Transcribo esta entrevista del suplemento “El
cultural” del diario “El mundo” de España, por considerar este premio de cine
un hito para Latinoamérica, sobra decir que este director Venezolano, no solo
por sus méritos propios y trayectoria, sino por los momentos tan graves que atraviesa su país, merece más divulgación y reconocimiento. CESAR BUSTAMANTE.
Carlos
Reviriego.
Dio la campanada en el pasado Festival de Venecia.
Nadie contaba con que una ópera prima venezolana se alzara con el máximo
galardón. Desde allá, de
Lorenzo Vigas, es un relato crudo sobre una realidad no menos cruda, en la que
dos seres con taras emocionales, distanciados por su origen social, mantienen
una turbulenta y masoquista relación. El cineasta nos habla de la película y,
por extensión, de su pesimista visión de Venezuela.
No era la
primera vez que un cineasta hispano recogía el León de Oro de Venecia -ya lo
hizo Luis Buñuel por Belle de jour (1967)-, pero sí que una película
íntegramente latinoamericana recibía tal distinción. En septiembre de 2015, con
su ópera prima, el venezolano Lorenzo Vigas (Mérida, 1967) hacía historia para
todo un continente pero, especialmente, para un país que hasta la fecha no ha
escrito ningún capítulo destacado en la historia del cine. “Todavía hay
prejuicios con que una película venezolana de un desconocido gane un premio
así, en lugar de hacerlo Sokurov -nos cuenta Vigas nueve meses después de haber
alzado el galardón por Desde allá-. Responde a una actitud imperialista
respecto a la cultura, el arte y la industria”.
Es una película
hecha, efectivamente, desde allá, y que parece llegar como un mensaje en una
botella a este lado de acá, donde ahora no deja de hablarse de Venezuela por
razones menos cinemáticas. “Yo no voy a hablarle de política ni de ideologías,
solo de mi película, pero sí le puedo decir que todo lo que se está hablando se
queda corto frente a la realidad”. Aunque uno haya venido a este hotel
madrileño, efectivamente, a hablar de cine (tanto el entrevistado como el
entrevistador), el retrato del Caracas actual que vuelca Vigas en su película
impide hablar sobre la película sin hacerlo sobre su país y lo que representa.
Sería como hablar de Taxi Driver sin reparar en la América filofascista.
No voy a hablar
de política, pero le digo que lo que se está hablando sobre Venezuela se queda
corto frente a la realidad"
En la
turbulenta relación entre un hombre acomodado (Alfredo Crespo en la piel de
Armando) y un delincuente juvenil (Luis Silva en la de Elder) actúan como ejes
vertebradores las luchas de clases y de poder, la homofobia y la represión, la
violencia y la carencia emocional, pero, sobre todo, el deseo y la orfandad. Y
todo ello en un relato sobrio, mínimo, elíptico, que siempre sugiere y casi
nunca explicita, “que deja que el espectador rellene los huecos”. Nos convierte
en voyeurs, como su protagonista, que paga a jóvenes que encuentra en los
autobuses para verles desnudos y masturbarse. Así que hablar de la película es
hablar de todo eso, pero también de Venezuela. “El país está en un aprieto
económico salvaje y brutal, y todo va a recrudecerse aún más. Creo que
Venezuela va a vivir los peores años de su historia”. Y ahí lo deja. Al menos
de momento.
Pregunta.- ¿De
todas las preguntas que hay en la película, cuál es la más importante para
usted?
Respuesta.- La
pregunta que nos hicimos Guillermo Arriaga y yo cuando elaboramos el argumento
era si Armando sería capaz de lidiar con unas emociones que nunca ha sentido.
Por lo tanto una de las grandes preguntas de la película es si está capacitado
para amar. Cuando conoce a Elder, todo se desborda. Son dos personajes que
acaban unidos porque comparten carencias emocionales. La ausencia de sus padres
en sus vidas les ha marcado a fuego.
En su
cortometraje Los elefantes nunca olvidan (2004), un joven va a la caza de su
padre para matarle. El Armando de Desde allá podría ser la versión adulta de
ese joven que busca venganza por los abusos que él y su hermana sufrieron de
niños. Armando no solo persigue a los jóvenes, también a un hombre mayor, el
padre al que odia, filmado como si fuera un fantasma. “El corto vendría a ser
la primera parte de una trilogía sobre la orfandad. En verano filmaré la
tercera parte. Yo tenía un amigo que murió en Venezuela y Guillermo uno que
murió en México y que nos ayudaron a entender al personaje de Armando. A mí me
interesaba contar la historia de un autista en la ciudad, que no tiene
capacidad de empatar socialmente y quien no le gusta que le toquen. Tiene ese
complejo virginal”.
Para separarlo
del mundo, Vigas persigue a su personaje buscando a otros personajes, que
aparecen desenfocados a su alrededor. Los desafíos formales del filme los ancla
Vigas en su admiración por Bresson y Bergman. Del autor de Pickpocket le
interesa el modo “en que huye de los sentimentalismos y de articular la
historia a partir de módulos que solo adquieren sentido en el conjunto”. Del
sueco reconoce el misterio de la mirada. “Desde allá es una película sobre la
mirada del deseo”, dice, lo que no deja de emparentarle, precisamente, a
Buñuel. “Me interesaba también la idea de filmar con anamórficos para buscar el
efecto contrario, la claustrofobia y no la amplitud que generalmente da. Uno
tiene ideas, pero no sabe si van a funcionar”.
Siempre hubo
diferencias de clase, pero la gente se hablaba. El chavismo ha producido una
fractura social irreversible"
P.- Hay un
sentimiento constante de ambigüedad en la película. El misterio fluctúa de un
personaje a otro...
R.- Yo no
quiero juzgarles, solo que sean comprendidos. La ambigüedad es importante
porque como seres humanos nunca estamos seguros de lo que sentimos. La
ambigüedad sobre lo que debes sentir es algo que se ha perdido en el cine.
Desde allá puede provocar rechazo en el sentido de que el espectador debe
involucrarse, no solo desde el punto de vista del contenido, también
estéticamente.
P.- La
sensación última es que hay un determinismo social muy claro…
R.- Yo creo que
la relación entre ambos se hace eco de algo que ha pasado en Venezuela en los
últimos años, y que antes no ocurría, y es la radical incomunicación entre los
ricos y los pobres, el muro que se ha levantado entre ambos. Ya las clases no
se hablan entre ellas. Ni siquiera se tocan. Esta es una película sobre las
consecuencias, no sobre las causas.
P.- ¿Se refiere
a las consecuencias del chavismo?
R.- Siempre
hubo diferencias de clase muy marcadas, pero la gente se hablaba. Todo empezó
por un discurso muy nocivo y muy violento de las clases políticas, que en lugar
de integrar, nos separó mucho más. Antes no había un problema de comunicación.
Desde el chavismo se ha producido una fractura social irreversible. Yo no pensé
en todo esto cuando estaba escribiendo el guión, pero ahora sí veo esa lectura
clara.
P.- ¿Por qué le
interesa tanto el tema de la orfandad?
R.- No lo sé,
no lo he vivido personalmente, pero en Latinoamérica es muy común. Los padres
casi nunca están en casa, se van y no vuelven, hay muchos casos de personas que
crecen sin padre. Esa conciencia colectiva es una realidad no solo venezolana,
también de más países latinoamericanos. Estamos siempre esperando que el
caudillo venga a arreglar nuestros problemas.
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