sábado, 20 de octubre de 2012

CORTAZAR II


Cuando Cortázar emigra a Paris, lo hace para no volver nunca. Allí produce lo mejor de su obra. Es un exilio voluntario que le permitió formarse y consolidarse como escritor. En un  escrito para la revista “Viva” de Argentina Juan Cruz trae una frase de “Rayuela absolutamente hermosa: “En pleno contento precario, en plena tregua, tendí la mano y toque el ovillo París, su materia infinita arrollándose a sí misma, el margen del aire y de lo que se dibujaba en la ventana, nubes y buhardillas”. 

En 1951 se alejó de Argentina y desde entonces trabajó como traductor independiente de la Unesco, en París, viajando constantemente dentro y fuera de Europa. Este año publica “Bestiario”, su primer libro de cuentos, y en 1953 se casa con Aurora Bernárdez, con quién hace un amplio viaje por Italia. Durante su breve estancia en Roma traduce las obras en prosa de Edgar Allan Poe. En 1954 empieza a trabajar como traductor para la UNESCO y se instala definitivamente en París. En 1956 publica “Final del juego” y la traducción de los cuentos completos de Edgar Allan Poe. En 1959, se edita “Las armas secretas”, que incluye el relato “El perseguidor”. El año siguiente viaja a Argentina y publica una novela escrita durante ese viaje en barco: “Los premios”. “Durante años, el modo de sustento de Julio Cortázar provino de sus traducciones. Primero, en la prensa argentina, y posteriormente en la UNESCO, Cortázar se entregó a la labor con la misma intensidad que a la literatura. Tradujo a Gide, Chesterton, Daniel Defoe y Henry Bremond, pero el golpe de gracia vendría con las traducciones –míticas ya- de la obra en prosa de Edgar Allan Poe y “Memorias de Adriano”, de Marguerite Yourcenar. “Pienso también que lo que me ayudó fue el aprendizaje, muy temprano, de lenguas extranjeras y el hecho de que la traducción, desde un comienzo, me fascinó. Si yo no fuera un escritor, sería un traductor”.

Julio Cortázar viaja a Cuba, donde se fraguará su compromiso político con la Revolución Cubana. También en 1961 aparece la primera traducción de una obra de Cortázar: la editorial francesa Fayard publica “Los premios”. El año siguiente ve la luz “Historias de cronopios y famas”, en la editorial Minotauro de Buenos Aires, y en 1963 lo hará “Rayuela”. Ese mismo año participa como Jurado en el Premio Casa de las Américas, en La Habana. Las traducciones de sus obras y sus colaboraciones en prensa se suceden. En 1966 publica “Todos los fuegos el fuego” y asume –con la publicación de su artículo “Para llegar a Lezama Lima” su compromiso con la izquierda latinoamericana y su lucha de liberación. Al año siguiente aparece “La vuelta al día en ochenta mundos”, y en 1968 “62, modelo para armar” y “Buenos Aires, Buenos Aires”. 1969 será el año del volumen de miscelánea “Último round”. En 1970, viaja a Chile para asistir a la investidura como Presidente de la República de Salvador Allende, y la editorial Sudamericana reúne en el libro “Relatos” una selección de cuentos de “Todos los fuegos el fuego”, “Las armas secretas”, “Final del juego” y “Bestiario”.

Algunos de los poemas escritos por Julio Cortázar entre 1948 y 1958 se publican en 1971 bajo el título de “Pameos y meopas”. En 1972, es el turno de Prosa del observatorio, que incluye fotografías suyas, y en 1973 el de su obra más política, “El libro de Manuel”. La obra será galardonada con el Premio Médicis. En 1974, viaja a Roma como miembro del Tribunal Russell -una institución dedicada al estudio de la situación política y de los derechos humanos en Latinoamérica- y aparece “Octaedro”. Al año siguiente, participa en la Comisión Internacional de Investigación de los crímenes del régimen pinochetista, que tiene lugar en México, y pronuncia una serie de conferencias sobre la literatura latinoamericana en la Universidad de Oklahoma, recogidas –junto a otros dos textos- en “The final island: The fiction of Julio Cortazar”. También en 1975, publica “Fantomás contra los vampiros multinacionales” y “Silvalandia”. En 1976 aparece “Estrictamente no profesional. Humanario”, e inicia sus viajes a Nicaragua con una estancia en Solentiname que recogerá un año más tarde en el texto “Apocalipsis en Solentiname”, aparecido en el libro de relatos “Alguien aparece por ahí”. En 1978 se separa de Ugné Karvelis y da a la imprenta un libro sobre pintura, “Territorios”. En 1979 publica “Un tal Lucas”. En 1980 se casa con Carol Dunlop, y desde una nueva visita a Nicaragua se compromete con la Revolución Sandinista, además de conocer en Panamá a Omar Torrijos. Ese mismo año dicta unas conferencias en la universidad californiana de Berkeley, y publica el libro de cuentos “Queremos tanto a Glenda”. François Miterrand le otorga la nacionalidad francesa el 24 de agosto de 1981; ese año le es diagnosticada una leucemia. En 1982, publica el volumen de relatos “Deshoras” y muere su esposa, Carol Dunlop, con quién coescribió “Los autonautas de la cosmopista”, que aparecerá al año siguiente, al igual que “Nicaragua tan violentamente dulce”. Ese año viaja durante unos días a Argentina, y a La Habana. En 1984, recibe la Orden de la Independencia Cultural Ruben Darío nicaragüense. El 12 de febrero, muere de leucemia y es enterrado junto a Carol Dunlop en el cementerio parisino de Montparnasse.

En esencia este es el itinerario de Cortázar en París. Pero esta ciudad fue mucho más para él.  La relación es entrañable. El itinerario y los lugares que recorrieron la Maga y Olivera en esta ciudad han sido recorridos por sus lectores más apasionados con una exactitud apabullante. José Guillermo Ángel escribió en un blog dedicado al escritor Argentino:

“De Cortázar se ha dicho mucho. Incluso su nombre, Julio, ha desaparecido para que el apellido Cortázar lo llene todo. Con el nombre de este autor, ha sucedido lo de su cuento Casa tomada. Pero hay más: su obra, que se ha mantenido vigente debido a los jóvenes lectores, sigue seduciendo: seduce el lenguaje con tonos lunfardos, seducen las formas disparatadas en que se propone la lectura de Rayuela, seduce la historia de Johnny, saxofonista drogadicto (homenaje a Charlie Parker, Birdie), seduce el mundo de los cronopios y las famas, el de los ochenta mundos que giran alrededor de un día, el ring de El último round. Quizá, en el mundo de la literatura latinoamericana (en el que los escritores se pegan a otros más viejos como los usuarios de las putas de Otto Dix), nadie ha seducido a la juventud como Julio Cortázar. Y es que en él se cumple aquello de los franceses: no hay que llegar a los estudiosos ni a los mayores, hay que llegar a la pléyade, compuesta por quienes se inician en el mundo de la imaginación. Cortázar (Julio) lo hace: piensa del amor como los jóvenes, esculca los laberintos de la juventud solitaria, expresa el miedo de los que ven cómo su futuro es robado.”


En el caso particular, me sorprende el manejo del idioma, la perfeccion de sus textos, su factura,  la precisión de relojero y el entrucruzamiento entre realidad y ficcion. "Casa tomada" es un ejemplo típico.

Como siempre el mejor homenaje es leerlo.


La gran mayoría de la información ha sido tomada de un portal que se llama cronopios y famas.

miércoles, 17 de octubre de 2012

LA REEDICION DE LA NOVELA DE BERNARDO ARIAS TRUJILLO




“Risaralda” la novela publicada por este autor en los años 30 del siglo pasado en Colombia es sin duda una de las más importantes de la literatura nacional.  Se acaba de reeditar. Comentare dos reseñas y en consecuencia el mismo texto. La primera  de Silvio Villegas, quien prologó una edición  hace más de cincuenta años y la otra de Pablo Arango aparecida en la última publicacion de la revista “malpensante”. El primero desde el dejo de una generación muy letrada de la ciudad de Manizales que se  hizo famosa en el país por sus connotaciones especiales, con un manejo del idioma muy barroco que iba muy bien con su forma de ser,  y el segundo, uno de los mejores críticos de estos tiempos, un lector serio, nacido en la misma ciudad, pero  por fuera de toda ortodoxia.   Me referiré a estos dos autores que asumen el tema con el rigor que la novela amerita.

 Silvio Villegas es el reflejo más emblemático de la sociedad Manizaleña, curiosamente en el prologo la define con absoluta claridad: “Manizales no es un meridiano de la cultura en Colombia, pero es un hecho que la potente sinfonía de sus colonias y de sus montes está formada para sus almas elegidas. Una fuerza misteriosa liga a sus habitantes con aquel desmesurado paisaje. Lo cierto es que desde sus orígenes, se han venido renovando allí generaciones de políticos, oradores, profesionales que son clarísimo ornamento de la patria. La facultad dominante de todos ellos es el vigor atlético del estilo. Los Manizaleños piensan en voz alta y escriben en prosa vertebrada como sus montañas”.  Esta sociedad goza de una autoestima por encima de la dosis natural. Ha existido siempre en esta comarca una elite que se siente superior a sus nacionales, con una ascendencia especial: Los más educados, los mejor hablados y, con un sentido de lo moral y ético como la máxima expresión  de sus  virtudes, ellos no admiten  actitudes por fuera de este código tacito, pese a transgredirlo continuamente. Así lo pensaba Silvio y así lo siguen pensando sus más connotados personajes hoy. Esta realidad le hizo díficil la vida al excentrico escritor, Silvio lo destaca: “Amarga fue la vida de BAT. Cruel y amarga.” Adelante agrega:”Orgullosamente desdeño todas las normas y con idéntica inquietud voluptuosa se paseaba por las cumbres o se hundía en los abismos. En su cerebro se enroscaba la ponzoñosa serpiente del deseo”.  Para Silvio, Bernardo Arias fue todo lo que la sociedad Manizaleña  rechaza. Nunca hizo nada para cambiar esta situación y sí en cambio tuvo actitudes que convirtieron su vida en un viacrucis. Pese a toda su novela después de publicada tuvo un reconocimiento unánime.  El prologuista, ósea el Doctor Villegas es un conservador radical, una insignia de la ciudad, un pro-hombre, representaba todo lo que atacaba   el escritor.  Pese a este contradicción de clase el prologuista conoce muy bien la obra de Bernardo Arias Trujillo y la admira. Señala esquemáticamente  sus virtudes literarias, habla del cuidado del idioma español en el texto, que no negó su herencia de la península y en esta parte del continente de la mano de Capdeviilla, Alfonso Reyes, Guillermo Valencia, Cuervo, Bello, Marco Fidel Suarez, quienes escriben tan bien como sus maestros peninsulares.  Villegas dice de  Arias en este aspecto: “BAT empleaba, sin escrúpulos, innumerables vocablos barbaros, extraídos de la jerga cosmopolita, pero conservaba la sintaxis clásica. Su novela “Risaralda” Es un abundante manantial del idioma. Sabia encontrar el termino exacto y adecuado para cada cosa, y cuando no existía lo creaba”. Ratifica adelante: BAT dominaba el idioma con aquel absoluto señorío con el que el legendario Juan Manuel Vallejo”. “Su sintaxis es variada y desenvuelta”. Al referirse al argumento señala “Es la titánica epopeya de la colonización de este  valle, realizado hace cuarenta años, realizada hace cuarenta años por don Francisco Jaramillo Ochoa. La primera parte de la novela sería inverosímil si no fuera exacta. Antes que un relato criollo es la descripción caníbal de un “Paching Hause” humano”.  El autor destaca la exuberancia del lenguaje y la pureza,  la primera parte, absolutamente descriptiva: “Tablado, decoración, danzas, acuarelas, los personajes están incrustados en el paisaje, o mejor este es el principal protagonista”, abundan descripciones majestuosas donde el estilo juega limpio como la pura gracia del día”.  También es la historia de los amores contrariados entre un negra y un blanco con todas las vicisitudes de una sociedad excluyente y racista, de la violencia en el proceso de colonización y el de las grandes haciendas.  Quiero destacar de este prologo, el reconocimiento vehemente de la obra realizado por  el Docotr Silvio Villegas, personaje exuberante, culto,  en una sociedad que treinta años después seguía condenado al escritor, pero admirando su novela.

Pablo Arango, releva las calidades implícitas del texto y el manejo perfecto de su estructura, señala algunas paradojas típicas de nuestra cultura descritas en el mismo: “De manera parecido, el nombre BAT aparece en la historias de la literatura Colombiana y Latinoamericana y en unos cuantos comentarios críticos. Y casi siempre como el autor de esa única novela  y, como una suerte de escritor maldito. También sugiere que su vida como escritor le quedó inconclusa, que hay que leerlo no como autor sino como un proyecto de algo que no se sabe bien que iba a ser finalmente. De todo lo que escribió   solo perdura Risaralda, recordemos que se mató a los 34 años”. Al igual que Villegas establece que el tema central es la colonización del “anchuroso de Risaralda y Cauca de sopinga”. Señala el hecho que se presentan las costumbres de los negros y sus relaciones con los blancos y termina ratificando: “En medio de todo eso cuenta una historia de amor o, mejor, de eso que a falta de mejores palabras llamamos amor, pues el narrador advierte desde el comienzo que, por lo que respecta a las negras, “era un misterio saber si en realidad amaban a los hombres”. El amor entre un blanco, un Manizaleño andariego y vaquero, y la negra Canchelo,”un trozo de mucha pintona, de carnes próceres y provocativas”, el crítico hace enfasís en todas las condiciones especiales que rodearón a esta excelente novela que se impuso por encima del  galimatías que vivió el escritor con su entorno.

Quiero destacar el reconocimiento de dos autores desde orillas opuestas. La calidad de la novela se sobrepuso a la mojigatería de una sociedad excluyente. Lo especial de la vida del novelista, como para una biografía de Fernando Vallejo y la calidad de una novela, que no ha tenido la divulgacion que amerita.  Espero no haberlos cansado y esta sea una incitación a su lectura.