Juliano el apostata” es una de las novelas históricas más importantes
de la literatura del siglo XX. Gore
Vidal, quien murió ayer a los 86 años en los Ángeles es su autor. “fue uno de los intelectuales norteamericanos más críticos con la política
oficial de su país, junto con Susan Sontang, Noam Chomsky, o Norman Mailer, con
quien mantuvo sonados enfrentamientos”.
Perteneció a una generación
de escritores comprometida con los grandes temas fue fiel representante de
ella. Con Mailer y Truman, constituían un trípode que irradiaba controversias y
generaba polémicas alrededor de temas de interés nacionales y de la política
norteamericana. Entre sus obras
destacadas se cuentan "La Ciudad y el Pilar de Sal", de 1948;
"Myra Breckinridge", comedia sobre la transexualidad; "Juliano
el Apóstata", imperio y "En
directo del Gólgota", de 1992. Sus momentos de mayor fama los alcanzó en
las décadas de 1960 y 1970.
La mayoría de informes de prensa destacan sus dotes de escritor, pero realmente
su verdadera profesión fue la política. Vidal fue un polemista natural. Siempre
estuvo Fascinado por los debates, era experto en poner el dedo en la llaga
sobre lo divino y lo humano, en temas agudos de la geopolítica internacional y aquellos
concernientes a la política interna norteamericana.
“Juliano el apostata”, me dejó una impresión inenarrable.
Estaba muy joven cuando la leí por
primera vez. Su lectura me suscito una pasión por la historia y las novelas
históricas que nunca ha cesado. Desde
este momento estoy atento a las publicaciones en este orden. Su relectura
siempre me es muy grata. Reconstruir una
época de manera tan completa, constituye
una de las virtudes más emblemáticas de esta excelente novela. Su narración
gravita sobre un solo hecho: la libertad del pensamiento. Es una oposición al
dogma, se enfrenta al monoteísmo cristiano y asume una defensa fervorosa del helenismo.
En el fondo asume la defensa del pluralismo. Es a la vez una biografía novelada
de este importante personaje de la Roma Antigua.
Gore Vidal de alguna manera
se inspiró en la obra de Robert Graves. Esto escribió en la nota preliminar de
la novela JEA: “Siempre se ha visto en –Europa a Juliano como una especie de héroe
oculto. Su intento de detener a la cristiandad y de revivir el helenismo posee
todavía un romántico atractivo y su personalidad ha ido reapareciendo en
lugares dispares, en particular durante el renacimiento y posteriormente en el siglo]
XIX. Dos escritores tan diferentes como Lorenzo de Medícis y Henry Ibsen
escribieron obras teatrales sobre el.”
La novela histórica goza de mucho
auge hoy. Se escriben grandes sagas y en este resurgimiento suele olvidarse a
los precursores del género, que entre
otras cosas debe incluir a Hollywood como uno de los más importantes. El cine produjo todo en materia de historia. Gore
Vidal estuvo en los grandes proyectos cinematográficos del 50 y 60. Aun recordamos todas las grandes películas sobre
Roma, algunos personajes como Ben Hur, Calígula, Julio Cesar, cleopatra, para
solo citar algunos de las más relevantes.
En el periódico el mundo de España,
Álvaro Vargas Llosa abre el artículo sobre este escritor con esta sentencia: “Acaba
de hacerse polvo el cuarto jinete del apocalipsis intelectual estadounidense,
eso que los gringos llaman el "public intellectual", de la segunda
mitad del siglo XX. Los otros tres –Truman
Capote, Norman Mailer y William F. Buckley— habían ido muriendo uno a
uno para dejarlo a él, improbable sobreviviente, riendo último. Si los cuatro
jinetes del apocalipsis son la victoria, la guerra, el hambre y la muerte,
¿cuál de estas alegorías correspondió a Gore
Vidal?. Vayamos por descarte. William
F. Buckley, la gran figura cultural del conservadurismo estadounidense,
fue la victoria. La "Pax Americana" del siglo 20 y la
"excepcionalidad" estadounidense en versión contemporánea tuvieron en
Buckley a su espada de honor. Truman
Capote fue la muerte: la que inmortalizó en "In Cold Blood",
la que él mismo cortejó con su disoluto final y la del cáncer que lo devoró
trocito a trozo. Norman Mailer
fue el hambre: la literaria, que lo llevó a inventar géneros; la sexual, que
hizo de él el machista emblemático del ambiente literario estadounidense, y la
política, que lo llevó a querer morderlo y masticarlo todo en la vida pública
de su visceral Nueva York. Gore Vidal,
sería, pues, la guerra. Maldito destino para alguien que dedicó toda una vida a
odiarla. Pero apropiado para quien nació en una academia militar, escribió
probablemente sólo una (casi) obra maestra dedicada, como no podía ser de otra
manera, a la figura histórica de Lincoln y la guerra civil, y que produjo
cantidades industriales de palabras para demostrar que el imperio americano,
como el de Roma, se estaba acabando de tanto matar.”Esto y muchas cosas más fue
este gran escritor. El mejor homenaje: leerlo.