miércoles, 18 de septiembre de 2019

RICARDO ROMERO SILVA



Estoy leyendo con juicio a este escritor colombiano, leo religiosamente sus columnas, me encantó su novela sobre el poeta Silva desde la esclerótica de un loco;  "Autogol" que narra la paranoia y la violencia del país desde el inexplicable asesinato de uno de sus mejores deportistas, Andrés Escobar, por haber hecho un autogol, algo que aterraría a cualquier sociedad, en nuestro país  hay efectos muy mediáticos, frente a este tipo de eventos tenemos como un libreto, después todo se olvida y lo peor, la impunidad es total.
Ahora empiezo a leer su obra total con juicio, con ánimo crítico, por parecerme muy seria. Su más reciente novela: “Cómo perderlo todo” (Alfaguara, 2018) ganó el quinto Premio Biblioteca Narrativa Colombiana Eafit. Esta novela polifónica, con muchas voces narrativas, es otro intento por descifrar nuestros tiempos. En una entrevista publicada por la revista “Semana” a propósito del premio, el autor expresa:
“SEMANA: Cómo perderlo todo entrelaza la historia de muchos personajes. ¿Cuáles fueron los retos creativos de trabajar con tantas voces narrativas?
Ricardo Silva Romero: Esa es una pregunta me pone a pensar una cosa en particular. En el siglo XIX, cuando no había cine, era más frecuente tener novelas que le daban la misma importancia a cualquier personaje que apareciera. Es decir: había un esfuerzo para que cada uno tuviera vida y que los lectores pudieran intuir su drama. Esa es una cuestión que he tratado de seguir: ningún personaje es en vano, todos tienen un asomo de humanidad. En Cómo perderlo todo creo que eso se logra, así haya personajes que, por el peso de sus historias, se impongan como protagonistas, pero siempre son relevados por otros personajes”.
Es un escritor de oficio, vive de lo que escribe, está dedicado de tiempo completo a su tarea. La profesionalización de los escritores colombianos es de suma importancia, hasta hace muy poco era casi imposible vivir de la literatura y realmente el grupo de privilegiados se contaba con los dedos de una mano.  Hoy es diferente y en esta materia existen muchos escritores dedicados de tiempo completo al oficio. Paradójicamente esta condición genera la obligación de publicar religiosamente cada año, o por lo menos en tiempos muy determinados, implica mucha responsabilidad y cierta carga que, la mayoría de veces se deja ver en la obra, se repite la técnica narrativa y las tramas, es difícil ser genio en cada novela, el talento se va comprometiendo de alguna manera, es imposible dar en el blanco siempre, pero es una garantía para quien vive de la literatura.
Pese a esta realidad, Ricardo Silva Romero mantiene su vigencia, sus novelas son leídas, vende muy bien. Nadie sabe cómo será recordado un escritor después de muchos años de la publicación de su obra, hasta la fecha imagino que por lo menos dos de sus obras tienen ganado la perdurabilidad (El libro de la envidia y Espantapájaros con su contraportada, una novela romántica), lo digo por la calidad de las mismas.
Comenzó a escribir a los 15 años y lleva más de 22 absolutamente dedicado a la escritura. Cuando escribe ficcionario, un ensayo sobre la ficción y el drama, en esencia sobre la escritura, se le hizo una entrevista que deja ver mucha sus concepciones sobre el oficio:
‘Ficcionario’ está atravesado por dos ideas: el drama y la ficción. ¿Qué reflexión le suscita cada una?
La ficción es el gran descubrimiento humano: es la prueba reina de que hemos sido incapaces de vivir sin entender, sin retener lo vivido, sin hallarle la cara a todo lo que hay y a todo lo que pasa. El drama, que es una forma tan estricta como un soneto, y como un soneto puede caer en manos de maestros, no es un formulario ni es un capricho: responde al hallazgo de que nuestro cuerpo, que para algunos es todo lo que hay, vive una carrera contra el tiempo y espera descubrir su propia meta antes de que le llegue el final.
Después el entrevistado en otra pregunta le concreta:
Usted comenta: ‘Creo que todo aquel que elige un oficio elige en realidad una ficción. No una mentira, no, una ficción’. ¿En qué se diferencian la mentira y la ficción?
La ficción es un pacto. La mentira es una traición: las estafas, las campañas políticas llenas de propaganda sucia en un principio parecen ficciones comunes y corrientes, es decir, relatos que van del emisor al receptor, pero en algún momento es claro que una de las dos partes no está cumpliendo el acuerdo. Hay gente que se dedica a la ficción de la política y gente que dice dedicarse a la política, pero en realidad está dedicándose a robar.

Luis Antonio Merchan Parra en la red no habla de sus inicios: “Ricardo Silva Romero nació en Bogotá, el 14 de agosto de 1975. Estudiante del Gimnasio Moderno, donde comenzó a escribir sus primeros cuentos, los cuales eran unas pequeñas narraciones en las que los personajes no tenían nombre. Culminó sus estudios de Literatura en la Universidad Javeriana, en 1998, y su tesis de grado fue un documental sobre Paul Auster, titulado Todos los hombres del rey. En aquellos años escribió Sobre la tela de una araña, pequeña colección de cuentos que conforman una novela humorística; también escribió tres poemarios, todos inéditos y perdidos, titulados Paréntesis, Puntos cardinales y El blues de la luz de la luna; además de la novela El libro del sol y una obra de teatro llamada Podéis ir en paz”. Asumió su condición de escritor precozmente, ha sido fiel a esta decisión, lo demuestra un trabajo riguroso y juicioso, además de una vigencia ganada a pulso.
Llevo dos meses trabajando su obra y creo durar unos seis meses más, espero publicar el texto en este portal.