El eje fundamental de la familia Buendía en "Cien años de soledad" de Gabriel García Márquez es Úrsula. Ella se encarga de organizar las cosas fundamentales, no sólo de su casa sino de Macondo. Es una mujer autoritaria, dedicada, emprendedora, supersticiosa, activa, espontánea, generosa, severa, tenaz, con un carácter muy fuerte, laboriosa e intuitiva lo que provoca que contraste fuertemente su temperamento y el de su esposo (esposa de su primo José Arcadio Buen Día) aunque siempre cedía a las elocuencias de su marido. Era sobre todo defensora de su familia antes que nada.
Doña Rosa tiene mucho de esta legendaria mujer de la literatura. Hay una palabra que la define a cabalidad: Ternura. El tejido social a un tiene como núcleo vital la familia. Fátima en Medellín es un barrio de clase media, que con el tiempo se ha llenado de talleres especializados que nacieron de una pléyade de mecánicos jóvenes hace más de 20 años, muchos de ellos egresados del colegio técnico: "El Pascual Bravo". Su hijo Marcel es uno de estos emprendedores y junto con doña Rosa dirige su propio negocio, donde el servicio y la atención al cliente son el eje que les ha permitido sobrevivir en medio de mucha competencia.
La vejez es un proceso inexorable, nos llega sin darnos aviso y nos cambia de alguna manera la vida. “Envejecer es como escalar una gran montaña: mientras se sube las fuerzas disminuyen, pero la mirada es más libre, la vista más amplia y serena.” En las mañanas muchas veces veo desayunar a doña Rosa en el mismo negocio de siempre. Su mirada es altiva y sin pensarlo va poco a poco, como los buenos capitanes de barco programando la Bitácora del negocio. En esta esquina, muy cerca de la treinta y tres, debajo del puente de la 65 o a un lado para ser más precisos, pasa los días con su hijo Marcel y su hija Mariena. Asumen retos, entregan y reciben autos con todo tipo de problemas mecánicos, en una rutina donde la compañía y la solidaridad es el hilo y eje de sus labores.
Recuerdo la familia de la novela "Orgullo y prejuicio" de Jane Austen. Es una obra que aborda desde un punto de vista crítico la sociedad de su época, cuestionando aspectos claves como la ley de propiedad y el rol de la mujer. La actitud casamentera de su madre y la belleza de su segunda hija sirven de pretexto para reflejar la sociedad inglesa del siglo XIX. La trama es rica y muestra una clara preocupación en retratar los detalles de la sociedad con su cultura, sus hábitos y sus valores morales. Como se percibe rápidamente, la dualidad entre el amor y el dinero es el engranaje que mueve la narrativa. Cómo una familia muy pequeña de Medellín sirve para mostrar el talante del antioqueño trabajador y emprendedor. Marcel, doña Rosa y su hermana son el ejemplo de una clase que sólo mira en lo que hacen día a día, como la única forma de contribuir en pequeña escala con la sociedad, dando trabajo y cumpliéndole honestamente a su clientela, que entre otras cosa es muy fiel.
Doña Rosa camina muy lento, es silenciosa y sabia, escucha mucho y su felicidad son sus hijos y nietos, diría su familia en general. Gabriel García Márquez decía que “El secreto de una buena vejez no es otra cosa que un pacto honrado con la soledad". A mí en particular la soledad me pega muy duro. Cuando veo una familia feliz, me enaltece.
Pascual Bruckner en "La orgía perpetua" frente a esta sociedad banal que nos entorpece tanto, que nos mantiene en todas partes y ninguna, escribió: "El proyecto de ser feliz tropieza con tres paradojas. Se refiere a un objeto tan indistinto que, a fuerza de imprecisión, se vuelve intimidatorio. Desemboca en el aburrimiento o en la apatía en cuanto se realiza (en este sentido, la felicidad ideal sería una felicidad siempre saciada y siempre hambrienta que evitase la doble trampa de la frustración y de la saciedad). Y, finalmente, huye del sufrimiento hasta el punto de encontrarse desarmada frente a él en cuanto éste resurge". Cuando veo a Doña Rosa siento que la felicidad es un encuentro con la sencillez, las buenas maneras y hacer lo pertinente, así de simple.
En nuestra sociedad tan convulsionada por tantas violencias, necesitamos más familias como la suya. Este es un buen ejemplo. Ojala doña Rosa nos acompañe por muchos años. Buena mar y buena vida
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