y el presentimiento. En ningún instante se oculta que María va a morir. Sin la seguridad de que va a morir, apenas si tendría sentido la obra. Yo recuerdo una línea memorable que está casi al principio: "Una tarde, tarde como las de mi país, bella como María, bella y transitoria corno fue ésta para mí. .. "[2] La crítica ha sido prolífica en cuanto a la ubicación de la novela en el marco del romanticismo del siglo 19. Elzbieta Sklodowoska, citando dos de los estudios críticos más importantes (Anderson y Macgrady) establece: “Ambos estudiosos enumeran el predominio del yo, la melancolía, el paisaje vernáculo armonizado con el estado del alma, el tópico de la mujer-ángel y la fatalidad-signo de lo absoluto, como elementos esenciales del romanticismo de la novela de Isaac.” Benito Varela Jácome sintetiza todo el glosario crítico sobre el tema, que sería imposible de citar, de forma muy clara: "La génesis de la novela María tiene tres bases: los modelos de la Weltanschauung romántica, la geografía del Cauca y las experiencias autobiográficas. La residencia familiar de «El Paraíso», orientada hacia el valle y las verdes colinas, le proporciona los elementos topográficos y ambientales. El autobiografismo se proyecta sobre Efraín. Este agente-narrador, lo mismo que el novelista, abandona el valle del Cauca para estudiar en un colegio bogotano. Intenta cursar Medicina, escribe poesías, trabaja en la hacienda. Se repite, además, la coincidencia de que su padre procede también de Jamaica; se convierte al catolicismo al contraer matrimonio; es creador de nuevas formas de riqueza; sufre reveses económicos; quizá pueda identificarse con el irlandés que explota minas de oro en el Chocó. Considero clave para establecer este autobiografismo el capítulo VIII: el agente cuenta cómo su padre vino muy joven a Sudamérica y se casó con la hija de un capitán de un navío español, después de adjurar del judaísmo, y establece el parentesco con María, hija del primo Salomón, nacida en Jamaica y traída al Cauca después de su orfandad. Las fuentes literarias están en el metagénero de las autobiografías sentimentales europeas. Los modelos más influyentes proceden de Paul et Virginie, a pesar de la opinión contraria del profesor Warshaw. Donald McGrady basa la influencia de la novela de Saint-Pierre, además de en la estructuración general de la narración, el sentimentalismo y una serie de rasgos secundario." Jorge Isaac es un personaje típico de la historia política del siglo 19 colombiano, en plena formación institucional del estado, luchas intestinas por el poder y debates ideológicos infinitos. El éxito impresionante de su novela en el país y en el extranjero, en una época donde era muy difícil que esto sucediera, es ya un icono. “nació en Cali, Colombia el primero de Abril de 1837 (Algunos estudiosos afirman que el novelista nació en Choco y no en Cali, discusión que no tiene mayor importancia), hijo de un comerciante Inglés radicado en Jamaica, Henry Isaac, de origen Judío quien se convirtió al Cristianismo para casarse con Manuela Ferrer Scarpetta. Después de cursar sus estudios primarios en Cali y Popayán viaja a Bogotá e ingresa al colegio del espíritu santo, mas adelante estudia en los Colegios San Buenaventura y San Bartolomé, pero no llega a graduarse. A los 5 años regresa al Valle del Cauca para residir en la Hacienda El Paraíso, donde se desarrolla gran parte de las escenas de su novela. A los dieciséis año es obligado a tomar parte en la primera de las guerras en que participó, 2 años después contrae matrimonio Felisa González Umaña de solo catorce años. Jorge Isaacs vuelve a tomar las armas entre 1860 y 1861 para combatir al lado del gobierno Liberal contra las fuerzas insurrectas del General Tomás Cipriano de Mosquera; pero siempre estaba el refugio de la literatura, aunque en realidad nunca dejó de escribir o de concebir planes literarios, tal como lo demuestran entre muchos ejemplos, la publicación del primer canto del Poema “Saulo” dedicado al presidente Roca de Argentina “La tierra de Córdoba” o la redacción de una sentida elegía con motivo de la muerte de Elvira, hermana de su amigo, el poeta José Asunción Silva. En 1880 publica La Revolución Radical de Antioquia, donde explica su participación en la invasión de se estado, es además cónsul entre 1871 y 1873 en Santiago de Chile, pero siempre se refugió en la literatura. Jorge Isaac muere en Ibagué en Abril de 1895, pobre y absolutamente desilusionado, victima de sus fracasos políticos y sin conseguir ninguna retribución económica por habernos legado una de las obras más famosas de la literatura Latinoamericana. ”[3] Mucho se ha escrito sobre la condición de judío, sobre algunos hechos relevantes descritos en la novela, que en cierta forma son autobiográficos y esta claro que es un factor de suma importancia, no solo para el estudio crítico de la obra, sino como referencia biográfica. Para William Ospina, Isaac, es un escritor que, junto a Rubén Darío y Silva, contribuyó a renovar la lengua Española. Dice el autor refiriéndose a Silva y al autor de la “María”: “Es extraño que estos dos autores estén unidos por la vida y la desdicha, que, cada uno a su modo, amaron y perdieron a una misma mujer, y que sus obras fundamentales son tan afines que podrían publicarse juntas, casi como una sola. Pues ¿ Que son los nocturnos de Silva, sino una suerte e epílogos de la María”.[4] Sobre el lenguaje dice el autor: “Lo primero que nos asombra de María es que una novela escrita hace más de un siglo sea por su lenguaje tan completamente actual. No hay un solo párrafo diría yo, sobre el cual el trabajo del tiempo haya acumulado su herrumbre. Y es este uno de los secretos que mientras tantos libros se esparcen y se olvidan, María siga mereciendo el favor y la fidelidad de los lectores y sus ediciones extrañamente se multipliquen.” Refiriendo al tema central de la novela remata William. “María es una novela sobre la adolescencia, sobre sus ingenuidades y sus esperanzas, sobre las grandes pasiones que la cultura disfraza de efectos, sobre esas insensatas postergaciones que suelen ser la vida, sobre el modo como el amor nos revela el aspecto más esplendido de la naturaleza, sobre como el amor nos hace generosos, sutiles y valientes. Es también una novela sobre la enfermedad, esa asechanza de la muerte, sobre el ardua acumularse de las ilusiones y el modo brusco e implacable como la muerte puede derrumbarlas”. Paradójicamente para este autor, la novela de Isaac, no se puede alinear con el romanticismo Europeo, tema que da para discusiones muy edificantes, que no corresponden a la tarea que nos impusimos en este blog. En muchos de los estudios, se encuentra esta cita, que debió ser escrita por alguno de los numerosos críticos de esta novela, pero que ratifica la visión general que de ella tienen los especialistas: “ha sido comparado con Pablo y Virginia de J. H. Bernardin de Saint Fierre (obra donde el autor francés trabaja el exotismo paisajístico y el sentimentalismo), y con Átala de Chateaubriand, serie también de relatos exóticos, como también hubiera podido serlo, en cierto modo, la novela pastoril Dafnis y Cloe del sofista griego Longo". Releí esta extraordinaria novela y es definitivo que estamos ante una excelente obra, contemporánea si se quiere, el texto no se suelta, la historia supera sus propias anticipaciones (2).
[1]Introducción a María, de Jorge Isaac Benito Varela Jácome. Biblioteca virtual cervantes 2 Vindicación sobre la maria. Jorge Luis Borges. Tomo tres obras completas Emece. [3] http://html.rincondelvago.com/maria_jorge-isaac.html [4] De lo breve y lo eterno. William Ospina. “Estudio critico ” de la colección Cara y Cruz de editorial Norma. Pagina 63.
(2) La novela de Jorge Isaacs ha sido considerada por la historia literaria colombiana, en general, como la obra de mayor importancia en el contexto nacional (Rincón, 2007; Toro y Vallejo, 2007). En términos historiográficos ella es el momento cúspide de lo literario, de allí que el resto de obras sean siempre comparadas, dadas sus afinidades o diferencias, con María. En la historia literaria continental, la novela de Isaacs es considerada como una obra de valor canónico, emparentada con el romanticismo español, incluso, en muchos casos se ha argumentado que ella es el culmen de dicho movimiento literario en América hispánica (Henríquez, 1994, pp. 152-153).1 Es así como Seymour Menton establece la existencia de cuatro "planetas" narrativos, es decir, cuatro novelas en la historia literaria colombiana, a las cuales les orbitan una serie de novelas "satélites". La primera novela relevante es, justamente, la obra de Isaacs: Si María ha sobrevivido más de un siglo tanto entre los lectores adolescentes como entre los críticos más eruditos, no es por casualidad. La novela de Isaacs, aclamada como obra maestra del romanticismo americano y progenitora de novelas sentimentales en casi todas las naciones hispanoamericanas, se mantiene hoy día por la clara conciencia artística con que Isaacs la concibió y la elaboró (Menton, 1978, p. 15)