Se cumplen treinta años de
la muerte de Borges, cada segundo alguien está leyendo algún texto suyo y cada
minuto alguien está citándolo, para no hablar de la cantidad de estudios sobre
su obra, ni la infinidad de lectores alrededor de un corpus literario de quien hizo
aportes invaluables a la literatura y que enalteció el papel del lector como
nadie. Es el más universal de los escritores latinoamericanos, pese a la
infinidad de estudios críticos, está lejos de ser abarcado en su totalidad, el
marco de referencias, de lecturas escalonadas que se decantan en cada uno de
sus textos, de citas y alegorías que reflejan a un lector impenitente que solo
imaginó y pensó el mundo a través de las letras, es infinito. Hay una descripción
de Beatriz Sarlo muy exacta: “Borges plantea
problemas que, a primera vista, no esperaríamos encontrar justamente en él, un
escritor hiperculto en cuya obra muchas veces sólo se lee el paradigma de la
literatura alta con sus procedimientos metacríticos de autorreflexión. Así,
Borges estaría todo entero en las grandes cuestiones abiertas por relatos
paradigmáticos como "Pierre Menard, autor del Quijote", donde se pueden
encontrar muchos de los temas que persigue la crítica contemporánea: la teoría
del intertexto, las nociones de enunciado y enunciación, la teoría de la lectura
como escritura y de la escritura como lectura, la crítica a la idea de originalidad
y de influencia”. Cada texto suyo es una incitación a la lectura, la literatura
“es la diversa entonación de unas cuantas metáforas y es verosímil conjeturar
que desde Homero todas las metáforas intimas, necesarias, fueron ya advertidas
y escritas”[1]. Escuche
la magistral conferencia pronunciada por Piglia, que trata de responder,
por qué Borges es un buen escritor. Empieza diciendo que los escritores no
siempre saben lo que quieren hacer, sino lo que quieren no hacer, sabemos que
no podemos escribir pero que en el caso suyo, descartó tantas cosas, que al
final terminó en materia literaria quedando con lo esencial. Para Piglia es el inventor de la literatura fantástica, que Piglia llama ficción especulativa,
no solo la creo sino que invento el procedimiento para que otros la hagan.
Nunca escribió un texto de 10 páginas, “le parecía demasiado extenso”. Borges
vivió entre libros, su vida es una transposición de sus lecturas desde la
escritura en un dialogo inteligente, solo preocupado por los efectos de sus
escritos en el lector. Hay algo
extraordinario en esta disertación, y es la pregunta invertida que trata de responder el escritor argentino
en sus textos: Qué hay de fantástico en la realidad. “pues debe recordarse que
su escritura va de lo fantástico a lo referencial; de alusiones a la lectura a
enumeraciones caóticas; de traducciones desviadas a reelaboración de temas de
otros. En fin, una larga lista de recursos y formas literarias que hacen de la
producción borgiana una propuesta de teoría literaria latinoamericana”[2].
Trabaja expandiendo los espacios de acumulación de lo que lee. Sus textos están
llenos de citas, constituyen recursos a favor del relato, sabiamente expuestas,
no solo denotan una erudición impresionante, sino un aporte novedoso a favor de
la literatura, al relato y la cultura
universal, descubrimos un modo de leer, hay una hermenéutica muy personal que
se decanta en el relato, con todo esto produce algo nuevo, extraordinario, los
textos que lo hicieron tan famoso. En los diarios publicados por Bioy Casares,
hay una cita de noviembre del 56 que lo describe magistralmente. Bioy le
pregunta que si debe escribir un artículo como un cuento, Borges le responde: “Yo
creo que todo debe ser narrativo. Todo debe tener una forma de relato. Silvana
le pregunta, ¿cómo?, ¿los poemas también?, Borges le responde, los poemas
también, debe ser una situación desenlace. Desde luego, puede uno proponerse
escribir algo no narrativo, pero casi siempre fracasará. Para mantener el interés
del lector hay que hacer artículos como cuentos”. La preocupación permanente de
Borges por el lector, por su vigilia, el interés que siempre debemos despertar
alrededor del texto, fue una de sus mayores preocupaciones y de hecho sus
libros son un verdadero manantial, Borges para los amantes de la buena literatura es como un vicio, volvemos a sus textos de manera recurrente, sus lecturas siempre nos lleva a otros textos, desde ellas se inician ciclos muy hermosos alrededor de las letras universales en un camino interminable.
Sigo pensando que la infinidad
de conferencias y entrevistas realizadas
durante más de treinta años, constituyen una obra aparte lejos de ser estudiada
a cabalidad. Con las TIC, están a disposición de los lectores. Me he propuesto
la tarea de hacer un inventario detallado de las mismas que genere un recurso
novedoso para los amantes de su universo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario