Después de leer a Tomás Gonzales, autor colombiano, confirme como la novela, es el más portentoso instrumento, para descifrar, la intrincada y complicada naturaleza humana. Continúo leyendo mucho ensayo, preferiblemente libros de filosofía e historia, sería imposible dejarles a un lado. Ahora estoy repasando los textos “Nietzsche y el circulo vicioso” de “Pierre Klossowski” y de Roberto Callasso, “los cuarenta y nueve escalones”. Pero sigue siendo la novela, quien me ayuda a comprender mi propia existencia, los intrincados poderes que sujetan al hombre moderno, las pasiones más intensas en que vive, la lucha por comprenderse y hallarse en un entorno envolvente, el cual lo prefigura de antemano, lo ata. Blanca Vázquez, en su blog el gusanillo de los libros”, refiriéndose a Milán Kundera en el arte de la novela, aquel ensayo magistral, lo citaba a propósito de las palabras pronunciadas, al recibir el último premio en Jerusalén: “La novela ha descubierto por sus propios medios, por su propia lógica, los diferentes aspectos de la existencia: con los contemporáneos de Cervantes se pregunta qué es la aventura; con Samuel Richardson comienza a examinar lo que sucede en el interior, a desvelar la vida secreta de los sentimientos; con Balzac descubre el arraigo del hombre en la Historia; con Flaubert explora la tierra hasta entonces incógnita de lo cotidiano; con Tolstoi se acerca a la intervención de lo irracional en las decisiones y comportamiento humanos. La novela sondea el tiempo: el inalcanzable momento presente de James Joyce. Se interroga con Thomas Mann sobre el papel de los mitos que, llegados del fondo de los tiempos, teledirigen nuestros pasos.” Enfatiza Kundera: “el novelista no es un historiador ni un profeta: es un explorador de la existencia”.
Cuando leí "la Colmena” de José Camilo Cela, me encontré con situaciones identicas de mi propia rutina, con diálogos calcados, sorprendido, siendo muy joven, me preguntaba para la época, como puede hacer un novelista una descripción tan precisa de la cotidianidad. Lo mismo me pasó con “Conversación en la catedral” de Vargas llosa, reviví gran parte de la tragedia de la juventud universitaria en los setenta en Colombia, de aquella generación frustrada en medio de poderes encontrados y el amor por una utopía, que se fue haciendo cada vez más lejana. “Cien años de Soledad”, es la mejor lectura para comprender los males de la sociedad latinoamericana y la historia propia de nuestro país. Cortazar es magistral, cada cuento es casi perfecto y en su obra los universos de la existencia están descritos en la totalidad de sus variables, la relación entre lo fantástico y lo real, se pierde en la numerosa filigrana de posibilidades escrutadas en sus historias. Sábato, nos sacude, nos extrémese, la psiquis es auscultada con personajes que se nos volvieron referente obligatorio en la vida. Ahora que leí, Dublinesca, de Villas mata, volví a Joyce, a Proust, Musil. Kundera, para mí es un novelista, para leer todos los días, nadie como él para escrutar al hombre de la modernidad, en medio de poderes por encima de su capacidad de resistencia.
Ahora que estado pensado en la relecturas obligatorias, aquellas que sirvan de garantía frente a la incertidumbre, en que nos mantiene la infinitud de propuestas que ofrece el mercado literario, gracias a la red, imposible de imaginar en otros tiempos , con demasiados autores nuevos, indudablemente algunos muy buenos, géneros extraños y la contundencia del fenómeno de la globalización que nos puso el mundo literario al alcance de nuestra casa, difícil de atrapar en su totalidad, por lo extenso, lo exponencial.
Todos tenemos un listado de novelas y autores que están a la mano y que son el seguro, frente a la incertidumbre a que nos someten los autores nuevos. En mi caso el listado, desde hace mucho tiempo es el mismo, empiezo por esos clásicos, que en caso personal, siempre estoy leyendo, en otro artículo enumerare las novelas que marcaron mi vida:
1. La Biblia
2. la Ilíada y la Odisea de Homero
3. El calila e dimna
4. Los diálogos platónicos
5. Aristóteles
6. Heráclito y los presocráticos
7. Cicerón
8. El elogia de la locura de Erasmo de Róterdam
9. Cervantes
10. San Agustín
11. Los enciclopedistas
12. La filosofía inglesa
: tomas Hobbes, Jhon Locke
Faltan muchos, pero es tal vez, los espontaneo de la lista, lo que la hace rescatable, pues simplemente recordé aquellos autores clásicos, que leo constantemente. Sobra decir, que mi autor de cabecera, siempre será Borges. Soy Borgiano obsesionado.
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