martes, 3 de marzo de 2009

DE LAS COMPLEJAS RELACIONES ENTRE LITRATURA Y PSICOANALISIS



La dependencia del psicoanálisis en sus comienzos a la literatura en particular y al arte en general, se hace manifiesto en que, como dice Rancière, el inconsciente freudiano se constituyó en su momento en un “inconsciente estético”, un vapor, por decirlo de alguna manera, que sostenía las obras y el pensamiento del arte del siglo XIX que se abría a una dimensión inusitada de objetos y formas de expresión. Patricio Landaeta Mandones.
El tema ha sido tratado de muchas maneras. Patricia Leyack, para “LA GACETA” de Tucumán, realiza una síntesis del soporte de la literatura en toda la teoría psicoanalítica y su trabajo empieza con lo más simple: “Freud se sirvió en distintos momentos de mitos que la literatura transporta, Edipo, Narciso, Moisés. Incluso el mito de Tótem y Tabú, que Freud inventa, ya está presente en sus notas esenciales en los mitos recogidos por Homero y más tarde por los trágicos. Esos mitos, de los que Freud se sirve, no fueron para él ejemplificaciones de lo que venía elaborando sino más bien la materia prima con la que tejió nudos conceptuales importantísimos.” En materia de hermenéutica y teoría literaria, la herramienta del psicoanálisis es de suma importancia: “el psicoanálisis investiga al sujeto para poder operar a favor de él en la clínica. La literatura inventa sujetos tan vivos como los de carne y hueso en la medida en que, siendo la obra producto de una enunciación singular, alguna verdad siempre se articulará en ella”. En el discurso psicoanalítico la indagación y promoción del sujeto y su deseo no sólo se despliega en la escena analítica sino que pasa al escrito, esta de igual manera sirve para socavar a los personajes dentro de un texto. Quienes más contribuyen en el tema con absoluta profundidad son Deleuze y Guattari: en artículo de Crítica y clínica2, discurre entre las siguientes ideas: Se escribe para no enfermar, para “devenir”, aunque siempre aceche el riesgo de lo contrario, más aún cuando se confía en la equivalencia entre salud y normalidad; se escribe por obligación o “porque no habría forma de no hacerlo. Patricia Landaeta Mardones, es más enfático con respecto a lo descrito por estos dos filósofos franceses: el lenguaje en la literatura deviene práctica política y clínica: de acuerdo a la pareja Guattari-Deleuze, si la literatura es en el fondo una cuestión de salud lo es porque experimenta un afuera de la lengua mayor en la que se está a condición de estar enfermo, alienado. Si la literatura deviene práctica política es, precisamente, porque en el delirio encarna una lucha contra la legalidad del lenguaje. Recordemos que Freud aborda el análisis de una novela corta, «El delirio y los sueños en la Gradiva de W. Jensen» (1906). En este trabajo Freud advierte lo siguiente: «Los poetas son unos aliados valiosísimos y su testimonio ha de estimarse en mucho, pues suelen saber de una multitud de cosas entre cielo y tierra con cuya existencia ni sueña nuestra sabiduría académica». Es en este trabajo donde entrega algunas claves sobre la interpretación que se pueda dar a través del psicoanálisis en una obra literaria: «dirige su atención a lo inconsciente dentro de su propia alma, espía sus posibilidades de desarrollo y le permite la expresión artística en vez de sofocarlas mediante una crítica consciente». Patricia Leyack, establece por ello que Según Freud, la literatura concurriría en una de las formas elaboradas en las que conseguiría destilarse el inconsciente. La obra literaria existiría, de acuerdo a la postura freudiana, el fruto de una sucesión de representaciones que tiene su inicio en una circunstancia psíquica incognoscible directamente y a la que sólo puede hacerse simbolizar a través de continuos despegos. En Colombia, es muy poco lo que se ha trabajado en esta materia, ósea, en la utilización del psicoanálisis como herramienta crítica e interpretativa y de hecho nuestra realidad sobrepasa a la ficción pero está suficientemente reflejada en una gama de obras de una riqueza y simbolismos incuestionable. En la segunda lección de “análisis literario”, un Blog de excelente factura se dice al respecto: La literatura es un hecho social, porque es un producto de consumo. El hecho literario, aparte de un proceso de creación (génesis), y belleza (estructura interna), es un fenómeno que está en la sociedad (función social de la obra). Goldmann, advierte: “la literatura refleja una visión del mundo, con una producción histórica y una materialización social”. Ahondar en este tema desde la esclerótica de la novela colombiana, a la luz del psicoanálisis, es una tarea de antemano cautivante, existen personajes deslumbrantes: Ursula Iguaran, para citar un ejemplo. Esperamos meterle el diente al tema.