Pocas innovaciones en materia narrativa tan excepcionales, como la hecha por este autor versátil de la costa, que falleció la semana pasada. Incorporó la narración oral a la literatura, la voz popular a través de sus textos, se convirtió en literatura. Escritas en primera persona, sacó el idioma del barrio y lo incrustó en los textos, público casetes y no libros, sus obras, verdaderas joyas. Su mundo, la realidad lingüística que siempre lo rodeó, lo trasformó en literatura, además de ser una radiografía de un entorno injusto y lleno de inequidades, reflejan al Caribe en su totalidad. Estas obras en particular aun se escuchan el “Flecha” y “Pachanga” son las más conocidas.
David Sánchez, no será en la historia de la literatura Colombiana, recordado por sus novelas, pese a lo novedoso de ciertos recursos, como utilizar el universo de ciertos géneros musicales, como la ranchera para tejer historia en una mezcla absolutamente encantadora. Está lejos de cualquiera de los grandes novelistas: Isaac, José Eustacio Rivera, Mutis, Espinoza, García Márquez, Vallejo, Moreno Durán….., pero sobrevivirá por estos aportes, en un obra que en todo caso es rica en matices y que amerita algunas relecturas.
Escribe, en el diario la opinión de Cúcuta un periodista con acierto: David fue un comunicador, periodista, sociólogo, catedrático, educador popular, escritor y diplomático nacido en Lorica, hace 66 años. De esto él ya hacía el primer cuento de su propia mamadera de gallo.
Nunca tuve la oportunidad de tener un dialogo con este escritor. Alguna vez conté que conocer a ciertos escritores me había dejado un sabor amargo y que tal vez era mejor leerlos que escucharlos. Todos los que conocieron a David, hablan del encanto de una conversación que seducía, por ese dejo costeño que le daba a sus palabras un encanto excepcional, ahí están sus narraciones en la propia voz, por lo repentista y por una cultura, que estaba entretejida con un profundo conocimiento de la música popular: la ranchera, el bolero, la música del Caribe y que sabia mezclar, dejando siempre a sus interlocutores, como a sus personajes: callados, impertérritos.
Hay ciertos matices de su personalidad encantadores. Por ejemplo cuenta Diógenes Díaz Carabalí: “David Sánchez Juliao era un adulador de la pereza. Ponderaba pasar el tiempo en el asueto, por ejemplo extendido en una hamaca, a la orilla del mar, gozando de la brisa y el ruido de las olas. Pero era un trabajador incansable de la literatura, lo que pasa es que escribir lo consideraba la maña más agradable del mundo. Leer y escribir para él no era una actividad, era gozar con universos desconocidos, viajar por los vericuetos detallados del universo; saber y conocer, y escribir, no era un oficio para David Sánchez Juliao. La zanganería es el oficio más hermoso del mundo, solía decir. Buen conversador, repito, bebedor selecto y decente, para disfrutar el ron o un buen vino, amante de la buena comida, gustaba de los entornos sociales destacados y de las relaciones que da la diplomacia, donde fuera el centro de atención con sus apuntes. Es decir, que David Sánchez Juliao era un autentico Caribe, un autentico costeño, un autentico latinoamericano.”
He querido tomar la reseña del Universal de Cartagena a propósito de su muerte temprana, por considerarla, la mejor, de todas las notas publicadas.:
Sánchez Juliao nació el 24 de noviembre de 1945 en la población de Lorica, en el departamento de Córdoba (norte), y en sus obras plasmó el acervo cultural del Caribe colombiano, recordó DPA.
Familiares dijeron que el escritor se comenzó a sentir mal el martes en la anoche, por lo que fue llevado a la Clínica Shaio de Bogotá, donde falleció.
Un médico señaló que después de los primeros exámenes se decidió someterlo a una cirugía de urgencia, pero su muerte se produjo en cuestión de minutos.
El autor de obras como "El Pachanga", "El Flecha", "Mi sangre aunque plebeya", "Fosforito, "Dulce Veneno" e "Historias de Racamandaca", entre otras, estudió literatura, comunicaciones y sociología, con doctorados en la Universidad Simón Bolívar y la Universidad de Córdoba. Además, fue profesor en Cuernavaca (México).
Su obra "Pero sigo siendo el rey" recibió el Premio Nacional de Novela Plaza y Janés, y su adaptación a la televisión se convirtió en uno de los principales éxitos en ese medio en Colombia en los años 80.
Sus libros "El pargo rojo" y "Luz de enero" también fueron convertidos en guiones cinematográficos.
Sánchez Juliao también dedicó tiempo para los niños y escribió obras como "El país más hermoso del mundo", "La muy divertida historia de la Cucarachita Martínez y su goloso marido el señor don Ratón Pérez", "Geografía animal" y "Roberto el terco".
Asimismo, fue uno de los pioneros en Colombia de los audiolibros, en colecciones que incluían un libro y un relato grabado con la voz del escritor.
Su primera obra en ese formato fue "¿Por qué me llevas al hospital en canoa, papá?", editada en 1975. También escribió y grabó "Abraham Al Humor", "El Pachanga" y "El Flecha".
Esas historias grabadas le representaron cinco galardones de Disco de Platino y Disco de Oro. Por las adaptaciones de varias de sus novelas a la televisión recibió 17 premios en el Festival de Cine de Cartagena de Indias.
También recibió el Premio Internacional Dulcinea 2000, otorgado por la Asociación Cervantina de Barcelona y el Premio Nacional de Literatura 2003 por Vida y Obra, entregado por la Fundación Libros y Letras.
Sánchez Juliao fue embajador en la India y Egipto entre 1991 y 1995, donde fue profesor universitario, y estaba escribiendo un libro sobre sus impresiones tras visitar 100 ciudades de los cinco continentes.
El ex presidente Belisario Betancur (1982-1986) lamentó la muerte de Sánchez Juliao y la consideró como una sensible pérdida para el mundo cultural colombiano.
"Fue escritor y amigo con todas las de la ley. Me produce mucha pena su muerte. Era el rey del diálogo. Construía y reconstruía situaciones del ámbito popular de forma admirable. Su robusta humanidad cuando se presentaba era esplendorosa. Era una montaña que se le venía al público", dijo Betancur a la estación W Radio.
Esta es la entrevista de Juan Gosaaien en la emisora la W, que es extraordinaria:
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