domingo, 13 de marzo de 2011

EL CASO ALDO MORO

Las sorprendentes declaraciones del psiquiatra estadounidense Steve Pieczenik al diario La Stampa, de Turín, en el sentido de que 30 años atrás manipuló al grupo terrorista Brigadas Rojas para que asesinara al político democristiano Aldo Moro, podrían ser una densa cortina de humo para ocultar a los verdaderos autores intelectuales de aquel crimen que conmovió a Italia y que se sabe fue planificado por la organización anticomunista conocida como Gladio Roberto Bardini.

Muchas columnas y ensayos se han producido en España e Italia por la reedición de este emblemático libro escrito hace treinta tres años, sobre el asesinato de Aldo Moro por parte de las brigadas Rojas escrito por Leonardo Sciascia. “El 9 de mayo se cumplieron treinta años de la ejecución del Presidente de la Democracia Cristiana Aldo Moro a manos de las Brigadas Rojas. Según éstas el Tribunal del Pueblo había dictado sentencia de pena de muerte contra el representante italiano del EIM (Estado Imperialista de las Multinacionales). Tras asesinar a sus cinco escoltas, las Brigadas Rojas secuestraron a Aldo Moro el 16 de marzo, justo el día en que se dirigía al congreso italiano para ratificar el que fue su mayor logro y su mayor error: la coalición de gobierno formada por la Democracia Cristiana y el Partido Comunista. Su cadáver fue encontrado en el maletero de un coche estacionado a medio camino entre las sedes de ambos partidos.”

Reacción igual ha tenido la publicación del texto. “Anatomía de un instante”, entre novela y realidad de Javier Cercas, que revive el golpe de estado que intento restablecer el Franquismo en España, reflejando la intima cohabitación entre periodismo y literatura. Uno se pregunta si la Ilíada, poema épico, es más importante que los hechos reales sucedidos en Troya, la memoria de los historiadores nunca se sobrepondrá al texto de Homero, que permanece incólume, pese al tiempo.

Eugenio Sánchez en su Blog recuerda con absoluta lucidez: “Sciascia relaciona el caso Moro con el universo borgiano. Cree que el caso Moro puede leerse con las mismas claves que Borges utiliza en Pierre Menard. Recuérdese que el Quijote de Pierre Menard es totalmente diferente del de Cervantes aún siendo equivalente letra por letra. Lo mismo ocurre con lo publicado sobre Moro. Los hechos sobre los que podría recaer el fundamento de una lectura definitiva han desaparecido, se han fugado. El caso Moro deviene literatura, y, por tanto, texto infinitamente interpretable.”

Javier Fernandez Castro escribe: Quienes conocen la obra de Leonardo Sciascia ya saben de antemano lo que van a encontrar en este libro: una reconstrucción rigurosa y honesta de aquel crimen de Estado basada, de un lado, en datos tan objetivos como puedan ser los comunicados de las Brigadas Rojas y las cartas escritas de puño y letra por el propio Moro (cincuenta conocidas, setenta según determinadas fuentes). Es decir, hechos incuestionablemente objetivos. La otra apoyatura en el desarrollo de El caso Moro es el profundo conocimiento que poseía Sciascia acerca de la "cosa nostra", un término que él utiliza para referirse a la Mafia, pero también a la sempiterna forma de ser italiana. Y en este segundo sentido es fascinante su elaboración del concepto "familia". Partiendo de la lógica angustia que le produce a Aldo Moro la suerte que correrán su mujer y sus hijos cuando se consume una ejecución que ya ve inevitable, Sciascia va ampliando los significados de este término tan ancestral y profundo y los hace extensivos al entorno del condenado, a los círculos del poder fáctico y el de las instituciones en que él se encarnaba y acaba proponiendo un concepto muy particular de Estado, pues éste pasa a ser una "familia/Estado" donde late lo más profundo e imperecedero de "lo italiano".

Otra fascinante elaboración es la que lleva a cabo Sciascia para transmitir el concepto de paso del tiempo, o de la existencia de un antes y un después. Sciascia se lo atribuye a Pier Paolo Pasolini, pero nos suena como experiencia propia a todos cuantos somos ya veteranos y la infancia es, desde hace tiempo, un recuerdo cada vez más lejano: para ellos dos (Pasolini e Sciascia) y para nosotros los veteranos, el cómputo del tiempo puede quedar plásticamente encarnado en la desaparición de las luciérnagas. "A principios de los años sesenta [y cito a Sciascia citando a Pasolini] debido a la contaminación [...] las luciérnagas empezaron a desaparecer. El fenómeno fue fulminante. A los pocos años no quedaba una. Ahora son un recuerdo muy doloroso del pasado, y un anciano que lo tenga no podrá reconocerse en los jóvenes de hoy, ni sentir por tanto las nostalgias del ayer)".

Para mí la publicación del texto sobrepasa los aspectos históricos y las motivaciones políticas, sin desconocerlas. La verdad, se pone en cuestión, el relato refleja el entramado, entre el poder del estado y los hechos, donde el texto constituye un cuerpo por encima de estos. El hecho sirve para encubrir actos aun más terribles que el secuestro mismo, pues el acto mismo constituye el pretexto para que el poder muestre su peor cara. Como el once de septiembre los efectos son más injustos que la misma catástrofe.

Abra que recordar también la publicación del mismo autor de Leonardo Sciascia : Actas relativas a la muerte de Raymond Roussel. Recuerda Eugenio en el mismo Blog: Este libro busca en esencia: “poner de manifiesto un motivo recurrente en su obra literaria: las sutiles y vergonzosas maniobras del fascismo para deformar la realidad y ocultar la verdad.”

Pertinente ahora con el caso Berlusconi, volver a leer a este autor emblemático de Italia y enfrentado a los poderes de una sociedad absolutamente corrupta. El arma predilecta, el periodismo, la misma literatura. Como siempre esta perdurará por encima de los hechos, que una vez ocurridos, son deformados por el infinito de relatos .





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