QUERIDAS LECTORAS QUERIDOS LECTORES (ANAGRAMA 31 octubre 2025)
La lección de anatomía del Dr. Nicolaes Tulp, Rembrandt, 1632.
Rembrandt Harmenszoon van Rijn, a quien nosotros conocemos como Rembrandt, nació en Leiden, Países Bajos, durante el verano de 1606 para acabar convirtiéndose en uno de los artistas más importantes del Siglo de Oro neerlandés y en uno de los maestros de la historia del arte. A pesar de su fama y éxito, sufrió grandes pérdidas personales y terminó sus días en relativa pobreza. Es posible que su biografía nos diga algo más sobre qué significa ser un artista auténtico y nos haga repensar si la gloria artística va siempre de la mano de la seguridad económica, por ejemplo, o si las contradicciones en el mercado del arte llevan siendo las mismas todo este tiempo. ¿Cuál es la tensión entre la imagen pública y la intimidad del artista?.
El historiador estadounidense Benjamin Moser llama a Rembrandt el «maestro de las sombras» y define su técnica como «una oscuridad entreverada de luz» en su recién publicado ensayo sobre los pintores neerlandeses El mundo del revés. En la obra de Rembrandt la cuestión del mal aparece con gran frecuencia y es «tan insistente su presencia que contemplar sus imágenes se antoja a veces insoportable». Sin embargo, Moser ve en él algo más: una luz en sus cuadros que, a medida que envejece, adquiere un lustro nuevo, y nos cuenta cómo la oscuridad de sus pinturas adquirió un valor positivo con el paso de los años y lo llevó a convertirse en el precursor de la bohemia parisina del siglo XIX. Es más: «llegó a verse en términos tan positivos que sus obras incluso se oscurecieron artificialmente», pues los conservadores de sus cuadros decidieron a conciencia no renovar el barniz que protege las pinturas para no aclarar la obra. Por si fuera poco, hasta bien entrado el siglo XX, algunos restauradores añadieron pigmentos a fin de oscurecer los lienzos.
Detalle de Naturaleza muerta con pavos reales, Rembrandt, 1639
Rembrandt pintó La lección de anatomía del Dr. Nicolaes Tulp con solo veintiséis años. Pese al decoroso proceder científico y las caras solemnes de los médicos, puede olerse la podredumbre del cuerpo: Rembrandt obliga al espectador a mirar el cadáver y lo sitúa, de manera irremediable, ante la muerte. Ocurre lo mismo con Naturaleza muerta con pavos reales, en la que un pájaro yace en un charco de su propia sangre y el otro cuelga de sus patas. La impresión se multiplica con El buey sacrificado, donde vemos un animal muerto que cuelga de una viga de madera. Para Moser, no hay un Cristo en todo el Louvre que encarne la emoción del sacrificio como lo hace este cadáver, abierto en canal. Sin remitir a nada religioso, el cuadro «despierta la misma sensación espectral que nos suscitan los misterios más sagrados». Aquí reside la verdadera fuerza de Rembrandt: en su forma inigualable de representar el cuerpo y la muerte, y en hacer chocar, abruptamente, la luz con las tinieblas.
Detalle de El buey desollado,Rembrandt, 1655.
Indagar sobre el sentido del arte nos hace preguntarnos qué hará el tiempo con los relatos que hemos construido de nuestros artistas contemporáneos. ¿Qué permanecerá de todo lo que pintamos, escribimos y creamos hoy en día? ¿Dónde quedará un atisbo de luz y qué obras se oscurecerán hasta desaparecer? Existe una sola respuesta, y es el tiempo.
Novedades
De la semana
Cerramos el mes con la incorporación en «Panorama de narrativas» de El día que Nils Vik murió, de Frode Grytten, una novela que narra con una sensibilidad insólita la experiencia del duelo y la aceptación de la muerte. Ganadora del Premio Brage, el más prestigioso de las letras noruegas, termina convirtiéndose en una celebración del amor y la vida.
En «Narrativas hispánicas» publicamos Teoría del juego, de Arià Paco, la obra ganadora del Premi Llibres Anagrama de Novel·la 2025. El autor recrea la educación sentimental y política de los milenials para abrir la puerta a una narrativa masculina sobre el deseo heterosexual en la era de las redes sociales.
Como colofón, «Argumentos» trae La fiesta del fin del mundo, de Natalia Castro Picón, que obtuvo el 53.º Premio Anagrama de Ensayo: una reivindicación del carácter político de la imaginación y un testimonio del uso del apocalipsis cultural como una poética de ambición revolucionaria en el periodo entre crisis español, de 2008 a 2023.
Píldoras
De la semana
Firmar con su nombre
En 1633, Rembrandt empezó a firmar sus pinturas con su nombre de pila, algo que era muy poco habitual en los artistas neerlandeses. Solo los maestros italianos lo habían hecho: Rafael, Leonardo da Vinci, Tiziano. Más tarde les seguirían Michelangelo o Picasso, por ejemplo. Conociendo su biografía, es imposible pensar que se trataba de una casualidad o de un gesto inocente: firmar con su nombre de pila reflejaba tanto la confianza en su fama como su singularidad, y era, sin duda, una manera de situarse al lado de los más grandes artistas que lo precedieron. No se equivocó. También hay quien afirma que cambió su firma de «Rembrant» a «Rembrandt» para sonar más erudito, aunque puede que fuera por motivos simbólicos relacionados con la numerología. Quién sabe.
La parábola del hijo pródigo
En sus últimos meses de vida, Rembrandt retomó algo que ya había tratado en su juventud de artista: la parábola del hijo pródigo. Para Moser, el gesto fue una manera de demostrar que, al final de su vida, lo artístico y lo espiritual ya no se hallaban en conflicto. La mujer y varios hijos del pintor ya habían muerto, y quedaba poco para que él también muriera. Tras haber pintado tantas escenas de venganza y sacrilegio sacadas del Antiguo Testamento, Rembrandt representó esta apoteosis del Nuevo Testamento a través de una escena de redención, perdón y amor.
Fuera
De pagina
La «novela de estudiantes» que acabó siendo un clásico contemporáneo. Podéis leer en nuestra web el texto, hasta ahora inédito en castellano, que Kazuo Ishiguro escribió a modo de introducción para la edición del 20.º aniversario de Nunca me abandones. La novela, llevada a la gran pantalla en 2010 y convertida ya en un clásico moderno, es una alegoría de la ineludible orfandad del individuo.
Natasha Brown nos habla sobre Los universalistas, su nueva novela
Una noche, en medio de una rave ilegal en una casa de campo de Yorkshire, un joven es agredido de forma brutal con un lingote de oro. ¿Qué hace allí un grupo anarquista radical? Natasha Brown firma una explosiva segunda novela sobre las retóricas del poder y los peligros del lenguaje. En este vídeo podéis ver a la autora describirlo en sus propias palabras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario