sábado, 2 de julio de 2016

UNIVERSO CENTRO DE MEDELLÍN


Quiero hablar de una publicación excepcional de la ciudad de Medellín, va en el numero 76 lo que constituye una proeza, su lectura se ha vuelto imprescindible, la  espero con avidez, casi con ansiedad, no solo por la calidad de sus artículos, sino por todo lo apostado en este proyecto: Hay una apuesta a la buena literatura, a la crónica urbana, al ensayo con mucho énfasis sociológico, siempre desde la experticia más esencial. Todos sus temas están escogidos desde la esclerótica del desciframiento, son una lectura de una ciudad paradojal, contradictoria, llena de vida y muerte, encantadora de sobremanera, desde los retablos de la cotidianidad, hasta los trabajos académicos perdidos en los hervores del claustro, siempre buscando interpretarla a cabalidad: con la totalidad de los sentidos, auscultando el pasado, trayendo a colisión en muchas ocasiones los recuerdos más olvidados de algunos personajes emblemáticos, acudiendo a la memoria, describiendo su caótico presente lleno de esperanza.
Me he puesto en la tarea de mirar numero por numero desde el nacimiento de la publicación y realmente pienso que es un aporte muy valioso a la ciudad, por fortuna tiene una recepción muy importante, es una referencia imprescindible para quien quiera entender e interpretar esta ciudad y diría, cayendo un poco en los lugares comunes que tanto aborrezco, es un patrimonio que hay que cuidar, de antemano conocemos lo efímero de estos proyectos, solo espero que se mantenga por mucho tiempo.
Ha y un acápite de la revista que la define, lo trascribiré, pues creo que en él se encuentra su objeto descrito impecablemente:

QUÉ ES UNIVERSO CENTRO?

Universo Centro es un periódico mensual, de distribución gratuita, que se piensa en Medellín, se escribe y se dibuja desde los escritorios de diferentes ciudades y se distribuye en más de 400 sitios en el Valle de Aburrá y algunos bares, librerías, universidades y cafés en Bogotá, Cali, Pereira y Manizales. Se lee en las calles, en las bibliotecas, en los parques, en las fiestas, en los insomnios, en la jubilación, en la oficina, en el desayuno a las 11 A.M. y hasta en la silla del embolador. Nuestros 150.000 lectores mensuales en Internet podrán responder por gustos puntuales, mañas y fobias.
Tertuliaderos, cafeterías y restaurantes; instituciones educativas, red de bibliotecas, museos, teatros y galerías; oficinas, consultorios y barberías; encuéntrenos de sur a norte, de oriente a occidente.

Luego de 7 años de impresiones nos hemos dado cuenta que el periódico, revista lo llaman los más cariñosos, va un paso más allá de la información y la opinión. Universo Centro es una "gaceta" que tiene a la creación su principal interés y su activo más importante.
Aquí se publican cada treinta días los inventos y los recuerdos de periodistas, cronistas, historiadores, dibujantes, artistas, músicos, escritores, editores, políticos, economistas, antropólogos, fotógrafos, cocineros, vagos en recuperación…

EN OTRAS PALABRAS

Universo Centro es una mezcla entre los añorados magazines culturales de los periódicos centenarios, los cuadernos de crónicas sobre la ciudad que no existen pero se piensan cada tanto y algo de las hojillas de sátira y caricatura que fueron famosas a comienzos del siglo XX. Todo eso puede leerse, u ojearse, como un catálogo parcial de creadores de la ciudad y como un directorio de amigos con ideas cercanas o lejanas, pero ideas al fin y al cabo.

NUESTROS TEMAS

La ciudad y las ciudades, la literatura, las universidades, los deportes a ras de piso, la política desde arriba, las tiendas viejas, los antros nuevos, la moda sin maniquí, las preguntas que suscita la crónica roja, los libros, la comida barata, apostillas a la sicaresca, los barrios, las vejeces, las drogas, la ciencia de coquito, las crónicas de nuestros indios, el sexo gratis, el sexo pago, el sexo a secas, el paisaje, los cómic, los ilustres que pasan por la villa, el alcohol, los museos, el Metro, el parque del periodista, la poesía sin almíbar, las noticias sobre las noticias, los negocios a punto de desaparecer…

NUESTROS LECTORES

El público más entusiasta de Universo Centro son, sin duda, los estudiantes universitarios.
En segundo lugar, todas las personas dedicadas a oficios y ocios creativos. En ese caso, Universo Centro es una vitrina y una oportunidad para mostrar sus trabajos. Hemos visto a cuidadores de carros y señoras de peluquería leerlo con una sonrisa burlona. Entre sus ventajas está que hace reír a muecos y a recién blanqueados. Los lectores de prensa corriente encuentran en UC una sorpresa que los hace desdeñar el compañero de todos los días. Los curiosos de la ciudad, los que miran una foto vieja en un restaurante, los que se paran 10 segundos en el agáchese de libros viejos, los que saben que apagan el radio saturados de la indignación corriente de cada día.

NUESTRA CIRCULACIÓN

Universo Centro imprime 20.000 periódicos cada mes.
Dos terceras partes se distribuyen de manera gratuita en el transcurso de dos o tres días, en más de 400 sitios de la ciudad.
Se guarda una cuarta parte para distribuirla a lo largo del mes en los diferentes sitios que nos llaman cuando se agotan los ejemplares.

UC es coleccionable UC
No queda más que leerlo.







domingo, 26 de junio de 2016

LORENZO VIGAS: VENEZUELA VA A VIVIR LOS PEORES AÑOS DE SU HISTORIA


Transcribo esta entrevista del suplemento “El cultural” del diario “El mundo” de España, por considerar este premio de cine un hito para Latinoamérica, sobra decir que este director Venezolano, no solo por sus méritos propios y trayectoria, sino por los momentos tan graves que atraviesa su país, merece más divulgación y reconocimiento.  CESAR BUSTAMANTE.

Carlos Reviriego.
Dio la campanada en el pasado Festival de Venecia. Nadie contaba con que una ópera prima venezolana se alzara con el máximo galardón. Desde allá, de Lorenzo Vigas, es un relato crudo sobre una realidad no menos cruda, en la que dos seres con taras emocionales, distanciados por su origen social, mantienen una turbulenta y masoquista relación. El cineasta nos habla de la película y, por extensión, de su pesimista visión de Venezuela.

No era la primera vez que un cineasta hispano recogía el León de Oro de Venecia -ya lo hizo Luis Buñuel por Belle de jour (1967)-, pero sí que una película íntegramente latinoamericana recibía tal distinción. En septiembre de 2015, con su ópera prima, el venezolano Lorenzo Vigas (Mérida, 1967) hacía historia para todo un continente pero, especialmente, para un país que hasta la fecha no ha escrito ningún capítulo destacado en la historia del cine. “Todavía hay prejuicios con que una película venezolana de un desconocido gane un premio así, en lugar de hacerlo Sokurov -nos cuenta Vigas nueve meses después de haber alzado el galardón por Desde allá-. Responde a una actitud imperialista respecto a la cultura, el arte y la industria”.

Es una película hecha, efectivamente, desde allá, y que parece llegar como un mensaje en una botella a este lado de acá, donde ahora no deja de hablarse de Venezuela por razones menos cinemáticas. “Yo no voy a hablarle de política ni de ideologías, solo de mi película, pero sí le puedo decir que todo lo que se está hablando se queda corto frente a la realidad”. Aunque uno haya venido a este hotel madrileño, efectivamente, a hablar de cine (tanto el entrevistado como el entrevistador), el retrato del Caracas actual que vuelca Vigas en su película impide hablar sobre la película sin hacerlo sobre su país y lo que representa. Sería como hablar de Taxi Driver sin reparar en la América filofascista.

No voy a hablar de política, pero le digo que lo que se está hablando sobre Venezuela se queda corto frente a la realidad"

En la turbulenta relación entre un hombre acomodado (Alfredo Crespo en la piel de Armando) y un delincuente juvenil (Luis Silva en la de Elder) actúan como ejes vertebradores las luchas de clases y de poder, la homofobia y la represión, la violencia y la carencia emocional, pero, sobre todo, el deseo y la orfandad. Y todo ello en un relato sobrio, mínimo, elíptico, que siempre sugiere y casi nunca explicita, “que deja que el espectador rellene los huecos”. Nos convierte en voyeurs, como su protagonista, que paga a jóvenes que encuentra en los autobuses para verles desnudos y masturbarse. Así que hablar de la película es hablar de todo eso, pero también de Venezuela. “El país está en un aprieto económico salvaje y brutal, y todo va a recrudecerse aún más. Creo que Venezuela va a vivir los peores años de su historia”. Y ahí lo deja. Al menos de momento.

Pregunta.- ¿De todas las preguntas que hay en la película, cuál es la más importante para usted?
Respuesta.- La pregunta que nos hicimos Guillermo Arriaga y yo cuando elaboramos el argumento era si Armando sería capaz de lidiar con unas emociones que nunca ha sentido. Por lo tanto una de las grandes preguntas de la película es si está capacitado para amar. Cuando conoce a Elder, todo se desborda. Son dos personajes que acaban unidos porque comparten carencias emocionales. La ausencia de sus padres en sus vidas les ha marcado a fuego.

En su cortometraje Los elefantes nunca olvidan (2004), un joven va a la caza de su padre para matarle. El Armando de Desde allá podría ser la versión adulta de ese joven que busca venganza por los abusos que él y su hermana sufrieron de niños. Armando no solo persigue a los jóvenes, también a un hombre mayor, el padre al que odia, filmado como si fuera un fantasma. “El corto vendría a ser la primera parte de una trilogía sobre la orfandad. En verano filmaré la tercera parte. Yo tenía un amigo que murió en Venezuela y Guillermo uno que murió en México y que nos ayudaron a entender al personaje de Armando. A mí me interesaba contar la historia de un autista en la ciudad, que no tiene capacidad de empatar socialmente y quien no le gusta que le toquen. Tiene ese complejo virginal”.

Para separarlo del mundo, Vigas persigue a su personaje buscando a otros personajes, que aparecen desenfocados a su alrededor. Los desafíos formales del filme los ancla Vigas en su admiración por Bresson y Bergman. Del autor de Pickpocket le interesa el modo “en que huye de los sentimentalismos y de articular la historia a partir de módulos que solo adquieren sentido en el conjunto”. Del sueco reconoce el misterio de la mirada. “Desde allá es una película sobre la mirada del deseo”, dice, lo que no deja de emparentarle, precisamente, a Buñuel. “Me interesaba también la idea de filmar con anamórficos para buscar el efecto contrario, la claustrofobia y no la amplitud que generalmente da. Uno tiene ideas, pero no sabe si van a funcionar”.

Siempre hubo diferencias de clase, pero la gente se hablaba. El chavismo ha producido una fractura social irreversible"

P.- Hay un sentimiento constante de ambigüedad en la película. El misterio fluctúa de un personaje a otro...
R.- Yo no quiero juzgarles, solo que sean comprendidos. La ambigüedad es importante porque como seres humanos nunca estamos seguros de lo que sentimos. La ambigüedad sobre lo que debes sentir es algo que se ha perdido en el cine. Desde allá puede provocar rechazo en el sentido de que el espectador debe involucrarse, no solo desde el punto de vista del contenido, también estéticamente.

P.- La sensación última es que hay un determinismo social muy claro…
R.- Yo creo que la relación entre ambos se hace eco de algo que ha pasado en Venezuela en los últimos años, y que antes no ocurría, y es la radical incomunicación entre los ricos y los pobres, el muro que se ha levantado entre ambos. Ya las clases no se hablan entre ellas. Ni siquiera se tocan. Esta es una película sobre las consecuencias, no sobre las causas.

P.- ¿Se refiere a las consecuencias del chavismo?
R.- Siempre hubo diferencias de clase muy marcadas, pero la gente se hablaba. Todo empezó por un discurso muy nocivo y muy violento de las clases políticas, que en lugar de integrar, nos separó mucho más. Antes no había un problema de comunicación. Desde el chavismo se ha producido una fractura social irreversible. Yo no pensé en todo esto cuando estaba escribiendo el guión, pero ahora sí veo esa lectura clara.

P.- ¿Por qué le interesa tanto el tema de la orfandad?
R.- No lo sé, no lo he vivido personalmente, pero en Latinoamérica es muy común. Los padres casi nunca están en casa, se van y no vuelven, hay muchos casos de personas que crecen sin padre. Esa conciencia colectiva es una realidad no solo venezolana, también de más países latinoamericanos. Estamos siempre esperando que el caudillo venga a arreglar nuestros problemas.