martes, 27 de septiembre de 2011

“LA VOLUNTAD Y LA FORTUNA” DE CARLOS FUENTES


La mejor descripción de la violencia descarnada que somete a México la encontré en esta excelente novela. Me recordó su obra “la muerte de Artemio Cruz”, por el recurso utilizado para narrar la historia y de hecho, en este texto se confirman las dotes de un escritor absolutamente consagrado. Es cierto que sus dos últimas novelas, en el caso mío, me dejaron cierto desencanto, es muy difícil hacer dé cada novela una obra inmortal, por no decir que imposible. Los buenos autores se deben a una o dos obras. Fuentes, García Marques y Vargas Llosa, Cortázar son una excepción, difícil que se repita una pléyade como esta en la literatura universal.

La voluntad y la fortuna es el relato de la cabeza decapitada a los 27 años de Josué Nadal, huérfano crecido al amparo de un desconocido poderoso. En la escuela conoce a Jericó, algo mayor pero tan huérfano como él, con quien sellará amistad, alianza y destino. Juntos trazarán un plan de conquista de su futuro, se buscarán mentores, compartirán encuentros carnales, tratarán de descifrar el fin de la existencia y terminarán encuadrados en los dos polos de poder opuestos de México: El político y el económico. Gemelos como Cástor y Pólux que terminarán convertidos en Abel y Caín, más por un odio endogámico y sanguíneo que por un reparto maniqueo de virtudes (Paolo Fava “Blog papel en Blanco”).

A fuentes le duele México. La guerra y la violencia del narcotráfico, la decadencia moral a la que han llegado sus dirigentes y la complicidad de una sociedad frente al dinero fácil constituyen el trípode sobre los cuales gravita la historia. “Para entender este mundo de corrupción y sacrificio, de afán de libertad y deseo de sojuzgar, es la voz de Maquiavelo la que se abre paso entre el tráfico gargantuesco de México D.F., los rascacielos de Santa Fé y la Plaza del Zócalo. Josué cree preparar su tesis de derecho sobre el pensador florentino y el fundamento del Estado; en realidad, él es la cobaya y a su alrededor se teje el experimento”( Paolo Fava “Blog papel en Blanco”).

La historia que cuenta la cabeza de Josué, lamida por mansas olas nocturnas, transcurre en la ciudad de México, descrita como una urbe ciclópea que posee un protagonismo propio en la obra. Es allí donde sucede todo, es en sus calles, en sus colegios y en sus cárceles o despachos donde se urde la trama. Es la ciudad donde los personajes intrigan, planean, y mueven pieza el presidente de la nación, Valentín Pedro Carrera, y el magnate de las finanzas, el opaco Max Monroy. La cabeza de Josué sabe que es la número mil en lo que va del año y que el país no puede darle trabajo, comida y educación a la mitad de sus pobladores ni sabe preservar bosques, enriquecer campos, levantar fábricas; por eso la delincuencia (traficante o corporativa) es quien realmente gobierna, y con tal cinismo, además, que incluso se celebra el mal como si fuera el gran bien de la voluntad y la fortuna. En México no hay tragedia: todo se vuelve telenovela. Esta es una novela de 552 páginas. Describe La realidad inexplicable de una sociedad que ha visto los peores crímenes cometido por las mafias, que parecen no tienen quien los contenga. La sociedad y el estado Mexicano están al garete. La novela se cierra con un sorprendente final. Los distintos actores se aproximan cada vez más entre sí, y a medida que la leemos descubrimos que la frontera que separa el bien del mal a menudo es una mera ilusión, y que la ambición es un arma traicionera que precipita al abismo lo mejor que llevamos dentro.

Cuando un lector hedónico se encuentra con un monumento de estos, de una factura casi perfecta, un rio verbal incontenible, que somete en su discurso una realidad que avasalla a una sociedad y lo describe tomado prestados los recursos de la tragedia Griega, confirmamos de nuevo, que la novela es un recurso excepcional y que a través de ella comprendemos mejor la intrincada naturaleza humana, mucho más certera que otros discursos.