
De igual manera estas entrevistas son un strip-tease, de los escritores. Juan Gabriel Vásquez, escribió en “Letras Libres “sobre este libro con precisión de relojero: “Hay confesiones directas o indirectas sobre el oficio. Ahí está Joyce Carol Oates justificando los más de 110 libros que ha publicado: “Quizás tenga que ver con mi taquicardia: si cada vez que me late el corazón no estoy haciendo algo, tengo la sensación de que he desperdiciado el tiempo.” Ahí está Bellow hablando de Las aventuras de Auggie March, una de las grandes novelas del siglo XX: “Fracasé porque al final no pude regir mi descubrimiento, no pude controlarlo”. Ahí está Ray Bradbury, el autor de Crónicas marcianas, recordando que todo el mundo le aconsejó no escribir ciencia-ficción: “De modo que lo que trato de enseñar a los estudiantes es, por el amor de Dios, equivocaos, no acertéis en nada de lo que hagáis”. Hay temas recurrentes, y lo interesante es que suelen ser los más difíciles: el sexo, el dinero, el daño que puede causar el éxito. Joseph Heller, arquetipo del escritor que nunca logra superar sus primeros libros, se muestra en cada respuesta resentido por la sombra de Trampa 22: no por nada la entrevista se titula “Compitiendo con el pasado”. Grobel le pregunta a Alex Haley, el autor de Raíces, si el éxito del libro le hizo daño como escritor: “He hablado con tres escritores que han tenido grandes éxitos con un libro suyo”, afirma Haley, “y todos decimos que tenemos miedo de no volver a escribir jamás algo parecido”. Grobel le pregunta a Mailer si manejó mal el éxito que tuvo con Los desnudos y los muertos. “Sí”, dice Mailer, “pero no le doy demasiadas vueltas. Era totalmente imposible que lo llevara bien.”
Este libro cayo en mis manos después de estar concidencialmente leyendo sobre el tema creativo y la novela. El blog “Apostillas literarias” acaba de publicar “"Reglas para la supervivencia de la novela":
1.- . La novela actual -o como quiera llamarse- deberá mostrarse enérgicamente resistente al intento de trasladarla al cine, al telefilme o a la vida el videojuego: la literatura hoy más que nunca debería alzarse como intransferible porque las historias novelescas al aroma del siglo XIX han sido ya usadas con diferentes métodos de explotación y lo fueron, precisamente, porque no existían entonces los guionistas a granel que actualmente redactan para crear productos audiovisuales.
2.- Cualquier obra literaria actual debe insistir más que nunca en la categoría de su escritura. Es decir, en su habilidad para hacerse indispensable como medio de conocimiento y comunicación peculiar, insustituible en la iluminación y la clase de disfrute que procura. El gusto de la lectura se obtendrá no del artificio argumental, el suspense policiaco, los agentes especiales, los cofres por descerrajar o los misterios divinos, sino de la intensa degustación del texto, sin necesidad de conspiraciones ni extrañas travesías. Los intríngulis de esta literatura son más intríngulis que literatura. Vale para lo que vale y ni una distinción más.
3.- No habrá de valerse la obra de ninguna estructura prefabricada mediante la cual el lector será conducido entre añagazas del oficio hasta la apoteosis final, tan propia de las antiguas revistas y la vulgaridad en las prestaciones. La narración literaria consciente de sí no aspirará a apoteosis final alguna tal como el destino tampoco existe en el proyecto vital de ahora, mientras la metafísica se disipa. Lo que sucede día a día tiene hoy la forma del accidente y el carácter de la inmanencia, posee la belleza de lo instantáneo y la inteligencia de la negligencia. Ha terminado el proceso, la idea de la historia y de su trascendencia. Lo que cuenta es la belleza de la inmediatez, el texto convertido en un gozoso bocado de por sí.
Estos son apenas los tres primeros puntos de diez, aconsejable leer completo el articulo: ww.apostillasnotas.blogspot.com. Queda pues, este texto encantador, para aquellos que adoramos desentrañar el proceso creativo de nuestros escritores preferidos.
[1] Historia secreta de una novela. Mario Vargas Llosa.