viernes, 4 de noviembre de 2016

HISTORIA DE LA ETERNIDAD DE BORGES

Los textos de Borges no son fáciles, exigen un lector atento y enamorado de la literatura, de antemano, para el goce de su narrativa, se hace necesario como mínimo haber abrevado en buena parte del universo literario existente,  conocer parte de la republica de las letras en cabeza de los autores más emblemáticos, con todo el entramado de figuras y artificios gramaticales y literarios, recursos que este autor dominó con absoluta destreza. Su prosa es impecable, escrita con el cuidado de un relojero, cada palabra responde a un propósito específico, sus textos están llenos de referencias, citas, sentencias clásicas, estas constituyen el basamento de su obra. La interxtualidad  (Es uno de sus progenitores) adquiere en él, el nivel más alto, la perfección, tanto en sus cuentos, como en sus ensayos, que al final resultan ser lo mismo. Borges trató desde la ficción temas metafísicos, propios de la filosofía. Leonardo Acosta en un texto crítico hermoso expone magistralmente al respecto: “ Se ha dicho que la fantasía exacerbada de Borges, a diferencia de otros escritores latinoamericanos, responde a un pensamiento metafísico particular, acorde con ciertas doctrinas filosóficas ( Berkely Hume, Schopenhauer, Nietzsche), aunque sabemos que su enciclopédica erudición iba mucho más: de Heraclito al inefable Zenon De Elea,  de las disputas teológica, a  la especulación teológica de los Arabes, sin ignorar el pensamiento científico de Huxley, o de Bertrand Russel entre otros. En el umbral del pensamiento religioso y la mística, nos conduce de Pitágoras a los gnósticos, de Scoto De Erigena a Swudemborg, y a la metafísica Hindu de los spanihads[1].
El libro “Historia de la eternidad”, con muy pocos textos, constituye el mejor ejemplo del universo de Borges, de sus preocupaciones mayores, tratadas desde la ficción, estos fungen como ensayos, las referencias constituyen verdaderas joyas, perfectamente hilvanadas a un argumento encubierto, se van suscitando con mucha inteligencia, en Borges son artificios hermosos, pese la erudición de las citas, son traídas como alusiones esenciales del tema principal, sin ellas no habría trama, va creando aperturas temáticas alrededor de  conjeturas ordenadas con  premeditación bien intencionada, pensando en el lector, expectantes, parten de hipótesis muy especiales, el tiempo, la eternidad, o del análisis de un recurso literario, la metáfora, los keningar, con un grado de perfección magistral, nunca se les ve de más, asombroso para el lector, al final, uno no termina de saber, sí está frente a un ensayo, un cuento, un relato, o simplemente un texto lleno de alusiones, como una especie de juego.
El primero, el que da nombre al libro, “ Historia de la eternidad”,  es un buen ejemplo de la manera como construye Borges sus textos a partir de una conjetura: “En aquel pasaje de las Eneádas que quiere interrogar y definir la naturaleza del tiempo, se afirma que es indispensable conocer previamente la eternidad, que-según todos saben-es el modelo y arquetipo de aquel. Esa advertencia liminar, tanto más grave sí la creemos sincera, parece aniquilar toda esperanza de entendernos con el hombre que la escribió”. Después cita el Timeo de Platon: “El tiempo es una imagen móvil de la eternidad”.  A partir de esta conjetura, empieza una elucidación metafísica desde la esclerótica de autores muy diversos, todos de la predilección del autor, va citándolos uno a uno y construyendo hipótesis harto inverisímiles: “Invirtiendo el método de Plotino (única manera de aprovecharlo) empezaré a recordar  las oscuridades inherentes al tiempo: misterio metafísico, natural, que debe preceder a la eternidad, que es hija de los hombres.  Una de esas oscuridades, no la más ardua pero no la menos hermosa, es la que nos impide predecir la dirección del tiempo. Que fluye del pasado al porvenir es la creencia más común, pero no es más ilógica la contraria,  la fijada en un verso español por Miguel De Unamuno: Nocturno el rio de las horas fluye/ desde su manantial que es la mañana/eterno. Comienza de súbito a participar al lector en  la narración, lo hace cómplice de las conjeturas que va armando: “Se trata de una imaginación personal de la que puede prescindir el lector”, refiriéndose a las sentencias de Plotino: “El universo ideal a que nos convida Plotino es menos estudioso de variedad que de plenitud; es un repertorio selecto, que no tolera la repetición y el pleonasmo. Es el inmóvil y terrible mundo de los arquetipos platónicos”.
De pronto, como detectives, estamos inmersos en conjeturas metafísicas, “El universo, los números, el espacio” abriéndonos pasos entre sentencias, en un entramado de aluciones, llenas  de erudición, pero con el encanto que  produce este tipo de develaciones históricas, pues son alucinantes elucidaciones al propósito de sus intenciones literarias.  Analicemos el texto con más detalle: alusiones de Plotinio, del más arraigo idealismo Platonico, cita el libro tercero de las Eneadas, una afirmación que pone en duda la existencia de la materia: “En el libro tercero de las Eneadas , leemos que la materia es irreal: Es una mera y hueca pasividad que recibe las formas universales como las recibiría un espejo; estas la habitan y pueblan sin habitarla”, en adelante cita Shopenhauer y termina con una sentencia Platonica: “ los individuos y las cosas existen en cuanto participan de la especie que los incluye, que es su realidad permanente”  y a partir de estas elucidaciones va relacionando las más diversas referencias: “Keats, ajeno al error, puede pensar que el ruiseñor que le encanta es aquel que oyó Ruth en los trigales de Belen, Stevenson erige un solo pájaro que consume los siglos: el ruiseñor devorador del tiempo”.  Siempre en el texto va llevando al lector por el sendero señalado: “Presumo que la eterna leonidad puede ser aprobada por mi lector”. Además le pregunta: “Presumo si mi lector precisa argumentos para descreer de la doctrina Platónica”. Está no  esto cosa ue la disputa entre los universos idealistas y aquellos que refutan al mismo, los va suscitando desde la pregunta sobre naturaleza de la eternidad y el tiempo que es su imagen. Con una particularidad, estamos en el universo Borgeano, está es la forma como construye los textos de literatura fantástica, casí siempre a partir de conjeturas metafísicas, las mismas con las que deslumbró al mundo.
Por este camino cita a San Agustin, a Marco Aurelio, al obispo Ireneo para plantear los interrogantes alrededor de la trinidad: “ Si el hijo no es también el padre, la redención no es obra directa divina; si no es eterno, tampoco lo será el sacrificio de haberse denigrado a hombre y haber muerto en la cruz. Nada menos que una infinita excelencia  pudo satisfacer por un alma perdida para infinitas edades, insto Jeremias Taylor”. Más tarde afirma: “Desde que Ireneo la inauguró la eternidad cristiana empezó a diferir de la Alejandrina”. Categoriza en esas sentencias metafísicas muy propio de la inteligencia de Borges,utiliza la filosofía para generar conjeturas que termina convertidas en literatura fantástica a partir de especulaciones, que como cosa excepcional, proceden de un recorrido histórico sobre la eternidad desde los autores más emblemáticos: “La eternidad quedó como atributo de la ilimitada mente de Dios, y es muy sabido que generaciones de teólogos han ido trabajando en esa mente, a su imagen y semejanza”.  Después trae referencias  de la mitología, de Aristides, cita las últimas páginas del Ulises de Joyce,  Juan Escoto De Erigena.
Al final termina con una experiencia que es una visión propia de la eternidad. Uno supone que las elucubraciones constituyen el proposito de una busqueda especifica y se sorprende cuando responden a un proposito muy personal, es el preambulo a una experiencia fantastica. Espero que lean este texto, es un reflejo fidedigno de la literatura Borgiana. Lo reflejan cabalmente.








[1] Borges el escritor de las antípodas. Leonardo Acosta.
http://www.borges.pitt.edu/sites/default/files/Acosta.pdf