domingo, 29 de mayo de 2016

EL ANIVERSARIO DE BORGES


Se cumplen treinta años de la muerte de Borges, cada segundo alguien está leyendo algún texto suyo y cada minuto alguien está citándolo, para no hablar de la cantidad de estudios sobre su obra, ni la infinidad de lectores alrededor de un corpus literario de quien hizo aportes invaluables a la literatura y que enalteció el papel del lector como nadie. Es el más universal de los escritores latinoamericanos, pese a la infinidad de estudios críticos, está lejos de ser abarcado en su totalidad, el marco de referencias, de lecturas escalonadas que se decantan en cada uno de sus textos, de citas y alegorías que reflejan a un lector impenitente que solo imaginó y pensó el mundo a través de las letras, es infinito. Hay una descripción de Beatriz Sarlo muy exacta: “Borges plantea problemas que, a primera vista, no esperaríamos encontrar justamente en él, un escritor hiperculto en cuya obra muchas veces sólo se lee el paradigma de la literatura alta con sus procedimientos metacríticos de autorreflexión. Así, Borges estaría todo entero en las grandes cuestiones abiertas por relatos paradigmáticos como "Pierre Menard, autor del Quijote", donde se pueden encontrar muchos de los temas que persigue la crítica contemporánea: la teoría del intertexto, las nociones de enunciado y enunciación, la teoría de la lectura como escritura y de la escritura como lectura, la crítica a la idea de originalidad y de influencia”. Cada texto suyo es una incitación a la lectura, la literatura “es la diversa entonación de unas cuantas metáforas y es verosímil conjeturar que desde Homero todas las metáforas intimas, necesarias, fueron ya advertidas y escritas”[1]. Escuche la magistral conferencia pronunciada por Piglia, que trata de responder, por qué Borges es un buen escritor. Empieza diciendo que los escritores no siempre saben lo que quieren hacer, sino lo que quieren no hacer, sabemos que no podemos escribir pero que en el caso suyo, descartó tantas cosas, que al final terminó en materia literaria quedando con lo esencial. Para Piglia es el inventor de la literatura fantástica, que Piglia llama ficción especulativa, no solo la creo sino que invento el procedimiento para que otros la hagan. Nunca escribió un texto de 10 páginas, “le parecía demasiado extenso”. Borges vivió entre libros, su vida es una transposición de sus lecturas desde la escritura en un dialogo inteligente, solo preocupado por los efectos de sus escritos en el lector.  Hay algo extraordinario en esta disertación, y es la pregunta invertida  que trata de responder el escritor argentino en sus textos: Qué hay de fantástico en la realidad. “pues debe recordarse que su escritura va de lo fantástico a lo referencial; de alusiones a la lectura a enumeraciones caóticas; de traducciones desviadas a reelaboración de temas de otros. En fin, una larga lista de recursos y formas literarias que hacen de la producción borgiana una propuesta de teoría literaria latinoamericana”[2]. Trabaja expandiendo los espacios de acumulación de lo que lee. Sus textos están llenos de citas, constituyen recursos a favor del relato, sabiamente expuestas, no solo denotan una erudición impresionante, sino un aporte novedoso a favor de la literatura, al relato y  la cultura universal, descubrimos un modo de leer, hay una hermenéutica muy personal que se decanta en el relato, con todo esto produce algo nuevo, extraordinario, los textos que lo hicieron tan famoso. En los diarios publicados por Bioy Casares, hay una cita de noviembre del 56 que lo describe magistralmente. Bioy le pregunta que si debe escribir un artículo como un cuento, Borges le responde: “Yo creo que todo debe ser narrativo. Todo debe tener una forma de relato. Silvana le pregunta, ¿cómo?, ¿los poemas también?, Borges le responde, los poemas también, debe ser una situación desenlace. Desde luego, puede uno proponerse escribir algo no narrativo, pero casi siempre fracasará. Para mantener el interés del lector hay que hacer artículos como cuentos”. La preocupación permanente de Borges por el lector, por su vigilia, el interés que siempre debemos despertar alrededor del texto, fue una de sus mayores preocupaciones y de hecho sus libros son un verdadero manantial, Borges para los amantes de la buena literatura es como un vicio, volvemos a sus textos de manera recurrente, sus lecturas siempre nos lleva a otros textos, desde ellas se inician ciclos muy hermosos alrededor de las letras universales en un camino interminable.
Sigo pensando que la infinidad de conferencias y entrevistas realizadas durante más de treinta años, constituyen una obra aparte lejos de ser estudiada a cabalidad. Con las TIC, están a disposición de los lectores. Me he propuesto la tarea de hacer un inventario detallado de las mismas que genere un recurso novedoso para los amantes de su universo.













[1] http://www.borges.pitt.edu/sites/default/files/Alazraki%20El%20texto.pdf
[2] Martha Eliza Arismendi Dominguez. Borges y la intertextualidad.