La feria será
inaugurada el próximo martes por los presidentes de Colombia, Juan Manuel
Santos, y de Perú, Ollanta Humala, y tendrá como gran figura al Premio Nobel de
Literatura de 2010, Mario Vargas Llosa, a la cabeza de una delegación de 60
escritores. Perú como país invitado
realmente constituye un plato gourmet para los amantes de la buena literatura y de la lectura en general. Este
evento no solo convoca a las mejores editoriales y libreros, sino que es punto
de reflexión sobre lo que pasa en el mundo literario con invitados realmente fuera
de serie. El nobel peruano disertará no solo sobre su obra sino tocaré temas
polémicos como suele suceder en su caso. Espero hable con más extensión sobre
la obra de Gabriel García Márquez, que conoce extensamente. Su última novela “El
héroe discreto “demuestra una vigencia incuestionable y de hecho tenemos
escritor para mucho tiempo.
El evento ferial
constituye un esfuerzo descomunal y un aporte sin igual alrededor del libro. los
organizadores de la Filbo estiman que este año recibirán en Corferias a cerca
de 430.000 visitantes, habrá 420 expositores y se llevarán a cabo alrededor de
1.300 actos culturales:
La revista “Arcadia”
tiene un número especial sobre la feria excelente y completo, que incluye
entrevistas y comentarios muy amplios sobre el evento ferial:
Reproduzco la
entrevista realizada al nobel peruano tomado del periódico "El comercio" de Lima que me
parece un buen abrebocas al evento:
Por: Fernando Lozano
Chávez* Lima
Publicado el: 2014-04-22
Mientras el fotógrafo y
yo subíamos seis pisos en el ascensor que nos llevaría a encontrarnos con Mario
Vargas Llosa –el escritor puntal del boom latinoamericano, el excandidato
presidencial derrotado, el sartrecillo valiente, Zavalita, el premio nobel de
literatura 2010–, pensaba en cómo nos recibiría. Recordaba que hacía poco le
había escuchado decir -elegantemente- que detestaba las entrevistas y que
luchaba por lo que él llama “defender su tiempo”. ¿Con qué cara uno le impide
al novelista más importante de la lengua castellana en la actualidad seguir
ejerciendo su labor? Ya arriba, en la morada del héroe (nombre provisional
tomado de La ciudad y los perros, su primera novela), un amplio departamento en
el distrito costero de Barranco, frente al mar de Lima, las dudas se despejaron
con el cálido abrazo del atardecer que entraba de lleno a la terraza donde nos
iba a recibir. Antes de ese lugar, a la derecha, está una oficina llena de
papeles, libros y cosas que se serán donados a su casa-museo en Arequipa. A la
izquierda, su imponente biblioteca, con miles de ejemplares. Vargas Llosa
apareció al instante y lo primero que hizo fue aterrizar la imagen que tenía de
él con un apretón no muy fuerte pero firme y amable. “¡No me digas! ¿Treinta
restaurantes peruanos en Bogotá? Qué divertido, es una colonización,
prácticamente”, bromeó comentando las incursión de la gastronomía peruana en la
FILBo y en la ciudad.
Lituma, don Rigoberto,
doña Lucrecia, Fonchito. Ahora Felícito Yanaqué. Ellos le dan vida al El héroe
discreto, su última novela, un compendio de su obra, un repaso por sus
cincuenta años de carrera.
¿Lituma es, quizá, su
personaje más querido?
Pues al menos es uno de
los más antiguos. Aparece en los primeros cuentos que escribí y siempre he
sentido que nunca lo había agotado totalmente, que daba más de sí en las
historias en las que aparecía. Es un personaje por el que siento mucho cariño
pero es más bien menor, secundario. Una persona más bien insignificante,
diríamos, pero al mismo tiempo de buena entraña, que tiene un sentido de la
verdad y la justicia. Siempre he sentido mucha simpatía por él. Por otra parte,
me parece muy representativo de lo que es el hombre común y corriente.
La novela lo rescata a
él y a otros personajes memorables de su obra. ¿Esa fue la intención?
La idea inicial de la
novela fue la de contar la historia de un empresario de origen humilde que un
día es chantajeado por una mafia local y que se resiste a aceptar el chantaje e
incluso lo desafía poniendo un aviso en un periódico local diciendo que no va a
pagar los cupos que le piden. Y no era una idea original ya que la oí en una
radio, era algo que había ocurrido en Trujillo. Yo pasé la historia a Piura
porque es un lugar que conozco más. Como me ha ocurrido en otras novelas, de
pronto, cuando empecé a trabajar, sentí la necesidad de añadirle otra historia,
establecer una especie de contrapunto, y así surgió la historia de don
Rigoberto, que la tenía en la cabeza durante mucho tiempo.
¿Le suele pasar eso?
¿Que sus personajes se le cuelan en la escritura?
Me ha ocurrido eso
siempre cuando escribo novelas. Se me va complicando, bifurcando la historia, y
entonces me ocurre con mis personajes una cosa curiosa: algunos desaparecen con
la historia en que aparecieron y otros me quedan dando vueltas y se muestran
cuando tengo una historia en marcha, como ofreciéndose voluntarios. Es un
proceso bastante misterioso para mí, ¿por qué unos personajes me quedan vivos
en la memoria y por qué otros no?, la verdad que no sabría explicarlo.
¿Cuál es el sentido de
El héroe discreto?
Es una novela –lo veo
ahora más claro que cuando la estaba escribiendo- que quiere exaltar ese tipo
de personajes que son más bien anónimos: el hombre común, que tiene un sentido
justiciero, de decencia cívica, moral. No es el héroe de grandes hazañas
épicas, sino el héroe discreto, que aparece apenas perdido entre la masa, pero
que, sin embargo, representa unas virtudes cívicas que son las que dan a un
país grandeza, decencia. Creo que Lituma es de la misma especie que Felícito
Yanaqué, como de cierta forma don Ismael, el empresario que se casa con su
sirvienta, que desafía la mentalidad del medio al que pertenece. No tenía muy
claro eso cuando comencé a escribir, pero la intuición, que es muy importante
para un escritor, me fue empujando por ahí.
¿Le falta la gran
novela sobre Lituma?
Vamos a ver, quién
sabe, pero probablemente Lituma no desaparezca todavía.
Cuando uno lee la
novela es inevitable estremecerse con esa historia de extorsiones, algo tan
común hoy día…
Ahora es una realidad,
por desgracia, no solo en el Perú, sino en América Latina y en el mundo, la
presencia de las mafias con gran influencia en la vida económica, la vida
política. Es como una especie de Estado paralelo, de sociedad paralela, que
tiene en algunos casos, especialmente cuando esa mafia está alimentada por el
negocio del narcotráfico, gran poder económico y de destrucción de las
instituciones. Ese fenómeno en los últimos años en el Perú ha crecido de manera
extraordinaria.
¿Cómo describiría esta
carrera de más de cincuenta años?
Bueno, hay que tener
una distancia para eso. Yo estoy todavía en la carrera, ya no corriendo con
tanta rapidez como cuando era más joven, pero ahí estoy, todavía no me he
retirado, todavía estoy lleno de proyectos literarios. Para mí la literatura ha
sido una gran aventura. Cada libro que he escrito, aparte de contar una
historia, ha sido vivir una historia determinada durante una época, moverme en
cierto medio, leer ciertas cosas, visitar ciertos lugares, y todas esas han
sido experiencias muy enriquecedoras. Y tengo mucho más claras, digamos, a
través de los libros que he escrito las cosas que he vivido, que si tratara de
hacer una síntesis de mi vida prescindiendo de la literatura.
Cuando era joven, ¿soñó
con todo lo que ha conseguido?
No, cuando comencé a
escribir, la vida de un escritor peruano y latinoamericano era muy difícil,
casi no había editoriales, era muy complicado editar un libro. Pensaba que iba
a tener una vida de mucha limitación, de muchas dificultades para escribir, que
era lo normal en esa época. Lo que nunca hubiera soñado es que en algún momento
podía dedicarme solo a escribir. Eso era algo imposible cuando era joven, a
menos que hubiera nacido rico, millonario. Eso ha ido saliendo de una manera
sorprendente. En ese sentido sí, mi vida ha sido muy distinta de lo que he
podido imaginar. He tenido mucha suerte.
Cortázar celebraba
desde La casa verde su atrevimiento para usar nuevas técnicas. ¿Hay todavía
espacio para innovar en la novela?
Creo que sí, yo creo
que siempre habrá espacio porque la vida va cambiando y las técnicas tratan de
mostrar justamente todas esas nuevas formas de vida o de conocimiento de la
vida que se pueden volcar en una novela. En esos cambios justamente es donde nosotros
necesitamos nuevas técnicas y nuevas formas de contar que expresen esas nuevas
posibilidades, nuevas maneras de relacionarse.
¿Cree que la novela se
pueda sostener con estos nuevos libros transmedia?
Bueno, no será novela
ya, será otra cosa distinta. Creo que un fenómeno interesante es el de las
series en la pequeña pantalla, en internet, que es una continuación los
folletines del siglo XIX, las novelas por entrega. Hoy con el apoyo de la
tecnología se ha creado un género nuevo que tiene un enorme impacto. Es
audiovisual… Si eso va a reemplazar a la literatura… yo espero que no, espero
que la literatura sobreviva y coexista con esas otras formas narrativas de
nuestra actualidad. Creo que deberíamos hacer un esfuerzo para que la
literatura no desapareciera, no fuera devorada por la cultura audiovisual de
nuestro tiempo.
Cuando está fuera, ¿le
entusiasma volver a Lima?
Me entusiasma pues
tengo muchas cosas que extrañar en Lima: parte de mi familia, mi casa, mis
libros, mis amigos, hay un paisaje que forma parte de mí, pero al mismo tiempo
tengo parte de mi vida hecha en el extranjero. En realidad, me siento en mi
casa donde esté, siempre que pueda escribir, leer, hacer las cosas que a mí me
gustan.
¿Cree que la literatura
peruana goza de buena salud?
Se necesita una
perspectiva, pero sí hay indicios de que es un momento importante. Creo que
nunca ha habido tantos escritores peruanos activos como hoy en día; cada vez
surgen nuevos jóvenes que escriben novelas, cuentos, poesía, teatro; hay una
efervescencia continua, y no solamente en Lima, también en provincia, donde hay
una carencia es en publicaciones literarias, revistas. Antes la prensa tenía
páginas de suplementos literarios de buen nivel, eso prácticamente ha
desaparecido.
Hace poco vimos el fenómeno
de Jeremías Gamboa, a quien algunos cuestionaron porque ya era famoso antes de
haber lanzado su libro…
Tuve la suerte de leer
su manuscrito [Contarlo todo, PRHM]. Creo no equivocarme si pienso que es una
novela que va a quedar, es una novela ambiciosa y muy representativa de lo que
es el Perú hoy. Creo que ha encontrado una historia, una manera de contar una
historia tan cambiada de nuestros días. Creo que uno puede apostar por el
futuro de Jeremías como un escritor importante que va a dejar una obra que va a
contar. La obra ha sido muy controvertida, eso es bueno, es la mejor forma de
argumentar que está viva.
¿Para cuándo tendremos
su próxima obra?
He escrito una obra de
teatro en la que he trabajado el último año, que se llama Los cuentos de la peste,
que no es una adaptación del Decameron, de Bocaccio, pero sí está inspirada en
este. Son unas historias de un grupo de jóvenes que escapan de Florencia, que
está siendo arrasada por la peste, se enclaustran en un jardín y escapan a lo
imaginario contando cuentos para huir de esa terrible realidad. La he terminado
hace muy poco. Si todo sale como está proyectado debería estrenarse a fin de
año en Madrid.
Cuándo termina una
obra, ¿cuánto tiempo se demora para empezar la siguiente?
Procuro empezar inmediatamente.
No me gusta ese vacío entre dos obras, para mí es angustioso. Procuro empezar
aunque todavía esté muy impregnado de la obra en la que estaba trabajando, para
evitar esa sensación un poco desagradable, muy desmoralizante, así que ya estoy
trabajando en algo.
¿Todavía se pasea por
librerías?
Sí, mucho, en el Perú
es más complicado porque me reconoce la gente, pero voy mucho a librerías y
compro muchos libros siempre, aunque sé que no tendré tiempo de leerlos todos.
Un amigo mío decía que siempre hay más posibilidad de que leas un libro que
tienes en tu biblioteca que si se ha quedado en la librería.
Si no es invadir su
privacidad, ¿se puede saber por qué lleva ese parchecito en el rostro?
Me han operado de un
tumorcito que tenía aquí, me lo han sacado. Ya me operaron de otro hace dos
años, que tenía en la cabeza. Supongo que son productos de la vejez, me
imagino.
¿Está bien de salud?
De salud estoy muy
bien, tocaré madera. Aunque hago muchas cosas tengo una vida bastante
disciplinada mientras puedo, todavía hago mis caminatas y las voy a hacer hasta
el último día [ríe], aunque sea arrastrándome. Yo comienzo muy tempranito,
duermo muy pocas horas, generalmente me despierto a las 5 a.m., leo, hago
ejercicios, y después camino siempre una hora, desde que hay luz. Comienzo el
trabajo del día a esa hora; preparo mi trabajo, sé sobre lo que voy a escribir.
Ese tiempo es muy importante para mí.
* Lima. Periodista de
El Comercio
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