El País de España, que
siempre trae en su suplemento “Babelia” excelentes artículos, esta vez publicó una entrevista a Herta Muller, que sigue
siendo una desconocida en Latinoamérica pese al nobel, realmente es poco leída, existen trabajos muy serios aportados por la academia y las facultades de literatura,
pero no es la preferida entre los lectores de este lado del mundo. La entrevista tiene como centro el tema de su último libro de ensayos donde recoge algunas
conferencias sobre poética realizadas en la universidad de Boom en 1995, en ellas habló de
tres poetas: Theodor Kramer, Inge Müller y Ruth Klüger. El tema es la poesía y
las dictaduras, una relación harto emblemática de la mitad del siglo pasado,
que aún no está expuesta a cabalidad en todo su contexto.
Siempre he escrito en este
blog, que es muy difícil estar atento al universo literario, por la cantidad de libros que se publican a diario, es imposible leer la gran mayoría, no tenemos tiempo, esto nos obliga a tener preferencias, lo que no evite que oteemos, para saber que está pasando con las
letras en otras latitudes. En este caso me sorprendió la autora Rumana por la
calidad de los autores traídos a la palestra, pero sobre todo, porque constituyen de por sí el reflejo de una época marcada
por la opresión y el estatismo, despótica, con vidas bastante singulares. Es
necesario hablar primero de Heiner Muller, antes de referirnos a estos tres
autores.
Heiner Muller, nació
Eppedendorf en Sajonia ( 1929-1995) fue dramaturco, poeta, ensayista y director
de escena alemán. Vivió en el sector oriental en plena guerra fría con la cual tuvo
una luna de miel muy corta como intelectual, allí ganó el premio Heinrich Mann
en 1959, pero después del estreno de la “Colonia” estas empezaron a deteriorarse,
con el tiempo termino strabajando en el sector occidental: obras como “Munich”,
“Essen” y “Bochum”, hacen parte de este periplo. Los últimos cinco años de su vida continuó
viviendo en Berlín y trabajó por toda Alemania y Europa, particularmente en la
producción de representaciones de sus propias obras. Escribió algunos pocos
textos dramáticos nuevos, si bien, al igual que Brecht, produjo mucha poesía en
sus años finales. “En 1990 fue convocado para dirigir Tristán e Isolda de
Wagner en el Festival de Bayreuth (dedicado en exclusiva al compositor). La
producción se estrenó en 1993, siendo la única para el género lírico y
considerada como un testamento de su recia estética. Fue acogida con frialdad
el primer año, pero rápidamente fue aceptada y supuso un gran éxito,
manteniéndose en cartel hasta 1999”.
Inge Muller, nacida en Inge
Meyer, Berlin (1925-1966), es la autora que más me cautivo, su vida está llena
de connotaciones especiales, aquellas que suelen tener algunos poetas, que los
hace tan diferentes. Estos son los datos más generales. “Durante la Segunda
Guerra Mundial, participó en el Reichsarbeitsdienst en diferentes localidades
de Estiria hasta que fue enviada a Berlín como ayudante de la Luftwaffe. Sus
padres fallecieron en un accidente aéreo y yacieron tres días entre los
escombros con un perro. Este hecho marcaría mucho la vida de Inge. La red tiene
una reseña de su vida que quiero traer a colación por lo extraña y trágica, en
muchos aspectos me conmueve: “En la postguerra, trabajó de secretaria,
Trümmerfrau, periodista y corresponsal. Su primer matrimonio con Kurt Loose
duró muy poco pero tuvieron un hijo. Ya en 1948, se casó con Herbert Schwenker,
gestor del Friedrichstadtpalast y más tarde un miembro importante de Zirkus
Busch, se hizo miembro del SED y disfrutó de una vida acomodada en Lehnitz
(Oranienburg entre 1954 y 1959. En otoño de 1953, conoció a Heiner Müller en
una función de la Arbeitsgemeinschaft Junger
Autoren y pronto se mudó a un apartamento con él con quien se casó en 1955. La
pareja, que llegó a ganarse la vida como escritores freelance, trabajó en dramas
radiofónicos y teatrales. Pero el sueño de Inge de trabajar con su marido como
iguales empezó a derrumbarse, no dejaban de verla a la sombra de Heiner, a
quien ella veía más como un co-trabajador que como un igual y en 1956 comenzó
un romance con el hermano de Heiner de 16 años, Wolfgang Müller, que complicó
aún más la relación marital. El reconocimiento de ambos con el Premio Heinrich
Mann en 1959 y el hecho de que a Heiner lo expulsaran de la Deutscher
Schriftstellerverband empeoraron mucho más la situación. Aquejada de
depresiones y problemas psicosomáticos intentó quitarse la vida varias veces
hasta que lo consiguió el 1 de junio de 1966. Se editó póstumamente un
poemario, pero su obra pasó rápidamente al olvido porque el suicidio no
cuadraba con la política de Alemania Oriental y además Heiner reclamaba la
autoría de muchas de sus colaboraciones”. Cuando le preguntan a Herta sobre como encontró parte de la obra
olvidada contesta, ¿Y los poemas de Inge Müller?: R. Los encontré en mi primera
visita a Alemania, eso debió de ser en 1985. En una librería había una caja con
libros delante de la puerta. Allí estaba Si tengo que morir…, el único poemario
de Inge que fue publicado aquí, en Berlín. Me fijé en él porque leí en la
solapa un apunte biográfico donde ponía que había sido la esposa de Heiner
Müller. ¡Vaya, existían poemas de esta mujer! Ella había escrito las obras de
teatro junto con él; y al principio Heiner siempre la ponía como coautora, pero
luego ya no. Lo cierto es que la gran experiencia vital, el acceso a la gente,
la capacidad de observación, todo eso lo tenía Inge Müller. Heiner se hallaba
más arriba, en las altas esferas de la mente, en las capas más finas del aire.
Realmente me interesa mucho indagar sobre la vida de esta poeta, me parece
interesante desde todos los puntos de vista.
Kramer es un poeta Austriaco,
cuya vida y obra, cayó en el olvido, pese a su popularidad inicial, igualmente vivió las dos guerras y sufrió
todos los avatares de la persecución Nazí. El periodista le pregunta realmente
por el hecho de seguir olvidado y esto le contesta la escritora Herta Muller: “Sí,
y, sin embargo, antes de la época nazi Kramer fue uno de los poetas alemanes
más conocidos. Como socialdemócrata en Viena, naturalmente fue perseguido a
partir de 1938. Entonces escribió todos esos versos sobre la persecución.
Hermosos poemas con el soniquete de una canción… y con esta problemática
tenebrosa. Es asombroso cómo están entrelazadas las vivencias de Kramer con los
poemas. Consiguió huir en el último minuto, pero su madre fue asesinada en el
campo de concentración. Él huyó a Inglaterra, a Londres, y allí le internaron
en un campo, como extranjero enemigo. Fue terrible, en muchos casos, judíos
alemanes fueron llevados a campos de internamiento”. Son 12000 versos los
escritos de los cuales sólo se han públicado unos dos mil. Este hombre, quien
vivió exiliado en Inglaterra, murió en Viena solitaria y deprimido.
Quisiera hablar de Ruth Klugger
en la próxima entrega. Esta entrevista me recordó los trabajos del Colombiano
Moreno Duran en el texto “Pandora” y por su puesto a Gutiérrez Girardot, quien
fue un divulgador de la cultura alemana, son muchos los trabajos sobre el tema de
este filósofo Colombiano.
La obra de Inge Muller,
será una curiosidad en adelante que intentaré traer a mis lectores, buscaré
algunas traducciones y poemas, esperamos ver qué suerte corremos.
Una de las últimas
respuesta de la escritora Rumana, pese a lo extenso de este texto, me parece
pertinente traerla:
P. ¿Era esto lo que pensó
desde el principio cuando leyó a estos autores?
R. Sabes que eres presa de
tu vida, también de tu biografía, que hay hechos que no se pueden cambiar, que
existen y ya existían antes de tu nacimiento. Te los ponen delante y crecen en
tu cabeza y ahí tú no haces nada. Por ejemplo, que mi padre estaba en las SS,
ahí no puedo hacer nada de nada; es una realidad que ya existía antes de nacer
yo. Sin embargo, la tengo que asumir y saber qué significa dentro de un gran
marco histórico que abarca prácticamente medio mundo. Por desgracia, pues esos
estuvieron casi en todas partes. Tantas veces he tenido la sensación, cuando
llegaba a un sitio: él ya estuvo aquí. En todos los lugares donde los
nacionalsocialistas estuvieron y destrozaron todo, mataron a la gente, siempre
pensaba: mi padre, mi padre. No puedo abstraerme de ello, ¿cómo podría
desentenderme de algo así? Y eso no sólo me ocurre en Israel, me pasa en
Polonia, en los países escandinavos, en Francia, en casi toda Europa.
Supuestamente todo eso es historia. [Suspira y hace una pausa]. No importa de
qué estemos hablando, siempre hablamos de historia o desde dentro de la
historia. Siempre nos encontramos dentro de la historia, de ahí no salimos, nos
pongamos donde nos pongamos.