Estoy leyendo el texto “Aproximaciones al quijote” de Martin
de Riquer, que no solo es el análisis del proceso creativo de Miguel De
Cervantes y lo que significa para la
literatura, sino a la vez, una aproximación crítica de cómo se produce el nacimiento
de la novela moderna con “Don Quijote De La Mancha”. Recuerdo a Pinedo Botero,
el crítico colombiano, quien afirma que el nacimiento de la novela se produjo antes
de cristo, con los griegos. La primera pregunta a resolver sería: Qué
entendemos por novela, que lo diferencia de otros géneros y por qué es tan
importante hoy?, quisiera precisarlo de alguna manera, para
efectos de escrutar como se consolidó este genero, pese a la revolución de los medios
digitales, hoy sigue vigente.
Milan Kundera afirma
que, “El creador de la Edad Moderna no es solamente Descartes, sino también
Cervantes. Le otorga atributos a este autor por encima de lo literario. Para
Maria Zambrano, “La novela occidental es hija, como se sabe, de las fábulas y
cuentos del Oriente, de la India principalmente, llegadas a través de esos
grandes mediadores entre Oriente y Occidente que fueron árabes”. Categoriza: Antecedentes de la novela vienen a
ser las fábulas, tal y como se hace especialmente visible a través de esa
espléndida obra, El Libro de los Exemplos, del conde Lucanor. Y en el caso del
Quijote algunos romances medievales como ha señalado ya hace años Menéndez
Pidal en el romance de Juan de la Enzina: “por esos montes arriba/ por montañas
muy oscuras/ caminaba un caballero/ lastimado de tristura”.
Kundera categoriza: “La novela es obra de Europa; sus
hallazgos, aunque efectuados en distintos idiomas, pertenecen a toda Europa en
su conjunto. La sucesión de los descubrimientos (y no la suma de lo que ha sido
escrito) hace la historia de la novela europea. Sólo en este contexto
supranacional puede el valor de una obra (es decir, el alcance de sus
hallazgos) ser plenamente visto y comprendido”.
La definición más común de novela: Es una narración extensa,
en prosa, de carácter ficticio, pero inspirada en la realidad. Presenta con
toda intensidad la vida de los personajes y su mundo interior.
Alguna vez escribí, que hoy es casi imposible que se lean
texto como “La guerra y la paz” de Leon Tolstoi, mi hija me refutó diciendo,
acabo de leer la saga de “Harry Potter”, son siete libros. Las sagas juveniles y ciertas novelas
con un éxito descomunal, demuestran lo contrario. De hecho el mundo editorial
tiene en este género su mejor mercado.
Qué es lo que hace de la novela un género tan importante. Empecemos por hablar de la importancia histórica y narrativa del Quijote.
Dice Kundera: “Cuando Dios abandonaba lentamente el lugar
desde donde había dirigido el universo y su orden de valores, separado el bien
del mal y dado un sentido a cada cosa, don Quijote salió de su casa y ya no
estuvo en condiciones de reconocer el mundo. Este, en ausencia del Juez
supremo, apareció de pronto en una dudosa ambigüedad; la única Verdad divina se
descompuso en cientos de verdades relativas que los hombres se repartieron. De
este modo nació el mundo de la Edad Moderna y con él la novela, su imagen y modelo”.
Carlos Fuentes hace un esbozo muy lúcido sobre lo que significó Cervantes para la época: “Petrarca es el primer poeta moderno porque lo que escribe no ilustra, alegórica, anagógica, moral o literalmente, verdades anteriores a su experiencia, sino que regresa una y otra vez a la experiencia personal y de ella vuelve a partir, recreándola, revisándola, defendiéndola de la tentación abstracta. No obstante, esta nueva escritura de la connotación no sólo crítica y supera la épica que la nutrió, vulnerando así la conformidad del modo anterior de lectura: su libertad estará para siempre. Los argumentos de Hardison encajan perfectamente con la definición de la escritura connotativa como una transgresión de la norma previa que, sin embargo, requiere el apoyo de lo mismo que está violando. Las novelas escritas en España en la época de Cervantes obviaron este problema. Las narraciones pastoriles y las novelas de caballería son puramente denotativas: son prolongaciones anacrónicas del orden medieval, celebraciones del pasado. Las novelas picarescas, en cambio, son radicalmente connotativas. Lazarillo de Tormes, Guzmán de Alfarache y El diablo cojuelo le arrancan la máscara a la épica y marcan su rostro sin facciones con la usura del tiempo, las heridas de la Judá y las cicatrices de la renovación”. Enfatiza el autor Mexicano en este breve ensayo: “A pesar de su refrescante realismo, las novelas picarescas no entablan verdadera contienda con los problemas mayores de la imaginación moderna y sus ambiguas relaciones con el pasado” y remata: “Así, el dilema subsiste, y nadie lo protagoniza o resuelve mejor que Cervantes. Situado entre las brillantes armaduras de Amadís de Gaula y los harapos y tretas de Lazarillo de Tormes, Cervantes nos presenta y reúne: el héroe épico es Don Quiote, el pícaro realista es Sancho Panza. Don Quiote vive en un pasado remoto, en juicio desvelado y perdido por la lectura de demasiadas novelas de caballería; Sancho Panza vive en el presente inmediato, y sus únicas preocupaciones son las del sobrevivir cotidiano: ¿qué vamos a comer, dónde vamos a dormir?”. Conclusión:” En Don Quijote, lejos de ampararse en la anacronía o en la actualidad, aparecen por vez primera la grandeza y la servidumbre ambiguas de la novela moderna: ruptura del orden épico que reprimía las posibilidades de la ficción narrativa, la novela de Cervantes, como la pintura de Signorelli, debe apoyar su novedad en lo mismo que intenta negar y es tributaria de la forma anterior que se instala en el corazón de la novedad confusa como una exigencia de orden, de normatividad”.
Carlos Fuentes hace un esbozo muy lúcido sobre lo que significó Cervantes para la época: “Petrarca es el primer poeta moderno porque lo que escribe no ilustra, alegórica, anagógica, moral o literalmente, verdades anteriores a su experiencia, sino que regresa una y otra vez a la experiencia personal y de ella vuelve a partir, recreándola, revisándola, defendiéndola de la tentación abstracta. No obstante, esta nueva escritura de la connotación no sólo crítica y supera la épica que la nutrió, vulnerando así la conformidad del modo anterior de lectura: su libertad estará para siempre. Los argumentos de Hardison encajan perfectamente con la definición de la escritura connotativa como una transgresión de la norma previa que, sin embargo, requiere el apoyo de lo mismo que está violando. Las novelas escritas en España en la época de Cervantes obviaron este problema. Las narraciones pastoriles y las novelas de caballería son puramente denotativas: son prolongaciones anacrónicas del orden medieval, celebraciones del pasado. Las novelas picarescas, en cambio, son radicalmente connotativas. Lazarillo de Tormes, Guzmán de Alfarache y El diablo cojuelo le arrancan la máscara a la épica y marcan su rostro sin facciones con la usura del tiempo, las heridas de la Judá y las cicatrices de la renovación”. Enfatiza el autor Mexicano en este breve ensayo: “A pesar de su refrescante realismo, las novelas picarescas no entablan verdadera contienda con los problemas mayores de la imaginación moderna y sus ambiguas relaciones con el pasado” y remata: “Así, el dilema subsiste, y nadie lo protagoniza o resuelve mejor que Cervantes. Situado entre las brillantes armaduras de Amadís de Gaula y los harapos y tretas de Lazarillo de Tormes, Cervantes nos presenta y reúne: el héroe épico es Don Quiote, el pícaro realista es Sancho Panza. Don Quiote vive en un pasado remoto, en juicio desvelado y perdido por la lectura de demasiadas novelas de caballería; Sancho Panza vive en el presente inmediato, y sus únicas preocupaciones son las del sobrevivir cotidiano: ¿qué vamos a comer, dónde vamos a dormir?”. Conclusión:” En Don Quijote, lejos de ampararse en la anacronía o en la actualidad, aparecen por vez primera la grandeza y la servidumbre ambiguas de la novela moderna: ruptura del orden épico que reprimía las posibilidades de la ficción narrativa, la novela de Cervantes, como la pintura de Signorelli, debe apoyar su novedad en lo mismo que intenta negar y es tributaria de la forma anterior que se instala en el corazón de la novedad confusa como una exigencia de orden, de normatividad”.
Crear un mundo, fungir como Dios, desde la ficción, en una
trama larga y en prosa, presentar una realidad imaginaria, que no coincide
necesariamente con lo real, constituye el trabajo del novelista. Su mundo, “debe
ser verosímil, es decir, dar apariencia de verdadero, y solamente es real en la
medida en que todos y cada uno de los elementos que la componen concuerdan
perfectamente entre sí”. La novela, siempre
escruta al máximo la naturaleza humana, toda narración es una
trasposición de la realidad, en el fondo esta es su esencia.
Por eso Álvaro Pinedo Botero,
refiriéndose al Quijote, afirma,”Este libro se levanta en el umbral del
periodo en que El Dios Cristiano comienza a abandonar el mundo y ser sustituido por la ciencia y la tecnología”.
La creación individual de un novelista que
alimenta su fantasía de la realidad que lo rodea, o de la aquella que el
investiga, pero que al final, no presenta las cosas tal como son, sino como él quiere que
sean. Esto quiere decir que el significado de muchas de las palabras que la
configuran, son alegóricas, cuando leemos, interpretamos las palabras, y las situaciones no
con su significado real, sino con un significado figurado.
En la edad media y parte del renacimiento, nace y se
consolida, la novela caballeresca, la picaresca. En el Siglo XVIII, aparece en
Francia, la novela psicológica, la gran novela inglesa, de igual manera nace en
este siglo.
El siglo XIX, es el siglo del romanticismo, Goethe (Werther) y
del realismo: Flaubert, Balzac, Stendhal, Zola, Pérez Galdós, Clarín, Dickens,
Tolstoi, Dostoievski, etc.
En el siglo XX “se desarrolla una profunda transformación en
las técnicas narrativas relacionadas con el tratamiento de la secuencia
temporal, la ruptura del orden interno de la fábula, los análisis de los
distintos estados y estratos de la conciencia y del inconsciente, el
entrecruzamiento de diversos niveles de lenguaje, el uso de técnicas procedentes
del cine (yuxtaposiciones, acumulación, narración en paralelo, flash-back, etc.),
de la estructura musical, etc. Los grandes propulsores de esta transformación
han sido: J. Joyce, W. Faulkner, M. Proust, F. Kafka, V. Woolf, J. Cortázar”[1].
El Boom de la novela latinoamericana es caso aparte. Pocas
veces se da una pléyade de escritores de tanta calidad. Tal vez, solo Francia y
Rusia, produjeron este fenómeno. Hoy la novela mantiene una vigencia absoluta.
Hay autores que venden y son leídos con un fervor absoluto.
La novela es un género que hoy le compite al cine, que en el siglo XX, fue la gran revolución. Las grandes
sagas juveniles constituyen hoy un verdadero cambio, son leídas con fervor, después
son llevadas al cine, primero triunfan como obras literarias. Esto quiere decir
en carta blanca, que nuestra juventud, cuando encuentra obras de su gusto,
realmente las lee.
El libro y la edición de novelas continúan teniendo mucha importancia. España, es
país de buenos novelistas y de una industria editorial consolidada. Latinoamérica cuenta con tres ferias del libro
de importancia mundial: Buenos Aires, Guadalajara y Bogotá.
Las técnicas de la novela moderna son múltiples. Dice Botero Pinedo: La obra de arte y en especial la novela, siempre ha sido considerada como un organismo. Desde esta perspectiva, hablar de un texto literario consciente o autoconsciente implicaría establecer una metáfora que nos permita hacer el análisis de los textos, los avances de la filosofía sobre el ego y la conciencia del organismo más perfecto, el hombre, y ver la estructura del texto como un reflejo de la estructura de la mente".
Viene a colación el termino auto-ficción, tan importante hoy para entender lo que pasa con la novela. "Por primera vez fue utilizado por el novelista norteamericano William Gass, en 1970, El neologismo fue inventado por el escritor francés Serge Doubrovsky en 1977, actualmente se usa para aludir a aquel texto de ficción que en forma autoconsciente y sistemática llama la atención sobre su propia naturaleza ficcional, con el fin de de estudiar las relaciones entre realidad y ficción".
Las técnicas de la novela moderna son múltiples. Dice Botero Pinedo: La obra de arte y en especial la novela, siempre ha sido considerada como un organismo. Desde esta perspectiva, hablar de un texto literario consciente o autoconsciente implicaría establecer una metáfora que nos permita hacer el análisis de los textos, los avances de la filosofía sobre el ego y la conciencia del organismo más perfecto, el hombre, y ver la estructura del texto como un reflejo de la estructura de la mente".
Viene a colación el termino auto-ficción, tan importante hoy para entender lo que pasa con la novela. "Por primera vez fue utilizado por el novelista norteamericano William Gass, en 1970, El neologismo fue inventado por el escritor francés Serge Doubrovsky en 1977, actualmente se usa para aludir a aquel texto de ficción que en forma autoconsciente y sistemática llama la atención sobre su propia naturaleza ficcional, con el fin de de estudiar las relaciones entre realidad y ficción".
Lara
Freixas en un articulo en cambio desmitifica la autoficción: “El de la ética: ¿tiene derecho quien escribe
a entregar al público esas vidas ajenas inevitablemente trenzadas con la
propia? Incluso el judicial: en España (¿todavía?) no ha sucedido, pero sí, por
ejemplo, en Francia, donde Camille Laurens le ganó un juicio a su exmarido, que
la había denunciado por publicar un relato de su separación, pero Christine
Angot tuvo que indemnizar con cuarenta mil euros a la exmujer de su actual
compañero... Añádase a todo eso la desconfianza de la crítica, para quien el
autobiógrafo carece de imaginación, y el dato de que las autobiografías no
venden. El público quiere novelas, nada más que novelas, de modo que las unas,
escritoras/es, escriben novelas, y los otros, editores/as, publican novelas...
o si hace falta, unas y otros mienten y llaman “novela” a cualquier cosa”.
El debate, que está abierto, es entre críticos. La novela
está en un buen momento y la autoficción es un recurso en boga.