lunes, 27 de diciembre de 2021

ENMMANUEL CARÉRE

 

Este año fue de relecturas, con la excepción de Irene Vallejo, pocos son los libros publicados este año que haya leido. Hay en todo caso autores que nos sorprenden por su versatilidad, por la capacidad de escribir historias complejas y diferentes, además de muy agradables. Este es el caso de este gran escritor Frances. Tiene la virtud de escribir obras de ficción entrecruzadas con temas específicos de gran importancia para la humanidad, algunos de carácter histórico, sobre todo, en lo que tiene que ver con los anclajes culturales y psicológicos que aun cuentan para el hombre, mecanismos de identidad o de rechazo. En “El reino” “se entrecruzan dos tramas, dos tiempos: la propia vivencia del autor, que abraza la fe en un momento de crisis personal marcado por una compleja relación amorosa y el abuso del alcohol, y la historia de Pablo el Converso y de Lucas el Evangelista. Pablo que cae del caballo, tiene una iluminación mística y pasa de lapidador de cristianos a propagador de la nueva fe que transmuta todos los valores. Y Lucas que escribe la vida de Jesús y a partir del cual nos adentramos en los evangelios primigenios, tan diferentes al Apocalipsis de fuegos artificiales de Juan. En estas dos historias entrecruzadas sobre la fe se suceden abundantes personajes, episodios y reflexiones: la serie televisiva sobre muertos que resucitan en la que participa Carrère como guionista, la canguro ex hippie y amiga de Philip K. Dick a la que contrata, los bolcheviques con los que compara a los primeros cristianos, webs porno, visiones eruditas sobre las fuentes originales del cristianismo, la desaparición,¿resurrección?”.

En la feria de Guadalajara alguien hizo esta presentación que me parece pertinente para definir su obra y estilo: Es un escritor que practica la circulación multimedia, trabajando además en cine y televisión, pero sin separarse de la gran tradición humanista. Por un lado, es capaz de releer y comentar la Biblia con la erudición que exhibe en un libro como El reino. Y, por otro, es autor de una celebrada biografía de Philip K. Dick y un apasionado lector de ciencia ficción y de reportajes periodísticos. Heredero de Montaigne y de Rousseau, lo autobiográfico adquiere en su escritura una dimensión crítica que le permite pintarse sin concesiones y explorar arriesgadamente zonas de sombra de la condición contemporánea”.

Sus historias son confrontaciones con sus propias dudas y la tradición de que es heredero. En “Limonev” de la mano de un personaje extraño indaga sobre la Rusia de los últimos cincuenta años:

“«Limónov no es un personaje de ficción. Existe y yo lo conozco», advierte Emmanuel Carrère. Esta novela biográfica o biografía novelada reconstruye la vida de un personaje real que parece surgido de la ficción. Un personaje desmesurado y estrafalario, con una peripecia vital casi inverosímil, que le permite al autor trazar un contundente retrato de la Rusia de los últimos cincuenta años y al mismo tiempo aventurarse en una indagación deslumbrante sobre las paradojas de la condición humana. Poeta y pendenciero en su juventud, Limónov frecuentó los círculos clandestinos de la disidencia en la Unión Soviética, se vio obligado a exiliarse y aterrizó en Nueva York, donde vivió como un vagabundo, fue mayordomo de un millonario y escribió novelas autobiográficas. Siguió haciéndolo cuando se marchó a París y allí alcanzó notoriedad pública con una escandalosa novela sobre sus andanzas neoyorquinas por el lado salvaje. De allí pasó a los Balcanes, donde apoyó hasta las últimas consecuencias la causa serbia, y regresó después a la Rusia poscomunista para fundar un partido nacional bolchevique que fue prohibido. Él acabó en la cárcel, acusado de tentativa de golpe de Estado, y allí escribió más libros, tuvo una experiencia mística y al salir se convirtió en opositor a Putin”.

Este texto, ensayo y novela, narra los peores episodios de Putin, es la puesta en escena de temas que solo la novela puede tratar con hondura y con absoluta libertad. Lo importante que quiero relevar es la factura con que arma el argumento absolutamente novedoso, la estructura, los saltos y la manera como hilvana las historias entre lo personal e histórico.

La novela es infinita en recursos, para la muestra este autor. En estas vacaciones espero leer la totalidad de su obra

 

sábado, 18 de diciembre de 2021

LUCIFER DE CARNE Y HUESO

 

Este articulo publicado por letras libres es un excelente homenaje a Dostoievski, corresponde a ese mundo creado por el autor, donde el hombre se bate entre la vida y los parámetros señalados por una divinidad que considera imprescindible. Cesar H Bustamante

En el bicentenario de Dostoievski ha circulado una célebre frase en boca de Iván Karamazov: “Si Dios no existe, todo está permitido”. En realidad, el segundo de los hermanos no dijo tal cosa, sino algo mucho más profundo e interesante.

Por David Toscana

 

Es bien sabido que la conocidísima frase de “Ladran los perros, Sancho, señal de que cabalgamos”, con cualquiera de sus variantes, no fue pronunciada por don Quijote, y debe de ser una confiscación de unos versos del poema Kläffen de Goethe, que habla justo de unos atronadores ladridos que “solo demuestran que cabalgamos”.

 

Por cierto, Goethe tiene otro poema en que menciona lo mucho que detesta los ladridos de perro; excepto los de su vecino, pues le anuncian que “ya viene mi amada”.

 

John Middleton Murry cita con memoria torcida a Chéjov. Dice que, al darle consejos a un joven autor, le escribió: “No me digas que la luna brilla; muéstrame el destello de la luz en una botella rota”. Chéjov dijo algo parecido, pero más elaborado; en su texto, el reflejo en el trozo de botella era como “una pequeña estrella”. Ahora muchos citan a Middleton Murry creyendo que citan a Chéjov.

 

El buen Chéjov llegó a hacer lo mismo, aunque con licencia prosaica. En su cuento “El corresponsal”, uno de los personajes cita tergiversadamente a Pushkin: “Bienaventurado el que fue joven en su juventud”. Mientras que el protagonista de “Una enigmática criatura”, en su afán por seducir a una mujer, parafrasea a Raskólnikov diciendo “No la beso a usted, encanto, sino al sufrimiento humano”. En cambio, la escena original dostoievskiana es la más intensa, humana y patética de Crimen y castigo: “No me arrodillo ante usted”, dice Raskólnikov a la prostituida Sonia, “sino ante todo el dolor humano”.

 

Pues bien, ahora que se cumplieron doscientos años del nacimiento de Dostoievski, volví a leer en diversas publicaciones la frase más famosa de este autor ruso a través de Iván Karamazov: “Si Dios no existe, todo está permitido” aunque con mayor fe y mejor gramática se diría, “Si Dios no existiera, todo estaría permitido”. Con la salvedad de que Iván Karamazov nunca dijo tal cosa.

 

He escuchado y leído la cita de marras de la boca y pluma de intelectuales que yo no soy digno de anudarles la corbata, por lo que siempre pensé que el error estaba en mí, y aún considero esa posibilidad; pero tras mis lecturas y relecturas de varias traducciones de los Karamazov, puedo jurar que Iván dijo algo mucho más profundo e interesante.

 

En la novela, suelen ser otros los que pretenden expresar las ideas de Iván. Miúsov lo dice así: “Si se destruye en el hombre la fe en su inmortalidad, no solamente desaparecerá en él el amor, sino también la energía necesaria para seguir viviendo en este mundo. Entonces no habría nada inmoral y todo estaría permitido, incluso la antropofagia”.

 

Su hermano Dmitri pregunta si ha entendido bien, si acaso quiere decir que “para el ateo, la maldad no solo está autorizada, sino que ha de considerarse una manifestación natural, necesaria y razonable”.

 

Iván apenas responde: “Yo creo que no hay virtud sin inmortalidad”. ¿Pero acaso la ausencia de virtud implica que todo está permitido? Habría que explorar también Crimen y castigo para ahondar en ese tema; y leer mucha filosofía, pues la palabra “virtud” nunca ha tenido significado inequívoco.

 

La de Iván no es una idea lineal y obvia, sino misteriosa. Además, plantea que Dios y la vida eterna del hombre no tienen que ir de la mano. ¿Por qué Dios, al crear al hombre, habría de equiparlo con alma inmortal? La existencia e inmortalidad del alma son ideas más platónicas que bíblicas.

 

Más adelante, Iván se sincera con su hermano menor: “Admito que es posible que Dios exista”. Pronuncia las palabras de Voltaire: “Si Dieu n’existait pas, il faudrait l’inventer”, y se maravilla de que la idea de un dios le haya sido necesaria al espíritu de “un animal perverso y feroz como el hombre”. Sin embargo, concede que “es una idea santa, conmovedora, llena de sagacidad y que hace gran honor al hombre”, y reconoce que “me limito a declarar que admito la existencia de Dios”, más agregando que “he decidido no intentar comprender a Dios… admito sin razonar no solo la existencia de Dios, sino también su sabiduría y su finalidad para nosotros incomprensible”.

 

Iván Karamazov pasa a describir atrocidades que les ocurren a los niños. El significado de su discurso parece ser: “Dios existe y todo está permitido”.

 

Dostoievski no presenta a Iván como ateo, sino como rebelde. “No niego la existencia de Dios, pero, con todo respeto, le devuelvo la entrada”, dice Iván, ante el espanto de su hermano. “Eso es rebelarse”, contesta Aliosha. E Iván remata: “¿Rebelarse? Hubiera preferido no oírte pronunciar esa palabra. ¿Acaso se puede vivir sin rebeldía?”. Es Iván un Lucifer de carne y hueso. Sí, de carne y hueso y de palabras. Es también, a mis ojos, el más virtuoso de los Karamazov.

 

Muchas mentes han tratado de armonizar la idea de la bondad de Dios con la presencia del mal. Iván no lo intenta, simplemente a Dios lo manda al diablo. Acepta su existencia, pero no lo acepta a Él. Con todo respeto le hace a Dios lo que en Polonia se conoce como el gest Kozakiewicza.

 

No sé quién fue el primero que convirtió el razonamiento de Iván Karamazov en un eslogan pegajoso, tramposo, tuitero y simplista. A mí no me han bastado cientos de palabras para aclararlo. Habrá que leer la novela.

 

miércoles, 1 de diciembre de 2021

CRITICA LATINOAMERICA

 

La revista “Literatura: Teoría e historia crítica” En su numero 21, revista de la universidad nacional de Colombia, realizó un dossier sobre la actualidad de la crítica latinoamericana. Cual es el estado de la crítica literaria Latinoamérica, es la pregunta que quiere resolver estas investigaciones y textos publicados.

Es un trabajo serio y riguroso, que es preciso relevar por su importancia. Primero intenta aclarar que se dice cuando hablamos de actualidad en referencia a la crítica literaria: “¿Qué denota la condición de actualidad? La actualidad, según el diccionario en línea de la Real Academia de la Lengua, es la circunstancia de algo de ser de hoy, ya sea cosa o suceso, o bien de atraer la atención de la gente de hoy. Lo actual está, en la primera acepción, emparentado con el sentido de lo que es vigente, no solo porque circunstancialmente sea producido en el tiempo presente, sino porque su propósito sigue siendo actual y pertinente”[1]. Esta según la introducción responde a una doble connotación: “hacer un balance y una recopilación de trabajos actuales de investigación y reflexión sobre la literatura latinoamericana, que se produjeran de manera contemporánea a la aparición del número monográfico de la revista, y también que postularan la vigencia de la interrogación crítica acerca del pensamiento latinoamericano sobre la literatura latinoamericana”. Hace mucho tiempo me he preguntado si existe una verdadera crítica literaria en Latinoamérica y con la excepción de la academia la respuesta se ha quedado corta al respecto. No solo porque existen muy pocos autores que ejerzan esta actividad de manera profesional, sino porque son muy pocos los lectores al respecto y por ende el mercado y el interés es muy precario.

Se destacan en este dossier el trabajo de Roberto Fernández retamar y Cornejo Polar, el primero expresa: Necesitamos pensar nuestra concreta realidad, señalar sus rasgos específicos, porque sólo procediendo de esa manera a lo largo y ancho del planeta, conoce-remos lo que tenemos en común, detectaremos los vínculos reales, y podremos arribar un día a lo que será de veras la teoría general de la literatura general”. Y el segundo establece: Cualquier referencia a la teoría literaria hispanoamericana remite inevitablemente al gran debate de los años setenta, surgido a partir de la propuesta de producir una teoría realmente nuestra, en concordancia con la especificidad de una literatura que por entonces gozaba de su primer éxito internacional masivo; pero no para repetir esa discusión [...] sino para tratar de redefinirla dentro de la agenda problemática de los noventa[2].

Es un hecho que el tema es muy complejo y con la incorporación de nuevas formas de antemano estamos hablando más allá de literatura de un mundo simbólico muy extenso y multidisciplinar, de cultura. La respuesta a este interrogante genera nuevas aperturas, como lo establece Víctor Viviecas al presentar este dossier: “¿Y cuál será la agenda hoy, cuando el siglo XXI completa su segunda década? Hay varias interpretaciones en los textos que aparecen a continuación. Pero desde ya podemos reconocer que han pasado también décadas de una discusión que puso en crisis el concepto mismo de Latinoamérica, el de literatura y, aún, el de pensamiento crítico. Es en este contexto actual de crisis que este número de la revista interroga el pensamiento de la literatura, lo que provocábamos con el interrogante: ¿cómo pensar la literatura latinoamericana desde Latinoamérica”.

Este intento por pensar la crítica literaria de Latinoamericana constituye una apertura a estudios más puntuales sobre el tema. El dossier tiene una serie de artículos de suma importancia por lo que paso el link para que se disfrute de estas investigaciones con la importancia que amerita[3]



[1]El dossier aclara sobre la polisemia de estos estudios: “Porque nuestro interés estaba en renovar o volver a provocar el interés en el pensamiento crítico latinoamericano, un pensamiento —de todos es sabido y en varios momentos los artículos y notas de la revista lo volverán a  recordar  a  los  lectores—  que  engarza  de  manera  inter  y  transdisciplinar  reflexiones que provienen de la epistemología, de la filosofía, de la historia, del pensamiento social, de la antropología y, claro, de la literatura”.

[2] Cita tomada de: Fernández Retamar, Roberto. Para una teoría de la literatura hispanoamericana. Bogotá, Instituto Caro y Cuervo, 2013.

 Cita tomada de: Cornejo Polar, Antonio. “Para una teoría literaria hispanoamericana: a veinte años de un debate decisivo”. Mapas culturales para América Latina. Culturas híbridas – no simultaneidad – modernidad periférica. Compilado por Sara de Mojica, Bogotá, ceja, 2001.

martes, 16 de noviembre de 2021

A CRISTINA PERI ROSSI LE CRECIÓ UN CERVANTES

 



Tomo este artículo de "Letras libres" a propósito del premio cervantes de literatura

Por Analhi Aguirre12 de noviembre del 2021

El premio Cervantes a la escritora uruguaya abre la puerta a que su obra sea valorada como se lo merece, por su sincronía literaria y vital en nuestra época.

En el enorme poema “Mi casa es la escritura” (2006), Cristina Peri Rossi narra que está en un fluir constante, un ir y venir, en el que no le creció una planta, no le creció un perro. Solo, aclara, le crecen los años y los libros que deja “abandonados por cualquier parte para que otro, otra los lea sueñe con ellos”. Esos años, esos libros, ahora, le hicieron crecer un Cervantes.

Dicen que hay escritores, escritoras, que se atreven a ostentar temas, a hablar de ciertos asuntos que, por alguna razón, parecieran no tener cabida en el inmenso tesoro, grandilocuente casa, que es la escritura.

Y es que se trata de una escritura distinta. Es decir, no se trata de escribir, de dejar escrito, de hacer libros, textos, oraciones, versos memorables, donde se departa sobre tramas que provoquen la censura de la escritura del incesto, la homosexualidad, el aborto, el feminismo, el poco reconocimiento a una labor escritora, el exilio de una mujer, la dificultad de vivir de la literatura. No. Se trata de la obra, y no de unas cuantas ediciones. De un tiempo entero que acarrea y crea todo un estar en el mundo literario, de una morada insumisa, rebelde (hasta cuando mira), una obra grande, como el laberinto de Asterión o más. Así es la gigante trayectoria de Cristina Peri Rossi, quien acaba de ganar el premio Cervantes.

Nos estábamos refiriendo a una escritura distinta. Porque la escritura de Peri Rossi no son solo los asuntos espinosos, difíciles de leer, inadmisibles de dejar pasar, ineludibles de instaurar en la historia de la literatura (de toda, no solamente la escrita en español). La narrativa, la poesía, los ensayos de la escritora uruguaya no hay que mirarlos hacia un qué, sino hacia un cómo. Ahí está la trascendencia de quienes escriben y nos dejan sus libros, sus años.

Cristina Peri Rossi publicó su primer libro de cuentos en 1963, cuando tenía 22 años. El volumen se llama Viviendo y es una exquisita colección de relatos que se encontraban justo ahí, en la corriente fluvial literaria donde tenía que estar, que revelarse. Ese libro es tan difícil de conseguir como casi todos los de Peri Rossi.

Se asoma una anécdota en este escrito. Una estudiante viaja a Montevideo para poder desenterrar aquellas publicaciones de la escritora que le interesa revisar, conocer, admirarla más. Sin embargo, hay una sorpresa: ni siquiera en su ciudad natal existen esos libros de Peri Rossi que está buscando. Encuentra algunos en el mercado de pulgas uruguayo por excelencia, la denominada y archifamosa Feria de Tristán Narvaja. En sus calles emergen, como después de una inundación, juguetes viejos, vajillas usadas, curiosidades escudriñadas, libros. Brota, como los árboles, que Peri Rossi asegura que le salen a ella, su primera novela, la dejada de lado, pasada por alto, en pleno boom latinoamericano, El libro de mis primos (1968). En Uruguay, con el distinguido Juan Carlos Onetti –compañero de cafés de una Cristina veinteañera– a la cabeza de la medusa intelectual porteña, la joven escritora, ya promesa nacional, gana el Premio Marcha, con una novela que ofrece una casa con espacios designados, según los géneros, una cabal descripción de una casa latinoamericana que roza lo siniestro, una familia que se mecanografía desde un patriarcado atroz.

Entonces, nuestra escriba se lanza y traza los versos del repertorio único de poesías de amor entre mujeres, Evohé (1971). A esta altura, ya los tiempos se han puesto álgidos, terroríficos y funestos en Uruguay. Y que no se nos pase: Peri Rossi lo había ya ilustrado con una prosa impecable en Los museos abandonados (1968), donde las personas huían de la muerte, de esa muerte que estaba desapareciendo gente.

El mismo año que publica Evohé, a Peri Rossi le avisan que muy pronto irán a buscarla los militares para llevársela a donde ellos saben que podrán o harán al menos el intento de controlarla. Peri Rossi logra un pasaje en barco y huye. Es inminente, pues debe considerarse un recuerdo cristalizado y roto, por supuesto, punzante, fijo, contar que la escritora siempre trae el extraordinario dolor de tener que renunciar a sus libros y escapar.

Pasan algunos años, y la supervivencia se pone ruda en una España franquista que continuaba atrasándolo, quitándolo todo. A pesar de las barricadas de la censura que la perseguían, Peri Rossi escribe poemas, relatos, novelas. Traduce, habla en la radio española, vive como puede. El barco que la trajo al viejo mundo le hace crecer Descripción de un naufragio (1976), en donde se declara pertenecer “a un mar en fugitiva”. La expulsión de su país será siempre una de sus constantes literarias. La nave de los locos (1984), sin duda una de las mejores novelas escritas en español, narra dos historias contrapuestas, que zozobran entre el caos y el cosmos: un tapiz que se interpone corajudamente en la lectura y un tal X que ha sido desterrado, extrañado de su tierra.

Igualmente, la prosa enorme, certera, vehemente, surge al mismo tiempo que una poesía insuperable. Algunos títulos narrativos serán El museo de los esfuerzos inútiles (1983), Cosmoagonías (1988), conviviendo junto a la lírica que la ha posicionado como una de las mejores: Diáspora (1976), Lingüística general (1979), Europa después de la lluvia (1987). Este último libro es fundante para su literatura, o, mejor dicho, se torna contundente en su producción porque el arte, que ya había aparecido de manera protagónica en el tapiz de la creación en La nave de los locos, se redime aquí con versos inspirados en la inefable pintura de Max Ernst que tiene el mismo rótulo. Babel bárbara (1990) inaugura los años noventa, década que tendrá la fortuna de que a Peri Rossi le nazcan tres libros magníficos. Uno, lleno de ensayos tan cultos como voraces, donde el deseo ya es su variable provocadora, Fantasías eróticas (1991). Luego brilla Desastres íntimos (1997) por la forma que toma para discursear sobre machismos, lesbianismos y otras yerbas. Pero la prosa es lo que luce. El cómo más que el qué, un cómo que se abre en Las musas inquietantes (1999) y que pone, ahora, o nuevamente, a sus versos hablando, criticando, admirando su propio museo, hecho en paredes de papel que fluyen, a la vez que disertan sobre el deseo de no ser mujer, de no continuar la “presarosa saga” de la sumisión.

El 2003 se congratula con Estado de exilio, donde asevera que “Lo mejor es no nacer, / pero en caso de nacer, / lo mejor es no ser exiliado.” El desarraigo, la escritora ida vuelve como un deseo de no serlo. Mi casa es la escritura (2006), cuyos versos se pueden escuchar de la propia voz y cuerpo de Peri Rossi en YouTube, se asigna como una de las cumbres de sus palabras, cuestión que se ata esplendorosamente con Playstation (2009). Aquí se traza un poema impar, uno que tiene el mismo título que su libro de poemas de 2006: “Estado de exilio”. Estas estrofas se asemejan a las relaciones que hacían los juglares, que hoy en día se podrían llevar, sin ningún lugar a dudas, al cine (otro de las lúcidas imbricaciones en la literatura de Peri Rossi). Relata aquí la crónica de una traducción que hizo una presa en Texas del libro Estado de exilio. Nos avienta, como solo una escritora como ella puede hacerlo, que el acto poético había sucedido cuando una mujer blanca, que había sido encarcelada por ayudar a salir de la cárcel a una presa negra, había aprendido español para traducirla.

El impacto novelístico también se había vuelto una presencia magnífica: Solitario de amor (1988), La última noche de Dostoievski (1992), El amor es una droga dura (1999), todas narraciones que dialogan con el deseo de un modo visceral, poético, trágico, irreverente, feminista.

Recientemente, Peri Rossi publicó otros poemas, Las replicantes (2016) que se imprimen en su recepción, otra vez, como esa idea de casa, de escritura, de tránsito que crece, que le crece. Eso indica ella, igual que lo hace en las dos últimas novelas imposibles de no leer: Todo lo que no te pude decir (2017) y La insumisa (2020), donde se echa en una suerte de biografía construida por una Peri Rossi que escribe a sabiendas de que nos hagamos cargo de que tiene ganas (siempre) de que eviten etiquetarla, de que la salven de quedarse perpetuamente en la historia de la literatura en español y del mundo.

¿Por qué es relevante que le hayan dado el premio Cervantes a Cristina Peri Rossi? La respuesta es unánime: porque su cómo ha superado al qué, y ese cómo se manifiesta en una poiesis que ahora, y más que nunca y que siempre, hay que leer. Es forzoso grabar en piedra que ella es la sexta escritora, entre una cuarentena de escritores. Esta es una de las razones por las que es transcendental que haya ganado tremendo galardón.

Pero hay otro argumento aún mayor. Que al fin –o por lo menos, esa es la gran expectativa (la más coherente, frente a tanta frivolidad mercantil)– Cristina Peri Rossi sea leída, y para ello reeditada y, por consiguiente, valorada como se lo merece, por su sincronía literaria y vital en nuestra época, por darnos placer de literatura, sabor exquisito de la lengua, amor por la escritura, que, seguramente, para quienes están leyendo esto, también es su casa, nuestra casa. La obra de Cristina Peri Rossi es una de las casas más destacadas de la literatura en español. Para quienes no la han habitado, ya es hora de hacerlo; quienes la habitamos, sigamos allí felices, conociendo una parte fundamental de nuestra historia literaria relatada por una mujer que ha vivido, que vive, finalmente, de su escritura.

Pd. Hoy, en la plataforma de Amazon, se puede encontrar Evohé, antes censurado e inconseguible hasta hace muy poco tiempo, a un costo de 150 dólares. Años atrás, yo pude leerlo gracias a la generosidad de un profesor que había guardado algunos ejemplares antes de que los desaparecieran de Uruguay. Afortunadamente, ya no pasará lo mismo con la última recopilación de sus poemas, Detente, instante, eres tan bello (2021), que inaugura la primera publicación de Cristina Peri Rossi en Argentina…

 

lunes, 1 de noviembre de 2021

EL INFINITO EN UN JUNCO (2)

 

«El libro es, sobre todo,

un recipiente donde reposa el tiempo.

Una prodigiosa trampa con la que la inteligencia

y la sensibilidad humana

vencieron esa condición efímera, fluyente,

que llevaba la experiencia del vivir

hacia la nada del olvido».

EMILIO LLEDÓ,

Los libros y la libertad (Tomado del texto de Irene Vallejo)

 

Tres fueron las secciones en el conversatorio de la biblioteca la Floresta de Medellín Colombia sobre este hermoso texto. Las dos últimas de dos horas cada una, dieron por terminada su lectura y hubo aportes sustanciales que trataré de sintetizar en este pequeño artículo.

Es preciso recordar que hablamos de lectores sin ninguna connotación académica, simplemente, seres enamorados de la lectura y el conocimiento, sin ninguna pretensión intelectual o especialización en materia literaria o similar.

La primera conversación giró alrededor del género en que está escrito el texto. Es un excelente ensayo sobre los libros, la escritura y las bibliotecas, de carácter histórico, con muchas referencias filológicas. Llegamos también a la conclusión que es también una crónica, no solo por el hecho de ciertos capítulos, en los que se mezclan las experiencias personales en el proceso de búsqueda de referencias hechas por la autora para el objeto de su investigación, sino la manera como las narra, haciendo gala de un estilo periodístico de buena factura y que se articula con el objeto principal del texto, aportándole una tensión propia de una novela que hace  de este libro algo más que un ensayo. En estas dos ultimas reuniones comenzamos a realizar un recorrido minucioso por el texto.

El libro empieza por hacer un minucioso viaje por la biblioteca de Alejandría, en todo el proceso de proyección, construcción y organización, con excelentes referencias históricas y anécdotas con respecto al primer proyecto global alrededor del conocimiento. En un capítulo especial narra en una especie de crónica, el periplo de la escritora en la búsqueda de la información pertinente, en las bibliotecas inglesas que dejan ver todo el celo de la humanidad por estos grandes centros alrededor del libro y de la historia.

Esto hace de este libro algo muy especial. Su narrativa, la manera como va articulando la historia con la actualidad, con el manejo de las bibliotecas de hoy en referencia a la era de la tecnología y el conocimiento, el celo del hombre por el conocimiento y la supervivencia del libro como objeto de conocimiento, nos permiten viajar en el tiempo con historias entrecruzadas.

 

En el tránsito del siglo V al IV a. C., aparecen en escena por primera vez unos personajes hasta entonces desconocidos: los libreros. En esa época, la nueva palabra bybliopólai («vendedores de libros») asoma en los textos de los poetas cómicos atenienses. Según nos cuentan, en el mercado del ágora se instalaban tenderetes de venta de rollos literarios entre puestos que ofrecían verdura, ajo, incienso y perfumes. Por un dracma, dice Sócrates en un diálogo de Platón, cualquiera puede comprar un tratado de filosofía en el mercadillo.

Sorprende que existiera ya una disponibilidad tan fácil de libros y, más aún, de obras filosóficas difíciles. A juzgar por su reducido precio, seguramente se tratará de copias en formato pequeño o de segunda mano.

En esta parte del texto la autora describe todo el esplendor de la sociedad griega, la agudeza inenarrable de los filósofos griegos, su precocidad. Son realmente los forjadores de la cultura occidental, la que se desarrolla siempre alrededor del conocimiento y del libro.

 

Estrabón dice de Aristóteles que fue «el primero que sepamos que coleccionó libros». Se cuenta que Aristóteles compró todos los rollos que poseía otro filósofo por la inmensa suma de tres talentos (dieciocho mil dracmas). Lo imagino acumulando durante años, en un continuo goteo de dinero, los textos esenciales para abarcar todo el espectro de las ciencias y el arte de aquella época. No habría podido escribir lo que escribió sin una lectura constante.

 

Son muchos los aportes de la sociedad griega a occidente. No solo nacieron las ciencias, la filosofía y la democracia, sino que se modelo de alguna manera la relación del conocimiento con la naturaleza humana, tan olvidada ahora, cuando los tecnócratas, parecen convertir el conocimiento solo en un objeto, en una mercancía, por encima de lo esencial para el hombre que es el mismo ser en cuanto ser.

 

Era la estética de la existencia que tanto impresionó a Michel Foucault cuando estudiaba a los griegos para su Historia de la sexualidad. En la última entrevista que concedió, fascinado por esta idea antigua, Foucault dijo: «Me llama la atención el hecho de que en nuestra sociedad el arte se haya convertido en algo que atañe a los objetos y no a la vida ni a los individuos. ¿Por qué un hombre cualquiera no puede hacer de su vida una obra de arte? ¿Por qué una determinada lámpara o una casa pueden ser obras de arte y no puede serlo mi vida?».

Relata también la historia de los libreros más connotados, la bitácora de sus responsabilidades y el celo por los libros: “Los bibliotecarios tienen una larga genealogía que empieza en el Creciente Fértil de Mesopotamia, pero apenas sabemos nada sobre esos lejanos antepasados del gremio. El primero que nos habla con su propia voz es Calímaco, a quien podemos imaginar con un perfil nítido en su paciente trabajo de catalogación y en sus largas noches de escritura. Después de Calímaco, muchos escritores han ejercido de bibliotecarios durante alguna época de su vida, entre paredes de libros que a la vez convidan y paralizan. Goethe, Casanova, Hölderlin, los hermanos Grimm, Lewis Carroll, Musil, Onetti, Perec, Stephen King. «Dios me hizo poeta y yo me hice bibliotecaria», escribió Gloria Fuertes”.

En este contexto hay una cita especial sobre Borges, desde su inconmensurable capacidad de lector, en este caso, como bibliotecario especial, a pesar de su ceguera, tiene un conocimiento de la biblioteca nacional de argentina perfecto, recorría sus anaqueles con total certeza de la ubicación de cada texto, cuando lo requería, sabía dónde estaba y le abría en la cita especial que solo el conocía.

Las bibliotecas y los bibliotecarios tienen su propia historia universal de la infamia: ataques, bombardeos, censura, depuraciones, persecución. Han inspirado una galería de personajes fantásticos, como Jorge de Burgos en El nombre de la rosa, capaz de convertir un libro de Aristóteles en arma del crimen; o Mary, que vive a la vez en dos dimensiones espaciotemporales, como feliz madre de familia y como atormentada bibliotecaria (y no sabemos cuál de esas vidas prefiere). Pero lo más asombroso de todo es el camino recorrido desde los orígenes orientales —con sus gremios de escribas y castas de sacerdotes que mantenían el conocimiento vigilado— a las bibliotecas de hoy, abiertas a todo el que quiera leer y aprender.

 

Con el Kindle y Amazon, con las bibliotecas digitales el universo infinito de los libros, con su infinito catálogo de obras que nunca leeremos, constituye un laberinto, la suma del conocimiento y expresión de la humanidad que, gracias a estas dos plataformas, por fin está a la mano de cualquiera persona con acceso a la red.

 

El catálogo de Calímaco fue el primer atlas completo de los libros Conocidos. Nació entonces la ansiedad de seleccionar: ¿qué leer, ver, hacer antes de que sea demasiado tarde? Por el mismo motivo, hoy seguimos obsesionados por las listas.

 

Como se puede ver, la historia de la acumulación de conocimiento y proliferación de bibliotecas con todas las variables alrededor del libro, como las listas y catálogos, es más antigua de lo que parece y solo se ha perfeccionado y depurado con el tiempo. Este ensayo lúcido es muy minucioso al respecto y las referencias son muy hermosas y alucinantes.

De igual manera se hace un esbozo de la presencia femenina en esta tarea:

 

Solo hay una presencia femenina en el canon literario griego: Safo. Es tentador atribuir ese clamoroso desequilibrio a que las mujeres no escribían en la antigua Grecia. Solo es cierto en parte. Aunque para ellas era más difícil educarse y leer, muchas vencieron los obstáculos. De algunas, quedan fragmentos rotos de poemas; de la mayoría, apenas un nombre. Esta es mi lista provisional de escritoras casi borradas: Corina, Telesila, Mirtis, Praxila, Eumetis también llamada Cleobulina, Beo, Erina, Nóside, Mero, Ánite, Mosquina, Hédila, Filina, Melino, Cecilia Trebula, Julia Balbila, Damo, Teosebia.

De igual manera se escruta la tarea hecha por los romanos frente a las bibliotecas, los libros y el conocimiento. Este fue un pueblo conquistador que no arraso con la cultura de los pueblos conquistados, sino que la asimiló y en algunos casos amplio los textos mediante el cultivo de letras y libros en comentarios y extensiones de suma importancia. 

Teniendo en cuenta la extensión de este hermoso libro terminare con una tercera entrada que complete los comentarios del conservatorio de lectura de la biblioteca la floresta de Medellín.








sábado, 30 de octubre de 2021

LENGUA DE BUEY

 

Este excelente articul0o de “Letras libres” aconsejo leerlo a mis lectores, el lenguaje que es la patria del hombre constituye el instrumento por lo cual no solo nos comunicamos, creamos los miedos, señalamos y trasgredimos la realidad a nuestro antojo y manipulación. CESAR H BUSTAMANTE

 

Por David Toscana 29 octubre 2021

 

“¿Qué causas no inventamos para las desgracias que nos afectan?”, escribe Montaigne. “¿A qué no echamos la culpa, con razón o sin ella, para tener algo contra lo cual luchar?”

En el evangelio de Marcos, el mesías dice: “El que no es contra nosotros, por nosotros es”. En Mateo, pronuncia una frase aparentemente parecida, pero más radicalizada e intolerante: “El que no es conmigo, contra mí es”, y agrega: “El que conmigo no recoge, desparrama”. La primera funciona para un aspirante en campaña; la de Mateo ya lleva el descaro de quien ostenta el poder. Son palabras con antojo de dividir el mundo en los buenos míos y los malos otros.

He venido para poner en disensión al hombre contra su padre, a la hija contra su madre, y a la nuera contra su suegra; y los enemigos del hombre serán los de su casa. El que ama a padre o madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a hijo o hija más que a mí, no es digno de mí.

Un tanto insolente el mesías y, como dice Esquilo: “La insolencia es hija de la impiedad”.

Por mucho que se esmeran los creyentes en armar un discurso coherente de los evangelios, lo cierto es que el personaje principal pasa del amor al revanchismo, de la mansedumbre a la intransigencia, de las bendiciones a las maldiciones. A la iglesia del pasado le gustaba hacer énfasis en ciertas amenazas, como la de ser “echados a las tinieblas; allí será el lloro y el crujir de dientes”. Ahora las bienaventuranzas o el amor al prójimo funcionan mejor, pues ya no se cree en el infierno, o sí, cuando el infierno son los otros.

Quizás el comportamiento más difícil de racionalizar o justificar del nazareno lo vemos en este pasaje: “Al día siguiente, cuando salieron de Betania, tuvo hambre. Y viendo de lejos una higuera que tenía hojas, fue a ver si tal vez hallaba en ella algo; pero cuando llegó a ella, nada halló sino hojas, pues no era tiempo de higos. Entonces Jesús dijo a la higuera: Nunca jamás coma nadie fruto de ti… Y luego se secó la higuera”.

Esto hace pensar en aquel ensayo de Montaigne titulado “Cómo el alma descarga sus pasiones sobre objetos falsos, cuando los verdaderos le faltan”, el cual comienza así:

Uno de nuestros gentilhombres, sumamente propenso a la gota, cuando los médicos le instaban a abandonar por entero el disfrute de las carnes saladas, solía responder con mucha gracia que, en los ataques y tormentos de la enfermedad, quería tener a quién echarle la culpa, y que, gritando y maldiciendo contra la salchicha o contra la lengua de buey y el jamón, sentía un gran alivio.

Heródoto cuenta que uno de los caballos de Ciro se metió desbocado al río Gindes, y “la corriente lo engulló en sus aguas y lo arrastró”. Entonces Ciro injurió al río y decidió “dejarlo tan menguado que, en lo sucesivo, hasta las mujeres podrían atravesarlo fácilmente sin mojarse la rodilla”. Se hallaba en medio de una expedición militar, pero durante varios meses puso ociosamente a sus soldados a cavar trescientos sesenta canales por los que desvió las aguas para restarle fuerza al río.

También Jerjes por frustración mandó insultar y dar latigazos al mar cuando una tormenta le destruyó un puente.

“¿Qué causas no inventamos para las desgracias que nos afectan?”, escribe Montaigne. “¿A qué no echamos la culpa, con razón o sin ella, para tener algo contra lo cual luchar?”.

El papa Esteban VI también sentía la necesidad de inventarse enemigos tan inanimados e inofensivos como un cadáver. Por eso mandó desenterrar a uno de sus predecesores, el papa Formoso, que ya contaba con nueve meses de muerto. Le armó un juicio por cuantos delitos se le ocurrieron. El acusado no pudo defenderse y fue declarado culpable. Al cuerpo putrefacto le cortaron los tres dedos que había usado en vida para bendecir y lo echaron al río Tíber con lastre y en pelota.

Ver enemigos donde no los hay es crear enemigos.

El mar se vengó de Jerjes y se tragó a su ejército.

Ciro se burló de un río diciendo que “hasta las mujeres podrían atravesarlo”, y fue justo una mujer quien lo mató, decapitó y le metió la cabeza en un odre lleno de sangre.

El cadáver del papa Formoso emergió a la superficie, impulsó una revuelta, y su verdugo, el flamante papa Esteban VI, acabó estrangulado.

La higuera seca se mantuvo en pie más tiempo que quien la secó.

El gentilhombre enfermo de gota acabó por saber que una lengua de buey no para de maldecir.

 

 

jueves, 14 de octubre de 2021

CRONICAS BARRIALES

 



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El barrio los Alcázares está en medio de dos zonas muy diferentes, desde la perspectiva urbana, exactamente en la zona 13 de la ciudad de Medellín, es atravesado por un parque de cuatro cuadras, una arteria verde, dividida por calles, enmarcado por casas que se miran unas a otras, casi todas reformadas, buscando la renta que aliviane la situación económica para sus dueños, espacio que es el punto de encuentro de sus habitantes, quienes en una rutina muy puntual, a la misma hora, sacan sus perros, realizan caminatas y salen al trabajo, lo que permite conocerlos muy fácilmente y de hecho, se van convirtiendo en la huella indeleble del sitio. La zona 13 tienen una historia de violencia y macartismo bastante curiosa, muy cruel en ocasiones y conocida gracias al narcotráfico en el mundo. La última novela del escritor colombiano Pablo Montoya (“La sombra de Orión”) trata sobre un hecho de carácter oficial ocurrida en este sitio, exactamente una toma militar, de muy mala recordación, realizada por el estado, donde quedaron muy comprometidas las fuerzas armadas y el propio presidente de la república, por las torturas y desaparecimientos de gente de la zona, aún no aclaradas, en compañía del paramilitarismo y de grupos ilegales, alianza perversa que inclusive aún mantiene su vigencia.

Los habitantes de esta zona, por lo general llevan muchos años viviendo aquí. Para un cronista resultaría material vivo para contar mil historias que se hilvanan con las de la ciudad y muchas veces con las del país. Guardan memoria del proceso de urbanización, de las historias particulares relevantes y de ciertos lunares luctuosos que no dejan de atentar con la paz que merece un sitio como estos. Cuando uno le dice a un habitante desprevenido que vive en Santa Lucia, es como si le señalara que vive en el viejo oeste. Hay una estigmatización que no es coherente con la realidad, la cual, es muy diferente al concepto general. En el segundo parque de los Alcázares, exactamente frente a la tienda de don Joaquín, nos reunimos varios amigos. Podría presentarlos formalmente: Un financista, un historiador muy serio y riguroso, un comunicador social, un artista, un emprendedor muy lúcido, una experta en gastronomía, una ciudadana alemana de un encanto absoluto, un ser que se conoce las mil vueltas de esta ciudad y uno que otro advenedizo como el suscrito. O presentarlos como los que verdaderamente son: Contestatarios, rebeldes, iconoclastas, atrabiliarios, que viven con la sentencia de Hemingway, empezar a beber siempre antes de las 3 de la tarde convencidos que todo combate es inútil y que imposible jugarle al sistema.   

A la gente se le olvido conversar, los celulares y las redes sociales nos convirtieron en seres solitarios y alejados, comunicados con todos y con nadie en el fondo, siempre en un lugar diferente donde verdaderamente estamos. Estoy absolutamente convencido de esto: No hay nada más encantador que una buena charla, sobre todo cuando de ella aprendes, te enriqueces y le da una vuelta a la vida y siente menos culpa en una sociedad que no sabe sino señalar. Giovanni, Omar, David, Sebastián, Livia, Weimar, Sandra, Armando, David, son personajes encantadores, diferentes a todo lo que conozco, leales hasta el punto de ser alcahuetes y sobre todo convencidos que la vida, eso que otros hicieron de nosotros para recordar la sentencia de Sartre, no es como no la quieren imponer.

Los barrios, las esquinas y los entornos son más importantes de lo que parece. Desde hace muchos años hay agendas publicas y secretarias pensando solo en ellas desde lo lúdico y el intercambio social. El nadaísmo en Colombia nació de un grupo de iconoclastas reunidos en las calles de Medellín con mucha convergencia y deseo de mandarlo todo para la mierda. La perspectiva siempre fue estética y por la calidad de los personajes, de los textos, de su poesía adquirió trascendencia nacional. El automático en Bogotá, el Málaga en Medellín, la cigarra de Ibagué, la cueva de Barranquilla, fueron primero sitios de buena conversación y de intercambio de ideas.  Poco se escribe de estos encuentros, por lo anodino en apariencia de los personajes. Dejar registro de estos grupos es importante, Foucault dice que la historia de las pequeñas cosas, los relatos, las discontinuidades son fundamentales y de ellas nadie habla. Los invito alguna vez a estar en estos encuentros, que siempre son fortuitos, sin agenda, hijos de la casualidad y lo desapacible de la vida. Son como libros abiertos, el que llega siempre es bienvenido.


 


lunes, 4 de octubre de 2021

EL INFINITO EN UN JUNCO

 

Es preciso en referencia a este excelente texto de Irene Vallejo, precisar a qué genero responde el mismo.  Es evidente que estamos ante un ensayo, de carácter histórico, alrededor del libro, de la escritura, de las bibliotecas y por supuesto de la lectura y el conocimiento.

En el club de lectura de la biblioteca la Floresta de Medellín, la lectura de este texto fue el ejercicio del último conversatorio, el director dividió las disertaciones en tres secciones, escribiré sobre la primera que empezó por definir qué entendemos por ensayo.

Tomaré algunas características plasmadas en el texto sobre el ensayo de Jaime Antonio Vélez. Empieza con un título que constituye por antonomasia una definición: “El más humano de los géneros”.  “Montaigne fue el primer escritor en emplear esta palabra para nombrar una forma peculiar de escritura”. 1598, dio a conocer una serie de escritos a los que denominó essais y en los cuales no se proponía fin alguno. El diccionario lo define de esta manera:

El ensayo es un tipo de texto en prosa que explora, analiza, interpreta o evalúa un tema. Se considera un género literario comprendido dentro del género didáctico. Las características clásicas más representativas del ensayo son las siguientes: Es un escrito serio y fundamentado que sintetiza un tema significativo, desde una óptica personal y muy subjetiva pero que a la vez está soportada en información veraz y rigurosa.

Varios fueron los aportes en el conversatorio al respecto: El ensayo permite ciertas libertades, es personal. Dice al respecto JAV: “Lo perdurable no reside, pues, tanto en lo que dice, como en el punto de vista y en el tono que asume para decirlo. Y en eso radica, justamente, una de las claves del gran ensayo en todas las épocas”.

El texto de Irene Vallejo es una investigación rigurosa, seria e histórica alrededor de los libros en sus diferentes formatos. Empieza con Alejandro Magno, concretamente sobre el proyecto de la Biblioteca de Alejandría, narra la historia desde su concepción, construcción, hasta su terminación, estudiando a la vez los proyectos anteriores a la misma que sirvieron como experiencia. La tarea fue encomendada a Tolomeo, quien creo un cuerpo selecto de asesores, traductores y trajo a Alejandría los royos de papiro del mundo,  en una búsqueda de conocimiento irrepetible en la historia antigua.

 

Hay personas que durante su vida anhelan saber más porque cuanto más saben mejor comprenden a los demás, más facilidad tienen para convivir y, por lo tanto, disfrutan más del día a día, son más felices. Y lo transmiten. Creo que es lo que le sucede a Irene Vallejo, destila amor y felicidad. Y la contagia. Leer “El infinito en un junco” es dar un paseo por la Historia para comprender la necesidad del hombre de comunicarse con los demás, la necesidad de no olvidar lo que otros dijeron antes que él y la necesidad de compartirlo. Y así, haciendo gala de un humor exquisito, Irene Vallejo nos abre las puertas de la Historia. El lector asiste con absoluto placer a los comienzos del libro, a la dificultad de plasmar con símbolos, en la piedra, el papiro o el papel, los sonidos rítmicos que con tanta facilidad producimos, a la necesidad de hacerlo. Y queda admirado (una vez más) al descubrir que, gracias a la escritura, sabemos que los grandes hombres, y los despreciables, renacen cada cierto tiempo. La autora nos recuerda cómo hace 25 siglos Alejandro Magno ya concibió lo que hoy llamamos globalización a partir del helenismo. Esta empresa ha sido llevada a cabo en varias ocasiones a lo largo de la historia, pero por cuestiones políticas o religiosas se ha destruido otras tantas. Y puestos a aniquilar, lo pulverizamos todo. Leyendo “El infinito en un junco” razonamos las consecuencias de destruir los libros escritos por filósofos, científicos, ¿lingüistas? La cultura de esa sociedad queda devastada, por lo que se impide a quienes vengan después que la conozcan, es un atentado al propio ser humano. Imagino a los habitantes de la antigua Alejandría o de Irak en 2015 al ver sus tradiciones, sus pensamientos pisoteados, ninguneados, despreciados, quemados.

Uno de los asistentes al conversatorio comparó este libro con el de la “Trilogía de New York”, en lo que respecta a las referencias. Le parece que las referencias literarias e históricas sobre personajes y obras de la literatura de la novela de Auster son demasiado difíciles, que constituyen un juego que complica su lectura y que en cambio en este ensayo son enriquecedoras y corresponden al genero que mejor las recibe, hacen la lectura agradable y lúcida.

Esta claro que en la auto ficción y la metaficción en la novela son recursos literarios, muy de la posmodernidad, permisivos, no se usan por un prurito de elocuencia o las imposturas intelectuales tan de moda, sino que corresponden al mismo corpus de la historia, hacen parte del relato.

También se relevó algunos aspectos en relación con el tiempo. En todo ensayo supone una relación especial entre el tiempo en que se escribe y los hechos históricos traídos como referencia. El libro de Irene Vallejo, pese a empezar su historia por la antigüedad, empezando por el proyecto descomunal de la biblioteca de Alejandría, hace referencias explicitas a la revolución de las TIC y las redes, las que permiten tener acceso a una biblioteca inconmensurable en el mínimo espacio, gracias a la electrónica.  Es el sueño de la biblioteca universal que tanto rememora Borges. La autora siempre realiza articulaciones puntuales con lo que sucede hoy frente a la revolución digital. Hay referencias implícitas al proceso de tener en un solo sitio todo el conocimiento de la humanidad, aludiendo que es un propósito muy antiguo y el progreso intelectual desde la perspectiva histórica realmente responde a esta bitácora esencial. Según la propia autora también es la historia de como el libro sobrevive a tantas catástrofes, de la pasión por la lectura y por ende del conocimiento, del amor a los libros como objetos de memoria, de la otredad. 

En la medida en que se vayan dando los siguientes conversatorios sobre este texto, iré haciendo las relatorías de los mismos. Espero mantener los aspectos más interesantes de los conversatorios alrededor de este excelente texto.

 

 


 




miércoles, 22 de septiembre de 2021

TRILOGIA DE NEW YORK DE PAUL AUSTER (2)

 

Estas tres novelas del escritor americano, publicadas como un solo texto, entretejido por sus historias mediante un hilo argumental acucioso, lleno de simbolismo y referencias literarias, realmente, son tres novelas en una, como lo exprese en la entrada anterior, son objeto de un ejercicio del club de lectura “La Floresta” de Medellín Colombia. En tres secciones de dos horas, realizamos un conversatorio en torno a las impresiones que dejaron en el grupo su lectura.

Trataré de plasmar en esta entrada las impresiones generales del grupo sobre las dos novelas finales: “Fantasmas” y “Habitación cerrada”.  En la primera entrada sobre la primera novela: "La ciudad de cristal", dejamos en claro, que pese a ser escrita con ciertos tics de la novela policiaca, no es una novela policiaca, pese a que existen eventos específicos en la trama que le pueden dar este talante: Un personaje termina contratando un detective, el azar juega un papel preponderante (todo empezó con un número equivocado) , tarea que la asuma un escritor, quien suplanta al detective, por efecto de una llamada equivocada, hecho puntual desde donde parte la historia, caracterizada por las referencias literarias, los juegos de suplantación, el doble como herramienta de elucidación psicoanalítica, para establecer las múltiples personalidades de los personajes y la soledad inevitable, en un espacio urbano lleno de significaciones y alusiones históricas. El tema es la ambigüedad del lenguaje. Está claro que en las tres novelas se contraponen diferentes planos sobre una misma trama.

 Para Auster la experiencia, el vagabundeo, la perdida de la razón, el azar, el error, el hambre, el sueño, son los elementos que nutren la escritura y producen sentido. Trabaja con el lenguaje literario que es una escritura polisémica, compleja y múltiple. Sus personajes reflejan esta complejidad: En “Ciudad de cristal” Quin condensa, con suma habilidad, todos los acontecimientos minuciosamente en su cuaderno rojo. Va sumando detalles, pistas y hipótesis para de completar el vacío. La escritura es errante, desprolija, en movimiento, con cortos y largos periodos de sueño, de locura y de hambre. En “Fantasmas” Azul escribe los informes sobre Negro en una soledad agobiante, tratando de atar cabos para entender cuáles son las intenciones de Blanco. Pero es ahí cuando se encuentra escribiendo lo insospechado: su propia biografía. En “La habitación cerrada” la última obra de Fanshawe resulta imposible de leer, producto de una vida errante, nómada y aventurera. Y su amigo, su doble, se empeña en reconstruir su biografía sin importarle que está a punto de perder la propia vida. Los personajes son capaces de abandonar la existencia: ella sobrevivirá en el libro[1].

Es un hecho, “Fantasmas”, continua con este hilo conductor, tres personajes, uno que contrata, otro que ejerce la tarea del detective y el último que resulta ser vigilado con sorna y delirio, donde hay más que un análisis personal sobre el papel de cada personaje en esta trama llena de simbolismos y juegos de trasposición, está lleno de nuevo de referencias literarias y elucidaciones de todo tipo. No existen personajes con nombres tradicionales, sino el escritor los denomina a través de colores, este juego corresponde también al juego de la trama y a las intenciones de ir más allá que la realidad y las circunstancias existenciales concretas, como si habláramos de emociones y no de personas, del carácter, de estereotipos en general, cada uno con alguna referencia a personajes literarios, no solamente alude a este factor psicológico, sino utiliza coincidencias históricas, que igualmente juegan un papel relevante en la trama.

El grupo a través de varias opiniones en el conversatorio llegó a plantear algunos aspectos muy interesantes que me parece importante plasmar.  El juego del doble es un tema bastante trabajado en la literatura (El extraño caso del doctor Jekyll y Mr. Hyde, de Robert Louis Stevenson).

El doble en la literatura aparece en los estudios literarios como: tema, motivo y con menor frecuencia, mito, figura o tipo. Pero se puede definir es una construcción que gira en torno a la dualidad y binarismo, es un hecho que se construye en funciona de una lucha entre principios, potencias o entidades opuestas y complementarias a la vez. El doble aparece cuando dos incorporaciones del mismo personaje coexisten en un mismo espacio o mundo ficcional”.

“La literatura permite plasmar las inquietudes del ser humano y proponer respuestas a las preguntas fundamentales sobre el sentido de la existencia.    Una de esas inquietudes se relaciona con el problema de la identidad. La pregunta sobre el “¿quién soy?” ha dado lugar al tema del      doble, que se ha venido desarrollando en la      literatura desde el siglo XVIII”.

De igual manera se tocó en el grupo la intrincada relación entre realidad y ficción. La trasposición entre estos dos contextos. Piglia en una excelente conferencia aduce, hablando de Borges, como la ficción al final logra trasformar la realidad, se refiere a la literatura fantástica, tan importante para el escritor argentino y como la primera (La realidad), termina convertida en una ficción a trávez de la historia o el relato. De igual manera alguien preguntó en el conversatorio si somo realidad o conciencia, para llegar de manera extraña a la relación entre sujeto y objeto de tanta disertación en la filosofía.

De manera extensa, en las diferentes intervenciones, se habló del trasunto de la filosofía en este tema, de la oposición entre idealismo y materialismo, lo que resulta además muy curioso, pues es difícil asumir que una novela de para tanto, así quedó establecido en este grupo de trabajo, de hecho cada lector es un creador y existen tantas novelas como lectores.

Al final, de manera literal, llegamos a la conclusión absoluta que los tres personajes, resultan ser dos y al final uno solo. Hablamos de un personaje con tres grados de conciencia y existencia en un mismo plano. Recordemos que en ““Ciudad de cristal” el primer texto, está vislumbrada entre los límites de lo real y lo imaginario. “Fantasmas”, centrada en la condición solitaria, en una suerte de ímpetu monacal que tiene su referente en “El estanque de Walden” y La habitación cerrada”, una apología a la ambigüedad íntima y a la aceptación de la realidad, cuya proximidad se evidencia en Nathaniel Hawthorne y en su primera novela titulada Fanshawe publicada en 1828”[2].

En la última novela: “La habitación cerrada”, el grupo estableció varios puntos que es importante traer a colación: Narrativamente es mas fácil de leer y resulta muy agradable, por la factura de su prosa y por lo fácil de la trama desde la perspectiva del lector, lo que no quiere decir que, el escritor haya renunciado a los marcos referenciales, a los ripios, como lo dijo un asistente muy lúcido del conversatorio, que son arabescos innecesarios. La conclusión del grupo en general, es que, estamos ante una gran novela. El personaje principal, un escritor Neoyorquino, por aquellos juegos del azar, resulta valorando la obra escrita de un hombre desaparecido, quien fue su gran amigo de la niñez y la adolescencia, por encargo de su viuda, Sofia, que al final terminan casada con el escritor, ahora en el papel de curador, tarea que cumple con una cuota de engaño, pues partimos que el desaparecido está muerto y, realmente no lo está, aparece en la trama dos veces frente a su amigo escritor para ratificarle que nunca volverá a la anterior vida, las referencias literarias siguen siendo muy importes, hacen parte de los ejes narrativos, hay por supuesto un juego de roles, la propia biografía del autor es latente como herramienta creativa para crear roles.

La novela nos despierta del sueño de la verdad totalitaria, el mundo de la novela es el mundo de la ambigüedad. Por esto las palabras de Ballard5, cuando dice “Vivimos dentro de una enorme novela” (...) “La ficción ya está ahí. La tarea del escritor es inventar la realidad”, golpean duramente en las mentes dormidas por el acoso de la producción de masas, la publicidad, el discurso político y los medios de comunicación encargados de reproducir el pensamiento único contemporáneo. La novela viene a rescatarnos de esa ficción y es la única que nos muestra y nos interroga sobre la complejidad en el mundo[3].

Es loable el ejercicio de estos conversatorios de lectura, la lectura de esta novela, no solo fue un homenaje al escritor americano de tanta preponderancia, por la lucidez de sus libros, por la prosa y la composición, por la calidad creativa y por lo tanto literaria, sino un ejercicio de hermenéutica e interpretación literaria. Seguiré a través de este blog, trayendo a colación algunos talleres de lectura de la biblioteca "La floresta" de Medellín, para ampliar las resonancias sobre nuestra humilde tarea.



 


 








[1] Universidad del Cine 1 Facultad de Cinematografía Cátedra: Panorama de la Literatura Titular: Prof. Mirta Arlt. Adjuntos: Prof. Silvana Franco Trabajo Final: La encarnación del mundo en el libro, Análisis de la obra de Paul Auster, “La trilogía de New York”. Autor: Nicolás Savignone

[2] Todo empezó con un número equivocado. Tesis de grado. Julián Sepúlveda Orozco Trabajo de tesis para optar al título de Magister en Estética Asesora María Cecilia Salas Guerra Departamento de Estudios filosóficos y Culturales Facultad de Ciencias Humanas y Económicas Universidad Nacional de Colombia

[3] Universidad del Cine 5 Facultad de Cinematografía Cátedra: Panorama de la Literatura ITitular: Prof. Mirta Arlt. Adjuntos: Prof. Silvana Franco Trabajo Final: La encarnación del mundo en el libro, Análisis de la obra de Paul Auster, “La trilogía de New York”. Autor: Nicolás Savignone

sábado, 28 de agosto de 2021

PAUL AUSTER Y TRILOGIA DE NUEVA YORK

“Dentro de la literatura del siglo XX, con énfasis hacia la segunda mitad de la centuria y prolongándose al siglo XXI, un sector de la narrativa, novelas y cuentos, hace confluir los oficios del creador, del crítico, del teórico y del lector”.  De esta manera la relación entre el escritor y lector se hace desde variables muy diferentes a las presupuestadas antes de estas narrativas novedosas, hablo de las teorías literarias y hermenéuticas anteriores al 50 del siglo pasado. 

El club de lectura de la biblioteca la floresta de Medellín cumple una labor encomiable en favor de la lectura y la literatura en general. En el último encuentro, nos encargó su director como tarea leer “Trilogía de New York” de Paul Auster, con el fin de comentar las tres novelas contenidas en este texto.  

Este año se han analizado varios textos, se hacen comentarios muy puntuales de lo que ha dejado cada lectura para cada uno de los participantes, se confrontan opiniones y se descifran y contextualizan los procesos creativos implícitos en cada relato o novela en cuestión. 

El director en un ejercicio pedagógico, sin los atavismos de la academia, va dilucidando desde la perspectiva del lector los aspectos específicamente literarios del texto y paralelamente dilucida las herramientas literarias utilizadas en el proceso creativo. Esto lo hace con todos los libros sometidos a lectura.  De esta manera llegamos al concepto de autificción, de la cual, la trilogía escrita por Paul Auster es un buen ejemplo. 

Estos conversatorios por fuera de la academia son de suma importancia. Es un ejercicio espontaneo, con lectores anodinos y desde una perspectiva antropología constituyen un acercamiento a la literatura realizada por el ciudadano común.  En palabras de Aidan Chambers, de lo que se trata es de compartir el entusiasmo por la literatura y la interpretación textual. 

La autoficción es un neologismo creado en 1977 por Serge Doubrovsky crítico literario y novelista francés. “La autoficción se define por un "pacto oximorónico" o contradictorio asociando dos tipos de narraciones opuestas: un relato fundado, como la autobiografía, sobre el principio de las tres identidades (el autor es también el narrador y el personaje principal), que sin embargo es ficción en sus modalidades narrativas y en sus paratextos (título, textos de solapa, contratapa, etc.). Se le llama también "novela personal", ya que se trata de un cruce entre un relato real de la vida del autor y el relato de una experiencia ficticia vivida por este”. 

Trilogía de New York” es una novela emblemática de la autoficción. Miremos los elementos esenciales de esta obra. Son tres novelas en una. Son tres relatos entretejidos por una misma técnica y con historias que encubren marcos referenciales a otras obras y géneros (El policiaco, la autobiografía y la hermenéutica como herramientas textuales de construcción). 

Empezaré por el primer texto: "La ciudad de cristal”, escrita en primera persona. El autor acude a la trasposición de nombres, que viene siendo un recurso en la trama y que le sirve como recurso para citar textos literarios implícitos en la narración que hacen parte del acervo intelectual del escritor en medio de un trasunto policiaco producto de una casualidad y cierta dosis de soledad e invención que constituyen parte de la realidad del protagonista.  En una tesis sobre este texto encontré la expresión: “todo empezó con un número equivocado, más que tratarse de un desacierto casual y ordinario, más que concebir el título de esta tesis o más que ser la primera línea escrita por Paul Auster en “La trilogía de Nueva York”, bien podría significar una sentencia de retirada y no un accidente o un punto de partida, en tanto es una invocación del escritor norteamericano que se manifiesta como una suerte de conjuro y que emerge desde la habitación de un hombre desalojado y abismado en el mundo, quien a través de sus cavilaciones y novelas de ficción revela con atino y sutileza un sinfín de temas universales”. Destaca la estudiante cuatro temas, los que de antemano descarto para este artículo, no porque no sean importantes, sino por lo general de mi análisis, en todo caso, considero importante nombrarlos: la soledad, el azar, la ciudad y la identidad. 

Daniel Quin es un escritor citadino (Nueva York como eje urbano), escribe “novelas de misterio”, estas obras las escribía con el nombre William Wilson, el detective narrador es Max Work, hombre que había resuelto innumerables crímenes y se había hecho íntimo de Quinn. En la mesa de noche del escritor siempre reposa un ejemplar del libro de viajes de Marco Polo. Cada nombre o inicial citado en este texto, termina convertido en una referencia literaria. Los sitios igualmente responden al mismo truco. Vive en la misma calle donde alguna vez vivió Wall Witman. En este caso, la ciudad hace parte del eje narrativo. “Nueva York, es el escenario, la ciudad de todos y de nadie, el lugar del caos donde logran vislumbrarse las sombras de unos hombres que cruzan el Puente de Brooklyn para llegar al Downtown de Manhattan, un espacio que invita al extravío y donde aún en el horizonte se respira la ausencia que ha permanecido en el ambiente después de los atentados del 11 de septiembre. Un vacío en el cielo que constata la fragilidad del mundo y que en el sentido de esta tesis se podrá leer como un excurso, en tanto es un tema posterior a la trilogía austeriana”. 

Hay ciertas características del personaje que a la vez son del escritor en la vida real: Escribe en libretas, siempre lleva un lápiz a la mano, es fanático del beisbol y seguidor de un equipo de la ciudad, solitario, amante y estudioso de ciertos autores emblemáticos de la literatura.  En el relato hay extensas alusiones a Heródoto, Montaigne, a Defoe y Swift, que no son simples referencias, sino que tienen que ver con los personajes y la manera de sortear sus angustias existenciales, la soledad en este caso. En la tesis sobre Paul Auster hay una explicación aludida a este recurso metalingüístico que vale la pena citar: “Ciudad de cristal, vislumbrada entre los límites de lo real y lo imaginario. Razón por la cual los personajes que la recrean se pierden en la locura como quijotes en Nueva York. Fantasmas, centrada en la condición solitaria, en una suerte de ímpetu monacal que tiene su referente en El estanque de Walden. Y, La habitación cerrada, una apología a la ambigüedad íntima y a la aceptación de la realidad, cuya proximidad se evidencia en Nathaniel Hawthorne y en su primera novela titulada Fanshawe publicada en 1828” (Julián Sepúlveda Orozco, universidad nacional de Colombia). 

Por esta vía estudia el mito del paraíso y el mito de Babel, cita a Milton, hace referencia a su secretario (Henry Dark) quien después de la muerte de este se traslada a América y escribe sobre la nueva Babel, referencias todas importantes por el papel que juegan en el relato. Miremos ciertas alusiones realizadas por el personaje: 

Desde el principio, según Stilman, el descubrimiento del nuevo mundo fue el impulso que insufló vida al pensamiento utópico, la chispa que dio esperanzas a la perfectibilidad de la vida humana, desde el libro de Tomas Moro de 1516 hasta la profecía de Gerónimo de Mendieta, unos años más tarde, de que América se convertía en un estado teocrático ideal, una verdadera ciudad de Dios”.  

Cita a Rousseau, a Locke, la bula papal de Pablo II sobre el alma de los indios, la interpretación de la torre de Babel referida al lenguaje y a la unidad. Figuras que aparecen en un relato donde gracias al azar asume ser otro personaje y se embarca en una misión y una búsqueda, se convierte en un detective por razones de la suplantación (Paul Auster), lo que constituye el punto de partida de la trama. El autor a nosotros como lectores nos permite un juego con nuestras propias referencias en el marco del relato: Cervantes, Henry David Thoreau, Nathaniel Hawthorne, Jorge Luis Borges, Albert Camus, Knut Hamsun, Friedrich Nietzsche, Edgar Allan Poe, Woody Allen, Franz Kafka, Herman Melville y J.M. Coetzee; entre muchos otros autores que gracias a las referencias se entre cruzan con las citadas por el autor, ejes literarios que hacen parte del contexto. 

Las referencias a Cervantes y el Quijote realizadas por el autor son muy importantes en el texto.  Primero por los juegos que se entreveran en la trama gracias al azar y a una equivocación producto de una llamada donde el tema de la sinrazón y la puesta en escena de la realidad frente a la invención constituye una variable constante. La vida termina siendo siempre un relato, el pasado lo mismo, la perspectiva del narrador se impone sobre la realidad. El Quijote de Sancho no es el mismo que él de Cervantes y diferente al del lector. La narración puesta en cabeza de un autor ficticio como sucede en el Quijote, constituye un juego alrededor de un relato policiaco por fuera del canon donde confluyen voces, autores y referencias que son importantes desde la perspectiva estética. El relato igualmente tiene datos y aspectos autobiográficos, que se entretejen con el argumento de base y le dan libertad al lector, quien obligado entra en este juego de ficciones contrapuestas. 

Esta trilogía es la obra más leída de Paul Auster y amerita relecturas que permiten captar los juegos metalingüísticos y la multiplicidad de referencias   literarias puestas en la trama.