Hay amigos y hechos del pasado que es imposible
olvidar. El olvido que es el peor de los males, no ha logrado enquistarse para
eliminar aquellos momentos que me permiten soportar este atribulado presente en
un país donde la muerte prima y la esperanza se bate contra todos los pronósticos
trágicos y sigue campeando a la espera de mejores signos vitales.
Hace más de cinco años nació este blog, gracias a la sabiduría
de Marcelo Mejía, que ha sido un precoz
en materia tecnológica, experto en estas lides. Abrió
el computador, se conectó a la red y me dijo: Ahora ya no dependes de los
medios para publicar sus inquietudes, aquí le regalo este juguete. Desde este
día he escrito con asiduidad mi blog, sobre temas variopintos.
Hace nueve años en Manizales Colombia, reverberaba un
deseo de hacer ciudad, de promover algún hecho cultural. Con dos amigos
entrañables un día cualquiera en medio de una conversación casual, decidimos
crear un periódico que rescatará la importancia que tuvo la ciudad en material literaria
y que a la vez fuera vehículo para tratar temas de trascendencia desde lo local.
El periódico, que debería salir cada mes en forma gratuita se llamó: “Ludimia”;
nombre que más tarde tome para mi blog de literatura. Con un esfuerzo típico para
este tipo de proyectos, como suele suceder siempre: sin dinero, sin apoyo,
nadie por supuesto creía en la revista, se editó el primer número, pese a todas
las adversidades. Tenía dos componentes importantes: Fue el primer periódico gratuito
del país, en esta época no había en Colombia ningún periódico de este tipo.
Ludimia fue una revolución. La otra, Buscaba sacudir los estamentos locales de un
letargo cultural muy peligroso que a juicio nuestro constituía
el peor problema de la cultura en la ciudad. En este contexto el primer editorial arremetió
contra la clase dirigente de la ciudad, llamándola mediocre y que no correspondía
al talante cultural que alguna vez fue orgullo de Manizales, ni era responsable
con la herencia recibida por sus ancestros. El segundo propósito era decirle a
eso que se llaman las reservas morales que, en materia cultural solo quedaba el
cuento, pues no teníamos realmente nada culturalmente hablando, ni una
actividad seria para mostrarle al país y al mundo, no había nada, estábamos en
un vacío sin precedentes.
Carlos Julio González y Luis Fernando Zuluaga Potes,
fueron mis acompañantes. Realmente la idea vino del loco Potes. CJG, en ese
momento escribía los comentarios de cine en papel Salmon, suplemento cultural
del periódico la patria de Manizales. Es un hombre altísimo, con una pinta de
porteño, con rostro de James Boom, como
todos los porteños de rasgos muy Italianos, con una sonrisa a flor de piel, repentista,
siempre con un optimismo sin precedentes, acompañado de un discurso
contestatario contra la ciudad de Manizales, que en el momento no asumía el
papel que le tocaba, pues según su entender, esta generación se había vuelto consumista,
arribista y poco le importaba el patrimonio cultural heredado.
Luis Fernando parece un personaje de otro planeta. Es
un hombre culto, de lecturas muy especiales, conectado con el universo y que
vibra en tonos poco comunes. Es un Manizalita a carta cabal a pesar de ser un crítico
mordaz de esta ciudad, que en sus términos no ha pasado el examen histórico que
le corresponde, es buena para vivir y pare de contar, como suele decir.
Estos dos personajes son mis amigos del alma. Con
ellos viví experiencias inenarrables. Tomamos fotografías del último puente de
la colonia de ruta emprendida por los colonizadores y del mismo Jorge Robledo
en épocas de la conquista Española, que se publicaron en el primer número, en
circunstancias absolutamente locas, lo que le permitió a CJG escribir una crónica
hermosa sobre el tema. En casi todos los números este fue el estilo de la
publicación y su edición, nos llevó en la mayoría de las veces a realizar tareas
difíciles circunstancias que ahora no recuerdo con exactitud, pero que hoy no vale la pena traer a cuento, pero que en todo caso aceptamos sin reparos, pues en el fondo tenemos un espíritu
de aventureros que no corresponde a este tiempo basado sólo en resultados
prácticos. En el primer consejo editorial se escogió un director de la
publicación. Carlos Julio, insinuó a Armando Valencia, un filósofo y poeta de
todo nuestro gusto, con la personalidad para tomar decisiones autónomas y el carácter
para hacerlas respetar. Este hombre, también amigo incondicional fue nuestro
director en las cuatro ediciones.
Nuestro punto de convergencia siempre ha sido la
lectura. Cada uno se ha especializado en temas diversos, pero en el fondo sólo somos
amantes del conocimiento y de la buena literatura. Fernando es un megalómano irreverente.
Conoce los bemoles de los compositores clásicos que muy pocos manejan y realmente
nos ha entregado algunas claves relevantes para gozar mejor de la música; Carlos
Julio trabaja temas puntuales y se va hasta las últimas consecuencias; Armando
es un estudioso acucioso, con una prosa clara, concisa y con los matices de un
poeta, lo que le da a sus escritos un ritmo y estructura literaria de corte muy
clásico, fuera de serie, pues en el
fondo es un poeta al que no se le dan los reconocimientos que merece.
Carlos Julio es un hombre de propósitos. Hoy está
dedicado a la catedra y a la antropología con una pasión desmesurada. Para mí
es una pluma exquisita, actualmente estudia el tema de la brujería y la antropología. Sugiero
que debería leer lo escrito por uno de los conocedores más grandes del mismo en
Colombia: Pedro Gómez Valderrama, escritor Santandereano, autor de una de las
novelas más bellas de los años 60 del siglo pasado: “La otra raya del tigre”.
Volviendo al propósito de esta pequeña crónica. En el
día de ayer nos reunimos en un café de la ciudad y decidimos revivir la
revista. Es una decisión que no tiene reverso y esta semana quedará listo el
consejo editorial, el director y la fecha de publicación.
Espero en menos de un mes ir informando sobre el tema
y solo queda la esperanza que la revista
sobreviva siquiera un año. A mis amigos solo queda decirles que le pido a la
vida seguir encontrándolos, no importa que nos esté deparando pues esta siendo trágica no deja de ser hermosa.
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