“Para el
mexicano Octavio Paz, la poesía es la perpetua tensión del poeta hacia un
absoluto del lenguaje, en la esperanza de cautivar la realidad, lo efímero, eso
mismo que se desvanece en el momento en que uno lo piensa, da un paso, con
palabras que no se esperan y milagrosamente se ordenan, gracias a la cadencia
que el mismo artista vacila en considerar como el fruto de su paciente trabajo”[1].
El nobel de
literatura vuelve a caer en manos de un poeta. Hace mucho tiempo no sucedía
esto. La poeta americana. Louise Glück
fue la favorecida. La Academia sueca le otorgó el Premio Nobel de Literatura
2020 quien ha publicado doce colecciones de poesía y algunos volúmenes de
ensayos sobre el género. “Glück fue premiada por su “inconfundible voz poética,
que, con una belleza austera, torna la existencia individual universal”, dijo
la Academia Sueca al comunicar su decisión. El presidente del Comité del Nobel,
dijo que Glück es “una poetisa del cambio radical y del renacimiento. No solo
está comprometida con los errores y las condiciones cambiantes de la vida, sino
que también es una poeta del cambio radical y el renacimiento, donde el salto
adelante se da desde un profundo sentimiento de pérdida. En una de sus
colecciones más elogiadas, The Wild Iris (1992), por la que recibió el premio
Pulitzer, describe el milagroso regreso de la vida después del invierno en el
poema “Campanilla de las nieves”[2].
El ensayista
colombiano Juan Gustavo Cobo Borda en un ensayo esto dijo sobre la creación poética : “Son los escritores los que han
creado nuestras ciudades, palabras sobre palabras”. Diría que la relación del
sujeto con su entorno y los otros sólo es descrita en esencia por la poesía,
donde el idioma adquiere su vital fortaleza. También el idioma es confesión. Octavio
Paz dice: “Todas las sociedades han cultivado esta o aquella forma de poesía,
de los encantamientos mágicos a las canciones eróticas, de las plegarias a los
himnos funerarios, de los cantos que ritman los trabajos de los labradores a
las baladas y poemas narrativos. Cantos en la plaza y en el templo, en el surco
y el taller, en la batalla y en el festín, en el harem y en la celda del monje.
No todos los pueblos tienen novelas, tratados de filosofía, dramas o comedias;
todos tienen poemas. No menos asombrosa que la universalidad de la poesía es su
antigüedad”[3].
Borges afirmó
con una elegancia la siguiente sentencia: “El panteísta irlandés Escoto Erígena
dijo que la Sagrada Escritura encierra un número infinito de sentidos y la
comparó con el plumaje tornasolado del pavo real. Siglos después un cabalista
español dijo que Dios hizo la Escritura para cada uno de los hombres de Israel
y por consiguiente hay tantas Biblias como lectores de la Biblia. Esto es la poesía,
lo esencial, las palabras en su conexión con la realidad más próxima.
Ezra Pound y
T. S. Eliot fueron quizá los más influyentes poetas en lengua inglesa de la
primera mitad del siglo. La poesía americana es más urbana, comprometida con
los avatares de ciudades abarrotadas de gentes, sometidas a presiones
insondables. Wallace Stevens fue el poeta más importante de la últimas tres décadas
en los Estados Unidos. De igual importancia es Louise Glück. Leamos este poema,
por fortuna la mayoría de su obra está traducida al español:
LA DECISIÓN
DE ODISEO
El gran
hombre le da la espalda a la isla.
Su muerte no
sucederá ya en el paraíso
ni volverá a
oír
los laudes
del paraíso entre los olivos,
junto a las
charcas cristalinas bajo los cipreses.
Da comienzo
ahora el tiempo en el que oye otra vez
ese latido
que es la narración
del mar, al
alba cuando su atracción es más fuerte.
Lo que nos
trajo hasta aquí
nos sacará de
aquí; nuestra nave
se mece en el
agua teñida del puerto.
Ahora el
hechizo ha concluido.
Devuélvele su
vida,
mar que sólo
sabes avanzar.
Las
editoriales han abandonado la poesía, poco publican de este género siendo de suma
importancia para la literatura y para la relación del hombre con la palabra. Heidegger
citado por William Ospina escribe con gran sabiduría: "Lo que más merece
pensarse en nuestro tiempo problemático es el hecho de que no pensamos. Y no
pensamos porque lo que merece pensarse se aparta de nuestro pensamiento. No
vemos lo que merece ser pensado”[4].
Esta es la labor del poema. De ahí la importancia del nobel en cabeza de esta
excelente poeta. Es un hecho, como lo establece Octavio Paz: “La poesía es la
perpetua tensión del poeta hacia un absoluto del lenguaje, en la esperanza de
cautivar la realidad, lo efímero, eso mismo que se desvanece en el momento en
que uno lo piensa, da un paso, con palabras que no se esperan y milagrosamente
se ordenan, gracias a la cadencia que el mismo artista vacila en considerar
como el fruto de su paciente trabajo. Nos congratulamos con este premio y de
hecho la academia acierta en la adjudicación.