domingo, 27 de marzo de 2022

UNA NOCHE INOLVIDABLE

Estaban  sentados alrededor de una mesa en el bar de Willy, con una serenidad lapidante, como una postal sepia que más tarde servirá de consuelo cuando la vejez solo tenga algún valor en los recuerdos. Esta vez, bellos y arrogantes, dueños de sí, con la alegría que deparan los encuentros con los parceros de siempre, los buenos tragos después de una semana de obligaciones lacerantes y enfermizas, departían coloquialmente: Omar, Armando, Angelica, Alexandra, Sebastián y Ana. Cada uno de ellos conocía a los otros de años, son un grupo de lazos muy fuertes, amigos de verdad pese a las diferencias, aun así ninguno está exento de las sorpresas que deparan las amistades eternas que, desde la niñez nos van delatando formas de ser, caprichos y algunas excentricidades que nos forman, nos construyen, nos pulen o nos rayan.

En el barrio los sentimientos tienen una importancia por fuera de las afugias que implica sobrevivir en un país tan desigual y los avatares de la rutina implacable. Los amores y la rupturas son el pan de cada día, por lo tanto los rumores van y vienen. Las parejas sin querer se ven sometidas al juicio de los pares, pero al final nada pasa y pocas son las malas intenciones. Cada uno de los amigos tiene su propio universo que se diluye con estos encuentros, noches como la de hoy están llenas de alegrías, risas, humor negro como paliativo a las tribulaciones corrientes que siempre son aburridas.     

En la mesa, la juventud en algunos casos se exhibe arrogante, la adultez serena y la vejez guarda silencio llena de impotencia. Sebas y Ana son una bella pareja llena de vivencias difíciles, como los amores contrariados de las novelas románticas, pero al final siempre están juntos, enamorados y con una familia en plena formación, sus hijas son encantadoras, tal vez por eso, ellos siempre dejan a todo el mundo sin palabras, no son lo que parecen como pareja, su mundo es muy sólido, pese a ser un misterio que saben guardar con sigilo pese a los rumores típicos de cualquier comunidad. Armando, en la juventud de la vejez, vive siempre pendiente de una vuelta, sobreviviendo con una fortaleza inaudita, atento a su pareja y su hijo, con una dedicación desmedida y mucha alegría, inexplicable para muchos, su vida, es presente letal, mira con desdén la cultura y presta solo importancia a lo útil, es el ejemplo del pragmatismo a secas. Alexandra su hija, es hermosa, como dice Rubén Darío: Juventud o divino tesoro. Delicada de sobremanera, con esa actitud de Úrsula, difícil saber que piensa, amable pero hermética, la constante, una solidaridad a toda prueba.

Cuando pienso en este universo emocional y de convivencia tan particular, recuerdo los cuadros hermosos en la narrativa de Jane Austen en "Orgullo y prejuicio" en Virginia Wolf en "Flush". Lo cotidiano tiene más importancia de la que imaginamos. Ahora que trabajo con juicio en la novela sobre  Omar, veo en esta convivencias todo: El amor, la tragedia, la envidia, la tristeza, la depresión, la desilusión por aquellos amigos que nos dan la espalda, la lucha en prospectiva, la desigualdad y un sentido de la amistad sublime. Salí encantado de esta reunión, se me grabó este cuadro de amigos llenos de alegrías. Recordé los cuadros de Lautrec, quien se apartó de la grandilocuencia para pintar la calle y el arrabal, la prostituta, en fin, la vida a secas, con toda la cuota de crueldad que tiene, en toda su esencia. Tengo la convicción que los grandes temas de la literatura se recogen en estos universos. 

   

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