Cuando se otorga el nobel a un escritor que leemos hace muchos años, la satisfacción es mucha, Ishiguro es fiel representante de una generación remozada, exitosa, que rompió el cordón umbilical con la anterior, ha producido una obra contundente, su prosa exquisita, bien hilvanada, de una levedad y hondura textual inexplicable para la crítica especializada, agradable de leer, con temas que tocan al hombre contemporáneo en su más intimo fuero, la decisión no me sorprende por lo tanto, tiene muchos lectores de culto, los que le seguimos perniciosamente y quienes siempre esperamos su próxima novela con mucha ansiedad.
EFE, realiza una síntesis
muy puntual de su trayectoria literaria: “Ishiguro es autor de ocho libros,
entre las que destaca "The Remains of the Day" (1989), cuyo título en
español es "Los restos del día", pero más conocido como "Lo que
queda del día", que fue el elegido para la película protagonizada por
Anthony Hopkins en 1993. Los temas más
recurrentes en su obra, explicó la Academia sueca, son la memoria, el tiempo y
el autoengaño. El galardonado
también se ha adentrado en la ciencia ficción con su obra distópica "Never
let me go" ("Nunca me abandones", 2005) y en su último
trabajo, "The buried giant" ("El gigante enterrado", 2015),
exploró "cómo la memoria se relaciona con el olvido, la historia con el
presente y la fantasía con la realidad", explica el fallo”. Es un
escritor formado en los Estados Unidos: “Ishiguro nació en 1954 en Nagashaki y
vivió en Japón hasta los cinco años, ya que en 1960 su familia se trasladó al
Reino Unido, donde su padre trabajó como oceanógrafo".
"El escritor estudió Filología Inglesa y Filosofía en la Universidad de Kent y
participó en un curso de escritura creativa en la Universidad de East Anglia,
momento en el que empezó a publicar cuentos. Su primera novela, "A Pale View of Hills" ("Pálida luz en
las colinas") fue publicada en 1982 y con ella obtuvo el
premio Winifred Holtby Memorial, pero fue en 1988 con "The Remains of the
Day" cuando se consagró tras ganar el Booker Prize”.
Javier Aparicio Maideu
del periódico “El país” de España alguna vez hizo una reseña que me pareció magistral
por la descripción puntual de la forma y el fondo de sus novelas, describe los
artificios creativos de la misma: “En Cuando fuimos huérfanos, su novela anterior, se
inventó al detective Banks para hacernos creer desde buen principio que
teníamos entre manos una de detectives. Pero lo que en realidad teníamos era un
nuevo caso de travestismo textual. A las primeras de cambio el autor deja claro
que le traen sin cuidado las pesquisas que su héroe emprende en el Londres de
1930 y en su Shanghai natal, y es que, por enésima vez en la narrativa de
Ishiguro, las apariencias engañan, apenas si interesa la trama y lo único que
en realidad importa es la construcción de la genuina identidad del protagonista
a través de su proceso mental, una íntima exposición moral de la condición
humana que trasciende la anécdota y escoge al personaje por encima de la
acción. Nunca me abandones, su última y espléndida novela,
tampoco es lo que parece, y sus hechuras de fábula futurista con ecos góticos
de la claustrofobia y la sordidez de Flannery O'Connor resultan el persuasivo
espejismo con el que el autor de Lo que queda del día le
esconde al lector su verdadero objetivo: tejer una alegoría de la inmanente
orfandad del individuo que funcione a la manera de una fábula moral. Se nos
invita a creer que se trata de una novela de ciencia-ficción, pero no lo es.
Una novela de Ishiguro jamás es lo que pretende ser, sino un tramposo ejercicio
de enmascaramiento del género que confunde y que desbarata el horizonte de
expectativas del lector”[
Su narrativa es fresca, nos va llevando en las historias como quien escribe una crónica, haciendo las descripciones de la complicada naturaleza humana en los contextos cotidianos que le amargan, de manera simple en apariencia, que es lo complicado en literatura, pero con una excelente prosa, historias bien armadas, nos atrapa desde el principio, una vez empezada una novela no se quiere soltar. La única manera de disfrutar es leyéndolo. Espero se multipliquen sus lectores con este premio.
Su narrativa es fresca, nos va llevando en las historias como quien escribe una crónica, haciendo las descripciones de la complicada naturaleza humana en los contextos cotidianos que le amargan, de manera simple en apariencia, que es lo complicado en literatura, pero con una excelente prosa, historias bien armadas, nos atrapa desde el principio, una vez empezada una novela no se quiere soltar. La única manera de disfrutar es leyéndolo. Espero se multipliquen sus lectores con este premio.
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