sábado, 2 de agosto de 2014

A PROPOSITO DE UNA COLUMNA DE SANTIAGO GAMBOA


La última columna de este excelente escritor colombiano, giró en torno a dos escritores: Knausgard,  Guadalupe Nettel, que le permitió disertar sobre  la auto-ficción como recurso literario. En este blog alguna vez hable del mismo, no dejo de insistir en que es un instrumento extraordinario que le permite al escritor crear, pontificar sobre temas específicos, actuar como ensayista a la vez, salirse del argumento, mezclar variables temáticas múltiples, con aluciones autobiográficas. Gamboa escribió al respecto: “Es poco frecuente un empeño tan claramente proustiano como el de Knausgard, el cual consiste ya no sólo en aislar un episodio de su vida y narrarlo, sino en trasponer a la escritura la totalidad de su vida para verla al trasluz, darle vuelta y analizarla, interrogarla con las armas de la literatura y, en particular, de la novela. El propio Knausgard denominó su obra global -Mi lucha-, título obviamente provocador, de la cual se han publicado en español los dos primeros tomos, La muerte del padre y la muy reciente Un hombre enamorado”.  
Martin Amis y Paul Auster, son dos novelistas quienes lo han explotado con una perfección indiscutible, convirtiéndolo en una técnica no solamente novedosa (En apariencia), sino versátil. Este recurso le dio a la novela un respiro frente al avasallante mundo digital, consolidándose como el género más importante y exitoso de la literatura en estos tiempos de dominio de la imagen y las TIC sobre la prosa.   .
La cita de Proust no es casual: “En busca del tiempo perdido”, es una clara muestra del recurso desde la subjetividad más extrema, desde donde hace un recorrido por el arte, la sociedad francesa de su tiempo, la música y la propia literatura, realmente es una radiografía de lo que el autor quiera tocar desde las líneas de una historia de ficción.
Un artículo de “El país” de España categorizaba frente a un encuentro de escritores: La auto-ficción domina la narrativa en castellano y ha llegado también al cómic y al arte. No son memorias, no son diarios, no son biografías: es una escritura del Yo, que se diversifica y ocupa nuevos espacios. Ratifica el artículo mencionado refiriéndose al recurso: “Los trazos principales de este retrato oral hablan de que se trata de libros con un tipo de argumento y de narración más acorde a estos tiempos de individualidad, del supuesto desprestigio de la ficción, de la avidez de los lectores por historias verídicas, de la necesidad del lector de que le reconstruyan el mundo y poder reconocerse en él, de lo difícil que es competir con tantas historias increíbles divulgadas por los medios de comunicación; y en España, por la desinhibición de hablar de sí mismos tras un pasado de miedos y de la pérdida de prejuicios sobre los géneros que cuentan vidas”.
Me pregunto acaso si Balzac y Fiódor Dostoyevski, no son representantes dignos del recurso, escriben verdaderos tratados sociales, entran y salen de la historia analizando aspectos esenciales de la subjetividad acordes a los grandes sucesos y problemas de su tiempo que no eran menores.
Es absolutamente cierto lo que expresa Gamboa con respecto “Al olvido que seremos” de Facio Lince, es un formidable ejemplo del recurso, pero además constituye una obra mayor de la literatura colombiana e hispanoamericana debido al grado de perfección que alcanza: Excelente retrato de una ciudad, una época, del conflicto social que reverberaba, auto-biográfica, de una textura especial, bien contada, con una prosa coloquial que hace de su lectura un frescura, rememora al padre asesinado, un personaje inolvidable de Medellín vilmente asesinado, al país enfrentado en medio de una violencia soterrada que aun no superamos.  
La literatura sobrevive hábilmente a los embates de la era digital, con total éxito, leer una gran novela aún es un gran divertimiento.
Winston Manrique Sabogal, expresa con respecto a la novela de autoficcion: No son autobiografías, no son diarios, no son memorias, no son actas notariales, no son biografías, no son ensayos novelados, no son novelas puras donde todo es imaginación. Pero también son todo eso. Es literatura. Son novelas, insiste Javier Marías, "porque ella lo asimila todo".
Siempre he categorizado que la novela es la que mejor interpreta la naturaleza humana. El artículo de Gamboa cumplió con la tarea de rememorar este excelente artificio.
“El teniente Sturm de Ernest Junger es un reflejo vivo de esta técnica, no solo narra una historia, sino que describe en su totalidad una época y sucesos de guerra inenarrables de la primera guerra mundial y a la vez realiza una reflexión filosófica sobre la misma de una hondura que interroga a la humanidad.