jueves, 3 de marzo de 2022

LUIS ALBERTO ALVAREZ

Luis Alberto Álvarez es una persona excepcional, quien cumplió una labor como crítico inigualable, la cual dejó muchos frutos. Fue crítico de cine, divulgador y pedagogo apasionado. Realizó esta actividad de manera constante y rigurosa, formó un grupo de jóvenes importantes que, más tarde serían directores de cine y cinéfilos consumados, siempre se dirigió a un público que en su mayoría desconocía mucho sobre apreciación cinematográfica, historia del cine, tendencias y  vanguardias. 

Luis Alberto cumplió con esta tarea por más de 30 años desde su Medellín adorada, lo hizo primero  en el periódico "La patria" de Manizales y después en las páginas del periódico  "El Colombiano", en una columna semanal los días domingos, además desde el cine club del Colombo Americano de Medellín y la revista Kinestocopio, que fue una creación conjunta en la cual tuvo mucha participación y como cosa rara en Colombia, aún se publica, pues la revistas culturales poco perduran en este país. Luis Alberto perteneció a la congregación de Misioneros Claretianos, entre quienes gozó de gran aprecio y consideración por sus actividades culturales, que realizaba con gran sentido evangélico. Recibió sólida formación filosófica y teológica, iniciada en el colegio de los jesuitas y culminada en Roma. Perfeccionó sus estudios en teología y trabajo social en Alemania.  

El 18 de marzo 1996 la Universidad de Antioquía le concedió el titulo "Honoris Causa" de comunicador social-periodista, en su justo reconocimiento a su ingente labor en la educación y difusión cultural. En agradecimiento a dicha distinción, los misioneros Claretianos  legaron a la universidad de Antioquia: Películas seleccionadas, colección musical, biblioteca especializada, videoteca, archivo de artículos y fotografías; legado de consulta que se puede consultar en la biblioteca central de la universidad, su colección música hace parte de la emisora del Alma Mater. 

La persona que acompañó y cuido de Luis Alberto en su labor y vida fue Angela María Chica, de manera infatigable, leal y quien desde su muerte, todos los días, trabaja en la conservación de su nombre y memoria. Su casa es un museo, con objetos valiosos de la vida de su mentor, legado que conserva con mucho dedicación y fue producto del azar. En esta función voluntaria siempre está acompañada por su pareja Luis Enrique Sánchez Vásquez, el amigo de Luis, Guillermo Vásquez, padre Claretiano y compañero de todas sus actividades, cómplice sí se quiere y siempre con muchas afinidades intelectuales y quien tiene un respeto por su obra y legado sin cortapisas, ayuda y acompaña a Angela María en muchas de las tareas de divulgación, incluso escribió el prologo de los tres editados por la Universidad de Antioquía.

Es paradójico que siempre estas tareas de conservación de la memoria sean realizadas por particulares, sin ningún apoyo gubernamental, labor quijotesca que siempre tiene compensaciones muy gratas de tipo espiritual. Abrogo por que la casa museo siga cumpliendo con sus tareas de conservación, divulgación de la gran obra de Luis Alberto Alvares.