lunes, 9 de febrero de 2009

LA VORAGINE


Continúo con la divulgación de las obras más representativas de Colombia. Esta es la primera gran novela Colombiana del siglo XX. “Es La novela de la selva, o de la tierra, como la denominó Arturo Torres Rioseco, ha sido cultivada por los escritores hispanoamericanos desde Bolivia hasta el Brasil. La novela prototipo es precisamente “La Vorágine” del colombiano Eustasio Rivera. Escribe sobre la selava co el  apasionamiento propio de quien la conoce, porque vivió en ella, porque conoció su tragedia en toda la dimensión social, cuando fue miembro de la comisión de límites venezolano-colombianos. En ella contrajo el beri beri. Fue amenazado por el hambre, la sed, la fiebre y el tormento de los mosquitos.”[1] Esta obra “de profundo contenido alegórico que constituye, junto con Doña Bárbara, del venezolano Rómulo Gallegos, y Don Segundo Sombra, del argentino Ricardo Güiraldes, la tríada de títulos mayores de la llamada "novela de la tierra".[2] Cuando se empieza a leer, parecemos jugar con la apuesta inicial de su protagonista: “Antes que me hubiera apasionado por mujer alguna, jugué mi corazón al azar y me lo gano la violencia”. Su lectura es una aventura textual, que nunca desfallece en su poder alucinatorio, nos mantiene atentos, con descripciones inigualables de la selva y sometida al arbitrio de la voluntad irracional de Arturo Cova. Cuando se atiende a los datos más relevantes de la vida de Rivera, con facilidad se descubre su fascinación por la naturaleza, que resulta afianzada por las visitas a Casanare gracias a su novato ejercicio como abogado. “La novela pinta la vida de los caucheros y la inicua explotación de los indios y mestizos que son esclavizados en el infierno verde.”[3] A lo largo de su argumento puede, en efecto, “observarse una tensión entre el estilo y las aspiraciones modernas y realistas de la narración frente a modelos arcaicos míticos que se hallan en él como sustrato y dentro de los cuales la topografía no solamente es extraordinaria y excesiva, sino que también constituye un espacio siniestro y mágico en el cual las relaciones humanas se retuercen hasta la alucinación y el horror”[4], es la historia también de una persecución, del amor traicionado, de la denuncia social, de la contradicción flagrante entre barbarie y civilización.
Este texto es anticipatorio, constituye el modelo sobre el cual, los grandes escritores del siglo XX Colombiano, desarrollaran sus obras, fue durante mucho tiempo el monumento mas elocuente de nuestra literatura. En el prologo de la edición Ayacucho, se establece claramente como ante las recurrente amenazas al autor frente a sus denuncias a los caucheros en la selva Colombiana, recurrió a la novela como ultimo recurso para poder dejar un testimonio perdurable, sobre las injusticias, producto de la codicia desmedida.

BIOGRAFIA DEL AUTOR
José Eustasio Rivera (Rivera, Huila, 19 de febrero de 1889 —Nueva York, 1 de diciembre de 1928) .Estudió en los colegios de Santa Librada, de San Luis Gonzaga, de Elías, y después en la Escuela Normal Central de Bogotá, en donde fue maestro en 1909, así como en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Colombia, alcanzando el grado de doctor en Derecho y Ciencias Políticas el 3 de marzo de 1917.
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Fue autor de la novela La vorágine (1924), de corte naturalista, y considerada una de las más importantes no solo de la literatura colombiana sino de la literatura hispanoamericana, hasta el punto de ser considerada por muchos como la gran novela de la selva latinoamericana. Escribió Oda a San Mateo en honor del héroe de la independencia Antonio Ricaurte y de más de 168 sonetos de corte parnasiano, que expresan su amor y admiración por la naturaleza, publicados, en parte, en el libro Tierra de promisión (1921) con la que alcanza cierta notoriedad.
Trabajó como abogado, fue diputado al Congreso e inspector del gobierno en las explotaciones petrolíferas de la región del Magdalena. Estos encargos lo llevaron de nuevo a la selva fronteriza con su ciudad natal, y es esta selva lo que inspira la creación literaria del autor, recuperando en él las raíces de su infancia y la fantasía de su juventud. Fue representante de su país en México (1921), Perú (1924) y Cuba (1928). Participó en la fijación de los límites entre Venezuela y Colombia lo que le permitió conocer Los Llanos-y también la selva tropical.
A su muerte su ciudad natal San Mateo, fue renombrada en su memoria "Rivera", nombre que conserva en la actualidad.


[1] http://www.monografias.com/trabajos20/la-voragine/la-voragine.shtml

[2] http://www.mundolatino.org/cultura/garciamarquez/ggm3.htm

[3] Ibídem
[4] http://matadoporlaletra.blogspot.com/2006/02/jos-eustasio-rivera-la-vorgine.html