jueves, 18 de junio de 2020

LITERATURA PARA ESCARABAJOS


El problema no es leer, sino qué leer. Borges es el lector por antonomasia, de manera precoz supo cuales eran los autores y temas de su preferencia. Los circundó y abordó siempre, casi  no salió nunca de ellos, los hizo de muchas maneras, con una inteligencia absoluta y el respeto irrenunciable por la buena prosa, en sus escritos mezcló el cuento y el ensayo, siempre estructurado, con un mundo de citas lúcidas  e inteligentes, no siempre reales, que incitan a otras lecturas,  perfectamente imbricadas como parte del texto con un propósito estético, termina siendo un artificio narrativo.  El escritor no existe sin el lector.
Por estos días de lecturas obligadas, la pregunta es: Qué leer, qué escoger, de acuerdo  a nuestras preferencias, la perspectiva estética y la sensibilidad son los únicos patrones, también somos una construcción estética de acuerdo a nuestras lecturas. Cuántos autores dejamos de conocer por el exceso de ofertas por gracia del mercado comercial, tan lleno de trampas, la dictadura de las editoriales, muchas veces publican pensando sólo en las ventas y no en la literatura.
En todo caso la decisión la toma el lector. Escuche un conversatorio en la red de Juan Gabriel Vázquez sobre la relación de Camus y los escritores del Boom, sobre todo Vargas Llosa, habiendo muerto el primero, ósea Camus dos años antes de la publicación de la “Ciudad y los perros”, pareciera que conocía la obra de Vargas Llosa, hay conexiones impredecibles. Recordé el tema de los precursores traído a colación por Borges. Expresa Juan Gabriel Vásquez que "Escribir es una manera de subsanar, completar lo que está incompleto". Pienso que en la literatura todos los temas han sido tratados.
Miremos el momento que vivimos.  El confinamiento. La relación de la casa con la literatura. Este fue el propósito de un  ensayo (José Joaquin Parra Bañón), "La casa en la literatura latinoamericana contemporánea", gracias a la red lo pude leer, decía en un aparte: “Propongo entonces llevar a cabo un análisis de la representación de la casa a través de la literatura para ir más allá de su construcción material, y entender a cabalidad la importancia – cultural, política y económica – de este espacio en el imaginario social contemporáneo”. Expresa la autora: La casa es el lugar de la identidad y la intimidad por antonomasia, por eso se asimila a la idea de hogar, a una extensión material de nuestro «yo-cuerpo» (Zaplana Bebia 2004, 2) que se ha convertido en la actualidad en un dispositivo fundamental para la configuración de la subjetividad”. El autor deja ver que el tema ha sido tratado y está expuesto en muchas obras: “La casa de vapor de Julio Verne, Casa de muñecas de Ibsen, La casa Rusia de John de Carré, La ilustre casa de Ramires de Eça de Queiroz, La casa del juez de George Simenon, El Gran Gatsby de Scott Fitzgerald, La casa de Aizgorri de Pío Baroja, La casa de Bernarda Alba de García Lorca, En la casa del padre de Caballero Bonald o El país del miedo de Isaac Rosa”. Enfatiza; "En rigor, investigar el tratamiento de la casa en la literatura es una tarea compleja por dos razones:  porque implica una labor titánica de revisión de obras, y porque invita a una aproximación desde múltiples disciplinas y epistemes que complejizan el objeto de estudio" (1).
La articulación entre textos, la relación azarosa de sus temas y las coincidencias por fuera de cualquier intencionalidad es tema que me inquieta mucho. Kundera afirma que la novela comenzó a admitir la risa con el Quijote. El escritor  como creador en este caso, compite con Dios: “La desdivinización del mundo (Entgötterung) es uno de los fenómenos que caracteriza los Tiempos Modernos. La desdivinización no significa el ateísmo, designa la situación en la que el individuo, ego que piensa, reemplaza a Dios como fundamento de todo; por mucho que el hombre pueda seguir conservando su fe, arrodillándose en la iglesia, rezando al pie de la cama, su piedad sólo pertenecerá en adelante a su universo subjetivo. Tras describir esta situación, Heidegger concluye: «Así es como los dioses terminaron por marcharse. El vacío que se produjo en consecuencia fue colmado por la exploración histórica y psicológica de los mitos»”. Kundera en los testamentos traicionados es categórico: ¿Qué es un individuo? ¿En qué consiste su identidad? Todas las novelas buscan una respuesta a estas preguntas. En efecto, ¿mediante qué se define un yo? ¿Por lo que hace un personaje, por sus actos? Pero la acción escapa a su autor, se vuelve casi siempre contra él. ¿Por su vida interior, pues, por los pensamientos, por los sentimientos ocultos? Pero ¿es capaz un hombre de comprenderse a sí mismo? ¿Pueden sus pensamientos ocultos servir de clave para su identidad? ¿O es que el hombre se define por su visión del mundo, por sus ideas, por su Weltanschauung? Es la estética de Dostoievski: sus personajes están arraigados en una ideología personal muy original según la cual actúan con una lógica inflexible. En cambio, en la obra de Tolstói la ideología personal está lejos de ser algo estable en lo cual pueda echar raíces la identidad individual: «Stefan Arcadiévitch no elegía en absoluto ni sus actitudes ni sus opiniones, las actitudes y las opiniones iban solas hacia él, tampoco elegía la forma de sus sombreros o de sus levitas, sino que se quedaba con lo que se llevara» (Ana Karenina). Pero, si el pensamiento personal no es el fundamento de la identidad de un individuo (si no tiene mayor importancia que la de un sombrero), ¿dónde se encuentra este fundamento?". Esta es una manera de abordar los textos desde una concepción narrativa frente a los interrogantes fundamentales de la vida. La novela es un desciframiento de la condición humana desde la ficción. 
Escoger los temas también tiene que ver con nuestras concepciones, con la esclerotica de nuestras convicciones. Para el lector, fuera de todo aquello que el mercado le va imponiendo, escoger qué leer es vital, creo en la lectura hedonica, al final siempre vuelvo al redil y a los autores de siempre.
Con el confinamiento y ante la limitante del tiempo, hay más para leer que tiempo para abordar todos los textos, escoger bien es la clave. Nos podemos dejar llevar por varios autores. Para mi, el mejor guía sigue siendo Borges. Pero los apuntes y las memorias: Canetti, Musil, Borges-bioy, nos llevan siempre a otros autores, son una guía perfecta y una manera de tomar café con nuestros autores preferidos.
(1) file:///C:/Users/CON&CON%20PC2/Downloads/Imaginarios_de_la_casa_en_la_literatura.pdf



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