miércoles, 19 de agosto de 2020

MERCEDES BARCHA COAUTORA CON GABO DE TAN EXCEPCIONAL NARRATIVA

 

Hace pocos días murió Mercedes Barcha, la esposa de Gabo. Fue su compañera de toda la vida, su único amor. El mayor miedo de Gabriel García Márquez, fue la muerte. Además de escribir para que los amigos le quisieran más, lo hizo para superar este temor, con sentido de trascendencia y cierta inclinación a la superstición, este miedo le asaltó desde la niñez, se enfrentó a este galimatías en la vieja casa de los abuelos en Aracataca siendo muy niño, la casa de los mil misterios, del mundo metafísico, conoció sus misterios de la mano subliminal de las mujeres que la habitaban, este miedo lo asedio de manera inclemente toda la vida, desde esos días asumió como lo más normal vivir entre fantasmas. Mercedes conocía y comprendía este mundo inconsciente del escritor y los miedos que le atormentaban, alivianaba con inteligencia estas agencias.




Su discreción fue absoluta. Según Darío Arismendi, Mercedes era callada y discreta, en círculos privados era muy elocuente. Manejaba de manera absoluta la economía del nobel, quien siempre reconoció lo torpe en este tópico. Nunca intervenía en su vida pública, discreta y alejada, cuando lo hacía era en forma precisa, puntual, su origen árabe, constituyó un aporte en este orden. Gabo en una de sus crónicos contó que fue a Medellín donde tomaron la decisión de casarse.


Mercedes hizo posible “Cien años de soledad”. Manejó la situación de pobreza con dignidad. De igual manera manejó con destreza y cálculo absoluto los pocos recursos y adelantos enviados por la editorial sudamericana, para que el escritor se dedicará a escribir la novela, esa debería ser en adelante su única preocupación.  El barrio donde vivía era de clase media. Cuando empezó a escribir su obra magna, la situación económica era difícil. Habló con el dueño de la casa para que les permitiera una mora de 6 meses, calculó con Gabo este plazo, que tuvo que postergarse. El señor fue consecuente con su petición, de hecho estimaba al escritor, tuvo consideraciones especiales con Gabo. Los inviernos eran fatales donde vivían, en un acto total de complicidad, Mercedes en plena escritura de “Cien años de Soledad le hizo unos guantes, respeto sus horas de trabajo, cuido que no fuera molestado, lo que habla de su ternura y la convicción y confianza en lo que hacía su esposo, sabía la magnitud de lo que estaba pasando. Gabo tenía una complicidad absoluta con su esposa, se entendió toda la vida mejor con las mujeres que con los hombres


Gabo se exilió en México en los 70 del siglo pasado, durante el gobierno seudo fascista de Turbay Ayala, sintió y le informaron que estaba lista su orden de captura.. Nunca estuvo dispuesto a ceder su independencia, menos con una detención del más nefasto presidente que haya tenido Colombia. Desde su salida  a Europa de cuenta del espectador en el 50, el periplo de viajes fue mucho. Siempre pendiente de el amor de su juventud, Mercedes Barcha, una sincelejana de cuello largo y rostro hermoso. Se conocieron en Sincelejo muy jóvenes. Pese a la diferencia de edad, fue un amor contrariado, vencido por la perseverancia de Gabo, por su paciencia de relojero, la certeza y la predestinación que lo embistió, como todo lo suyo, desde que la vio supo que esa sería su esposa.


La anécdota de cómo empezó a escribir “Cien años de soledad” puede ser un mito, pero algo tiene de cierto. Yendo a Acapulco, para unas vacaciones de familia, Gabo le dijo a su esposa, tengo la novela lista, ahora si puedo sentarme a escribirla.. Ya sé cómo terminarla. Ella inmediatamente no solamente le dio el visto bueno sino además hizo posible su creación, le pidió que se olvidara de todo y se entregará con entereza a terminarla, ella se encargaría de lo demás. Se encargó de todo en casa. Realmente  "Cien años de soledad" terminó siendo su novela, la que lo inmortalizaría, todo lo que escribió hasta esta obra fue en función de la misma. La concibió desde los 17 años. Hasta que llegó a la novela que lo inmortalizó. Inclusive el primer biógrafo se atreve a decir que esta nació 25 años antes del nacimiento con el duelo entre el abuelo de gabo y Medardo Pacheco. Nada raro que fuese así, si miramos los efectos de semejante tragedia, que terminaron en su obra magistral. Siempre se debe comenzar a narrar esta historia aduciendo este inexplicable evento, un duelo de honor, que lo haría trasladar a Aracataca, como lo hiciera Úrsula y José Arcadio a Macondo. 

Los nietos son de Mercedes, lo hombres concretos no tienen hijos, le dijo Gabo a Arismendi, robándole su frase. Sus hijos, no los tuvo de joven. La historia de los avatares en el tiempo que escribe “Cien años de Soledad” son contados con una sindéresis magistral, en el texto de su hermano, Eligio Marqués, “Tras las huellas de Melquíades”..


Gabo se dedicó a escribir y la Gaba se encargó de todo en la casa. Con la sabiduría y paciencia que solo le vimos al personaje Úrsula, entre otras cosas, tiene mucho de Mercedes.  En Vivir para contarla” las memorias de Gabo describe dos aspectos fundamentales de su esposa. Los amores encubiertos que vencieron los obstáculos y prevenciones de la familia. Y su matrimonio siendo muy jóvenes. Cuando se la llevaron de Aracataca para hacerla olvidar de Gabo, en una complicidad del gremio, mantuvo comunicación permanente con Gabo, lo que hizo imposible la cura de amor hecha por los abuelos y padres e Mercedes. Fue como una novela de amor, Imposible contrariar la perseverancia del telegrafista de Aracataca.

Ella estuvo en todas las decisiones de Gabo. Fue su alma gemela. No llegabas nunca a Gabo sino pasabas el filtro de Mercedes. Cuando GGM término “Cien años de soledad” fueron a enviarla a Argentina. El del correo pesó las hojas, más de 500 hojas, escritas a doble espacio, como el lógico cobró de acuerdo a este peso.  Dijo el del correo, son 83 Pesos. Mercedes miró a Gabo y le hizo saber que tan sólo había la mitad. Mande la mita le dijo el escritor, así lo hizo ella. Efectivamente lo envió, pero una vez despachada se dio cuenta que había enviado la última parte. Fue cuando soltó la memorable frase: Ahora falta que esta novela salga mala. Empeñaron los pocos electrodomésticos que tenían y enviaron la otra parte.

De ahí en adelante todo es conocido y hace parte del mito que constituyó el autor de la novela más importante de Hispanoamérica después del Quijote. Es cierto lo que dice Gabo con cierta ironía: Se vendió como salchichas y los vendedores de revistas de Buenos Aires, fueron sus publicistas, ellos fueron sus agentes, son lectores endiablados de literatura, verdaderos críticos.

Mercedes fue todo para Gabo. Su mancorna, nunca estuvo lejos del escritor. Se encargó de los hijos y del dinero, Manejó la vida privada y tomó la mayoría de decisiones importantes por el escritor quien le entregó sin pensar esta potestad. Decidió vivir en México el resto de su vida. De hecho, murió en la misma casa donde murió Gabo.

El tiempo diluirá la importancia de Mercedes, igual de Gabo. Cien años de soledad les sobrevivirá a los dos. Pocos hablan de Cervantes, en cambio el quijote es popular, está ahí, todo les debemos algo a este personaje y sobrevivirá al autor, que nadie paradójicamente recordará con el tiempo. Hamlet es más importante que Shakespeare. Tal vez nadie recuerde a Gabo, pero Úrsula nadie la olvidará. Paradojas del mundo creativo. La ficción afecta a la realidad más de lo que imaginamos.




Gabo hxo de México su casa y México lo acogió como su hijo, le consintió y siempre ha sentido que nuestro escritor es uno de los suyos. Lo mismo le pasó a Mercedes.