domingo, 7 de junio de 2009

WILLIAM OSPINA Y EL PREMIO ROMULO GALLEGOS

En este año el premio Rómulo Gallegos, quedó de nuevo en las manos de un Colombiano. Esta vez, fue concedido al excelente poeta, ensayista y novelista William Ospina por su obra “El país de la canela “. A nadie sorprende el galardón, pues este autor ha venido desgranando sus dotes con una disciplina sin igual, un rigor impresionante y una responsabilidad que esta por encima de las presiones del mercado editorial implacable y consumista de estos tiempos. El premio otorgado en mi modesta apreciación es el más importante en Hispanoamérica, muy por encima de aquellos tan publicitados en la península Española. Algunos galardonados pueden hablar de la calidad del mismo:
I edición (1967) - La casa verde de Mario Vargas Llosa (Perú)
II edición (1972) - Cien años de soledad de Gabriel García Márquez (Colombia)
III edición (1977) - Terra Nostra de Carlos Fuentes (México)
IV edición (1982) - Palinuro de México de Fernando del Paso (México)
V edición (1987) - Los perros del paraíso de Abel Posse (Argentina)
VI edición (1989) - La casa de las dos palmas de Manuel Mejía Vallejo (Colombia)
VII edición (1991) - La visita en el tiempo de Arturo Úslar Pietri (Venezuela)
VIII edición (1993) - Santo oficio de la memoria de Mempo Giardinelli (Argentina)
IX edición (1995) - Mañana en la batalla piensa en mí de Javier Marías (España)
X edición (1997) - Mal de amores de Ángeles Mastretta (México)
XI edición (1999) - Los detectives salvajes de Roberto Bolaño (Chile)
XII edición (2001) - El viaje vertical de Enrique Vila-Matas (España)
XIII edición (2003) - El desbarrancadero de Fernando Vallejo (Colombia)
XIV edición (2005) - El vano ayer de Isaac Rosa (España)
XV edición (2007) - El tren pasa primero de Elena Poniatowska (México)
XVI edición (2009) - El país de la canela de William Ospina (Colombia)
Un estudiante de comunicación social, Jaime Andrés Benavides[1] de la universidad Santo tomas de Bogotá, describe a William con una precisión de relojero: Es un escritor innato. Sus facultades se vislumbran cada vez que uno de sus libros es publicado. A diferencia de muchos que escriben poco, éste se caracteriza por escribir entre cuatro y tres libros llenos de ensayos por año. Además de ello, últimamente ha dejado leer sus poemas, en los cuales se nota el gran sentido que para el autor tienen, la naturaleza y la universalidad". El primer premio que ganó, lo hizo con un ensayo sobre la obra del gran poeta Colombiano Aurelio Arturo, desde este texto se avizoraba el crítico que hoy deslumbra, sus palabras podrán definirlo incluso: “En una fábula de Borges, el rey pide al poeta unas palabras que no sean la descripción de la batalla sino la batalla. Y es el propio Borges quien nos dice que la diferencia entre el lenguaje verbal y la música está en que el lenguaje quiere expresar la tristeza o la alegría, pero la música es la tristeza y es la alegría. Tal vez la poesía sea ese soplo de inspiración misteriosa que hace que las palabras dejen de ser una alusión a la realidad, un modo de interrogarla o definirla, y se exalten mágicamente en esa realidad que están nombrando.”[2] Su obra se contextualiza en estos términos, los ensayos son absolutamente lucidos, bien construidos y documentados, bellos donde se trasluce la vena del poeta que, aun en estos trabajos se preocupa por la sonoridad del texto, la factura de cada oración y el sentido estético en general, por lo que se leen con un agrado inigualable, además de entrearnos una visión esclarecedora, como en el caso de “la franja amarilla”. Sus dos novelas de corte histórico, son un bálsamo para entender nuestras tragedias y narrar la imbricada génesis de nuestro mundo, siempre desde una perspectiva estética, digna de un creador universal. Mucho esperamos de este autor que nos enorgullece y solo queda apoyarlo de la manera más simple: leyéndolo

[1] http://www.usergioarboleda.edu.co/altus/william_ospina.htm
[2] Aurelio Arturo según William Ospina http://losconvidados.com/aurelio-arturo-segun-william-ospina/