martes, 6 de agosto de 2024

LOS ESPACIOS Y LA VIDA

 Recordé para este escrito la famosa frase de Hannah Arendt, refiriéndose a la realidad del hombre: Quién soy y para donde voy. También a San Agustín el cual en sus memorias admitió, en pleno momento de conversión, que la voluntad no siempre responde a la razón. Dijo: Tenemos casi siempre una voluntad rota, actuamos más con el deseo que con otra cosa. La existencia se suma en resultados internos por procesos y etapas.

En aquellos momentos de reflexión que nos traen impetuosamente las crisis en la vida, con nosotros mismos,  las personas que consideramos cercanas y los entornos, sobre  todo cuando la edad anuncia limitaciones físicas, dolores intempestivos, achaques y quejas sin razón alguna; siempre resultan de alguna consideración importantes para uno  y de ellas, suelen aparecer cosas nuevas, algunas virtuosas y otras tortuosas.

El parque de los Alcázares en la comuna 13 de Medellín, en Santa Lucia; me deparó amigos con muchas afinidades gratas, ratos de una insondable felicidad, soledad, tragedia y una especie de abandono personal; como buscando la muerte  sin enfrentar mi interior, a pasos muy pequeños, en apariencia esquivos, pareciera que existe  más bien una búsqueda soterrada con un destino más afín a mis cualidades; lo que me llena de sobremanera y me permite aún ilusionarme con una salida; abandonando vías que inefablemente terminarán en la muerte trágica. Pienso que estas rivalidades internas no deben sorprenderme, hay más bien que aceptarlas y resolverlas.

Este parque atraviesa los cuatro cuadrantes principales del barrio, como una arteria verde. Constituye la parte central de los Alcázares desde la calle Colombia hasta la canalización, una quebrada ahora convertida en un desagüe sucio que, en vez de admirar, evito por sus olores y la impresión de abandono en que se mantiene y en mi caso asocio con nuestro destino. Son cuatro parques pequeños, recortados por calles, con algún cuidado, mucha tranquilidad, lo que los hacen muy apacibles. Esta es la parte urbana burguesa de todo un plano caótico, sin ninguna planeación em Santa Lucia. Es una zona con historias muy particulares. Vida y muerte confluyen, un pasado de enfrentamientos entre combos delincuenciales, tomas gubernamentales de ingrata recordación y paradójicamente lleno de familias que luchan honestamente por sobrevivir. Hoy goza de paz, más producto de la inteligencia de sus habitantes que de la acción de los gobiernos locales o nacionales.  

Hay recuerdos luminosos, risas, tertulias infinitas, personajes completamente distintos. Muchos estudiados; Profesionales con trayectoria; padres dedicados, juiciosos; una pléyade de trabajadores de la construcción pulidos y con experiencias vastas;  igualmente comerciantes aventajados y en excelente posición. Como si fuera poco se hacen jugadores de fútbol para el país en un número que le da relevancia a este lugar en el gremio, por la calidad y constancia en que los producen. Es imposible negar que también drogadictos, alcohólicos, putas, estafadores, vividores; políticos posando de virtuosos y muchas personas de la tercera edad. Este lugar es una síntesis del país, con las particularidades propias del lugar.

En las bancas del segundo parque pasé los últimos siete meses, cuestioné toda la vida, mande la sociedad al garete, bebí como cosaco, me encontré con lo inefable e injusto de la naturaleza humana, palpe el egoísmo,  la torpeza en que se cae cuando uno espera que los otros resuelvan lo propio. Supe que para los políticos locales son más importantes los contratos que los enriquecen, que las personas beneficiarias. Es un hecho, detrás de cualquier programa municipal o de las juntas locales, hay una componenda encubierta. Me  sorprendí que todo este panorama el cual consideramos muy normal en nuestro país, es un verdadero problema social y que para acabar de completar, llevamos 70 años matándonos sin clemencia y con una sevicia que intimida. 

Casi todas las personas aquí son de arraigo. Nadie puede escapar al conocimiento detallado de su pasado. Existe como en todas partes una solidaridad con muchos limites y algo de hipocresía. Aún así tiene un encanto abrazador. Igualmente gente suspicaz y muy especial. Este es un lugar que nunca se olvida pesé a todo lo que pase y en donde el único responsable fui yo. Nadie obliga es indiscutible 

Llegó la hora de intentar cambiar todo esto. Primer paso, cambiar primero yo, inexorablemente y después, asumir la tarea. Este barrio cubrió una etapa importante de mi vida. Todos los relatos sobre el mismo, dan para una novela corta. Trabajaré en ello. Con la pasión que impone la escritura y con el recuerdo grato de muchos momentos inolvidables, por lo virtuoso, felices y en repetidas ocasiones trágicos. 

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