Siempre he hablado de
aquellos escritores de culto, importantes, que no se olvidan por la
perseverancia de ciertos estudiosos y la pasión de algunos lectores entorno a
su obra y vida. Andrés Caicedo en Cali, Campobello en México, Arlt en Argentina,
para citar algunos, todos ellos tienen una obra emblemática, una vida singularísima
y un enfrentamiento con la sociedad que los vio crecer como artistas.
BAT corresponde a esta
saga. Su obra es muy importante para la literatura colombiana, constituye un
aporte valioso que rompió esquemas con la tradición
literaria de la época, tiene rasgos muy especiales, los cuales son motivo de muchos
estudios y por su puesto de lectores habidos. “Arias Trujillo nació en Manzanares el 19 de
noviembre de 1903 y murió en Manizales el 4 de marzo de 1938. Su breve vida de
34 años fue tormentosa, rebelde y creadora. Provenía de una familia patriarcal
movida por firmes convicciones religiosas, y él sería el caso contrario:
anticlerical, inconformista y libertino. Poseía una inteligencia luminosa que
le permitió escribir sus obras maestras, unas circuidas por el escándalo y la
protesta social, y otras manejadas por la serenidad y el bello estilo”[1]. “La juventud de
escritor Bernardo Arias Trujillo transcurrió en el entonces destacado centro
cultural que constituía la ciudad de Manzanares, en el departamento de Caldas.
En los periódicos de esta ciudad escribieron intelectuales polémicos que
tuvieron repercusión nacional como Silvio Villegas, Fernando Londoño, Juan
Bautista Jaramillo y José Camacho Carreño, entre otros. Hay que recordar que el
proceso histórico del cual surge la ciudad de Manizales es el de la
colonización que proviene de Antioquia en el siglo XIX. Antonio Cornejo
Polar en «Escribir en el aire» señala cómo una de las reflexiones, que es
urgente llevar a cabo, es la de la dinámica cultural de las regiones. Este
concepto es muy importante para el caso de Arias Trujillo, quien en su novela
«Risaralda», escrita en 1935, narra los orígenes épicos de esta sociedad”[2].
Le traigo a este blog,
porque su obra, me parece valiosa, pese a los muchos
estudios, en el país no se le ha dado la importancia que tiene con
la excepción de ciertos círculos académicos . La vida de Bernardo es caso aparte, da como
para un excelente documental o una buena película. Pasa en nuestro país con
algunos personajes. No se entiende cómo no se ha filmado la vida de Porfirio Barba Jacob, por ejemplo. Lo
mismo pasa con BAT, aunque ya hubo intentos bastante fallidos por cierto.
Se habla mucho de su
novela “Risaralda”, se le señala como la obra más importante. Pienso que no hay
equidad en esta apreciación. En ella se incorporan temas que la hacen
diferente, frentera con ciertos tabúes y de hecho rompe con una tradición.
Miremos algunas ópticas al respecto. “Por lo tanto, es posible que Bernardo
Arias Trujillo intentara construir a través de su novela una actitud de
solidaridad con los negros, pero las mismas estrategias discursivas lo
van obligando a abandonar este proyecto y a identificarse con la sociedad
que ha dominado el valle de Risaralda. La narración comienza proponiendo la
reivindicación de los esclavos negros: «como un canto llano a vuestra grandeza
moribunda» dice la introducción, pero termina siendo un canto al vaquero
blanco: «¡Adiós, compadre Juan Manuel, vaquero de ‘verdad’, viejo querido!»[3].
Son muchos los aspectos relevantes en la visión del conflicto general incorporado en la novela: Barbarie o
civilización, su óptica del negro en el proceso de consolidación de la nueva
sociedad después de su liberación, los conflictos sociales de parte de una
elite perversa y mal enfocada, las injusticias de esta misma clase. Me parece
que es una novela moderna, su técnica se ajusta a ciertos patrones que más tarde
innovarán nuestra narrativa. Se sale de los lineamientos en boga del costumbrismo
de la época, sin cortar con ciertos regionalismos. Rompe con los esquemas anquilosados de una narrativa
que se repetía. Todos los conceptos no apuntan en este sentido. Señala la ensayista Betty Osorio: “Arias
Trujillo enmarca su novela dentro de la tradición realista y criollista. En la
edición de 1959, aparece una copia facsimilar de una página escrita por
el autor el 2 de octubre de 1935, donde se identifica la novela con el
cine: «Risaralda/ novela de negredumbre/ y/ de vaquería,/ filmada en dos
estampas». Esta observación proviene probablemente de la intención del gobierno
de llevar esta novela al cine. Sin embargo, tal pretensión hay que leerla
también en el contexto editorial explícito en la primera página del libro. La
edición la hace Rafael Montoya y Montoya quien ha publicado en los años
inmediatamente anteriores obras como las siguientes: en 1957 dos ediciones de
un libro titulado: «Los guerrilleros intelectuales» y otro titulado «Cartas
clandestinas»; y en 1958 y 1959, tres ediciones agotadas de la obra de Gregorio
Gutiérrez González. Es decir un contexto literario a la vez regional y
polémico. Por esta razón, Montoya se sitúa en el reparto de la novela como
«Operador y editor». En esa misma página se confirma la intención realista de
Arias Trujillo, y se añade el tema del lenguaje oral: «Película escrita en
español y hablada en criollo»”[4].
En todo caso sobre la novela hay muchos enfoques[5].
Publicó los libros titulados Risaralda,
novela que identifica buena parte de esta región; En carne viva, radiografía de la
vida nacional que le crea animadversiones por sus denuncias; Diccionario de emociones, obra que
recoge piezas de bello calado poético, y la traducción de La cárcel de Reading de Oscar
Wilde que genera una interesante polémica con el maestro Guillermo Valencia.
Después de ediciones muy cerradas se conoce la novela Por los caminos de Sodoma, la
compilación de los editoriales del periódico El Universal, lo mismo que su
poesía que durante su vida se publicó suelta. Es de circulación continental su
poema Roby Nelson”.
La vida de BAT da como
para una novela. Termino por una sobredosis de morfina. Fue homosexual,
iconoclasta, se enfrento a la acartonada sociedad manizalita. Fue un hombre
culto, de ello dan cuenta sus artículos de prensa actualmente recopilados en
un libro. Recomiendo la biografía suya escrita por Albeiro Valencia Llano, que
está publicada en la red. Espero mis lectores se acerquen a su obra.
[1] Gustavo Páez
Escobar. Bernardo Arias Trujillo.
[3]
Ibidem
[5]
Doris Sommer en su estudio de la tradición narrativa de Santo Domingo utiliza
la definición que Northrop Frye sobre el «romance» como un género situado entre
los extremos del mito y del naturalismo. En esta situación de polarización se
tiende a identificar la nación con la familia. Esta metáfora no es nada
novedosa y se encuentra con abundancia en la Edad Media donde la victoria del
caballero permite la unión del héroe y de la heroína que restaura el proceso de
fertilidad que había sido amenazado por una fuerza a menudo de origen mágico.
Este género se puede definir de la siguiente manera: «Por romance yo entiendo
un cruce entre nuestro uso contemporáneo de la palabra como historia de
amor y el uso que se le daba en el siglo XIX como un género más abiertamente
alegórico que la novela». En la tradición narrativa hispanoamericana, este
género adopta una nueva estrategia, lo mágico es reemplazado por lo social. Las
fuerzas en pugna son presentadas en términos del bien y del mal. El resultado
de la confrontación es conocido de antemano, el bien es reestablecido,
confirmando una situación de hecho que se da como fundacional y que, por esa
razón, tiene carácter mítico. No existe dentro del discurso del texto una
genuina posibilidad para otros desenlaces.
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