viernes, 12 de diciembre de 2025

QUERIDAS LECTORAS QUERIDOS LECTORES (ANAGRAMA 5 DE DICIREMBRE 2025)

 

Iglú fotografiado por Cas Oorthuys en 1962 © Aldo + Hannie van Eyck Foundation.

El 19 de julio de 1953, el arquitecto Aldo van Eyck, conocido por crear los parques infantiles más populares del mundo, escuchó por primera vez la palabra «umbral» en el IX Congreso Internacional de Arquitectura Moderna, en Aix-en-Provence. «El flechazo llegó al ver unas fotografías de críos jugando frente a sus casas en un barrio al este de Londres tomadas por los arquitectos Alison y Peter Smithson, expuestas en la charla del matrimonio a propósito de un proyecto de rehabilitación de un barrio con casas jardín», así lo describe Noelia Ramírez en Nadie me esperaba aquí y añade que lo más fascinante para Van Eyck fue ver cómo los espacios deshacían la polaridad entre lo individual y lo colectivo. Esa idea se encontró con las propuestas del nuevo brutalismo, el movimiento que estaban fundando Alison y Peter Smithson, influidos a su vez por Le Corbusier y Mies van der Rohe. Para los Smithson, la arquitectura era «el resultado directo de un modo de vida, una afinidad entre la construcción y el ser humano».



            Alison y Peter Smithson © Sam Lambert / RIBA.

Aunque Van Eyck ya había diseñado treinta espacios urbanos de juego infantil, la idea del umbral le ofrecía la posibilidad de incorporar en su arquitectura una nueva conciencia, idea que materializó en el orfanato municipal de Ámsterdam, donde creó una ciudad ideal en un microcosmos para ciento cincuenta niños. El edificio parece una ciudadela o un laberinto, compuesto por muchos espacios interiores y exteriores interconectados en un orden complejo que acaba por fundirlos unos en otros, de forma casi imperceptible. Van Eyck desarmó la frontera entre el edificio y la ciudad, convencido de que lo privado y lo colectivo están estrechamente vinculados. En otras palabras: creó la arquitectura del umbral o, como afirma Ramírez, «se atrevió a definir una nueva conciencia de lo que queda en medio».

                                El orfanato diseñado por Van Eyck © Doctor Casino.

La periodista Noelia Ramírez convierte el descubrimiento de Van Eyck en una suerte de poética y se sirve de la metáfora del umbral para escribir su ensayo Nadie me esperaba aquí, en el que reflexiona sobre la reconciliación con nuestros orígenes y el privilegio. Proveniente de una familia andaluza que se instaló en Cataluña en busca de mejores oportunidades, pone de manifiesto cómo ha tenido que disfrazar sus raíces y su propia identidad para ganar capital social y cómo es esta la única manera en la que las voces de la periferia logran acceder al centro del discurso cultural. En ese orfanato que funciona como un umbral, ve la posibilidad de dar un significado a un espacio sin definir.


¿Cómo habitar la categoría sin categoría, ese espacio que no es ningún espacio? El de ser «casi catalana», «casi charnega», «casi pija», «casi choni», «casi víctima», «casi vengadora», «casi madre», «casi escritora»; ese «casi» en el que la categoría nunca es completa y reconocible para los demás. Nadie me esperaba aquí crea, con palabras, ese nuevo espacio que Van Eyck concibió a través de la arquitectura: ¿funciona el texto como refugio para las personas que no lo tienen en su familia, identidad, trabajo o clase?.

                              Instalación Casi, de Ignasi Aballí, 2024 © CAAC.

Ramírez, que proviene de la Barcelona de extrarradio, que viene «de pobre» y ha conseguido «infiltrarse» en espacios en los que nadie lo esperaba, mira a Van Eyck como una posibilidad, una esperanza y una promesa. ¿Se puede crear una simbiosis armónica entre la idea del afuera y del adentro?.

PILDORAS

PARA ESTYAR AL DÍA

El amor de una madre

Ramírez está convencida de que fue la madre de Van Eyck, Nelly Estelle Benjamins, quien le transmitió esa emoción por el umbral: una mujer de origen judío y latino que se había criado en Surinam y que apuntó a su hijo a una escuela antiautoritaria. El amor de la madre es fundamental, porque es un amor que enseña. En Nadie me esperaba aquí, la enfermedad y la pérdida de su madre son una prueba más de que las despedidas, también hoy en día, se alcanzan mediante el estatus y el dinero. Sin ellos, «no hay madre mágica posible», sino un largo pasillo hacia la muerte que demuestra que «despedirse, en la sociedad capitalista, también es una cuestión de clase y entorno».

         Julianne Moore y Tilda Swinton en La habitación de al lado, dirigida por Pedro Almodóvar, que            gira en torno al tema de la eutanasia (2024).


La obra de una madre
En la exposición Tarros de Chutney, Bobby Baker creó una performance donde mostraba tarros de conserva elaborados por ella, en los que se combinaban «la gratificación de la productividad, el valor de preservar algo, la funcionalidad a la hora de favorecer la economía doméstica […] y el placer estético de contemplar la instalación que los tarros formaban una vez colocados en la estantería», como narra María Arranz en El delantal y la maza. Ramírez terminó de escribir su libro al lado de una instalación igual que esa, pero firmada por otra autora: su madre, entonces ya ausente. Uno de esos tarros lleva el nombre de Noelia, en una conserva que su madre hizo para ella. «Ahí está, en mi despensa, dedicada, una de sus últimas grandes obras.»

FUERA
DE PAGINA

Diez autores responden: ¿qué tienes en la mesa donde escribes?
Juan Tallón, Paulina Flores, Mario Obrero, Juan Villoro, Luis López Carrasco, Esther García Llovet, Camila Fabbri, Ariana Harwicz, Cynthia Rimsky y Andrés Barba se someten a un cuestionario de diez preguntas. Esta es la primera entrega.



Guadalupe Nettel y María Gainza, ganadoras del Premio Jan Michalski y Narrativas a Escena
Celebramos, con mucha ilusión, dos galardones para dos autoras de Anagrama.

La hija única, de Guadalupe Nettel, se ha hecho con el Premio Jan Michalski, concedido cada año por la homónima fundación suiza, un prestigioso reconocimiento literario de carácter multicultural.

La obra Un puñado de flechas, de María Gainza, ha sido elegida por el jurado del Premio Narrativas a Escena, formado por Marc Caellas, Verónica Nieto y Dunia Gras, para su adaptación al teatro en el marco de la quinta edición del Festival KM Amèrica que se celebrará en Barcelona en junio de 2026. 

¡Enhorabuena para ambas






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