sábado, 16 de mayo de 2020

LO QUE NO ME ENSEÑARON


Está es un excelente columna, aparecida en el periódico “Espectador” de Colombia, hoy. Sólo me queda decirles que la disfruten. CESAR HERNANDO BUSTAMANTE

Mauricio García Villegas
16/05/2020

La semana pasada me invitaron a una charla con rectores de colegios para hablar sobre la manera como la pandemia está cambiando la enseñanza, sus contenidos y sus métodos. Me quedé pensando en lo que a mí me habría gustado que me enseñaran en el colegio.

Me habría gustado que me hablaran más de Darwin, de su viaje en el Beagle, de su curiosidad y de su modestia, de su teoría de la selección natural y del origen común de todo lo viviente.

Que me mostraran el “calendario cósmico”, de Carl Sagan, que es una metáfora del tiempo, con el big ban, primer gen en segundo del año y con toda la historia moderna (400 años) en el último segundo del 31 de diciembre.

Que me ayudaran a descubrir verdades por mis propios medios, a través de experimentos, en lugar de pedirme que me aprendiera esas verdades de memoria.

Que me enseñaran más de historia de Colombia, con todo lo furioso y lo sublime que hay en ella. Que me ayudaran a escribir mejor, con buenos consejos para decir las cosas de manera más clara y más inteligente. Que me indicaran cuáles son las falacias argumentativas más comunes y cómo evitarlas.
Que me enseñaran matemáticas con la gracia y el misterio que tienen. 

Que me contaran sobre la historia de la ciencia, con más referencias al siglo XVII, que es el siglo de Galileo y de Francis Bacon, y no solo al siglo anterior, que es el del Renacimiento, o al posterior, que es el de la Ilustración; pero, en cualquier caso, que me hablaran más de todo eso.


Que me adiestraran para escribir, aprendiendo a corregir y no simplemente pasando ideas de la mente al papel. Que me explicaran que los seres humanos estamos predispuestos genéticamente, con una mezcla de impulsos nobles y mezquinos, pero sin que la genética nos marque necesariamente el destino.


Que me hablaran más de arte y de literatura. Que me revelaran los secretos básicos del cerebro, para entender que somos seres emocionales (más que racionales) y que con mucha frecuencia lo que creemos verdadero es una simple adaptación de lo que deseamos.









domingo, 10 de mayo de 2020

ANA ISABEL EN ESTE DÍA


Alguien me preguntó, hace cuanto se fue Ana. Respondí, ella nunca se ha ido. De hecho, esta semana arreglamos la casa por sugerencia suya. Sentí que me juzgaban como loco. Siempre confiamos en la verdad material, poco en lo espiritual. Ana, siempre ha estado con nosotros. Los hijos y el suscrito lo asumimos como algo muy natural. Hay dos tipos de madre, igual de importantes. Las que sacrifican todo en favor de sus hijos: Ana, Blanquita la esposa de Luis ángel, mi madre Miryan, Amparo, se dedicaron de tiempo completo y exclusivamente a la tarea, abandonaron todos los proyectos personales. Otras que, fuera de ser madre la vida les obligó con otros roles: Ana Emilia, Beatriz Ángel, Nora, Nayibe, Viky, Gloria Ángel, decisión que no admitía otra variable, fue una necesidad, una obligación. Sobra decir que para ser madre no se necesita tener hijos: Gloria Ángel parece la mama de todos.
Ana se levantó desde que nacieron mis hijos a cumplir con el proyecto de educarlos, nunca desfalleció en este propósito, como hicieron nuestros madres. Les enseñó a ser honestos, principio no negociable para ella, a cumplir, ser responsables, ósea responder a sus circunstancias con el sentido moral del deber, a vestirse siempre acorde a las circunstancias, que sus trajes no desdigan de ustedes replicaba, no dejen de soñar y ser alegres, no importa las circunstancias atribuladas que tengan al frente. Ana siempre estaba lista y bien vestida, a las siete y media de la mañana de todos los días, con la excepción del Domingo, ese día descansaba.
A casi todos se les olvida que Ana estudió Derecho hasta el cuarto año, sabía mucho de la carrera, le faltó un año para graduarse. Había estudiado comunicación social, tres años, trabajó en Aces y seguros atlas en Manizales, la segunda empresa de seguros de Colombia, como secretaria de gerencia del doctor Rivas; gerenció un club de tenis muy importante en Bogotá; fue jefe de ventas del afiche que ganó el premio nacional de publicidad y superó las expectativas de ventas al 600 %, fue una locura. Tenía una memoria de dinosaurio, se sabía todas las letras, todos los tangos, ningún dato se le escapaba, escuchaba radio, digo noticias, igualmente todo el día, pocos saben que era adicta a la revista "Muy interesante" y "La revista Semana" de Colombia, nunca faltó un libro en su mesa de noche. Conoció y leyó a Harry Potter, la totalidad de los textos, antes de ser tan populares y defendía a la autora, le discutía a los intelectuales pues la excluián como autora importante. Expresaba, sí usted es experto, debe reconocer su éxito, los escritores se deben a los lectores, ese es un termómetro que se debe tener en cuenta, hablo desde mi condición humilde. Le encantaban los libros de viajes, tenía todos los libros de Jane Austen y prácticamente podría pronunciar párrafos completos de “Orgullo y prejuicio”.
La conciencia que deja un ser sobre los otros es la que perdura, no es una entelequia. El abuelo de Ana, estableció una linea de conducta que pervive. Su orden, su terquedad en favor de la familia,  no transó en sus principios, la vida no le sorprendió nunca, se le anticipó a todo, incluso a su muerte. Doña Ana Emilia es igual. Todos los hijos tienen imbricado ese ADN. Las mujeres más. Ahora que he tenido curiosidad y he vuelto a textos que leí en mi juventud, cierto esoterismo culto, pienso en el espíritu como una energía que perdura, las conciencias latentes parecen siempre tocarnos… No soy cristiano, trató de no entrar en polémicas, respeto el pensamiento de los otros, evito discusiones banales... Siento que Jesús transformó la humanidad, por encima de mis creencias, es indiscutible, igual Mahoma, San Agustín, Galileo, Séneca, su libro "De la Brevedad de la vida",  es sabio, con la virtud de ser corto; el discurso de Jesús, "El sermón de la montaña" es magistral. Alfarabi, el Aristóteles del Islam enseñó la relación del ser con el todo, desde lo religioso, lo que se denomina "El Uno y el todo”. Este hombre fue un sabio, de hecho, no sólo lo fue para el mundo Islámico, sino para el propio cristianismo. Recordemos que los árabes trajeron el conocimiento al occidente, por ellos los conocemos, igualmente el ajedrez, el álgebra, los griegos, los conocimos por los traductores de Toledo.
Qué somos, energía que hace parte de un universo que aún no entendemos, pero que está ahí, al cual le debemos todo. Claro que no hablo desde el dogma. No hay cielo, ni infierno, esta vida es apenas un segundo en un camino muy largo. Dicho esto, Ana que era cristiana, rezaba el rosario, de vez en vez, pensaba que la vida es apenas un camino. Hablaba de la relación del uno con el todo. Discutíamos en ocasiones, le hable del Dios de Einstein, que es el Dios de Spinoza, el filósofo holandés.
He sentido en estos años a Ana, como sí me hablara, alegrarse y en ocasiones ponerse iracunda por mis malas decisiones. Así de sencillo. Su presencia es absoluta. Su amor por  los hijos es grande. Tal vez es la voz que perdura. Los hijos la recuerdan mucho. Esta semana colgamos todos sus cuadros. No son simples fotografías, son más que eso. 
Ana fue muy bella. Su rostro es perfecto y su espíritu ponderado y justo. Ayer, pensando en el día de hoy, la tuvimos presente todo el día, porque queríamos mostrarle la casa ordenada y nos esforzamos en ello. No hace mucha falta, ella está de alguna manera siempre con nosotros.