domingo, 25 de enero de 2015

MURIEL BARBERY: LA ELEGANCIA DEL ERIZO


Los lectores impenitentes como el suscrito, vivimos a la caza de los buenos libros y en esta búsqueda siempre  estamos comprando  por razones diversas, una pasión indómita, muchos de ellos terminan reposando por largo tiempo en la biblioteca a la espera de su lectura, cada vez que nos acercamos a buscar algún  texto, comenzamos a coquetearle, le miramos para en un momento dado tomarlo,volvemos a leer la solapa, de súbito empezamos su lectura, de inmediato recordamos las razones que nos llevaron a comprarlo y en minutos estamos inmersos en el universo brindado por la narración.
Hay libros que de antemano sabemos que son buenos, están respaldados, bien sea por la calidad del escritor o por todo lo que despertó en la crítica al momento de su publicación. Sabía que el libro de Muriel era excelente, pero cuando comencé su lectura quede sorprendido por su calidad, quede prendido, escribe con una ironía exquisita, con cierta sorna muy lúcida, describiendo y denunciando la hipocresía social, la simulación encubierta en la mayoría de nuestras relaciones, lo hace desde la aparente y apacible vida de sus personajes, atrapados en una sociedad sin opciones, la pecera la llama uno de ellos, pero con la obligación de vivirla ineludiblemente.
Los personajes nos hablan desde el ámbito de sus percepciones en un escenario específico: “un elegante edificio en la ciudad de París. Vertiginosa, cada capítulo añade una línea al retrato de los personajes. Los diálogos de Renée y Paloma se caracterizan por ser directos, exentos de ires y venires sin sentido, no disimulan el blanco al que disparan, son bombas bombas verbales. Renée tiene 54 años (es la portera); Paloma, 12. Es la hija de una próspera familia que vive en el cuarto piso. El final se une al principio y, a pesar de la disimetría de historias y de edades, ambas nos entregan lo más preciado: eso que hay detrás de las apariencias. Dan cuenta de lo que la burguesía esconde al mirarse al espejo. La elegancia del erizo adquirirá aún más ritmo y osadía con la llegada al inmueble del señor Ozu, recién venido del Japón, un inquilino cuyo equipaje es la fluidez de una sinceridad no empañada con trajes inadecuados a su naturaleza, dotada de lo tierno y de lo espontáneo”[1].
Su prosa es directa, se lee con sumo agrado, siempre aludo al papel hedonista de la lectura, este libro cumple a cabalidad con los presupuestos de entretener, enseñar, hacer pensar e incita a otras lecturas. Es un ataque al sistema social en todas sus expresiones sociales, como funge en las personas, a las formas  burguesas, a lo absurdo de sus imposiciones, termina por atacar las concepciones más fuertes en que está anclado, es un texto también de filosofía, encubierto en la historia. Muriel Barbury, (Casablanca, Marruecos, 28 de mayo de 1969) es una escritora francesa, profesora de filosofía, autora igualmente de la novela Una golosina  (Une gourmandise, 2000), traducida a doce lenguas. Con “La elegancia del erizo” tuvo un gran éxito en su país con más de 30 ediciones y más de un millón de ejemplares vendidos, ocupó el primer lugar de ventas durante 30 semanas consecutivas y ha sido traducida a numerosos idiomas. La directora francesa Mona Achache ha rodado la película El erizo basándose en esta novela. Mi consejo, con aquello que no la hayan leído, que lo hagan.








[1] http://www.oleiros.org/c/document_library/get_file?p_l_id=51173&folderId=122559&name=DLFE-1824.pdf