sábado, 1 de agosto de 2015

LA CREACIÓN POETICA

Sigo pensando que la conferencia sobre la “Divina Comedia”, hecha por Borges y que hace parte del texto “Borges Oral”, es también una elucidación sobre la creación poética y un ejemplo de cómo debe ser leído un poema.  Hay mucha tinta alrededor del tema, pero curiosamente este nunca pierde vigencia a pesar de las formas de expresión alrededor de la multimedia que agregan otra manera de crear, es innegable que la imagen es poesía, pero no será tema de esta columna.
“Platón nos dice que el artista reproduce la apariencia de las cosas distando tres grados de la verdad: el primero sería Dios, que crea la idea; el segundo el hombre artífice que fabrica algo con la idea; y el tercero el que recrea lo fabricado, que sería el artista”. La creación nace del fuero personal, busca expresar un sentimiento y encuentra en la poesía el mejor instrumento. El poeta también es un Dios, en el sentido más literal del término. Borges en el texto citado nos dice: “Ya entonces observé que los versos, sobre todo los grandes versos de Dante, son mucho más de lo que significan. El verso es, entre tantas otras cosas, una entonación, una acentuación muchas veces intraducible. Eso lo observé desde el principio”.
NOCTURNO III
Una noche
 Una noche toda llena de perfumes, de murmullos y de músicas de alas,
Una noche
 En que ardían en la sombra nupcial y húmeda las luciérnagas fantásticas,
A mi lado lentamente, contra mí ceñida, toda,
Muda y pálida
 Como si un presentimiento de amarguras infinitas,
 Hasta el más secreto fondo de las fibras te agitara,
 Por la senda florecida que atraviesa la llanura florecida
Caminabas,
Y la luna llena
 Por los cielos azulosos, infinitos y profundos esparcía su luz blanca,
Y tu sombra
Fina y lánguida,
Y mi sombra
 Por los rayos de la luna proyectada
 Sobre las arenas tristes
 De la senda se juntaban
Y eran una
Y eran una
 Y eran una sola sombra larga!
 Y eran una sola sombra larga!
 Y eran una sola sombra larga!
Este poema lleno de música, de un ritmo inigualable, donde el fulgor de las palabras parece recuperar la esencia del lenguaje, resulta ser un ejemplo de lo que espera Borges de un poema, pues este se debe al universo del autor, hay intensidad, entonación……..
Olga Orozco, que es una poeta memorable, escribió con lucidez sobre el tema: “La poesía puede presentarse al lector bajo la apariencia de muchas encarnaciones diferentes, combinadas, antagónicas, simultáneas o totalmente aisladas, de acuerdo con la voz que convoca sus apariciones. Puede ser, por ejemplo, una dama oprimida por la armadura de rígidos preceptos, una bailarina de caja de música que repite su giro gracioso y restringido, una pitonisa que recibe el dictado del oráculo y descifra las señales del porvenir, una reina de las nieves con su regazo colmado de cristales casi algebraicos, una criatura alucinada con la cabeza sumergida en una nube de insectos zumbadores, una anciana que riega las plantas de un reducido jardín, una heroína que canta en medio de la hoguera, un pájaro que huye, una boca cerrada. Las imágenes creadas por sus resonancias se fijan, se superponen, se suceden. Adelante remata: “Pero estas conclusiones enuncian características y no significados de la poesía. Y es casi fatal que así sea, porque la poesía en su esencia, en su representación total, así como el universo, como esa esfera de la que hablaban Giordano Bruno y Pascal, cuyo centro está en todas partes y la circunferencia en ninguna, es inaprensible”.
Cuando releo la conferencia de Borges, pienso que el tema ha quedado solo en manos de especialistas, pero que nunca ha dejado de perder vigencia, la creación poética, constituye una de las elucidaciones más bellas sobre la esencia del lenguaje. En ella expresa su función primaria: “Pero la idea es la misma, la idea de que nosotros estamos hechos para el arte, estamos hechos para la memoria, estamos hechos para la poesía o posiblemente estamos hechos para el olvido. Pero algo queda y ese algo es la historia o la poesía, que no son esencialmente distintas”.
Olga, en un aparte de su texto expresa: “Es decir, la actitud inicial del poeta tiñe con un sentido último a su poesía, a esa faz particular de la poesía. Quiéralo o no, cada uno funda su arte poética, aun remitiéndose a la negación de toda regla, y le impone sus leyes: las de la libertad absoluta, las del rigor extremo, las del abandono y la brusca vigilancia. Bajo estas directivas que rigen un material en ebullición, una arquitectura pétrea o una sustancia cristalina, el acto creador se convierte, en uno y otro caso, en arco tendido hacia el conocimiento, en ejercicio de transfiguración de lo inmediato, en intento de fusión insólita entre dos realidades contrarias, en búsquedas de encadenamientos musicales o de símbolos casi matemáticos, en exploración de lo invisible a través del desarreglo de todos los sentidos, en juego verbal librado a las variaciones del azar, en meditación sobre momentos y emociones altamente significativos, en trama de correspondencias y analogías, en ordenamiento de fuerzas misteriosas sometidas a la razón, en dominio de correlaciones íntimas entre el lenguaje y el universo".
Borges también pronunció una conferencia en Francia,  sobre la creación poética. Esta sigue siendo para mí, uno de los misterios más bellos de la literatura y de la creación artística, claro está, la misma tiene reglas, unas formas que la diferencian del lenguaje comun, aun así, no se descifra del todo. Borges por ejemplo, se opone a Poe en esta charla, que decía que la creación era un acto intelectual. Decía: “Según él, comenzó por el último verso, Shall be lifted nevermore!, y después escribió el resto para llegar a ese fin, un poco melancólico, diría yo. Y bien, esta teoría de la composición poética como un acto intelectual, como una serie de razonamientos y de silogismos es, me parece, del todo inexultable. Es extraño que esa idea clásica sea la obra de un gran escritor romántico, como lo era sin duda Edgar Allan Poe, sobre todo siendo que él no escribía versos sino maravillosas fábulas en prosa, por ejemplo, Las aventuras de Arthur Gordon Pym. Y tenemos la otra idea. Es la antigua idea de la inspiración. Esa palabra es demasiado grandiosa para mí, pero ¿por qué no aceptarla durante el curso de esta charla?... Y bien, la idea de la inspiración es la idea del poeta como secretario, digamos: como alguien que recibe el dictado de una fuerza desconocida. Entonces, los griegos pensaban en las musas, los hebreos pensaban en los reyes, en el espíritu... Esa idea es más posible”. Borges, siempre que habla de la creación poética, habla de la condición del lector. Así lo hace en “Siete Noches” y lo mismo insiste en la conferencia en Francia: “  Y bien, eso puede aceptarse o no. Una cosa es más verosímil que la otra. Yo quisiera hablar de mi larga experiencia, mi modesta experiencia. Yo pasé... yo consagré toda mi vida a la literatura. Siempre supe, desde que era un niño, que mi destino sería literario, es decir: yo me veía siempre saturado de libros como en la biblioteca de mi padre, quien quizá me dio esa idea. Y bien, sabía que pasaría toda mi vida leyendo, soñando y escribiendo, y tal vez publicando, pero eso no es importante, no hace parte de un destino literario, pero en fin... yo hice eso. Hice lo posible, no por leer todos los libros, como decía Mallarmé, sino, en fin, para leer los libros que me gustaban. Tuve conciencia de que la lectura debe ser considerada no como una carga, sino como una fuente de felicidad, posible y fácil. Entonces voy a contarles, puesto que estamos hablando de una manera tranquila, espero, mis experiencias personales. Y bien, yo camino por las calles de Buenos Aires, por la Biblioteca Nacional, que dirigí hace un tiempo y que dejé después, y, de pronto, siento que algo va a llegar. Entonces espero. Ese algo llega. Es quizá una fábula, una noción cualquiera, que no concibo de manera clara, pero percibo siempre el comienzo y el fin y después me toca inventar lo que hay entre esas dos cosas. Hago lo que puedo. Después siento que esa idea exige, digamos, un cuento, un poema, un ensayo. Eso me es revelado después...”
El poeta piensa en el lector, en la felicidad que produce. Borges es en esencia un lector: “Pero yo quiero que el lector, cuando lea mis libros (...) los mejores son El libro de arena, El informe de Brodie, La cifra. Son mis mejores libros, se pueden olvidar los otros ampliamente, yo lo he hecho. Yo pienso que alguien que no ha leído nada puede comenzar por La cifra, en la poesía, y por El libro de arena, en la prosa. En el presente intento ser lo más simple posible, siendo complejo pero de una manera secreta y modesta, de una manera no evidente. Es decir, yo no tengo estética, no busco los temas, los temas me buscan, yo intento detenerlos pero al final ellos me encuentran, entonces hay que escribir para quedarse tranquilo (...) En ese momento yo público o no. En general lo hago para quedar libre de los borradores, como decía Reyes. Pero creo que cada tema tiene su estética”.
Ahora, que sigo pensando en la vida y en mis libros, pienso que este es uno de los temas más sublimes de la literatura. No es fácil agotarlo, en este blog seguiré escrutándolo.