miércoles, 27 de noviembre de 2019

JAIME ALEJANDRO RODRIGUEZ RUIZ MANUAL DE LITERATURA COLOMBIANA



El portal “Novela Colombiana” cumple una labor didáctica muy valiosa en red, le permite a cualquier lector tener acceso a un material amplio sobre literatura colombiana que abarca gran parte de la historia narrativa del país,  además de trabajos ensayísticos puntuales. 
El manual de literatura, es un texto de Alejandro, empieza con la colonia  y llega hasta el siglo XX: “El curso ofrece, como uno de sus textos guía, un manual de la novela colombiana que facilita al estudiante un vistazo por el panorama de la novela colombiana desde la época colonial hasta nuestros días. La intención fundamental consiste en invitar al alumno a leer varias de las novelas allí referenciadas, siguiendo los parámetros que han servido para estructurar el manual”[1].
En su introducción categoriza: “Cada vez es más difícil sostener la vieja posición, según la cual la novela fue un género totalmente ausente durante la colonia. Varios hechos apuntan más bien a probar que, o bien el género no alcanzó en Hispanoamérica una institucionalización que garantizará su adecuada recepción, o que no se han valorado suficientemente documentos y textos de la época. Bajo esta última perspectiva, resulta muy importante, para el caso de la novela colombiana, destacar tres aspectos que pueden ayudar a comprender mejor el fenómeno de su evolución. De un lado, la presencia de lo que podrían llamarse factores adversos para su cultivo y difusión; de otro, la valoración de elementos novelescos en géneros no canónicos; y, finalmente, la recuperación que se ha hecho recientemente de un documento tan importante como el texto del autor santafereño Pedro de Solís y Valenzuela: El desierto prodigioso y prodigio del desierto, considerada por los expertos como la primera novela hispanoamericana”.
Considera que la ausencia de la novela en la colonia solo se explica debido a "Varios aspectos que bloquean tanto la creación misma como su recepción. En particular, dos factores pueden ayudar a comprender dicha pobreza: las restricciones de orden religioso, moral y político, mediante las cuales se ejercía un fuerte control sobre la producción literaria, y la consideración de la novela como género inferior”.
Otra variable que contribuye a esta ausencia es el hecho que "El sistema literario, tal como estaba montado en la época colonial, no favorecía al género: no sólo la ausencia de una masa crítica de lectores o la falta de preparación de algunos escritores, sino la carencia misma de imprentas y otras dificultades de publicación de las obras (todo esto ligado a un precario desarrollo económico y social, y a la singularidad de las condiciones culturales de América) hacen que la novela colonial no alcance el desarrollo que sí alcanzó en la península”.
En todo caso hay algunos textos que se acercan al género de la novela en la colonia. El Carnero es uno de ellos, igual el gran poema de Juan De Castellanos, para citar dos de los más importantes.
El autor remata este capítulo con lo que considera la primera novela colombiana e incluso hispanoamericana: “Pero quizá el hecho más importante para una adecuada comprensión de la literatura de la colonia en Colombia, lo constituye el hallazgo reciente del manuscrito de Don Pedro de Solís y Valenzuela, El desierto prodigioso y prodigio del desierto, compuesto a mediados del siglo XVII. Se trata de un texto complejo y de gran riqueza narrativa que llena los requisitos de la novela moderna, lo que demuestra que el género era ya cultivado en la época”.
En el siguiente capítulo habla de la novela romántica, aborda “La María” de Jorge Isaac. Está claro que no es la primera novela romántica, sí la más importante: “El romanticismo en sus distintas vertientes: desde la evocación escapista, hasta la proclama revolucionaria, pasando por la efusión lírica y sentimental, tuvo su cultivo en Colombia, aunque no siempre con afortunada calidad. Las primeras obras de este periodo estuvieron guiadas, bien por un afán de recuperar un supuesto espíritu caballeresco de la conquista, bien por una sublimación poética y filosófica del aborigen de América. En orden cronológico, las primeras novelas colombianas del periodo corresponden a las escritas por el cartagenero Juan José Nieto: Ingermina, publicada en 1844 y Los moriscos de 1845, ambas novelas históricas. La primera es un relato que tiene como trasfondo las sublevaciones de los indios Calamares, antiguos pobladores de Cartagena en los primeros tiempos de la conquista, y tiene la particularidad de desarrollar una trama amorosa de corte caballeresco entre Alfonso de Ojeda, hermano de Pedro, el conquistador, y la princesa indígena Ingermina, en un intento por rehabilitar la conquista y poetizar, simultáneamente, al indio. Los moriscos relata los sufrimientos de una familia mora a causa de su expulsión de España, tras el decreto de 1609”. Las influencias: Byron, Lamartine o Chateaubriand.
En el siguiente artículo continuaremos abordando este valioso texto.