jueves, 8 de agosto de 2024

EL BRONX DE MEDELLIN ( PRIMERA CRONICA)

  

 "Entre los términos utilizados con mayor frecuencia en la ciencia social contemporánea se encuentran las palabras urbanización y modernización, expresan aspectos omnipresentes de la "revolución de nuestro tiempo" (Germani Giovani)". Existen en este entramado otros de igual importancia, sitios marginales, zonas de exclusión, de tolerancia entre otros. Agregaría en el caso latino uno que despierta suspicacias sociológicas, oportuno para el caso: Ollas.

El llamado Bronx de Medellín realmente tiene muy pocos años y responde a la incapacidad del estado de no atender problemas sociales muy focalizados y en donde confluyen muchos factores. Los conceptos alrededor del tema son abundantes y la sociología norteamericana ha sido vasta al respecto. "Tomado de Piaget que hablaba de representación refiriéndose a ciertos significados mentales que constituían un significante, ahora se habla de representaciones sociales (Tamayo, Navarro)" con el que igualmente se identifican algunos significantes sociales que responden a procesos concretos. Son muchos los conceptos desde la ciencias sociales sobre el tema al respecto, esta crónica responde a lo que he vivido en mes y medio en el Bronx de Medellín.

"Los habitantes en condición de calle se adueñaron del sector, entre Cúcuta y La Paz, el 30 de agosto de 2018. Al estilo de Bogotá, bautizaron la toma como “El Bronx”. La invasión tomó fama en el país y, en cuestión de semanas, se multiplicaron sus ocupantes" (Revista Semana). 

Está no es una zona de exclusión, fue el deseo voluntario y la decisión colectiva de personas que fueron perseguidas de sus lugares habituales, ollas de vicio, zonas urbanas abandonadas donde permanecían  y a las que no se les ha dado salida,  por alienación o decisión propia muchas, quienes  decidieron tomar este sitio y del que no quieren salir. Hay personas sin estudio, otras que los tuvieron de todos los niveles: Bachilleres, profesionales con maestrías, algunos con carreras técnicas.....en fin. Es un verdadero cuadro  social de todos los colores. Habrá que investigar cómo se dio esta toma y por qué.

Realmente va desde el hotel Nutibara, la 52D, tomando como referencia un costado de la plaza Botero, por debajo de la vía del metro, hasta la zona de las funerarias, adelante de la carrera la Paz, incluyendo cada carrera que la enfrenta, de cada una de estas, puede uno contar siete cuadras abajo, al final, es todo un laberinto urbano, caótico, un cuadrante muy grande, para buena parte de la sociedad un lunar que no quieren admitir de ninguna manera, lo desconocen por total, una olla como lo llaman. Qué se siente cuando se llega a este lugar. Miedo, zozobra, sorpresa, realmente quedé interpérrito. Quien me trajo por primera vez advirtiéndome, me dio un consejo que fue un salvavidas: No mire a nadie a la cara, todos se sienten perseguidos y acusados a pesar de la aparente permisibilidades, al frente como los soldados. Caminé con mucha expectativa, viendo la infinidad de cuadros: Vendedores de todo tipo de cachivaches: Ropa usada, zapatos, herramienta, celulares viejos, adminículos que no logre identificar, alucinógenos de todo tipo; además, prostitución; venta de carne y pescado fresca a unos precios que asustan por lo baratos. Es una mezcla de sobrevivientes comerciales, pequeños, constantes, hábiles. Los negocios con local, son variopintos y con el tiempo se aprende que hay desde sitios donde se vende alta calidad hasta otros de bajo precio y oferta. Lógico: Bares, música a la lata, sitios irreconocibles e inclasificables y muchos hoteles o moteles, curiosamente algunos con todos los servicios y no tan lumpen como se imagina el común.   

Lo recorrí en gran parte, sorprendido por el espectáculo de crisis, la inmensa variedad de imágenes tristes, personas en el suelo consumiendo Bazuca, menores de edad, muchas niñas, unas todavía conservan su belleza amilanada por estos estertores, vendedores a granel de pepas, alucinógenos desconocidos, jóvenes con  pegantes y algunas bebidas en pequeñas botellas. Había de todo como en botica. Fui comprendiendo que este sitio es una cosa en la mañana, otra en la tarde, al final de la tarde y una muy diferente al amanecer. Con el tiempo se identifican una  gama de personajes, que después describiré. Llegué como a las 3 y a eso de las cinco emprendí la búsqueda de hotel. Solo dos mudas de ropa y dos libros. 

El primer día fue una incógnita. Me quede en un hotel que en mi parecer para el lugar es muy bueno y con todos las comodidades. Barato y cómodo, segundo y tercer piso, bien alineados cada uno, limpios, con piezas buenas, televisor con muchos canales, agua caliente y buena atención . Un oasis para el lugar.  En la próxima crónica hablaré de los 13 primeros días. 

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