Cual será la obra de la literatura
que nos contará la actual crisis por gracia del virus del COVA. Aún no ha sido escrita. Esta peste nos agobia y nos asedia
implacablemente desde hace ocho meses, hay una tensa relación con este virus indescifrable
e implacable. No conozco aún la crónica
que nos narre con lujo de detalles todo lo que hasta ahora hemos vivido, pese a
su gravedad, los escritores y cronistas brillan por su ausencia, tal vez porque
ellos tampoco han podido asimilar este infinito número de sucesos súbitos y extraños.
Somos más vulnerables de lo que imaginamos, la
ciencia, pese a todos sus avances, no logra tener la solución a los efectos de
esta bacteria indomable. En los últimos ocho meses los epidemiólogos han ocupado todo el tiempo buscando una vacuna contra el COVI, la solución mágica, con toda la sabiduría y sapiensa que se requiere en materia científica. Los científicos fueron los
primeros sorprendidos frente a lo complicado de la situación, es un hecho que
el mundo de las bacterias es un universo que desconocemos, tan solo hoy palpamos sus
alcances y el peligro que constituye cualquier desborde en esta materia. Darwin quien vivía asombrado por la naturaleza de
las bacterias siempre supo que estamos integrados a su suerte y los efectos en esta materia
poco son percibidos por el hombre.
Hay una incertidumbre total. Fue un año extraño en medio de los
aislamientos obligatorios; la literatura fue un bálsamo, leer constituyó un refugio. En mi caso las relecturas fueron el acicate, la balsa y las tareas
que me impuse con ciertos autores que estaban en el cuarto de San Alejo, me
ocuparon la mayoría del tiempo.
Benito Pérez Galdós y Tomas
Carrasquilla son autores que he vuelto a mirar, asumiendo lecturas de algunas
obras que no había abordado, pues existen consideraciones sobre ciertos autores
que no incitan a su lectura, la crítica en ocasiones es dañina, pues crea
prejuicios.
Benites Pérez Galdós fue el escritor
nacional y emblemático de España por mucho tiempo. Tomas Carrasquilla es el
escritor insigne del costumbrismo colombiano. Del primero empecé la lectura de
“Episodios nacionales” y del segundo “La Marquesa de Yolombo” y sus “Cuentos
completos”.
Las apreciaciones de la crítica de la
época con la de hoy contienen diferencias sustanciales. su lectura nos enfrenta
a resaltar las diferencias, las apreciaciones hoy son otras, las herramientas
son múltiples.
Galdós expresó algún día: ““creo que
la literatura debe ser enseñanza, ejemplo [...]. Mis Episodios Nacionales
indican un prurito histórico de enseñanza”. El eje lo constituye España, se
narran los episodios nacionales en obras que determinan de antemano los temas
cumbres, los que sirven de argumento para novelas de alguna manera épicas, bien
escritas. “Galdós redactó la primera serie de los Episodios Nacionales,
compuesta por diez narraciones, entre enero de 1873 y marzo de 1875. En ella se
narran tanto grandes sucesos históricos (que abarcan desde el combate naval de
Trafalgar en 1805, hasta la batalla de los Arapiles en 1812) como la vida de
Gabriel Araceli, escrita en primera persona, a modo de memorias. En este
personaje, Galdós personifica el ascenso imparable de la burguesía”[1]
Lo mismo pasa con Tomas Carrasquilla
el escritor colombiano, nacido en el departamento de Antioquia, reconocido como
el autor emblemático del costumbrismo, representa fiel de una literatura que
marcó toda una época y una influencia notable. Fernando González un pensador
colombiano expresó sobre este escritor: “Este Carrasquilla es tan mirón, tan
escuchador, tan sastre de ropas y de almas, tan realista, tan semidiós que se
nutre de las energías de su patria antioqueña, que a pesar de que soy cuarentón
estéril, al leerlo y al oírlo, me empreña de este juicio: es único en Colombia;
es orgullo colombiano, es el que puedo enviarle a M. Bréal, para que vea que
somos iguales a los europeos; porque M. Bréal me pidió que le enviara libros y
revistas colombianos, “para ver en dónde vive Monsieur Gonzáles”, y nada encontré para remitirle sino un guarniel
envigadeño y libros de Tomás Carrasquilla”[2].
Las similitudes y la influencia de Galdos en su obra está descontada. Fernando
Categoriza: “Ahora bien, tengo para mí que el primer mérito de Tomás
Carrasquilla consiste en ser, por sobre todos los artistas españoles y
americanos de hoy, el observador e historiador de estas nociones-típicas de su
pueblo. Paréceme que Antioquia, la única patria que ha habido en Suramérica,
vivirá en el recuerdo por haber tenido a Tomás Carrasquilla para que le
describiera su personalidad”. Estos autores son el plato de esta pandemia.
Ahora lo que escribo pasa con muchos autores, que, marcando una época, después
se dejan de leer y sólo la academia o la critica los estudia y mantiene
vigente.
Siempre me pregunto en materia
literaria, qué obras sobrevivirán en el tiempo, me refiero a los últimos
cincuenta años y a Hispanoamérica concretamente. Del siglo 19 son pocas las
obras españolas o colombianas que se lean con avidez. Entre el año 50 y el final
del siglo XX no son más de tres en cada país. Leer a Galdós y a Carrasquilla me dejaron un
buen sabor, disfrute de su prosa y de hecho las consideraciones al respecto van
más allá de la mordacidad de los críticos.
En ocasiones me pregunto, como se leerá “Rayuela” o "Cien años de soledad" “ de Gabriel García Márquez, "La muerte de Artemio Cruz” de Carlos Fuentes . El mismo interrogante tengo sobre la obra de Borges tan ponderada hoy. Otros serán los ojos.
Voy a leer dos autores colombianos: José Eustasio Rivera y Jorge Isaac.