martes, 13 de julio de 2010

LITERATURA Y BOLERO: SE NOS FUE LA GUILLOT

La muerte de Olga Guillot, nos llena de una tristeza irreparable, no solo por lo que significó como cantante, sino por todo lo que representa para el bolero en Latinoamérica, ahora que parece estar un poco olvidado. Quien es Olga guillo: la intérprete del bolero más emblemática, la voz del bolero. “Después del cielo, Cuba, después de Cuba, Olga Guillot”, escribió el cantautor Agustín Lara, El flaco de oro. El escritor Colombiano Oscar Collazos en un excelente ensayo sobre el bolero se preguntaba: ¿Por qué hay boleros que permanecen en la sensibilidad popular, saltan de una generación a otra y no pierden su vigencia? ¿Qué nombran, de qué hablan para que el tiempo no haga mella en sus letras? ¿Por qué se vuelven clásicos e intemporales? ¿Por qué han durado más que muchos libros, mucho más que la vida de la generación que los escuchó y bailó por vez primera? ¿Se “leen” Agustín Lara y José Antonio Méndez más que los poetas que tuvieron apenas una celebridad de época? La “alta cultura” lo desdeña pero tal vez no haya “intelectual” que no tenga un bolero en su inventario de amores.” Este que es uno de los escritos más hermosos sobre este género, nos recuerda como estamos hechos de bolero, cuales son las conexiones con lo más excelso de nuestra literatura y como es un genero absolutamente importante para entender la realidad Latinoamericana.

Quien era la Guillot. Esta biografia la encontré en la red, de todo lo que aparece, creo que es la más puntual: con más de 60 años de carrera, nació en la oriental provincia de Santiago de Cuba, en una fecha que nunca quiso revelar, pero fuentes cercanas y algunas publicaciones aseguran que fue el 9 de octubre de 1922. De pequeña emigró con su familia a La Habana y pocos años después formó el dueto Hermanitas Guillot con su hermana Ana Luisa, que se presentó con éxito en el programa de radio La corte suprema del arte. En 1938 comenzó su preparación musical con maestros como la soprano Hortensia Cohalla y el cantante Mariano Meléndez. A principios de los años 40 fue segunda voz del cuarteto Siboney, dirigido por la compositora Isolina Carrillo.

DEBUT COMO SOLISTA

El famoso pianista Facundo Rivero, quien también formó parte de dicho cuarteto, descubrió las posibilidades de Olga como solista y la hizo debutar en La Habana en 1945, en el exclusivo Zombie Club.

En 1946 grabó en español Stormy Weather (con el título de Lluvia gris), con la que alcanzó éxito rotundo. Ese año la Asociación de Críticos la eligió “la cancionera más destacada de Cuba”.

Ese hecho sirvió para que Miguelito Valdez la llevara a Nueva York a realizar unas grabaciones para el sello Decca. En 1948, el tenor René Cabell la trajo a México, donde filmó su primera película: La venus de fuego, junto a la mexicana Meche Barba.

La cantante también grabó algunas piezas acompañada de la Orquesta de Gonzalo Curiel. En 1952 y 1953 recorrió casi todo el continente y grabó con el respaldo del pianista y compositor Juan Bruno Tarraza. En 1954 grabó en Cuba un tema que fue su consagración: Miénteme, del mexicano Armando Chamaco Domínguez.

Sólo en Cuba la canción vendió medio millón de copias y en México estuvo entre los primeros lugares. De allí su fama se extendió como pólvora por el resto de América Latina.

Entre 1954 y 1956 ganó tres veces consecutivas el premio de la crítica diaria de Radio y Televisión a la mejor voz femenina de Cuba.

En 1958 trabajó en Europa por primera vez, con giras por Italia, Francia, Alemania y España. Fue en el mundialmente famoso Casino de Palm Beach, en Cannes, donde compartió escenario con la legendaria Edith Piaf.

Cuando abandonó definitivamente Cuba con su única hija Olga María Touzet –hija del compositor René Touzet– radicó temporalmente en Venezuela.

En 1961 se le entregó el Disco de Brillante por sus altas ventas, las más altas en Cuba de 1954 a 1960.

“En Cuba silenciaron mis boleros, quemaron mis programas de radio y televisión, como si no hubiera existido”, declaró Guillot, quien recibió de la Academia de Artes John F. Kennedy de Hollywood el premio Palma de Oro a la mejor bolerista latinoamericana, en 1963.

El 31 de octubre de 1964 realizó su primer e histórico concierto en el Carnegie Hall de Nueva York. Fue la primera artista de habla hispana en presentarse en ese prestigioso teatro.

Poco tiempo después el compositor José Sabre Marroquín la invitó a visitar México y allí, en el país que consideró su segunda patria, vivió más de tres décadas. Su programa en la televisión mexicana, Show de Olga Guillot, se mantuvo durante años en la preferencia del público. De esa emisión surgió otro inmortal de la música, José José, su ahijado artístico.

Pionera de la canción erótica

Cantó al lado de Los Panchos y triunfó en España; llevó la pieza Adoro, de Armando Manzanero, a la fama mundial. También grabó el tema Me muero, me muero, de la mexicana Lolita de la Colina, con la que se le consideró la pionera de la canción erótica.

En 1988 celebró sus bodas de oro como intérprete estelar de la canción melódica. Participó en 16 películas y compartió cartel con Germán Valdés Tin Tan, Pedro Armendáriz y Arturo de Córdoba. Además grabó más de 60 álbumes. Sus canciones más conocidas son La noche alegre, Campanita de Cristal, Lágrimas negras, Bravo, Se acabó, Qué sabes tú y La mujer que te ama, entre una larga lista de interpretaciones. Además, varias calles del mundo llevan su nombre.

Sus últimos 30 años los vivió entre México y su departamento de Miami Beach. Siempre mantuvo una postura crítica al gobierno de los hermanos Castro.

“Olga fue la pionera, una referencia para las demás cantantes cubanas”, dijo Vicky Roig, destacada intérprete del bolero, amiga de Guillot desde hace 50 años.

“Todo lo que quería era regresar a Cuba para cantar en Tropicana”, agregó Roig.

Mo estamos indudablemente en epocas de bolero, nuestros hijos escuchan cosas muy diferentes, las letras de las canciones son casi pornográficas, no se trata de entrar en disputas bizantinas . El bolero tienen mentores muy importantes.  Gabo alguna vez comentó:”Expresa sentimientos y situaciones que a mí me conmueven y que conmovieron a muchísima gente de mi generación. Un bolero puede hacer que los enamorados se quieran más y a mí me basta eso para querer hacer un bolero. Lograr que los enamorados se quieran más, aunque sea un momentico, es culturalmente importante, y si es culturalmente importante es revolucionario”.

Serrat expreso: El bolero es una manera de entender el mundo, que hace énfasis en las sensaciones y las pasiones. Puede ser una interpretación más o menos exagerada, pero está en nosotros, en nuestra cultura. Los latinos tenemos una relación con el bolero que es producto de la manera como nos manejamos en el universo de los sentidos. Es nuestra manera de sentir el amor, el odio, la pasión, el desamparo, la soledad, la necesidad de querer, los vicios, los pecados, las virtudes...

Monsiváis fue más puntual: El bolero, si quiero ser sintético, es mi autobiografía repetitiva. Una y otra vez vuelvo a unos cuantos boleros, porque ahí identifico la dicha, la desdicha, el placer de saber que -pese a todo- he podido tener una vida emotiva, emocional.

Esto no se relaciona con la verdad. La verdad está en otra parte. Se relaciona con la gana de crear una verdad a través de las melodías y las letras. Se relaciona con el placer de sentirse inesperadamente vivo, recordando una relación importante. No de quién se trataba, pues eso es parte de otro problema y la mayor parte de las veces los nombres no vienen a la memoria.

Pero sí el hecho de que era importante y de que la vida emocional es definitiva. Así uno se quede con esas maravillosas briznas de la vida emocional que son los boleros o las canciones rancheras o las sinfonías o lo que uno quiera.”

Ahora, que se nos fue la cantante del bolero, quedará un vacio imposible de llenar, será historia, pero queda el gratísimo consuelo de poderla escuchar cada vez que queramos y volveremos a revivir ese dejo que solo nos suscita el bolero.