Toda novela es una trasposición de la realidad en su extensa complejidad desde la ficción. Es un
hecho que la cruda violencia de México ha sido narrada de mil maneras. Esta
novela, presenta una visión del caos que vive este país, recurriendo a un mundo
super-puesto, un estado imaginario con unos personajes ficticios, que
representan en su totalidad la realidad nefasta del país que, al final en lo
que se refiere a su destino, al decir de Camus, es la suma de las elecciones de
sus ciudadanos en el día a día y al que curiosamente se le anteponen todo tipo
de exculpaciones: Dios, el consumo americano, el precio de los estupefacientes..En
fin. Resulta paradójico, que sin leerla aún, pues no la he conseguido en
Medellín Colombia, con la claridad de Edmundo Perez Soldan, que cita a Gabo, aludiendo al
recurso utiizado por la narradora, no utilizar puntos, utilizado en “El otoño del patriarca”, para
describir al dictador de la mejor manera, me haya inquietado tanto esta reseña,
confirma el dolor que siento por la situación de este país hermano. Recordé
Angosta de Héctor Abad Lince, el
excelente escritor Colombiano, en ella crea una ciudad imaginaria para
describir la realidad de nuestro país. Confirma de igual manera este pequeño artículo
la calidad del crítico Boliviano, que semana a semana nos deleita a nosotros lectores
del común. Como siempre, cuando hay una nota periodística de importancia la
traigo al Blog con el ánimo de que mis lectores la conozcan.
Edmundo Paz Soldan
Hay una escena
memorable al principio del falso documental satírico This is Spinal Tap (1984),
en la que el guitarrista de la banda de heavy metal dice que ellos tocan tan
fuerte que el volumen de sus amplificadores está a 11. He recordado esta escena
al leer Temporada de huracanes (Random), la segunda novela de
la mexicana Fernanda Melchor: desde la primera a la última frase, está escrita
con el volumen a 11. Eso no significa que en todas las páginas haya acción,
sino algo más complejo y difícil de lograr para un novelista: incluso las
escenas de diálogos más tranquilos, los momentos reposados, están narrados con
intensidad, como si todo contara y no hubiera transiciones.
Para narrar la
violencia de la sociedad mexicana -el pueblo ficticio es La Matosa, en un
estado que se asemeja a Veracruz-- Melchor ha elegido como modelo la estructura
narrativa de El otoño del patriarca, en la que García Márquez
prescindía del punto aparte: casi toda la novela era un larguísimo párrafo.
García Márquez utilizaba ese recurso retórico para contar los excesos del poder
y mostrar la realidad latinoamericana como un espacio donde lo extraordinario
es cotidiano; Melchor representa otro tipo de excesos --los que vienen de
abajo, de una marginalidad conectada con la pobreza, la violencia, el machismo
y la misoginia-- y una cotidianeidad harto más brutal, en la que, sin embargo, también
lo extraordinario se ha normalizado. Aquí el Estado-nación no parece haber
dejado más huella que la de la corrupción de sus representantes, y rige la ley
de Darwin: "Este mundo es de los vivos, pontificó; y si te apendejas, te
aplastan
El relato gira en torno
a la muerte de la Bruja, una mujer respetada y temida por el pueblo por su
asociación con el mal: quien quiera hacerse un aborto, recuperar a su pareja o
curarse de almorranas la busca, pero hay que persignarse porque se la puede
imaginar "desnuda, montando al diablo". La Bruja es el principio y el
fin: entre ambas partes se abren capítulos que cuentan la historia de los
jóvenes involucrados con su muerte -Munra, Brando, Norma, Luismi--. Melchor
despliega una prosa que convierte la oralidad en poesía, en la que las malas
palabras, el deseo de nombrar lo obsceno y lo escatológico, se revelan en toda
su explosiva belleza: "la pinche Vanesa cabrona hija de la chingada no
estaba ahí porque la muy puta seguramente aprovechó que la tía la dejó suelta
para irse a ver al novio, el greñudo mariguano ese que siempre la andaba
rondando..." Todas las secciones de esta novela son brillantes, pero
quizás la mejor es la que narra la relación de la adolescente Norma con su
padrastro Pepe.
La Bruja es poderosa en
el pueblo porque sus habitantes la ven vinculada a un Mal que trasciende a
todos, pero su mito también se construye a partir de su rabiosa independencia
en un mundo masculino dominado por atavismos, en el que las mujeres están
subordinadas y deben buscar estrategias de supervivencia. Temporada de
huracanes se disfraza de ficción antropológica, aparenta buscar una
explicación al horror mexicano a partir de las creencias de una comunidad en
leyes sobrenaturales, para decantarse por algo más terrible: el mal somos
nosotros, los hombres. Cuando la madre de Brando exclama: "¿Cómo
permitiste que el diablo entrara en su cuerpo, Señor?", Brando responde:
"El diablo no existe y tu pinche Dios tampoco". Lo cual no implica
que no nos sigamos agotando en construir leyendas para comprender algo que
escapa a nuestra razón. Edmundo Paz Soldan
Tomado de el Boomerang Literario:
http://www.elboomeran.com/blog/117/rio-fugitivo-blog-de-edmundo-paz-soldan/
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