sábado, 18 de agosto de 2012

LA CRISIS DE LA LECTURA EN LA JUVENTUD ACTUAL


En Colombia se hizo una encuesta para evaluar a nivel universitario y en los cursos de  educación superior, que leen los estudiantes, con resultados preocupantes. La conclusión después de las  entrevistas a más de mil alumnos,  es que  definitivamente no leen, no les interesa. En consecuencia frente a este hecho, su redacción es pésima.  Me pregunto, cuantas personas leerían hoy  “La montaña mágica” de Tomas Mann o “la Guerra y la paz” de León Tolstoi. Realmente muy pocas.
Es necesario aclarar que me refiero a la lectura-escritura, pues existen muchas formas de lectura  en estos tiempos, por fuera de este concepto tradicional. La televisión, el cine y el internet, son las más comunes.  Cito a manera de ejemplo personal casos como este: en “You Tube”, he visto conferencias de filosofía, de José Pablo Feimann,  que me han enseñado más que muchos textos, además de ser absolutamente agradables. Está claro que constituyen un tipo de lectura diferente al tradicional. Están perfectamente ordenadas, corresponden en mucho sentido a un buen  libro, vienen acompañados de  la ayuda audio-visual que facilita su comprensión.
Nada de esto podrá restarle la importancia que tiene la lectura para cualquier persona.  En el caso personal, no hay placer más grande que sentarse a leer un buen libro.  Estanislao Zuleta, un gran pensador Colombiano dio una conferencia sobre el tema, que se edito con el título  “Sobre la lectura”, que resulta ser uno de los textos más hermosos al respecto.  Se basó en consideraciones encontradas en la primera parte de “Así hablaba Zaratrusta”, en “Ecce Home” y en “Sobre el porvenir de nuestros institutos de enseñanza” de Nietzsche. Recordaba Zuleta: “Acaso ningún escritor haya hecho tan conscientemente como Nietzsche de su estilo, un arte de provocar la buena lectura, una más abierta invitación a descifrar y obligación de interpretar, una más brillante capacidad de arrastrar por el ritmo de la frase y, al mismo tiempo de frenar por el asombro del contenido.”, adelante agregaba citando textualmente al filosofo alemán: “Al final del prólogo de la Genealogía de la moral Nietzsche dice que requiere un lector que se separe por completo de lo que se comprende ahora por el hombre moderno. El hombre moderno es el hombre que está de afán, que quiere rápidamente asimilar; “por el contrario, mi obra requiere de lectores que tengan carácter de vacas, que sean capaces de rumiar, de estar tranquilos”.
Nada resulta más emblemático que esta cita, para comprender estos tiempos. El hombre moderno se informa, no lee. Utiliza escuetamente lo que necesita y el internet se le ha convertido en un instrumento perfecto para este paradigma.  El libro de la intelectual Argentina Beatriz Serlo “Los estudios culturales y la crítica en la encrucijada valorativa” trató el tema con mucha lucidez. La cita lo he tomado de este blog, que ya trató el tema desde otra esclerótica.  Expresa: Los cambios tecnológicos son irreversibles. Vivimos en el ciberespacio, aun cuando vastas minorías en América Latina todavía deben enfrentar obstáculos gigantescos para incorporarse como ciudadanos en una nueva esfera cultural y política que es tan extensa como estratificada. Todavía la lecto-escritura es la clave para descifrar a la palabra escrita incluso cuando ésta se ha liberado del papel, se ha vuelto virtual, fluye libremente por el anillo que llamamos Internet, rodea al mundo como una gigantesca bola de texto o se desliza, sin página, sin principio y sin fin, por las pantallas de las computadoras. El ciberespacio exige una nueva alfabetización. Agrega con vehemencia:


Tomemos el cambio que me parece más denso y espectacular: leer. Ese acto simple que, pese a los problemas socioeconómicos de la alfabetización, damos por sentado, debe ser revisado por completo. La lectura está pasando por un proceso de mutación. Nosotros somos quizás los últimos lectores tradicionales. La lectura es una actividad costosa, en cuanto a las habilidades y el tiempo que requiere. El desciframiento de una superficie escrita exige una atención intensa y concentrada durante un lapso relativamente largo de tiempo. Miramos el texto y miramos dentro del texto.

El tema que traigo a colación tiende a responder está pregunta:  que haremos para que nuestros estudiantes lean. Sarlo decía que la lectura nunca será igual, lo que no significa que no sea importante. En este blog, escribí un texto sobre el futuro de la lectura, de donde he tomado varias citas. La pregunta es como estimular la lectura en los estudiantes. La tarea no es fácil, pero también se ha demostrado que ciertos libros han sido leídos en masa por la juventud aparentemente indiferente. Me refiero a las sagas de Harry Potter y aquellas sobre vampiros. Esto demuestra que con ciertos estímulos, la juventud lee. La responsabilidad no solo es de los maestros y los padres, es de los gobiernos en general. Alguna vez el estado Colombiano patrocinó un colección popular de libros que consideró esencial. Ideas como esta podrán de nuevo estimular la lectura.

En mi casa el libro es importante. La biblioteca ocupa un espacio vital. Se lee, incluso se compra la prensa escrita. Mi hija Isabella de tan solo ocho años, es  una lectora  consumada y precoz. Esto demuestra que el ejemplo es estimulante, de igual manera el ambiente. Alguna vez un padre me preguntó: que hago para que mi hijo lea. Le dije, usted lo hace. Me respondió categoricamente que nunca. El  tampoco lo hara, le consteste.  Esta es tarea de todos. A los gobiernos les queda una responsabilidad, esperamos políticas serias al respecto. Entiendo que el tema es más amplio, pero dejo estas inquietudes sobre el tapete.