sábado, 23 de noviembre de 2013

MI MADRE MYRIAN HUERTAS DE BUSTAMANTE I

Siempre me ha impresionado el tono, la seguridad y el orgullo cuando le preguntan a mi madre el nombre y contesta: MHDB, con una altivez sin precedentes.
Con mi madre parto de un principio Freudiano: “Según este pensador Vienes, cada persona hereda una serie de conflictos infantiles junto con formas de enfrentarnos a ellas. Si estas son buenas experiencias somos personas capaces de superar conflictos, determinadas situaciones. Si por el contrario, son experiencias traumáticas no sabremos afrontar determinadas situaciones, tendremos un yo débil”. Sartre dice: “Somos lo que otros hicieron de nosotros”.
Mis hermanos y quien esto escribe, somos decentes, nobles, poco problemáticos, para no decir que nunca problematizamos; esto habla bien de mi madre de antemano. Ahora miremos cómo ha sido su vida.
Lo primero, mi madre hasta los 18 años, nos dio sólo felicidad y provisión a pesar de las dificultades, que fueron muchas, solo la providencia lo sabe a cabalidad. Esto quiere decir, que en esencia fue una mujer que les entregó todo a sus hijos.
Mi madre es una morena, bajita, con un cuerpo de reina y una cintura envidiable, absolutamente hermosa, aún incluso a la edad que tiene trascienden sus rasgos al implacable azote del tiempo, son finos, de nariz aguileña, un pelo muy liso y siempre cuidado, bien peinado se diría, en ocasiones lo llevó muy largo, pero si pensara en esta característica diría que ha sido de pelo corto, ágil en su andar, con una sonrisa estridente, pegajosa y una habilidad para el detalle y las cosas propias de la mujer excepcional: Tejer, coser, hacer arreglos, impresionante. Esto quiere decir que mi mami es una persona talentosa.
Las mujeres nunca dicen la edad. Esto es una norma. Supongo que tiene unos 76 años. Nació en Puerto Salgar Cundinamarca. Sus hermanos fueron: Héctor, Hugo, Ludjerio, Fabiola, Pedro, Eduardo y Jaime. Pocas cosas se de esta época, pero puedo recordar algunas que escuche de niño oteando y escuchando conversaciones informales en las grandes reuniones que alrededor del abuelo Pedro hacíamos en Aguachica, un pueblo en las sabanas del departamento del Cesar, donde hace un calor infernal.
Mi madre estudió en algunos pueblos de Cundinamarca. Nunca he sabido hasta que año, pero de su educación puedo hablar por sus efectos: Su caligrafía es perfecta, su letra es elegante, de formas barrocas y siempre conservan la impostura y elegancia de los viejos textos notariales escritos a mano. Hacía muchos crucigramas, leía la prensa, tiene una conversación inteligente, nunca le oído decir alguna  ridiculez y en la vida no le he visto decir una cosa fuera de contexto, con cierto orgullo decía: No sé ni mierda de eso, pero para ello tengo a mis hijos y marido.
Sé que se casó muy joven. Mi padre Hernando, era un militar de la base aérea de Palanquero, que queda en Salgar, absolutamente exitoso. Si mis cálculos no me fallan, lo hizo a los catorce o quince años.  Creo que el amor de mi madre toda la vida, irrenunciable además, fue HERNANDO BUSTAMANTE GONZALEZ. Fue la brújula que la llevó a la mayoría de sus decisiones y actos, el motivo de muchas felicidades, quien le regaló lo que más adora, sus hijos y el producto de sus mayores tragedias, de las cuales nunca se quejó y siempre encubrió en una solidaridad en ocasiones inexplicable.
Mi madre vivió, cuando digo esto me refiero que se estableció por años en Salgar, Bogotá, Bucaramanga por muchos años, Barranquilla y Bogotá.
Cada ciudad constituye una historia. Ahora que se murió la gran escritora Doris Lessing, recordé que su técnica novelística sería perfecta para hablar de mi madre. Cada sitio representa una historia propia. En salgar está la niñez y las etapas de noviazgo con mi padre y su primer época de casada. Allí vivió en la base aérea, con un hombre en la mejor etapa de su vida, militar excelso, respetado, con dinero, con conocimiento reconocido y en una juventud de talante olímpico, como dicen, lo tenían todo y no reconocían nada, estaban en la gloria. Siempre me he imaginado esta pareja. Digo que uno debe enorgullecerse de los momentos grandes de la vida, como debe olvidar aquellos que le hacen daño.
Bogotá, después de dejar la vida militar, mi padre emprendió la vida civil. Mi madre vivió en el Barrio la soledad, en esa época el mejor barrio de Bogotá, vida llena de seguridad, buenos momentos y donde nació el último de sus cuatro hijos.
Bucaramanga es su ciudad. Realmente ella se siente Santandereana a carta cabal. Allí crió y formó a sus cuatro hijos: Edgar, Nayibe, Erwin y Cesar.
Bucaramanga es el centro de la vida de mi madre. La carpa de un circo, está sostenida en una vara larga que es su punto de gravedad. Eso fue Bucaramanga para mi madre.
Bucaramanga lo es todo. Allí se sufrió, se gozo, creció con su familia, vio a sus hijos salir del cascaron, ser jóvenes y compartió con ellos cosas que hoy recuerda con una nostalgia que trata de amainar tanta tragedia junta que ha tenido que vivir y que nadie explica porque aun las padece. Sus hijos han sido buenos, pero nada de lo que ella esperaba de ellos se ha dado como lo soñó, esto da para una novela completa. Bucaramanga, sería el capitulo central de esta novela.
Después sigue Barranquilla que es el comienzo de un ocaso, como cuando la tarde cae y no hay nada que hacer. Recuerdo la definición de tragedia: Hay cosas que pese a lo que haga para que no pase, la tragedia es inevitable. Así se montaron todas las tragedias Griegas escritas por Sófocles, Esquilo y la gran novela corta de Gabriel García Marqués “Crónica de una muerte anunciada”.
La última ciudad es Bogotá, este sería el capítulo final de sus días. Aquí se dieron y se siguen dando, sus peores derrotas y la impotencia de su carácter ha sido reducida a cero. Lo digo porque mi madre siempre fue independiente, nunca admitió vivir en casa ajena y no le pregunto a nadie para tomar una decisión. Ahora vive en mundo, donde la atienden como reina, pero no es su casa, no toma decisiones y la autonomía la perdió completamente. Por ello vive una tristeza  dolorosa.
Su hijo consentido fue Erwin, quien murió en un accidente absurdo en la flor innata de su juventud. Era un hombre hermoso, con una mirada fija, serio, absolutamente cumplido, lector infatigable, enamorado de la historia, arquero arriesgado, esclavo de los carros, un señor en todo el sentido amplio de la palabra, las ocho de la mañana para él, eran las ocho, no las ocho y cinco, ni faltando cinco para las ocho, no: las ocho. Muy joven era su mano derecha y de un día a otro el la vida se lo arrebató por esas decisiones implacables del destino. Con Nayibe mantiene una relación especial, mi hermana lo ha sido todo para mi madre y gracias a ella vive con todos sus necesidades al día, no sólo en dinero, sino en comprensión y compañía, en la vejez, un día con los personas que amamos, vale por diez de los otros días normales con la gente del común; con mi hermano mayor ha compartido mucho de sus últimos años y guarda un acercamiento hermoso, lleno de solidaridades encubiertas que los une mucho. El bálsamo a las tristezas categóricas, se los darán sus nietos, esta será la generación triunfante, osea aquella que cumplirá mucho de nuestros sueños aplazados en lo que respecta a sus triunfos materiales y la satisfacción propia de sus metas. Sólo espero que les enseñemos un poco más de solidaridad con su familia más cercana, hoy son simple veletas, cada quien piensa: En su propio destino, con mucho egoísmo, solo yo, por culpa del paternalismo excesivo . Les metimos la competitividad y les castramos el corazón, condenable a todas luces. Mis hijos no conocen a sus primos y estos parece importarles poco, en Medellín no hemos hecho lo suficiente por acercarlos, no me explico el por qué, pero se la gravedad.
Adoró a partir de ahí al suscrito, al hombre que escribe esta humilde fotografía. Le di los peores sufrimientos que nunca podre dirimir, menos reparar. Pero estoy seguro que nadie le ha dado la felicidad que yo le he aportado, la cual hemos compartido secretamente. Hoy estoy trabajando a toda marcha para que la fe puesta en mi, que evite lo que le sucedió al viejo Moisés y su tierra prometida, sólo espero que se la goce. En enero se pública el libro, para hablar tan sólo de una. Con mi madre tenemos un cordón umbilical que solo ella y yo entendemos.
En la próxima entrega hablare de otras cosas.








domingo, 17 de noviembre de 2013

PUBLICACIONES RECIENTES EN COLOMBIA












Son 32 textos. Como lo dice el autor: “Allí quedan expresados mis sentimientos más fuertes”, mi amor por los animales, mi devoción por algunos escritores, mi desprecio por los políticos, mi odio por las religiones empezando por la católica en la que me bautizaron pero en la que no me pienso morir”
Le puedo decir a mis escasísimos lectores, que es uno de los libros más agradables que he leído. Con la excepción de la disertación y el memorial de agravios contra Gabriel García Márquez, el cual se pierde entre agravios sin sentido, los demás son de una calidad incuestionable.
Son de mi preferencia el texto denominado: “El dialogo sobre el Quijote” , "El Lejano país de Rufino José Cuervo” y el “Cementerio de la muerte de Rufino José Cuervo”. Su lectura es una incitación a la lectura.
William Ospina en Mondadori público dos textos absolutamente encantadores, vuelve al ensayo corto, profundo, lúcido y englobante, a través de cualquier tema, el autor con un prodigio hace que se entrecrucen muchas miradas, conexiones literarias inteligentes, además de realizar recorridos literarios a través de intertextualidades absolutamente impresionantes, que nos deja impertérritos, por el conocimiento del autor: “La escuela de la noche” y “Colombia donde el verde es de todos los colores”.
Dice en el prologo: No sólo Shakespeare y Ben Johnson en sus tertulias literarias, a las que alguna vez asistió Giordano Bruno; también el atleta que intenta su salto; Goya que pinta con belleza un obsceno fusilamiento, el arquitecto que imagina una ciudad fantástica, el joven que se inclina sobre el libro, el hombre que escucha un tango turbio en una turbia taberna y el poeta ciego que recorre la ciudad en la memoria y trata de reconstruirla en la memoria, el que evoca su casa de infancia e intenta tejer con el recuerdo una música y el niño que oye viejos cuentos en una montaña violenta, el hombre que contempla un cadáver y el que construye una edad olvidada, el indígena que no sabe que su sencilla manera de leer naturaleza fu anhelada por los sabios más hondos y la muchacha que descubre dentro del bosque de piedra un centauro o un ángel, todos somos asiduos de la escuela de la noche, donde los maestros son la gravedad y la luz, las piedras y el silencio, la nostalgia y la humillación, la enfermedad y la memoria, la muerte y la costumbre, la traición y la imaginación. Parte de esa escuela será también este libro, y alguna frase suya talves encuentre en el lector su justificación y destino”.
Cualquiera de los textos es bueno. Este libro no debe faltar en ninguna repisa de un buen lector. En todo caso recomiendo: “El sentido del libro”, “La novela y la historia” y “Boreges y el tango”.
El otro texto de William “Colombia, donde el verde es de todos los colores” Es un desciframiento del país a través de sus poetas, autores más connotados y su propia historia y geografía. El libro es englobante, busca marcos de referencia y nos enseña sobre nuestro propio entorno. En el Texto “Viaje por Colombia” Expresa: “Cómo se puede ser metódico en un territorio cuya naturaleza tiene la curiosa característica de mezclar sin cesar todo con todo”.
En este libro encontrará una disertación que aconsejo a leer de entrada: “Ciudades y regiones”.
Apareció un texto de Eduardo Escobar, el último libro de Gamboa acerca de sus viajes y escritores preferidos.
Espero disfruten de estos libros, yo ya lo hice.