Dice en este
libro Murakami: “Desde una perspectiva puramente, y con total franqueza
personal, y con total franqueza, me parece que la mayoría de los escritores,
-no todos obviamente. No destacan por ser personas con un punto de vista
imparcial sobre las cosas y por tener un carácter apacible”. Adelante categoriza: “Quizá no convenga
decirlo en voz alta, pero pocos poseen algo realmente digno de admiración, y, de
hecho, muchos tienen hábitos o comportamiento ciertamente extraños”. Realmente
no cree en la amistad entre escritores. Absolutamente cierto.
Murakami, uno
de mis novelistas preferido, lo he leído todo, en edición de “tusQues”. Algunos
expresan sin ambajes, que, “Desconoce los fundamentos de la Ficción. 130 veces
mentirosos. Héctor Abab Facio Lince dice al respecto del tema: “Si escribir artículos se
pareciera a hacer sudokus o a llenar crucigramas. O si fuera más bien como
jugar una partida de ajedrez (contrincante el lector, juegas con negras). O si
tuviera algo que ver con el ordeño de las vacas al amanecer o con el paciente
oficio del jardinero que siembra, abona, poda, quita la maleza y luego espera a
que las matas broten y las flores florezcan. Si escribir fuera como pegar
ladrillos hasta completar una pared, un edificio, siguiendo un plano diseñado
por otro. O como cepillar una tabla el carpintero y serruchar y armar hasta
ensamblar un mueble: la mesa coja, el sillón de lectura, la alacena vieja”. Siempre escribir es algo más complejo.
“En mi opinión,
escribir novelas no es un trabajo adecuado para personas extremadamente
inteligentes, Es obvio que exige un determinado de conocimiento”. La mayoría de las veces los escritores expresan
algo qué está en la conciencia en forma de narración. Dicho esto, se puede
afirmar que hay un canon de lo que es escribir, como una aceptación tácita
aceptada por todos. Por eso Héctor dice: “Si uno mezclara ideas y frases como
quien cocina un sancocho, una paella, y a cada párrafo fuera probando si no le
falta sal o le sobra pimienta. Si escribir y hablar fueran la misma cosa y lo
que se escribe saliera como sale la voz al conversar con una amiga íntima en el
bar o en la sala de la casa. Si hubiera un remoto parecido entre escribir y
hacer goles, o entre escribir y parar un penalty, o entre escribir y caminar
por el campo o por las calles del centro. Si esto que hago cada día fuera como
sumar y restar y elevar al cuadrado; si fuera como rezar y pedir un milagro que
no ocurre”. Todos tenemos una historia de cómo nacimos como escritores. Igual cómo
accedieron al primer medio escrito. A propósito, se acaba de publicar una biografía
del galimatías de la primera edición de “100 años de soledad”. La de su hermano
Eligio realmente es la mejor: “tras las huellas de Macondo”.
El tema en
este libro de “La Originalidad” es magistral. En la literatura no hay nada
nuevo, la manera de contar y narrar es otra cosa. En “Superstición ética del
lector” Borges no confiesa: “La condición indigente de nuestras letras, su
incapacidad de atraer, han producido una superstición del estilo, una distraída
lectura de atenciones parciales. Los que adolecen de esa superstición entienden
por estilo no la eficacia o la ineficacia de una página, sino las habilidades
aparentes del escritor: sus comparaciones, su acústica, los episodios de su
puntuación y de su sintaxis. Murkami trae un ejemplo de locos para explicar el
tema de la originalidad. “” En cuanto a la música Mahler, las circunstancias
difieren un poco. El público corriente e incluso los propios músicos lo recibieron
cómo una música desagradable. Ahora sabemos que Mahler reinterpretó un formato
prexistente, como era el de las sinfonías, pero en aquel entonces nadie lo
entendió así. Los músicos lo menospreciaban”.
A partir de los 60 se produjo el redescubrimiento casi dramático de la música
de Mahler. Por su originalidad, según ciertos críticos. ¿Paradójico cierto?.
Ratifica con lucidez MurakamI: En literatura sucede otro tanto con los estilos
de Natsume, Soseki y Ernesto Hemingway”. Los Beatles son un ejemplo típico en música.
Chistpher Hichens en un texto llamado "Amor y Guerra" Decía: Un antiguo proverbio dice que la vida de un hombre está incompleta a menos que, haya probado el amor,la pobreza y la guerra". Qiuimbaya Quemir, de 26 años, artista Colombiana, de Pereira, una ciudad de provincia en el aroma cafetero del viejo Caldas, decía tomándo a Quinaya la famosa bióloga: "Mí propuesta debe decirle a la gente que tome baños de sol, de lo qué estamos privado". El todo qué es la suma de las partes, nunca le conocemos. Así es la originalidad, no existe..en esencia. Por ejemplo el escritor colombiano Alfredo Molano lo hizo por una pasión inenarrable, nunca esperó dinero de esta actividad.
ADDENDA: El homenaje rendido a Gabo por los Mexicanos, en su aniversario, hace poco, es inconmensurable, inmenso, es una lección para los colombianos. Qué oprobio para nosotros. En muchas partes consideran a Gabo Mexicano. Y México lo considera uno de los suyos. Eso se demostró en la pompas fúnebres. Colombia estuvo lejos del homenaje dado por los manitos. De hecho sus dos hijos se consideran Mexicanos, el menor nació en el DF.
En el próximo artículo la 2 parte a esta elucidación.