lunes, 26 de junio de 2017

ALEJANDRA ( RELATO )

Los Heraldos Negros
(1918)

LOS HERALDOS NEGROS
Hay golpes en la vida, tan fuertes... Yo no sé.
Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos,
la resaca de todo lo sufrido
se empozara en el alma... Yo no sé.

Son pocos; pero son... Abren zanjas oscuras
en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte.
Serán tal vez los potros de bárbaros atilas;
o los heraldos negros que nos manda la Muerte.

Son las caídas hondas de los Cristos del alma,
de alguna fe adorable que el Destino blasfema.
Esos golpes sangrientos son las crepitaciones
de algún pan que en la puerta del horno se nos quema.

Y el hombre... Pobre... pobre! Vuelve los ojos, como
cuando por sobre el hombro nos llama una palmada;
vuelve los ojos locos, y todo lo vivido
se empoza, como un charco de culpa, en la mirada.

Hay golpes en la vida, tan fuertes ... Yo no sé!

En estos últimos meses cuando viajaba de su casa de Acevedo a la universidad de Medellín, pensaba en los espacios, desde hace siete meses estaba defendiendo a comunidades desplazadas de los abusos del poder local, para la gente desplazada el problema vital era el habitad, la tierra, un lugar para vivir. Un amigo le había entregado el dato de un filósofo Alemán de suma importancia que basaba toda su filosofía a partir del espacio. La vida se mide y palpita desde los espacios escribía. Le daba y le daba vueltas al asunto sin resolverlo, lo que nunca esperó fue que estas meditaciones la fueran a tocar en lo personal tanto, terminaron cuestionándole muchas cosas que creía firmes, de hecho su vida la asumía de una manera muy diferente al común de los mortales, cargada de imaginarios literarios, en medio de luchas sociales, realidades paralelas al mundo real, actitudes y acciones que había escogido para llenar la vida de sentido, en medio de tantas posibilidades encontradas, siempre sustentado lo que hace en el factor potencial de la existencia, nunca se ha dejado intimidar por las dificultades pese a ser proclive a un saudade persistente, una tristeza contenida, irracional, la falta de algo se decía, no ha sabido qué, pero nunca el vaso ha estado lleno. En los últimos meses siempre pensaba en el otro espacio, en la otra persona, nunca en ella, no se centraba….cuando estaba en su casa pensaba en los otros lugares, el cumulo de representaciones con un atmósfera de seguridad intemporal que se confundían con sus ausencias más fuertes, en un orden anhelado, en el ideal de felicidad que no ha podido alcanzar, al contrario,  de súbito en estos sitios, compartiendo con estas familias, valoraba todo lo que había logrado en su casa, con su hermano y su madre, en medio de pocos recursos, pegados a una dignidad que no conestaba con las mil presiones con las que solían lidiar, en condiciones de respeto, en curso de cierta anarquía encantadora y mucha libertad, condiciones que adoraba, el hecho es que últimamente no quería estar en el sitio que se encontraba, siempre pensaba en los otros lugares…..vivía en plena fuga, como bálsamo tenía una manera de encarar las cosas de acuerdo a una bitácora, a un orden, a lineamientos específicos, a una agenda, que se oponia a estos estados de animo, por ello escribía todos sus itinerarios, nada estaba al garete, constituía una lucha silenciosa contra todos sus fantasmas, como atendiendo a un universo microscópico que le recordaban los mejores relatos de Cortázar, asumir el tiempo fuera del tiempo de los mortales, la realidad por encima de las tangenciales realidades de los otros……tal vez por ello vivía comprometida en luchas sociales por lo general imposibles, batallas eternas contra la injusticia rampante, leer filósofos que no tenían que ver con la sociedad de consumo abobinable, aborrecer a los tecnócratas, admirar a Simone De Beauvoir, Hipitia, Camus, Sartre, García Márquez, sentir más estos relatos que la vida misma, recordar aquellas heroínas del cine, por fuera del contexto normal que se oponen a todo lo banal que le enseñaron…sabía que la mayor influencia a estos tópicos, que en ocasiones se convertían en verdaderos tormentos, le venían de su padre, el rubricada todo lo que quería con pocas palabras, llenas de una fuerza tenaz que nunca ha podido explicar, son como placebos…..Le llamaba de pronto y con una sola frase le daba sentido a la vida, con una sola actitud le indicaba el norte…era un ser totalmente diferente….cuando fumaba, en esas largas soledades, pensaba en él…….Está siempre ahí, es una presencia  y ausencia viva….inexplicablemente es una comapañía…….hoy, camino a firmar el  contrato de arrendamiento de un apartamento que compartiría con Kene, que le daría un nuevo rumbo a su existencia, cuyo único objetivo es actuar  plena a las convicciones personales y a la decisión de asumir la libertad con todas sus consecuencias, sin pensar en los otros, tal vez, atormentada por eso que la Beauvoir sintetizó en una pregunta inteligente, para qué la acción?, hoy, miraba la vida, no cómo un interrogante, sino como una solución que se sintetiza en el quehacer del día a día, en la ganancia de espacio y libertad, en estar en el lugar escogido por fin sin pensar en los otros….en este bolso pesado, que solía acompañarle a toda hora, cargaba todo lo que le importaba, lo llevaba siempre delante de su cuerpo; su rostro que tanto sorprendía a los demás por una belleza apabullante y ofensiva, más para ciertas mujeres, le hacía preguntarse por el galimatías que representa la estética y la vanidad a la que tanto se oponía, su cuerpo, templo que respetaba en demasía, lo era todo, le despertó actitudes claras, rectitudes, salvaguardas, su vida siempre atendía a éticas muy precisas, de ahí el encanto por los personajes del flaco Rybeiro, de Puig, estos le hicieron entender, que al final  sólo se cuenta con lo que llevamos encima. Había aprendido a moverse en su Medellín del alma, a recorrer sus calles y paseos como un espacio propio, su casa al fin y al cabo, la calle, el aire libre, lugares que le daban sentido y seguridad a su vida, de la mano de Mejía Vallejo, de León De Greiff, de la poesía de Gonzalo Arango, de la música cubana, de la salsa que repicaba en sus oídos y que aprendió a escuchar en el parque de los periodistas, en medio de trafugas y marginados……………..Camino a la notaría miraba el lapicero con el que firmaría el contrato, con todas las clausulas leoninas, los infinitos acápites, en este momento este adminiculo, adquiría un valor extraño, sabía que sería un punto clave en las notas de su vida, como Gide, entendía que uno debe vivir la vida como esperamos que se recuerde y no como no la imponen…..llevaba varios años estudiando los movimientos de resistencia….de pronto pensaba que su vida es una resistencia a ciertas persistencias……..El humo del cigarrillo en espiral constituía  grata compañía…..fumaba y miraba a los cielos, pensaba en su padre……….de pronto recordó el poema de Cesar Vallejo, los heraldos negros………la música cubana…todo aquello que le da firmeza a su existencia.