viernes, 27 de diciembre de 2013

AQUELLOS AMIGOS DEL ALMA

Hay amigos y hechos del pasado que es imposible olvidar. El olvido que es el peor de los males, no ha logrado enquistarse para eliminar aquellos momentos que me permiten soportar este atribulado presente en un país donde la muerte prima y la esperanza se bate contra todos los pronósticos trágicos y sigue campeando a la espera de mejores signos vitales.
Hace más de cinco años nació este blog, gracias a la sabiduría  de Marcelo Mejía, que ha sido un precoz en materia tecnológica, experto en estas lides.  Abrió el computador, se conectó a la red y me dijo: Ahora ya no dependes de los medios para publicar sus inquietudes, aquí le regalo este juguete. Desde este día he escrito con asiduidad mi blog, sobre temas variopintos.
Hace nueve años en Manizales Colombia, reverberaba un deseo de hacer ciudad, de promover algún hecho cultural. Con dos amigos entrañables un día cualquiera en medio de una conversación casual, decidimos crear un periódico que rescatará la importancia que tuvo la ciudad en material literaria y que a la vez fuera vehículo para tratar temas de trascendencia desde lo local. El periódico, que debería salir cada mes en forma gratuita se llamó: “Ludimia”; nombre que más tarde tome para mi blog de literatura. Con un esfuerzo típico para este tipo de proyectos, como suele suceder siempre: sin dinero, sin apoyo, nadie por supuesto creía en la revista, se editó el primer número, pese a todas las adversidades. Tenía dos componentes importantes: Fue el primer periódico gratuito del país, en esta época no había en Colombia ningún periódico de este tipo. Ludimia fue una revolución. La otra,  Buscaba sacudir los estamentos locales de un letargo cultural muy peligroso que a juicio nuestro  constituía el peor problema de la cultura en la ciudad.  En este contexto el primer editorial arremetió contra la clase dirigente de la ciudad, llamándola mediocre y que no correspondía al talante cultural que alguna vez fue orgullo de Manizales, ni era responsable con la herencia recibida por sus ancestros. El segundo propósito era decirle a eso que se llaman las reservas morales que, en materia cultural solo quedaba el cuento, pues no teníamos realmente nada culturalmente hablando, ni una actividad seria para mostrarle al país y al mundo, no había nada, estábamos en un vacío sin precedentes.
Carlos Julio González y Luis Fernando Zuluaga Potes, fueron mis acompañantes. Realmente la idea vino del loco Potes. CJG, en ese momento escribía los comentarios de cine en papel Salmon, suplemento cultural del periódico la patria de Manizales. Es un hombre altísimo, con una pinta de porteño,  con rostro de James Boom, como todos los porteños de rasgos muy Italianos, con una sonrisa a flor de piel, repentista, siempre con un optimismo sin precedentes, acompañado de un discurso contestatario contra la ciudad de Manizales, que en el momento no asumía el papel que le tocaba, pues según su entender, esta generación se había vuelto consumista, arribista y poco le importaba el patrimonio cultural heredado.
Luis Fernando parece un personaje de otro planeta. Es un hombre culto, de lecturas muy especiales, conectado con el universo y que vibra en tonos poco comunes. Es un Manizalita a carta cabal a pesar de ser un crítico mordaz de esta ciudad, que en sus términos no ha pasado el examen histórico que le corresponde, es buena para vivir y pare de contar, como suele decir.
Estos dos personajes son mis amigos del alma. Con ellos viví experiencias inenarrables. Tomamos fotografías del último puente de la colonia de ruta emprendida por los colonizadores y del mismo Jorge Robledo en épocas de la conquista Española, que se publicaron en el primer número, en circunstancias absolutamente locas, lo que le permitió a CJG escribir una crónica hermosa sobre el tema. En casi todos los números este fue el estilo de la publicación y su edición, nos llevó en la mayoría de las veces a realizar tareas difíciles circunstancias que ahora no recuerdo con exactitud, pero que hoy no vale la pena traer a cuento, pero que en todo caso aceptamos sin reparos, pues en el fondo tenemos un espíritu de aventureros que no corresponde a este tiempo basado sólo en resultados prácticos. En el primer consejo editorial se escogió un director de la publicación. Carlos Julio, insinuó a Armando Valencia, un filósofo y poeta de todo nuestro gusto, con la personalidad para tomar decisiones autónomas y el carácter para hacerlas respetar. Este hombre, también amigo incondicional fue nuestro director en las cuatro ediciones.
Nuestro punto de convergencia siempre ha sido la lectura. Cada uno se ha especializado en temas diversos, pero en el fondo sólo somos amantes del conocimiento y de la buena literatura. Fernando es un megalómano irreverente. Conoce los bemoles de los compositores clásicos que muy pocos manejan y realmente nos ha entregado algunas claves relevantes para gozar mejor de la música; Carlos Julio trabaja temas puntuales y se va hasta las últimas consecuencias; Armando es un estudioso acucioso, con una prosa clara, concisa y con los matices de un poeta, lo que le da a sus escritos un ritmo y estructura literaria de corte muy clásico,  fuera de serie, pues en el fondo es un poeta al que no se le dan los reconocimientos que merece.
Carlos Julio es un hombre de propósitos. Hoy está dedicado a la catedra y a la antropología con una pasión desmesurada. Para mí es una pluma exquisita, actualmente estudia el tema de la brujería y la antropología. Sugiero que debería leer lo escrito por uno de los conocedores más grandes del mismo en Colombia: Pedro Gómez Valderrama, escritor Santandereano, autor de una de las novelas más bellas de los años 60 del siglo pasado: “La otra raya del tigre”.
Volviendo al propósito de esta pequeña crónica. En el día de ayer nos reunimos en un café de la ciudad y decidimos revivir la revista. Es una decisión que no tiene reverso y esta semana quedará listo el consejo editorial, el director y la fecha de publicación.
Espero en menos de un mes ir informando sobre el tema y  solo queda la esperanza que la revista sobreviva siquiera un año. A mis amigos solo queda decirles que le pido a la vida seguir encontrándolos, no importa que nos esté deparando pues esta siendo trágica no deja de ser hermosa.







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domingo, 15 de diciembre de 2013

MIS EXPERIENCIAS LITERARIAS EN EL 2013




La lectura es un sucedáneo vital para todos aquellos que vemos en este quehacer la sangre para sobrevivir a tantas vicisitudes de la vida, que no siempre somos capaces de asimilar del todo por razones diversas que, no vale la pena traer a colación. ¿Qué he leído este año: Muchas cosas, aunque realmente algunos autores y lecturas delirantes me vuelven a confirmar que, gracias a las divinas pre figuraciones del azar, los escritores y los libros existen y los tengo a la mano por la red y las TIC.
El momento político que vive el mundo y mi país me llevaron a leer muchos textos y libros alrededor del tema de la violencia y la resolución pacifica de conflictos, que son fundamentales para la convivencia.
Me tocó volver a leer  las memorias de personajes históricos, sobre  hechos  de Colombia en los últimos 100 años. Ordenar e interpretar los diferentes acuerdos políticos alrededor del conflicto interno. Sus tensiones y  documentos relevantes alrededor de este tema tan delicado. Fue una tarea refrescante. Cuando se empieza a leer historia Colombiana desde su formación como república, nos vamos encontrando con los primeros conflictos entorno a la visión de estado que tuvieron nuestros próceres, donde cada uno  quería imponer a sangre y fuego sus ideas, hecho que me permite inferir que, nuestros problemas son ancestrales y responden al mismo contexto enredado de estos tiempos.
Lo confirma  lo  sucedido esta semana al alcalde de Bogotá,  gracias a un procurador ideologizante quien le vuelve a torcer el cuello a la historia, desconociéndola, pero en todo caso ejerciendo una potestad  inexplicable, lanzando sentencias y condenas inquisitoriales, legales en apariencia, no justas, ni ponderadas, ni equitativas desde la perspectiva de la ética y la justicia social.
Hay textos emblemáticos a los que volví de nuevo: “Manual de historia de Colombia”. Este esfuerzo fue un compendio de ensayos publicado por “El instituto de cultura y procultura” hace más de 20 años, que tuvo como director científico a Jaime Jaramillo, quien reunió a un grupo de autores especializados. A esta se sumó el texto de “Henao y Arrubla”, los de Javier Ocampo, Salomón Kalmonovis, Daniel Pecault, Malcolm Deas, Paul Oquist, David Bushnell, James Henderson.
La lectura en todo caso es esclarecedora. Se entiende mejor el presente después de estas lecturas en la medida que la confusión actual  entre ideologías e intereses personales, saqueos, corrupción y apropiación de lo público desde  esferas del poder en procesos donde la usurpación de los privado, sigue presentándose de manera continua, y es consecuencia del pasado nefasto que no hemos podido superar, ni entender.
Leí ademas las memorias de Alberto Lleras, de Andrés Pastrana, Carlos Lleras Restrepo.  López Michelsen en esas excelentes columnas de grata recordación que nos enseñaron gran parte de lo que fuimos, Jorge Childe, el columnista más agudo que hemos tenido de tan grata recordación. Es difícil descifrar por qué no hemos matado tanto, como la sangre ha sido el lugar común desde que nacimos como república y hasta dónde el poder y el amor desmedido por la tierra (Ambición primigenia) que nació cuando Colon habló en nombre de la reina de España y dijo de un solo tajo: esto es mío, sigue siendo lo común en nuestra cotidianidad. Nuestra tierra siempre ha estado en manos de unos pocos, es una verdad de a puño y es nuestro peor problema y la causa conflicto armado.
El texto más lúcido de todos de los que aborde, es “La paz, La violencia: Testigos de excepción” De Arturo Alape. Allí están las claves de todo lo que nos pasó.
Los textos de literatura fuera de la anterior tarea,  siguen siendo el pan comer de mis pasiones. John Katzembach,  lo leo desde hace más de diez años, es un autor de novelas policíacas muy importante, entretenido, además de ser absolutamente importante desde la perspectiva de la literatura, estoy atrapado por “Retrato de Sangre”  novela que me desvelo. Solo queda decirles a mis lectores, aborden su lectura.
Gabriel Vásquez, el escritor Colombiano, volvió a regalarnos una novela formidable: “El ruido de las cosas al caer”, que ratifica todo lo que se dice sobre su obra y la calidad de la misma, que le ha permitido cosechar todos los premios habidos y por haber este año. Queda decirle a este escritor exitoso,  que no se deje llevar por la presión de las editoriales y publique sólo cuando los textos estén listos. Hay una cita en Wilkipédía que quiero traer a colación, porque varias veces he dicho, que Bolaños rompe con el Boom: "Aunque reconoce su deuda con Gabriel García Márquez, su obra es una reacción al realismo mágico; así, a propósito de “Historia secreta de Costaguana” dijo: "Quiero olvidarme de toda esa retórica aburridísima de América Latina como continente mágico o maravilloso. En mi novela hay una realidad desmesurada, pero lo que es desmesurado en ella es la violencia y la crueldad de nuestra historia y de nuestra política. Déjeme que aclare algo con respecto a esa cita, que por supuesto se refiere, en tono de sarcasmo cariñoso, a Cien años de soledad. Yo crecí con esta novela, y puedo decir que la lectura de Cien años… en mi adolescencia puede haber contribuido mucho a mi vocación, pero creo que todo el lado del realismo mágico es de lejos lo menos interesante que tiene esa novela. Yo propongo leer Cien años como una versión distorsionada de la historia colombiana. Ahí está lo interesante: en lo que hace Cien años… con la masacre de las Bananeras o con las guerras civiles del siglo XIX, no en las mariposas amarillas ni en las colas de cerdo. Como todas las novelas que son grandes de verdad, Cien años de soledad exige de los lectores que la reinventemos. Yo creo que esa reinvención hay que hacerla olvidándonos del realismo mágico. Y lo que he tratado de hacer en mi novela es contar el siglo XIX colombiano en una clave radicalmente distinta y me temo que opuesta a lo que los colombianos han podido leer hasta ahora”. Esto ha sido así, sus textos lo confirman.
Qué bien por William Ospina. Sus ensayos volvieron sobre el buen camino y sigue reflexionando sobre Colombia: “Pa qué se acabe la vaina” una recopilación de ensayos sobre diversos temas y un libro puntual sobre educación.
Todas estas lecturas en medio de mis gustos reconocidísimos: Borges, Paz. Steiner., Gadamer, Habermas, Foucault…y uno que otro poeta. Espero en la próxima entrega hablar de un solo libro. Sería mi libro de año.























martes, 3 de diciembre de 2013

VARGAS LLOSA Y DAVID GROSSMAN: YENDO DE LA LITERATURA A LA POLÍTICA


Transcribo este artículo de la revista Ñ de Clarín a propósito del lanzamiento de la feria del libro de Guadalajara en México. El nobel peruano dialogó con el novelista de Israel, que este año es el invitado de honor.

¿Tenemos que arruinar un momento tan sublime como éste hablando de política? El comentario del escritor israelí David Grossman, ayer y ante un auditorio repleto, tenía sentido. Hasta ese momento, el diálogo que había mantenido con el premio Nobel Mario Vargas Llosa, en la inauguración del Salón Literario “Carlos Fuentes” en la Feria del Libro de Guadalajara, había recorrido los temas sugeridos por el periodista y escritor español Juan Cruz: las huellas indelebles de lo que significó la lectura para ellos, las influencias literarias o la manera en que la lectura afecta a la escritura de un autor. Ninguna cuestión política, factor de discusión permanente en los pasillos de la FIL.

Ambos escritores coincidieron en la fascinación por Flaubert y por esos silencios expresivos de ciertas escenas de Madame Bovary, en la importancia de la forma en la narrativa y en la certeza de que “la literatura es una de las mejores cosas que le ha pasado a la humanidad”, como dijo Vargas Llosa. Cuando Juan Cruz quiso introducir el tema de “la escritura en tiempos oscuros” lo hizo citando al mismo Grossman en una entrevista de 1990 en el Paris Review: “Escribo para escapar de la pena”, había dicho el autor de La vida entera, y sin embargo ahora Grossman no está de acuerdo “consigo mismo”. “No soy un escritor escapista: escribir es una forma de estar en esta vida y enfrentarse a ella. Porque la única libertad real es describir su propia tragedia con sus propias palabras”, señaló. Su gran tragedia personal ocurrió en agosto de 2006, cuando su hijo Uri, de 20 años, murió alcanzado por un misil en el tanque israelí que dirigía durante la Segunda Guerra del Líbano. Dos días antes, Grossman había participado de una conferencia de prensa en la que instaba al gobierno israelí a cesar el fuego.


En el salón “Carlos Fuentes”, Juan Cruz volvió al terreno complejo y preguntó: ¿Cómo viven este momento de la humanidad? Vargas Llosa recordó su adolescencia, época en la que descubrió a Sartre y sus ideas de que la literatura no es una actividad gratuita, que las palabras eran actos y repercutían en la vida.


“La idea de que escribir es una manera de actuar en el mundo me levantaba el ánimo”, dijo Vargas Llosa, aunque entiende que hoy para algunos estas ideas son obsoletas. Cuando viajó a Israel en los setenta, el Nobel peruano descubrió que los escritores ejercían la literatura desde las ideas de Sartre y producían una literatura que enfrentaba la tremenda problemática que ellos vivían. “El caso de Grossman es ejemplar: porque tiene un compromiso más moral que político y esto lo lleva a estar, muchas veces, a contracorriente”, dijo Vargas Llosa, quien entendió los problemas palestinos leyendo los primeros libros del israelí.


“La literatura es una forma de enfrentarse con el fanatismo y la intolerancia y conciliar la justicia y la verdad con la fantasía y la imaginación”, señaló Vargas Llosa, quien comprende que la idea de la libertad estará siempre viva porque habrá escritores como Grossman “intolerantes sólo con la idea de la negación de la libertad”. Y concluyó: “Algunos escritores latinoamericanos piensan que la realidad es aquello inevitable, pero acá está Grossman para demostrar lo contrario”. El auditorio estalló en aplausos y Grossman quiso “ser otro” para poder disfrutar de semejantes elogios.


Cuando los aplausos lo dejaron hablar, Grossman fue preciso y explicó por qué critica al gobierno de Israel cuando debe ser criticado, porque lo que busca el autor es entender a Israel como su hogar, “pero para que ese hogar pueda existir debe haber paz”. “ Los palestinos tienen que tener su propio estado libre, independiente y soberano y mi gobierno tiene que sentarse a conversar. Necesitamos un ejército fuerte, pero no sólo eso sino también necesitamos tener un diálogo”. Alguna vez, Grossman escribió que es alguien que siente por Israel “un amor difícil y complicado pero inequívoco”. Así de inequívoco fue Grossman con su pedido final: “ Necesitamos la paz, necesitamos un hogar. Tenemos que lograrlo”.

domingo, 24 de noviembre de 2013

TALENTOS UN SITIO QUE A TRAVES DEL ARTE SIEMBRA FUTURO EN MEDELLIN COLOMBIA



Ayer mi hija me invitó a la obra de teatro que cerraba el primer ciclo de estudios de dramaturgia y danza en un sitio que en apariencia,  es un instituto de educación dedicado a las artes escénicas, con programas en comunicación visual tanto para televisión y sistemas digitales. La sorpresa fue mayor.
Siempre he pensado que al grave problema de violencia  e inequidad no se soluciona sino a través de políticas públicas en educación y desde el arte y el deporte.
También hemos dicho que no es una responsabilidad solamente del estado, sino que cada quien debe aportar desde sus propias potencialidades.
Me he encontrado con el mejor ejemplo. Una institución denominada “TALENTOS”, donde los sueños pueden hacerse realidad y la vida desde la perspectiva estética encuentra una línea de interpretación acorde a un país civilizado y que está en la senda de solucionar sus problemas.
Las dos obras de teatro que vi ayer me dejaron perplejo. En esencia son dos obras de comedia, con muchos humor y una moraleja acorde a la coyuntura de esta ciudad.
Felicito a quien corresponda y desde ya brindo mi apoyo desde estas páginas.
Espero perseveren y sigan adelante.




sábado, 23 de noviembre de 2013

MI MADRE MYRIAN HUERTAS DE BUSTAMANTE I

Siempre me ha impresionado el tono, la seguridad y el orgullo cuando le preguntan a mi madre el nombre y contesta: MHDB, con una altivez sin precedentes.
Con mi madre parto de un principio Freudiano: “Según este pensador Vienes, cada persona hereda una serie de conflictos infantiles junto con formas de enfrentarnos a ellas. Si estas son buenas experiencias somos personas capaces de superar conflictos, determinadas situaciones. Si por el contrario, son experiencias traumáticas no sabremos afrontar determinadas situaciones, tendremos un yo débil”. Sartre dice: “Somos lo que otros hicieron de nosotros”.
Mis hermanos y quien esto escribe, somos decentes, nobles, poco problemáticos, para no decir que nunca problematizamos; esto habla bien de mi madre de antemano. Ahora miremos cómo ha sido su vida.
Lo primero, mi madre hasta los 18 años, nos dio sólo felicidad y provisión a pesar de las dificultades, que fueron muchas, solo la providencia lo sabe a cabalidad. Esto quiere decir, que en esencia fue una mujer que les entregó todo a sus hijos.
Mi madre es una morena, bajita, con un cuerpo de reina y una cintura envidiable, absolutamente hermosa, aún incluso a la edad que tiene trascienden sus rasgos al implacable azote del tiempo, son finos, de nariz aguileña, un pelo muy liso y siempre cuidado, bien peinado se diría, en ocasiones lo llevó muy largo, pero si pensara en esta característica diría que ha sido de pelo corto, ágil en su andar, con una sonrisa estridente, pegajosa y una habilidad para el detalle y las cosas propias de la mujer excepcional: Tejer, coser, hacer arreglos, impresionante. Esto quiere decir que mi mami es una persona talentosa.
Las mujeres nunca dicen la edad. Esto es una norma. Supongo que tiene unos 76 años. Nació en Puerto Salgar Cundinamarca. Sus hermanos fueron: Héctor, Hugo, Ludjerio, Fabiola, Pedro, Eduardo y Jaime. Pocas cosas se de esta época, pero puedo recordar algunas que escuche de niño oteando y escuchando conversaciones informales en las grandes reuniones que alrededor del abuelo Pedro hacíamos en Aguachica, un pueblo en las sabanas del departamento del Cesar, donde hace un calor infernal.
Mi madre estudió en algunos pueblos de Cundinamarca. Nunca he sabido hasta que año, pero de su educación puedo hablar por sus efectos: Su caligrafía es perfecta, su letra es elegante, de formas barrocas y siempre conservan la impostura y elegancia de los viejos textos notariales escritos a mano. Hacía muchos crucigramas, leía la prensa, tiene una conversación inteligente, nunca le oído decir alguna  ridiculez y en la vida no le he visto decir una cosa fuera de contexto, con cierto orgullo decía: No sé ni mierda de eso, pero para ello tengo a mis hijos y marido.
Sé que se casó muy joven. Mi padre Hernando, era un militar de la base aérea de Palanquero, que queda en Salgar, absolutamente exitoso. Si mis cálculos no me fallan, lo hizo a los catorce o quince años.  Creo que el amor de mi madre toda la vida, irrenunciable además, fue HERNANDO BUSTAMANTE GONZALEZ. Fue la brújula que la llevó a la mayoría de sus decisiones y actos, el motivo de muchas felicidades, quien le regaló lo que más adora, sus hijos y el producto de sus mayores tragedias, de las cuales nunca se quejó y siempre encubrió en una solidaridad en ocasiones inexplicable.
Mi madre vivió, cuando digo esto me refiero que se estableció por años en Salgar, Bogotá, Bucaramanga por muchos años, Barranquilla y Bogotá.
Cada ciudad constituye una historia. Ahora que se murió la gran escritora Doris Lessing, recordé que su técnica novelística sería perfecta para hablar de mi madre. Cada sitio representa una historia propia. En salgar está la niñez y las etapas de noviazgo con mi padre y su primer época de casada. Allí vivió en la base aérea, con un hombre en la mejor etapa de su vida, militar excelso, respetado, con dinero, con conocimiento reconocido y en una juventud de talante olímpico, como dicen, lo tenían todo y no reconocían nada, estaban en la gloria. Siempre me he imaginado esta pareja. Digo que uno debe enorgullecerse de los momentos grandes de la vida, como debe olvidar aquellos que le hacen daño.
Bogotá, después de dejar la vida militar, mi padre emprendió la vida civil. Mi madre vivió en el Barrio la soledad, en esa época el mejor barrio de Bogotá, vida llena de seguridad, buenos momentos y donde nació el último de sus cuatro hijos.
Bucaramanga es su ciudad. Realmente ella se siente Santandereana a carta cabal. Allí crió y formó a sus cuatro hijos: Edgar, Nayibe, Erwin y Cesar.
Bucaramanga es el centro de la vida de mi madre. La carpa de un circo, está sostenida en una vara larga que es su punto de gravedad. Eso fue Bucaramanga para mi madre.
Bucaramanga lo es todo. Allí se sufrió, se gozo, creció con su familia, vio a sus hijos salir del cascaron, ser jóvenes y compartió con ellos cosas que hoy recuerda con una nostalgia que trata de amainar tanta tragedia junta que ha tenido que vivir y que nadie explica porque aun las padece. Sus hijos han sido buenos, pero nada de lo que ella esperaba de ellos se ha dado como lo soñó, esto da para una novela completa. Bucaramanga, sería el capitulo central de esta novela.
Después sigue Barranquilla que es el comienzo de un ocaso, como cuando la tarde cae y no hay nada que hacer. Recuerdo la definición de tragedia: Hay cosas que pese a lo que haga para que no pase, la tragedia es inevitable. Así se montaron todas las tragedias Griegas escritas por Sófocles, Esquilo y la gran novela corta de Gabriel García Marqués “Crónica de una muerte anunciada”.
La última ciudad es Bogotá, este sería el capítulo final de sus días. Aquí se dieron y se siguen dando, sus peores derrotas y la impotencia de su carácter ha sido reducida a cero. Lo digo porque mi madre siempre fue independiente, nunca admitió vivir en casa ajena y no le pregunto a nadie para tomar una decisión. Ahora vive en mundo, donde la atienden como reina, pero no es su casa, no toma decisiones y la autonomía la perdió completamente. Por ello vive una tristeza  dolorosa.
Su hijo consentido fue Erwin, quien murió en un accidente absurdo en la flor innata de su juventud. Era un hombre hermoso, con una mirada fija, serio, absolutamente cumplido, lector infatigable, enamorado de la historia, arquero arriesgado, esclavo de los carros, un señor en todo el sentido amplio de la palabra, las ocho de la mañana para él, eran las ocho, no las ocho y cinco, ni faltando cinco para las ocho, no: las ocho. Muy joven era su mano derecha y de un día a otro el la vida se lo arrebató por esas decisiones implacables del destino. Con Nayibe mantiene una relación especial, mi hermana lo ha sido todo para mi madre y gracias a ella vive con todos sus necesidades al día, no sólo en dinero, sino en comprensión y compañía, en la vejez, un día con los personas que amamos, vale por diez de los otros días normales con la gente del común; con mi hermano mayor ha compartido mucho de sus últimos años y guarda un acercamiento hermoso, lleno de solidaridades encubiertas que los une mucho. El bálsamo a las tristezas categóricas, se los darán sus nietos, esta será la generación triunfante, osea aquella que cumplirá mucho de nuestros sueños aplazados en lo que respecta a sus triunfos materiales y la satisfacción propia de sus metas. Sólo espero que les enseñemos un poco más de solidaridad con su familia más cercana, hoy son simple veletas, cada quien piensa: En su propio destino, con mucho egoísmo, solo yo, por culpa del paternalismo excesivo . Les metimos la competitividad y les castramos el corazón, condenable a todas luces. Mis hijos no conocen a sus primos y estos parece importarles poco, en Medellín no hemos hecho lo suficiente por acercarlos, no me explico el por qué, pero se la gravedad.
Adoró a partir de ahí al suscrito, al hombre que escribe esta humilde fotografía. Le di los peores sufrimientos que nunca podre dirimir, menos reparar. Pero estoy seguro que nadie le ha dado la felicidad que yo le he aportado, la cual hemos compartido secretamente. Hoy estoy trabajando a toda marcha para que la fe puesta en mi, que evite lo que le sucedió al viejo Moisés y su tierra prometida, sólo espero que se la goce. En enero se pública el libro, para hablar tan sólo de una. Con mi madre tenemos un cordón umbilical que solo ella y yo entendemos.
En la próxima entrega hablare de otras cosas.








domingo, 17 de noviembre de 2013

PUBLICACIONES RECIENTES EN COLOMBIA












Son 32 textos. Como lo dice el autor: “Allí quedan expresados mis sentimientos más fuertes”, mi amor por los animales, mi devoción por algunos escritores, mi desprecio por los políticos, mi odio por las religiones empezando por la católica en la que me bautizaron pero en la que no me pienso morir”
Le puedo decir a mis escasísimos lectores, que es uno de los libros más agradables que he leído. Con la excepción de la disertación y el memorial de agravios contra Gabriel García Márquez, el cual se pierde entre agravios sin sentido, los demás son de una calidad incuestionable.
Son de mi preferencia el texto denominado: “El dialogo sobre el Quijote” , "El Lejano país de Rufino José Cuervo” y el “Cementerio de la muerte de Rufino José Cuervo”. Su lectura es una incitación a la lectura.
William Ospina en Mondadori público dos textos absolutamente encantadores, vuelve al ensayo corto, profundo, lúcido y englobante, a través de cualquier tema, el autor con un prodigio hace que se entrecrucen muchas miradas, conexiones literarias inteligentes, además de realizar recorridos literarios a través de intertextualidades absolutamente impresionantes, que nos deja impertérritos, por el conocimiento del autor: “La escuela de la noche” y “Colombia donde el verde es de todos los colores”.
Dice en el prologo: No sólo Shakespeare y Ben Johnson en sus tertulias literarias, a las que alguna vez asistió Giordano Bruno; también el atleta que intenta su salto; Goya que pinta con belleza un obsceno fusilamiento, el arquitecto que imagina una ciudad fantástica, el joven que se inclina sobre el libro, el hombre que escucha un tango turbio en una turbia taberna y el poeta ciego que recorre la ciudad en la memoria y trata de reconstruirla en la memoria, el que evoca su casa de infancia e intenta tejer con el recuerdo una música y el niño que oye viejos cuentos en una montaña violenta, el hombre que contempla un cadáver y el que construye una edad olvidada, el indígena que no sabe que su sencilla manera de leer naturaleza fu anhelada por los sabios más hondos y la muchacha que descubre dentro del bosque de piedra un centauro o un ángel, todos somos asiduos de la escuela de la noche, donde los maestros son la gravedad y la luz, las piedras y el silencio, la nostalgia y la humillación, la enfermedad y la memoria, la muerte y la costumbre, la traición y la imaginación. Parte de esa escuela será también este libro, y alguna frase suya talves encuentre en el lector su justificación y destino”.
Cualquiera de los textos es bueno. Este libro no debe faltar en ninguna repisa de un buen lector. En todo caso recomiendo: “El sentido del libro”, “La novela y la historia” y “Boreges y el tango”.
El otro texto de William “Colombia, donde el verde es de todos los colores” Es un desciframiento del país a través de sus poetas, autores más connotados y su propia historia y geografía. El libro es englobante, busca marcos de referencia y nos enseña sobre nuestro propio entorno. En el Texto “Viaje por Colombia” Expresa: “Cómo se puede ser metódico en un territorio cuya naturaleza tiene la curiosa característica de mezclar sin cesar todo con todo”.
En este libro encontrará una disertación que aconsejo a leer de entrada: “Ciudades y regiones”.
Apareció un texto de Eduardo Escobar, el último libro de Gamboa acerca de sus viajes y escritores preferidos.
Espero disfruten de estos libros, yo ya lo hice.



   






lunes, 4 de noviembre de 2013

LECTURAS

ALGUNAS LECTURAS RECOMENDABLES
La lectura sigue siendo la única actividad que realmente me conmueve desde la perspectiva estética y esta última constituye la razón principal de mi existencia.
Harukami es un escritor fuera de serie. El texto “De que hablo cuando hablo de correr” confirma las razones que me llevan a decir lo que digo. Su prosa es de una frescura absoluta, los temas más diversos son tratados entre las apreciaciones más contundentes sobre el diario vivir y por este sendero va haciendo alusiones de todo tipo, literarias, sobre política, el poder, las naciones y pequeños tic sobre lo divino y humano. Alguien me dijo, cuales es el encanto de este escritor Japonés, que todo el mundo lee. Les aconsejo este texto, allí encontrará el motivo de su deslumbramiento.
Volví a leer
“Relato de un naufrago” de Gabriel García Márquez. Esta pieza de periodismo, constituye el ejemplo magistral de los dotes como periodista del nobel Colombiano. Su obra periodística definitivamente, será siempre fresca, un plato gourmet para todos.
“Océanos de arena “de Santiago Gamboa, libró que fue lanzado en la
feria de Guadalajara. Su estilo corresponde al de un novelista riguroso, pero que en materias periodística,  en este caso narra sus experiencias como viajero impenitente,  que, como lo relata un periodista de el periódico “El país” de España, “citando el propio texto, cuyo prólogo dice que la narración de viajes es una de las más fascinante manifestaciones de la literatura, y cita nombres de vértigo: Bernal Díaz del Castillo y su libro sobre la Conquista. Marco Polo y El Millón. Tomás Moro y Utopía. El viaje a Egipto, de Flaubert. Un Bárbaro en Asia, de Henri Michaux. Memorias de un Nómada, de
Paul Bowles. El Gran Bazar del Ferrocarril, de Paul Theroux. Contra el Cambio, de Martín Caparrós. De Goethe, el Viaje Italia, a donde llegaron también otros jóvenes aventureros: Shelley, Ruskin, Keats, Stendhal. Lord Byron… tan romántico que hasta se fue a pelear por la independencia de Grecia, donde murió, a los 36 años”, entregando un recorrido desde la esclerótica de un amante  de la literatura y quien ejerce como creador con absoluto éxito.
Hay una editorial Colombiana que se llama “Plataforma”  que me sorprende por la calidad de los libros y por el precio del mismo. Le he venido siguiendo y definitivamente me convence su labor. Compré en el aeropuerto de Pereira, una bella ciudad Colombiana, el libro “La manipulación” de Nauria Mata, el acápite después del título lo dice todo: “La perversidad del pequeño poder”. Hasta ahora sus primeras 56 páginas me tienen en vilo. Felicito a los editores.




lunes, 28 de octubre de 2013

TAMAR II

Después del desayuno la pareja salió a encontrarse con un contacto en pleno centro de Bogotá, Alberto se fue a trabajar como de costumbre y Tamar se quedó sola pensando en el pasado, en todos los años en que había vivido con su esposo. Sentada en la mesa de la cocina mientras tomaba un café caliente, recordaba muchas de las cosas vividas que constituían un bálsamo en la tragedia que estaba padeciendo y que para otros no era más que, caprichos de una mujer consentida.
Cuando conoció a su esposo trabajaba de secretaria de gerencia de una de las mejores corredoras de seguros del país, una empresa Caleña que había hecho de la asesoría de seguros una industria. Ella siempre ha tenido palito para los negocios y una habilidad innata para sacarlos adelante. Guarda dos condiciones sagradas de un negociante: visión y capacidad para ir en apuestas donde nadie quiere estar. Esto le había permitido ganarse unos pesos y no ser una simple espectadora, odiaba ver pasar la plata de los demás y no hacer nada para mejorar su propia situación. De su jefe admiraba esa capacidad para cerrar negocios, la habilidad para descifrar tendencias, el orgullo y el talante que imponía frente a sus pares. Todos los días se preguntaba cómo una industria de papel movía tanto dinero.
Alberto como medico manejaba un departamento de la empresa, sobre todo en cierto tipo de siniestros. Nunca había conocido un médico tan altruista, renegaba del juramento hipocrático por considerarlo la primera mentira que le imponían a los graduados, cuando todos salían  con el único propósito de ganar mucho dinero. Antes de la ley cien que había proletarizado la profesión, el médico era sinónimo de status. Casarse con uno de ellos era garantía de confort, muchos viajes y dinero a granel. A pesar de ser tan diferente hoy, es un hecho que Alberto siempre ha gozado de ese poder y don divino que tienen los médicos, como una aurea que los hace diferente a todas las personas, tienen el don junto a Dios, de conceder o quitar la vida. Tamar alguna vez en una reunión de colegas oyó a uno de ellos decir que nunca se dejaría operar. Un hombre anestesiado es una persona absolutamente inerme, expuesta al capricho de una sala de cirugía, que no siempre es la más lúcida, dijo muy seguro. Desde ese día evitó cualquier operación y casi que se negó a ir a donde estos profesionales.
Cuando salió por primera vez con Alberto sintió desde ese momento que estaba frente a un hombre excepcional. Ahora sabía que muchas mujeres nunca se hubieran separado y  menos hubiesen acabado con una relación que al final pudo ser muy cómoda. Este médico Bogotano, padre de sus hijos, culto de sobremanera, atento, enamorado de la fiesta Taurina, pues nunca falto a una corrida, con unos ojos hermosos, tenía un solo defecto: nunca peleaba con nadie y era un libre pensador absoluto. Nunca insistió en imponer algún punto de vista, vivía en una especie de nirvana.
Después de casados, cuando comenzó a llegar en esas borracheras emblemáticas, siempre al otro día preguntando con cierta duda: Cómo llegue, ha visto mis llaves, cómo llegó el carro; poco a poco fue aceptando un problema fatal que le fue llenando la vida de una angustia irrefrenable. Alberto era adorado por sus hermanos, por sus vecinos, por sus amigos, por el portero, quien al principio llamaba a cualquier hora de la madrugada a Tamar, para sacarlo del carro en sus letargos de sueño perpetuo, pues apenas entraba a la portería, pasaba el resalto de seguridad y de súbito se le apagaba el carro, quedando en un sueño profundo y eterno. Al principio lo llevaba cargado el portero a su apartamento, con el tiempo solo le acomodaba en la silla del lado y parqueaba en su puesto el carro.
Un día rodó en su carro cuarenta metros por una loma inmensa y profunda, este quedó como una servilleta cuando se le arruga y se vota al suelo, totalmente apiñado, como si fuera una escultura de autor abstracto, de las que uno ve en la ciudad y nunca logra entender. El y su amiga no tuvieron ni un rasguño. Guardó silencio por muchos días, sabía que su esposa nunca le diría nada, no era cantaletosa, pero ofendía con su indiferencia, con cierto aire de prepotencia y frases duras, lanzadas en los peores momentos.
Era cierto que habían tenido muchos años felices. Se acordó de los primeros años entre Frida Kahlo y Rivera, esas vidas que tanto había estudiado y que no se cansaba de escrudiñar, quienes se conocieron y amaron a pesar de  tener diferencias tan inmensas, de su manera de ver la vida y de pasiones en apariencia iguales, pero realmente opuestas. Frida era pura pasión y Rivera era cálculo milimétrico. Aún así, es difícil entender su vida de manera individual, estos dos grandes de la pintura Mexicana, solo se entienden si se estudiaban paralelamente. Tamar sentía que Alberto y ella Vivian una situación parecida
Ahora que Tamar recordaba todos estos hechos gracias a un negocio alrevesado del cual todavía tenía esperanzas que saliera, que le permitió conocer un escritor en ciernes y un hombre absolutamente diferente a todo lo que conocía,  pensaba que la vida no valía la pena darle tanto sentido de trascendencia, ese peso con el que nos eduacron nuestros padres y como nosotros lo hemos hecho con nuestros hijos. Estamos diseñados para disfrutar en el cielo y nos olvidamos del presente, del día a día, de lo terrenal, del ahora. Fue criada en una ciudad donde muerte y felicidad hacen parte del mismo plato.  Se crió en la Medellín, la bella villa, la ciudad de las guerras por el oro, del narcotráfico, del sicariato, de la apuesta por la modernidad, la urbe del metro, de la trasformación que la convirtió en una capital cosmopolita, después de ser una aldea de enruanados. Aun conserva el fresco de las caminatas largas desde el colegio Palermo del poblado hasta su casa, divisando la ciudad en medio de un paisaje verde, montañoso, que le traía el sabor del verde cafetal que tanto amaba. Sus hermanos son tres, dos hombres y una mujer, con los cuales ha compartido gran parte de su vida y los que conserva una amista a toda prueba. Ellos han sido el eje de su vida, ninguno tiene hijos, por razones que no vale la pena traer a colación. El menor es un abogado de causas perdidas, bueno en lo que hace, triunfador como el que más. El otro es un ingeniero lleno de pergaminos y logros de todo nivel,  en la vida nada le ha le ha salido mal, parece tener el encanto de ciertos arzobispos a los que se les habla con cierta sumisión gracias al ascendente que impone tantos triunfos y reconocimientos acumulados. La hermana menor es una trabajadora social, con ella nunca ha dejado de hablarse, pues siempre ha sido la mujer más encantadora que haya conocido en el planeta tierra, trabajó por muchos años con Colsanitas, la primera empresa de medicina prepagada radicada en Colombia,  realizaba un trabajo acorde con sus estudios. En esta empresa conoció a quien sería su esposo, un piloto Catalán, adinerado, caballeroso y con una frescura difícil de encontrar en estos tiempos. Vivió en Barcelona  cuatro años, regresó a Colombia y después de compartir muchos años con su esposo, enviudó estando viviendo en Medellín. Hoy vive de su pensión felizmente, loliando, acompañada de amigas entrañables, sin ninguna angustia o afugia. Tamar, con esta hermana compartió algunas vacaciones en España. De hecho, nunca se le  olvidaran aquellos años en Barcelona en plena flor de la vida, los paseos por las ramblas, la visita a la catedral de Fátima y aquellas tardes locas en la casa de Gaudí, recordando a Dalí y reviviendo el surrealismo Francés que tanto les encantaba…..
Ahora no sabía cómo iría a terminar lo de los cubanos, pero era consciente que iba a jugar un papel preponderante y viviría una experiencia inolvidable  frente al reto que la vida le imponía. Mientras fumaba un cigarrillo esperaba por las razones que le traerían los médicos, después de encontrarse con el famoso contacto.


lunes, 21 de octubre de 2013

MARCEL PROUST


Se cumplen cien años de la publicación de “En busca del tiempo perdido”, editada en 1913, financiada por el propio escritor, luego de haber sido rechazada por la Nouvelle Revue Française,  por orden de André Gide, quien admitiría que la declaró sin valor alguno sobre la base de la imagen social que tenía del autor y de un pasaje que leyó al azar y le desagradó. Me pregunto en este momento cuantas personas leerían los  siete tomos de esta obra, con las dificultades iniciales que el texto implica. No son tiempos de novelas extensas, menos sí le exigen un esfuerzo al lector.
Álvaro Mutis, el escritor Colombiano recientemente fallecido le rindió culto a esta obra de manera especial. Nunca se cansó  de leerla y la incorporó de manera sutil en sus relatos. Gracias a su insistencia, muy joven, empecé su lectura, con mucha prevención, pero consciente que estaba frente a un icono de la literatura. Por ese tiempo leía mucho psicoanálisis, lo que me brindaba herramientas para entender el texto del escritor Francés. Son tres mil páginas. Estas “ constituyen una  reflexión sobre el tiempo, la memoria, el arte, las pasiones y las relaciones humanas atravesada por un sentimiento del fracaso y el vacío de la existencia, animada por más de doscientos personajes –que Proust incorporó cuidadosamente amalgamando en cada uno trazos de tal o de cuál de las personas que había conocido a lo largo de su vida– y fundamentalmente por el narrador, a quien seguimos en su largo y minucioso recordar desde el día en que una magdalena remojada en té reabrió inesperadamente a su memoria las puertas de un pasado lejano y olvidado ya, que poco a poco comienza a ser exhumado mediante toda clase de recursos imaginables puestos en práctica a lo largo del relato: descripciones poéticas, comparaciones y metáforas, reflexiones filosóficas y exposiciones literarias de teorías metafísicas, anécdotas, discusiones y conversaciones que entrecruzan los más variados personajes en los más diversos lugares. Varios ejes estructuran la obra, entre los cuales destacan: el amor y los celos, ilustrados especialmente en la relación entre Swann y Odette, así como en la que el narrador tiene con Albertina; el arte en todas sus formas: pintura, música, literatura, teatro, arquitectura, escultura; la condición existencial y la subjetividad esencial que la constituye; las relaciones entre tiempo y memoria; los distintos ámbitos y esferas sociales que contrastan entre sí, como la familia y los amigos, la ciudad y el pueblo, los salones burgueses y los aristocráticos; la homosexualidad, tema tratado en los personajes de Roberto de Saint-Loup, el Barón de Charlus y Carlos More”[1] entre otros.
Es una novela con un ritmo especial. Mi experiencia, al contrario de la mayoría de lectores, fue entrar en una complicidad absoluta con el narrador desde el primer renglón, me fui compenetrando con el texto, como si fuera llevado de la mano de una cámara, en primer plano, a través de la voz del narrador, que me va mostrando el entramado de sus interpretaciones y juicios, recurriendo a una infinidad de herramientas estéticas y apoyado en su formidable memoria desde donde trata de descifrar el profundo vacío que le producen las relaciones humanas, rompiendo con el tiempo lineal y teniendo solo en cuenta su valor relativo desde la subjetividad más profunda.
En un blog en la red encontré esta afirmación que me parece importante transcribir: Sin temor a exagerar creo que es posible afirmar que tanto las obras de Borges como las de Proust esencialmente —no únicamente— son el resultado tortuoso de dos hombres que infatigablemente esperaron durante toda su vida, el momento prodigioso donde encontrarían a alguien que los pudiese amar. La espera fue tan desoladora que para sobrevivir se dedicaron a escribir.
Proust, fue hombre privilegiado por el destino, de padres adinerados, bien educado, enfermizo, homosexual, quien después de una vida libertina, se encierra a escribir su obra monumental, con una idea prefijada de la sociedad. Se asilo en el 102 del Boulevard Haussmann en París, donde hizo cubrir las paredes de corcho para aislarse de ruidos y dedicarse sin ser molestado a escribir, À la recherche du temps perdu.  Vivía exclusivamente de noche, tomando café en grandes cantidades y casi sin comer –según cuenta Celeste Albaret, su criada en esos años, en un libro de memorias–, sin cesar nunca de escribir y de practicar sobre su texto interminables correcciones, supresiones y añadidos de papeles que Celeste se encargaba de pegar en las páginas correspondientes, que podían alcanzar, en consecuencia, considerables extensiones. Fue una labor titánica, para plasmar una obra que venía forjando en su mente a lo largo de toda su vida, labor creativa muy particular, que se concretó en un periodo emblemático de su vida, que bien puede denominarse en busca del tiempo perdido.
En un excelente ensayo, que está a disposición en la red, Edgar Vite hace un apunte que me parece pertinente traer a Colasión: “La voz del narrador no debe confundirse con la del autor”. Esta afirmación nos puede ayuda escindir los tiempos, a entender el efecto que producen sus evocaciones que se cruzan con el momento presente del narrador.  Deleuze, trabaja muy bien este efecto: “Sin embargo, desde mi perspectiva, más que tratarse de una relación cognoscitiva con el mundo, establece una conexión vital con él, pues no pretende alcanzar una verdad objetiva, sino descubrir el modo en que la subjetividad permea todo lo que nos rodea. Por esta razón, no se trata de una búsqueda exterior de la verdad, sino más bien de descubrir el modo en que el sujeto se refleja en el mundo”. Este recurso le permite realizar una mirada estética absolutamente lúcida y juicios muy certeros sobre el arte, la escritura, la sociedad, por ello Adolfo Vásquez Rocca, tajantemente afirma: Para Proust la literatura es la vida esclarecida; es esa realidad lejos de la cual vivimos. El verdadero arte es pues ese complejo instrumento por el cual podemos desvelar un misterio que no puede descubrirse por medios conscientes y directos como pretende la literatura realista. Así como para Proust la verdadera vida no es la realidad sino la literatura, análogamente, podemos considerar que no son las cosas sino sus nombres (entidades inmateriales, aparentemente formales, de una naturaleza similar a la literatura, incapaces en apariencia de contener en su seno la verdadera realidad de las cosas, como incapaz puede parecer la literatura de ser más real que la realidad misma) el verdadero objeto de ésta, el depósito en el que habrá que buscar incansablemente la verdad de los lugares y las personas. Deleuze ya apuntó que la obra de Proust es un continuo aprendizaje que consiste en "interrogar vivamente los signos”.


No será una obra para estos tiempos tan convulsionados, pero su lectura resulta un ejercicio sobrecogedor, una experiencia inigualable, nos permite entrar en un universo único, literario por excelencia, que nos lleva a realizar nuestra propia búsqueda, nos incita a la reflexión en medio del recorrido por lo más significativo de la burguesía decadente del  siglo XIX y principios del XX en París.






·         [1] George D. Painter, Marcel Proust, 1871-1903: les années de jeunesse et Marcel Proust, 1904-1922: les années de maturité, Mercure de France, 1966.
                                                                     

domingo, 13 de octubre de 2013

ALICE MUNRO UNA EXPERIENCIA PERSONAL


No estaba dentro de mis candidatos, hablando del premio desde la perspectiva de quien fuera según mis cálculos, el galardonado de este año. He sido su lector desde hace más de veinte años y aún más, escribo relatos cortos, como lo hace magistralmente ella, donde intentó que se revele la condición humana en toda su esencia. Esta es la mayor virtud de la escritora Canadiense, realmente me siento orgulloso de ser un lector asiduo de su obra y espero que la cantera de lectores aumente gracias a las virtudes publicitarias del premio, pues la calidad de la misma amerita que sea leída masivamente.
Escribe con una claridad y belleza aterradora.  Al principio tenemos la sensación de que es muy simplista y después descubrimos la profundidad de sus relatos: el alma, la soledad, la feminidad, se revelan en toda su dimensión en una prosa decantada, directa, que nos va atrapando con una sutiliza y delicadeza sorprendente.
“Ella es fundamentalmente una cuentista, pues de los 14 libros que ha escrito 12 son de ese género, y así lo reconoció la Academia Sueca al declarar en su fallo que estaba premiando a “una maestra del relato contemporáneo” ”.
No me acomplejo al expresar que cuando escribo, me siento muy influenciado por su prosa. Ella, reconociendo la ligereza de estos tiempos, ha encontrado en el relato corto, el estilo perfecto para sus historias, que siempre son bien hilvanadas y las cuales expresan la trágica condición humana.
Rodrigo Fresan en letras libres expresa que incluso tiene como sus más fervientes lectores, al Messi de la literatura americana, el escritor Jonathan Franzen, quien señaló, que es la más importante escritora de la lengua inglesa y se declaro su fans.
Ha expresado varias veces que no volverá a escribir, para fortuna nuestra, no ha sido así y ha seguido publicando. Sus memorias o autobiografía, “La vida desde”, es una muestra de esta contradicción al asilo que se ha propuesto. Después se editaron: “Demasiada felicidad” y “Mi vida querida”.
Su hija escribió una especie de memorias: “Vida de madre e hijas, creciendo con Alice Munro” donde cuenta cosas muy bellas sobre el proceso de formación como creadora, en una edad, que para estos tiempos, los treinta años, puede mirarse como tardía, pero que constituye el principio de un proceso de maduración, que dio frutos muy importantes y que terminó convirtiéndola en la escritora que hoy se lleva el nobel con toda justicia. Alice, escribía a mano,  en cuadernos, entre los avatares propios de una ama de casa con dos hijas en pleno crecimiento. Su niñez en la rural Ontario Canadá, sería el caldo de cultivo, para sus mejores relatos. Creció en medio de una familia Presbiteriana, pero sin los excesos propios de los radicalismos religiosos de estos tiempos, con una moral firme, que ha sido un instrumento un instrumento para llevar una vida sin sobre saltos, acorde a una ética  sin ambiciones de dinero, sin la locura propia del arribismo actual. Estos principios morales resaltan en sus relatos.
Su biógrafa es Catherine Sheldrick. Creo que no se ha publicado en español el texto aún, este sería un buen regalo para sus lectores, que entenderían la genealogía de muchos de sus relatos.
El reconocimiento del nobel es justo y agrega a este galardón un acierto más.



  



  

viernes, 11 de octubre de 2013

PREMIO FIL DE LITERATURA EN LENGUAS ROMANCES FERIA DE GUADALAJARA


El día 7 de septiembre de 2013 se reunió en la ciudad de Guadalajara, Jalisco, el jurado calificador de la XXIII edición del Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances, correspondiente al año 2013, integrado por Horácio Costa, de Brasil; Hugo Gutiérrez Vega, de México; Mariapia Lamberti, italo-mexicana; Esperanza López Parada, de España; Simona Sora, de Rumania, y sesionado vía telefónica Benedetta Craveri, de Italia, y Pascal Gabellone, de Francia. Una vez examinadas las candidaturas que se presentaron, el jurado decidió, tras cuidadosa deliberación, conceder por unanimidad el galardón a
Yves Bonnefoy
Nacido en 1923, Yves Bonnefoy es poeta, narrador, ensayista, crítico y traductor, miembro del Collège de France. La suya es una poética muy sofisticada en contraste con una dicción sencilla, que renueva el lenguaje de las artes contemporáneas a cuyo análisis ha dedicado títulos fundamentales del pensamiento como L’improbable (1959) La Seconde simplicité (1961), L’Arrière-Pays (1971), Le Nuage rouge (1977), La Vérité de parole (1988), Récits en rêve (1987). Yves Bonnefoy fue testigo de las experiencias humanas del siglo XX a las que se enfrenta con toda la generosidad y la agudeza de su producción crítica y poética, dentro de las que es capaz de hermanar la tradición con el presente. Así vinculado en primera instancia al surrealismo, integra la vanguardia a los grandes pilares de la modernidad poética, tales como Baudelaire, Celan o Rimbaud, en el que se centra su reciente publicación ensayística, Notre besoin de Rimbaud (2009). Renovador de los géneros, es autor de una amplísima obre creadora en la que destacan títulos como Anti-Platon (1953), Pierre écrite (1965), Rue Traversière (1977), L’Encore aveugle (1997), La Pluie d’été (1999), Le Ca’ur-espace (2001), Les Planches courbes (2001), entre otros. Es además editor de aquella obra magna que constituyen los cuatro tomos de su Dictionnaire des mythologies et des religions (1981), obra que innova el proceder mitocrítico para la exégesis de la tradición occidental.