viernes, 27 de diciembre de 2013

AQUELLOS AMIGOS DEL ALMA

Hay amigos y hechos del pasado que es imposible olvidar. El olvido que es el peor de los males, no ha logrado enquistarse para eliminar aquellos momentos que me permiten soportar este atribulado presente en un país donde la muerte prima y la esperanza se bate contra todos los pronósticos trágicos y sigue campeando a la espera de mejores signos vitales.
Hace más de cinco años nació este blog, gracias a la sabiduría  de Marcelo Mejía, que ha sido un precoz en materia tecnológica, experto en estas lides.  Abrió el computador, se conectó a la red y me dijo: Ahora ya no dependes de los medios para publicar sus inquietudes, aquí le regalo este juguete. Desde este día he escrito con asiduidad mi blog, sobre temas variopintos.
Hace nueve años en Manizales Colombia, reverberaba un deseo de hacer ciudad, de promover algún hecho cultural. Con dos amigos entrañables un día cualquiera en medio de una conversación casual, decidimos crear un periódico que rescatará la importancia que tuvo la ciudad en material literaria y que a la vez fuera vehículo para tratar temas de trascendencia desde lo local. El periódico, que debería salir cada mes en forma gratuita se llamó: “Ludimia”; nombre que más tarde tome para mi blog de literatura. Con un esfuerzo típico para este tipo de proyectos, como suele suceder siempre: sin dinero, sin apoyo, nadie por supuesto creía en la revista, se editó el primer número, pese a todas las adversidades. Tenía dos componentes importantes: Fue el primer periódico gratuito del país, en esta época no había en Colombia ningún periódico de este tipo. Ludimia fue una revolución. La otra,  Buscaba sacudir los estamentos locales de un letargo cultural muy peligroso que a juicio nuestro  constituía el peor problema de la cultura en la ciudad.  En este contexto el primer editorial arremetió contra la clase dirigente de la ciudad, llamándola mediocre y que no correspondía al talante cultural que alguna vez fue orgullo de Manizales, ni era responsable con la herencia recibida por sus ancestros. El segundo propósito era decirle a eso que se llaman las reservas morales que, en materia cultural solo quedaba el cuento, pues no teníamos realmente nada culturalmente hablando, ni una actividad seria para mostrarle al país y al mundo, no había nada, estábamos en un vacío sin precedentes.
Carlos Julio González y Luis Fernando Zuluaga Potes, fueron mis acompañantes. Realmente la idea vino del loco Potes. CJG, en ese momento escribía los comentarios de cine en papel Salmon, suplemento cultural del periódico la patria de Manizales. Es un hombre altísimo, con una pinta de porteño,  con rostro de James Boom, como todos los porteños de rasgos muy Italianos, con una sonrisa a flor de piel, repentista, siempre con un optimismo sin precedentes, acompañado de un discurso contestatario contra la ciudad de Manizales, que en el momento no asumía el papel que le tocaba, pues según su entender, esta generación se había vuelto consumista, arribista y poco le importaba el patrimonio cultural heredado.
Luis Fernando parece un personaje de otro planeta. Es un hombre culto, de lecturas muy especiales, conectado con el universo y que vibra en tonos poco comunes. Es un Manizalita a carta cabal a pesar de ser un crítico mordaz de esta ciudad, que en sus términos no ha pasado el examen histórico que le corresponde, es buena para vivir y pare de contar, como suele decir.
Estos dos personajes son mis amigos del alma. Con ellos viví experiencias inenarrables. Tomamos fotografías del último puente de la colonia de ruta emprendida por los colonizadores y del mismo Jorge Robledo en épocas de la conquista Española, que se publicaron en el primer número, en circunstancias absolutamente locas, lo que le permitió a CJG escribir una crónica hermosa sobre el tema. En casi todos los números este fue el estilo de la publicación y su edición, nos llevó en la mayoría de las veces a realizar tareas difíciles circunstancias que ahora no recuerdo con exactitud, pero que hoy no vale la pena traer a cuento, pero que en todo caso aceptamos sin reparos, pues en el fondo tenemos un espíritu de aventureros que no corresponde a este tiempo basado sólo en resultados prácticos. En el primer consejo editorial se escogió un director de la publicación. Carlos Julio, insinuó a Armando Valencia, un filósofo y poeta de todo nuestro gusto, con la personalidad para tomar decisiones autónomas y el carácter para hacerlas respetar. Este hombre, también amigo incondicional fue nuestro director en las cuatro ediciones.
Nuestro punto de convergencia siempre ha sido la lectura. Cada uno se ha especializado en temas diversos, pero en el fondo sólo somos amantes del conocimiento y de la buena literatura. Fernando es un megalómano irreverente. Conoce los bemoles de los compositores clásicos que muy pocos manejan y realmente nos ha entregado algunas claves relevantes para gozar mejor de la música; Carlos Julio trabaja temas puntuales y se va hasta las últimas consecuencias; Armando es un estudioso acucioso, con una prosa clara, concisa y con los matices de un poeta, lo que le da a sus escritos un ritmo y estructura literaria de corte muy clásico,  fuera de serie, pues en el fondo es un poeta al que no se le dan los reconocimientos que merece.
Carlos Julio es un hombre de propósitos. Hoy está dedicado a la catedra y a la antropología con una pasión desmesurada. Para mí es una pluma exquisita, actualmente estudia el tema de la brujería y la antropología. Sugiero que debería leer lo escrito por uno de los conocedores más grandes del mismo en Colombia: Pedro Gómez Valderrama, escritor Santandereano, autor de una de las novelas más bellas de los años 60 del siglo pasado: “La otra raya del tigre”.
Volviendo al propósito de esta pequeña crónica. En el día de ayer nos reunimos en un café de la ciudad y decidimos revivir la revista. Es una decisión que no tiene reverso y esta semana quedará listo el consejo editorial, el director y la fecha de publicación.
Espero en menos de un mes ir informando sobre el tema y  solo queda la esperanza que la revista sobreviva siquiera un año. A mis amigos solo queda decirles que le pido a la vida seguir encontrándolos, no importa que nos esté deparando pues esta siendo trágica no deja de ser hermosa.







 [U1]